Era el último año de secundaria y la clase de tercero E se debatía el destino de su viaje de fin de curso, aun faltaban un par de meses y todavía nadie se había puesto de acuerdo. La mayoría de chicas deseaban ir a la playa para ponerse morenas y fichar a los chicos guapos, los chicos de la clase en cambio preferían ir a la montaña a disfrutar del aire libre y la libertad.
La clase de nuestro protagonista era conocida como la clase de los suspensos, ya que solo el 10% sacaba la mayoría de asignaturas, no era tarea fácil educar a estos alumnos y los profesores se rifaban las clases, pero este año había llegado un nuevo profesor al instituto, recién graduado, con ganas, emoción e inocencia que no había dudado ni un momento en aceptar la tutoría de dicha clase. Pobre de él, no sabía donde se estaba metiendo.
Al principio le costó dar clase, le costó que los alumnos le prestaran atención y estudiasen en sus hogares, pero armándose de buena voluntad y paciencia había logrado lo que ningún otro profesor con ellos: respeto y obediencia. Se trataba de Iruka, un joven delgado, moreno tanto de piel como cabello, sonrisa cálida y ojos amables, quien en esos momentos se encontraba sentado en su silla tras la mesa de profesor escuchando con una sonrisa el debate de la clase.
—Sigo diciendo que la playa es mucho mejor —reitero Sakura, la alumna más aplicada de la clase.
Haruno Sakura era sin duda el cerebro más brillante que había pisado esos lares desde Tsunade, quien era ahora la directora del Instituto Konoha. ¿Por qué Sakura no estaba en la clase de los inteligentes? Ella misma había pedido ingresar en aquella clase ya que sus amigos de la infancia se encontraban allí y no quería separarse, los profesores decidieron concederla ese favor ya que si no su abuela los mataría y torturaría.
—Ir a la montaña es la mejor opción, podremos hacer mucho ejercicio y disfrutar de actividades en grupo. —sentenció Naruto.
Uzumaki Naruto era sin duda el más trasto de todos los alumnos, nadie sabía en realidad como había logrado superar todos los cursos sin repetir, se rumoreaba que alguien le echaba una mano desde dentro pero lo cierto es que él se esforzaba el triple que los demás para conseguir aprobar, desde el punto de vista de Iruka, era digno de merecer respeto. Era un chico alto, de casi un metro ochenta de altura, rubio de ojos azules claros y tez dorada, escandaloso y algo torpe, pero un sol al fin y al cabo.
Después de un largo rato, Iruka se vio en la obligación de intervenir para que sus adorados alumnos no llegasen a las manos.
—Bien, hagámoslo a sorteo, cada uno que escriba en un papel a donde quiere ir y la delegada de la clase escogerá uno al azar. ¿De acuerdo? –preguntó.
—Sííííííííí —contestaron los alumnos.
Todos apuntaron en un papel lo que querían y lo depositaron en la mesa del profesor, quien los revolvió y pidió a la delegada que escogiera uno. Hyuga Hinata, una muchacha tímida, voluptuosa y de baja estatura, de tez pálida y pelo largo negro violáceo, de ojos grises claros, se acercó tímidamente a la mesa y sonrojada escogió un papel. Al leer lo escrito no pudo evitar sonrojarse hasta parecer un tomate.
—Iremos a un burdel de Kyoto —balbuceó.
Todos estallaron en risas, probablemente había sido cosa de Inuzuka Kiba, el bromista de la clase. Un chico alto, moreno tanto de piel como pelo, aspecto algo salvaje y malas maneras, pero buena persona e ingenuo a veces, estaba enamorado en secreto de la delegada.
—Muy graciosa la broma, no vamos a ir allí —los alumnos exageraron un pesar. — coge otro Hinata. —ordenó Iruka.
Esta obedeció y extrajo otro papel.
—Iremos a una granja escuela en Hokkaido. —proclamó.
Los alumnos se alegraron.
—Qué problemático… —susurró Shikamaru.
Nara Shikamaru era el chico más vago y perezoso de todos tras el cual se escondía un genio, pero demostrar sus capacidades era demasiado problemático. Tez algo morena, de ojos negros y pequeños, con el cabello en rastas y ropa holgada pero delgado, a su lado se sentaba su mejor amigo de la infancia, Akimichi Choji, el glotón de buen corazón de cabello caoba corto y cuerpo de "huesos anchos".
—Mirad que bien, en Hokkaido hay playa y montaña, haremos ejercicio sano y tendremos entretenimiento en la ciudad. —informó Iruka contento.
— ¡Nos vamos a Hokkaido! —gritaron los alumnos felices.
Mañana era el día en que se marchaban a Hokkaido y Naruto no podía estar más nervioso, trataba de hacer su maleta, quería llevar ropa cómoda y algunos modelitos para impresionar a las chicas, en su mente se imaginaba caminando con Sakura de la mano por la playa, babeando en su mundo imaginario no se dio cuenta de que su hermana entraba en su habitación y le daba una colleja.
— ¡Despierta Naruto! —dijo riendo.
— ¡Ino! —protestó.
—Papá ha dicho que quiere hablar contigo de un asunto antes de la cena —le informó con una sonrisilla.
Namikaze Ino era su hermana melliza, unos segundos más mayor que él, de pelo rubio largo, ojos azules algo más oscuros, alta y voluptuosa, de tez también dorada. Una chica alegre y cotilla, amiga/rival de Sakura, la mejor amiga de Naruto.
— ¿De qué? —preguntó metiendo la ropa interior en la maleta.
—Ve y lo averiguarás —dijo riendo de nuevo.
"Hmm… sospechoso" se dijo a si mismo. Salió de su habitación desordenada pintada en naranja con tribales de zorros y bajó las escaleras, en la pequeña cocina se encontraba Uzumaki Kushina preparando la cena; una mujer de baja estatura, más bien plana y delgada, pelirroja de ojos verdes y mal carácter cuando se enfadaba. Algo caprichosa también. Justo enfrente estaba sentado su padre en el sofá de color blanco con el traje aún puesto, tenía aspecto cansado. Namikaze Minato era un hombre rubio y de tez morena con los ojos azules claros como los de su hijo, siempre de buen humor y sobreprotector, él trabajaba en una empresa de paipáis o algo así como ejecutivo en jefe.
Se sentó a su vera y su padre le saludó con un beso en la mejilla, a Naruto le incomodó, ya que no le gustaba cuando Minato hacía algo era que iba a pasar un rato vergonzoso, y no se equivocaba.
—Bien hijo ya casi has cumplido los dieciséis años y creo que ha llegado el momento de tener esta charla contigo. —Kushina río desde la cocina. — Cuando te vas haciendo mayor comienzas a experimentar cambios en tu cuerpo, sientes sensaciones extrañas y vas mirando a las chicas… o chicos de otra manera…
— ¡Papá! —se sonrojó Naruto.
—Calla —le ordenó.
—En serio esto no es necesario, ya se todo lo que tengo que saber, mamá me lo explicó hace años…—gritó.
— ¡A mí no me metas! —contestó desde arriba.
— ¿Es eso cierto? —recriminó Minato a su esposa aprovechando que esta estaba en el salón poniendo la mesa.
—Sí cariño —sonrió— vas muy atrasado ¿eh? —le guiño.
—Ea ¿ves? —se apresuró Naruto en intentar huir.
—Espera —dio sacando algo de su maletín. —Toma, compártelo también con tu hermana. —le entregó una caja rosada.
Naruto miró sonrojado e incómodo la caja:
"Para una sensación de placer segura, ¡Condones ábreme la apertura!"
— ¡Papá! —gritó.
—No quiero nietos… es decir aún no, quiero muchos nietos, pero con la edad adecuada y casados —se rectificó sonriendo enormemente.
—Está bien, bueno gracias —murmuró incómodo.
Sin decir nada más se marchó de nuevo a su cuarto donde pilló a Ino descojonándose de la risa, Naruto la bufó.
— ¿A ti no te han dado la charla? —preguntó mosqueadillo.
— ¡Ja! Lo siento hermanito, pero yo soy más madura ya sabes —le guiño.
Naruto pasó refunfuñando a su lado mientras ella seguía riendo y le cerró la puerta en las narices. "En fin, vaya familia de locos." Pensó. Se sentó en la silla de ruedas negra y encendió el portátil para visitar el foro que tanto le gustaba, si alguien se enterase de ello seguro que se reirían de él. Era Ultra-Súper-Secreto que el perteneciera a tal foro. Gatito Negro estaba conectado y aprovechó para iniciar una conversación con él, era un buen amigo, ambos se contaban las penas y se apoyaban mutuamente a pesar de no conocerse en persona tenían bastante confianza.
Kitsune dice:
—Hooooola ¿Qué tal tu día?
Gatito Negro dice:
—Un asco, ¿y el tuyo?
Kitsune dice:
—nada mal, terminando de hacer la maleta, mañana me voy de viaje de fin de curso.
— ¿un asco por qué?
Gatito Negro dice:
—Mi hermano como siempre, tocando las narices, descubrió mi colección de porno y me ha chantajeado para no contárselo a nuestros padres. ¿Dónde vais al final?
Kitsune dice:
—Jajajaja tu hermano es un plasta, al final vamos a una granja escuela en Hokkaido.
Gatito Negro dice:
— ¿En serio? Mi escuela también va a ir a una en Hokkaido.
Kitsune dice:
—LOL ¿te imaginas que coincidiésemos? Podríamos conocernos, si quieres….
Gatito Negro dice:
—Sí, porqué no. Dame tu número y te doy un toque. ¿tienes what's app?
Kitsune dice:
—Sí :D, es 653998841.
Comenzó a sonar Gangnam Style en el móvil de Naruto, apuntó el número en la agenda y volvió a centrar su atención en el chat.
Kitsune dice:
—Ya está.
Gatito Negro dice:
—Ok.
— ¡Naruto a cenar! —le llamó su madre a gritos desde abajo.
— ¡Voy! —contestó.
Kitsune dice:
—Tengo que ir a cenar, ¿hablamos mañana por wp?
Gatito Negro dice:
—Ok. Chau.
Kitsune dice:
—Dew.
Naruto se levantó de la silla tras apagar el ordenador, tenía unas ganas increíbles de que llegase mañana, y quien sabe, quizás conociese a Gatito Negro en persona este verano. El viaje de fin de curso prometía mogollón. Sonrió, iba a ser muy interesante.