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Howling at dawn. por BlueJeep

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertencen, solo la trama. Trata sobre Teen Wolf, tras la segunda temporada. Sin spoilers.

El verano había pasado, las hojas comenzaban a caer de los árboles, y el frío hacía notar su presencia al fin de la madrugada. Eran casi las seis de la mañana, Stiles estaba echado sobre la cama, con el antebrazo bajo la nuca. Mantenía fija su mirada sobre el techo, intentando calmar el ansia que se apoderaba de sus pulmones. Este último mes de Agosto, había decidido que dejaría de ser el chico tímido y asustado de estos -casi- anteriores diecisiete años. Se mantuvo todo el tiempo en casa, alejándose de sus amigos, alejándose de Scott. Aquella pandilla, que se había consolidado tras el último partido de temporada, parecía no tener hueco para él. El padre de Allison le había permitido continuar su relación con su amigo, Lydia perdonó a Jackson, dándole una segunda oportunidad. Y, en cuanto a Erika y Boyd huyeron, a diferencia de Isaac quien decidió quedarse en Beacon Hills.

Torció el rostro hacia el reloj que yacía sobre su mesita. Ya era la hora de levantarse, hoy era el primer día de clase. Volvería a ver a los que fueron sus amigos, pero Stiles sería fuerte, se mantendría en sus trece. Prometió que nada, ni nadie, volverían a incomodarle o a intimidarle. Se levantó de la cama, arrastrando los pies descalzos por la alfombra, hasta alcanzar el baño. Encendió la luz, frotándose con fuerza los ojos y se miró al espejo. Se quitó la ropa, prenda a prenda, y con una lentitud desquiciante. No podía apartar la mirada de su reflejo, frente a él. No quería volver al instituto, no quería ver a Scott, no quería ver a nadie. Se las había tenido que ingeniar muy bien para no responder sus llamadas, sus mensajes, para evitarlo todo el tiempo; y, ahora, lo tendría que volver a ver durante cada día. No estaba, exactamente, enfadado con él, era algo más como desilusión. Stiles siempre había estado para él, y cuando conoció a Allison Argent y a Derek Hale… Todo cambió, para ambos. Y, poco a poco, le dio de lado. Stiles estaba dolido, pero no importaba, ya nada lo hacía.

Abrió el grifo de la ducha y se sumergió bajo él, apoyando la frente sobre el frío mármol. Estaba cansado de huir siempre, de que lo encasillaran como un irritante y asustadizo crío hiperactivo. Tan solo buscaba su lugar, quería destacar en algo, pero nada se le daba bien. Dejó el Lacrosse, porque había decidido que quería subir las notas de sus calificaciones, y ese estúpido deporte solo le ocupada tiempo. Perdió la noción del tiempo, del rato que estuvo bajo el chorro de agua fría. Cerró la palanca y salió con sumo cuidado, intentando atrapar la toalla que colgaba del canto del lavabo.

 

 

- ¿Piensas dejar de ignorarme algún día? -La taquilla de Stiles se cerró de golpe, provocando un sonoro estruendo. Resopló levemente, mientras que Scott le miraba molesto.

- No estoy ignorándote. -Respondió, abriéndola de nuevo, para poder sacar su libro de Química. Su amigo torció el gesto, con una mueca de confusión. Stiles alzó la mirada, clavándola sobre él.- Estoy evitándote. Son términos distintos, al fin y al cabo.

- ¿Se puede saber qué te pasa? ¿A qué viene todo esto? -Scott intentaba, por todos los medios, averiguar que le sucedía. Pero el más joven seguí comportándose de forma reacia, estaba cansado de que lo dejasen apartado, a la primera de cambio.

- Oye, McCall, ¿por qué no te vas a molestar a tu novia? Ella estará encantada, te lo aseguro. -Esta vez fue el castaño quien cerró con fuerza la puerta de la taquilla. Su amigo no daba crédito, tenía la boca abierta con una, permanente, expresión de sorpresa. Puso el candado entre la cerradura y, tras cerrarlo, se marchó.

El timbre sonó de repente, marcando el inicio del descanso. Tenía treinta minutos para estar a solas en su coche, no le apetecía estar merodeando por los pasillos o por el campo. Tan solo quería evitar volver a encontrarse con Scott. Creía que no iba a costarle tanto, pero el simple hecho de no llamarlo por su nombre de pila hizo que tuviese ganas de llorar. No entendía por qué se sentía así. Él no se había apartado, no había cambiado, no había dejado de llamar. Cada uno pareció encontrar un camino por el que seguir, y él se encontraba tan perdido…

Estaba con las manos sobre el volante, y la cabeza sobre éstas. Mantenía sus ojos cerrados, aguantando las ganas por golpear todo lo que hubiese a su paso. Alguien dio un par de toques sobre la ventanilla del copiloto, dirigió su mirada en esa dirección, hasta toparse con la de Lydia. Suspiró, dejando caer de nuevo su rostro sobre el volante, pero la chica no se dio por vencida. No dejó de golpear el cristal con la yema de sus dedos, hasta que Stiles no quitó el seguro de la puerta. Se sentó a su lado y sonrió, aunque en su mirada podía observarse un atisbo de preocupación por el muchacho.

- Stilinski, deja de comportarte como un niño de ocho años, y dime qué te pasa. -Le exigió de una forma divertida. Pero él pareció no pillar el tono de humor.- Scott me ha contado lo que ha pasado en el pasillo. Llevamos más de un mes sin saber de ti, tu padre no nos deja verte, no te vemos ni por la calle. Stiles, por favor…

- ¿Quieres saber qué sucede? -La interrumpió con rabia, mirándola de lleno. Ella asintió con miedo.- Allison y Scott, Jackson y tú, Isaac y Derek. Eso pasa. Eso ha pasado. Cada uno ha encontrado alguien con quien compartir su maldito tiempo. Y, para Stiles no hay ni un segundo. Yo no soy el perro faldero de nadie, ni siquiera soy un jodido chucho, como ellos.

- Stiles, eres nuestro… amigo. -La pelirroja tragó saliva, boquiabierta. No sabía bien que decir, en parte él llevaba razón, se habían apartado del chico, y nadie se preocupó en su momento.

- No, no lo soy. Porque no soy como vosotros. Allison es cazadora, tú eres inmune a todo… bicho monstruoso, y los demás son hombres lobos. -Hizo una breve pausa, dándole un pequeño tiempo muerto a sus neuronas.- Yo tan solo soy Stiles. Stiles el hiperactivo. Stiles el que no calla bajo agua. Stiles el patoso. Tan solo Stiles… Vosotros sois una manada, por decirlo de alguna forma. Y, yo no encajo en ese término.

Lydia supo que la conversación había terminado, asintió con un leve movimiento de cuello y se bajó del Jeep azul. Ahora era ella quien se sentía mal, quien estaba descolocada. Comprendía por lo que estaba pasando su amigo, y le daba la razón. Toda la culpa de esto la tenía Derek, todo fue muy rápido desde que mordieron a Scott, y él apareció en sus vidas. Parece que aquello fue el fin de su amistad, la cual se fue deteriorando poco a poco, y gracias a otros detonantes.

 

 

Cerró la puerta de su habitación, por fin había regresado a casa. Estaba cansado, tenía sueño. Tiró la mochila al suelo, junto a la sudadera, y se dejó caer sobre la cama. Escondió las manos bajo la almohada, y apoyó la mejilla sobre ella. Parpadeó un par de veces, antes de que la ventana abierta llamase su atención. Él la había cerrado por la mañana, antes de ir a clase. Miró hacia la mesa de estudio, donde una enorme silueta se hallaba sobre la madera. De la impresión, o más bien del susto, Stiles cayó al suelo. Resopló, mirando al techo. Derek se bajó de la mesa, y se posicionó de cuclillas junto a él. Su expresión se mantenía dura, fría, tal y como él era.

- ¿Me has llamado “jodido chucho”? -Le recriminó, captando su atención. Stiles tragó saliva sonoramente. La fachada de que nada más le asustaría, se derrumbó en cuestión de milésimas. Lo cogió con fuerza del cuello de la camiseta, alzándolo hasta sentarlo sobre el borde de la cama. Le sacudió las arrugas que se habían formado sobre la tela, y sonrió levemente.

- Eres la última persona que quiero ver en este maldito instante. ¿Sabes que podría denunciarte por allanamiento, y por acoso de un menor?

- ¿Sabes que podría arrancarte la piel a tiras y mordisquear tus huesos durante meses, disfrutando de tu sabor?

- Eh… Pues… Bueno, preferiría… Preferiría no saberlo.

- Responde a mi primera pregunta, Stiles.

- ¿No pretendía ofender? -Respondió atemorizado el chico, mordiéndose el labio. Derek soltó una risotada, sacudiendo la cabeza hacia ambos lados. El muchacho no sabía qué hacer, como escapar de semejante situación.

- Tienes demasiada ira contenida, por eso te has apartado estas últimas semanas. Voy a ayudarte a deshacerte de eso. -El pelinegro se reincorporó, cogiendo la sudadera de Stiles y lanzándola hacia el pecho.- Vamos, levanta.

- No iré contigo a ninguna parte. -Se envalentonó, en un burdo intento por hacer que Derek se alejara.

- No era una sugerencia. -Tensó las mandíbulas, mostrando un fugaz reflejo del rojo sangre que se ocultaba en sus pupilas. 


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