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El monje y el campesino por Yong JunHee

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Notas del capitulo:

Bueno, este fanfic a decir verdad no es uno de los mejores que he escrito pero bueno. Este era un regalo para una amiga que le encantaba esa pareja y para su cumpleaños se lo escribi, espero que como a ella os guste.

 

Super Junior no es de mi propiedad, sino de SM Entertainment y el señor Lee SooMan!

Credo in unum Deum,

Patrem omnipoténtem,

factórem caeli et terrae,

visibílium óminum et invisíbilium

 

 

Aquellos antiguos salmos, que miles de años el hombre había recitado para pedir a Dios, el sumo creador del mundo tal como lo conocemos, perdón, misericordia o simplemente una bendición, eran recitados por los miles de monjes que en aquella abadía, que pedían por todas las personas del mundo.

 

 

Entre aquellos monjes, de avanzada edad y arrugados rostros, un joven chico, un hermoso y joven chico rezaba con ahínco, con los ojos cerrados y su mente en blanco, intentando que sus pensamientos, sus plegarias fueran escuchadas por Dios.  El nombre de aquel joven monje era Cho KyuHyun, un huérfano que fue abandonado en la puerta de la abadía cuando tenia menos de un año, ya que sus padres, pobres payeses que no tenían para alimentar a su hijo recién nacido, pensaron que allí viviría mejor, podría aprender a escribir y tendría alimento en la mesa todos los días. Y así fue, después de 20 años, aquel bebe se había hecho en todo un hombre que ahora dedicaba su vida por y para Dios, su salvador. Después de los rezos, los monjes salieron de la sala donde rezaban, caminando por los largos pasillos, yendo a los oficios que allí dentro realizaban. En el caso de KyuHyun, era el ayudante de medico. Siempre había sido una persona curiosa, y que aprendía rápidamente, así que el jefe de la abadía había pensado que seria un gran medico en el futuro.

 

 

KyuHyun llego con una sonrisa al ver a su maestro, el mayor YongHee, que preparaba un brebaje con las hierbas medicinales que ellos mismos habían sembrado y cultivado. Rápidamente se acercó a ayudarle, escuchando las sabias palabras que le regalaba el monje más adulto de aquella abadía. Aquel hombre había vivido bajo aquel techo los 99 de sus 100 años de edad, y tenia a KyuHyun como su pequeño nieto, alguien a que enseñarle todo lo que había vivido, dejarle su único legado, todas las vivencias que había tenido en sus años de vidas, pequeñas historias sobre los sentimientos de la codicia, envidia, leyendas de los pueblos cercanos que algunos pueblerinos que habían hablado con él le habían dicho e incluso un amor fugaz y prohibido.

 

 

 Aquel día era muy tranquilo, pero no seguiría así. De repente, la puerta de madera de la abadía se abrió y de ella apareció un monje, portando como podía apoyado un casi desmayado joven, que sucio y herido, caminaba lentamente, tambaleándose y amenazando con caer. Rápidamente varios monjes salieron en la ayuda del débil hombre y lo portaron como pudieron a la enfermería. KyuHyun, al ver al enfermo, rápidamente se ofreció, tomándole como podía y tumbándolo en la única cama que había en la enfermería, mientras YongHee reconocía al joven, de unos 25 años, de fuerte porte, grandes manos y rostro magullado. Tenía un corte superficial en el abdomen y en su brazo derecho tenia la mano fracturada.

 

 

-KyuHyun-Ah, por favor, desinfecta la herida y véndale la mano derecha, yo debo marchar –Le dijo su maestro, saliendo junto a los monjes que le habían traído. La razón, debían informar de la llegada de un nuevo hombre en la abadía-

 

 

KyuHyun nada mas asintió, acercándose al joven, que ahora se quejaba. Imaginaba que la mano se la había facturado en una disputa con algún ladrón, o que quizás fuera él el ladrón. Caminó hasta el están de medicinas, tomando una contra el dolor y le ayudo a beberla, alegándole que después de tomarla, se sentiría mucho mejor. El hombre acepto, y rápidamente se la bebió. Aquel amargo brebaje relajo sus músculos y durmió al mayor, y fue entonces cuando KyuHyun comenzó a vendar la mano del hombre. Sus manos demostraban el gran esfuerzo físico que debía hacer. Seguramente, no se trataba de un ladrón, sino de un pobre jornalero que trabajaba por el mínimo que ofrecía el rey. En cierta manera, sentía lastima por el hombre que ahora estaba curando. Era muy joven, casi su edad creía, pero su rostro estaba muy envejecido, tenía grandes ojeras bajo sus hermosos ojos. Sus labios estaban entrecortados y su cuerpo lleno de moratones. Cuando acabo de vendarle la mano, desabrocho poco a poco la camisa, ya echa jirones del mayor y analizo la herida, viendo que parecía que no había una gran infección, era reciente. La desinfecto, observando como el rostro del hombre ya dormido se tensaba. Suponía que debía doler, así que aflojo la presión, y después vendo también la herida. Después, tapo al joven con una manta de plumas para que no tuviera frío y marcho en busca de su maestro. Quería saber que le ocurriría al hombre que ahora dormitaba en la cama de la enfermería.

 

 

El jefe de la abadía, un hombre realmente agradable y bonachón acepto que el trabajador de la tierra se quedara en la abadía mientras curaba sus heridas, mientras no perturbara la vida de los demás monjes. KyuHyun estaba feliz, era su primera oportunidad de poder hablar con alguien cercano a su edad. Él siempre había vivido con hombres muchos mas mayores que él así que conocer el punto de vista de un hombre de su edad cercana, le parecía algo entretenido e interesante. Le comento a su maestro, que seria él quien le diera la buena noticia al bienvenido y con rapidez, llego a la enfermería. Habían pasado varias horas, y el efecto del brebaje parecía haber mermado, ya que el joven que antes dormitaba, estaba despierto, tumbado y con una mirada confundida. Cuando se quiso levantar, KyuHyun le paro, poniéndole las manos en los hombros negando efusivamente.

 

 

-No te alces, eso solo conseguirá que tu herida se haga mas profunda –Le pidió, con un tono serio pero amable, volviéndolo a acomodar en la cama. Después de asegurarse que el mayor estaba tumbado, fue hasta el armario de nuevo, tomando una hoja violácea y se la ofreció- Toma, muerde, te dará tranquilidad y un dulce aliento –Le comentó sonriéndole levemente y tomando asiento se sentó a su lado, mirándole fijamente, sin saber realmente que decir, era la primera vez que tenia alguien delante que fuera lejano a la abadía. Podría haberse quedado mirándole fijamente por años, pero al ver su gesto dudoso se dio cuenta que no sabia nada de lo que había pasado así que tomando aire, comenzó a explicarle- Perdona, mi nombre es KyuHyun, estas en una abadía cercana al lugar donde te hirieron, te hemos curado, tenias una herida leve en tu abdomen pero tu mano esta fracturada. Nosotros los monjes te ofrecemos nuestro cobijo hasta que tu mano este curada, si la quieres aceptar, señor…? –Quiso seguir hablando cuando la boca del mayor se abrió, interrumpiendo al más pequeño de los dos-

 

 

-Señor Choi Siwon –Le respondió, en un tono amable y dulce, aunque su voz era mas varonil que la suya propia, parecía una persona afable y tranquila, algo que relajo al menor monje, que le miraba embelesado- Gracias por curarme, joven KyuHyun y agradezco el dulce gesto de dejarme cobijarme en este lugar, solo espero que me dejen trabajar para ustedes cuando tenga el abdomen curado y así pagar mi deuda con ustedes –KyuHyun quería negarse, pero el tono y el gesto serio que tenia el mayor le dio a entender que daba igual lo que el menor dijera, Siwon estaba dispuesto a trabajar para poder pagar las curas, la alimentación y la estancia. KyuHyun solo asintió y le prometió que así seria-

 

 

A las pocas semanas, el joven Siwon ya tenia curado el abdomen y ya podía caminar. Este le había explicado a KyuHyun, el que a partir de aquel momento era su mejor amigo, su confidente, la persona con la que mas pasaba tiempo, que había estado varias semanas sin comer y que aquello había acabado con las pocas energías que su cuerpo tenia, pero gracias a la comida que comía de la abadía, había vuelto a ser el hombre energético y sonriente muchacho que en aquel momento les ayudaba a cultivar las plantas medicinales que tanto utilizaban. KyuHyun le encantaba pasar tiempo con el mayor, ya que este le explicaba vivencias que había tenido en el pasado. Choi Siwon era uno de los trabajadores de la tierra de las zonas de alrededor, que debía dar mas de la tercera parte de sus cultivos al rey, y que con lo que sobraba, su familia no podía comer, así que él dejo de comer para que sus padres y su hermana pequeña no murieran de hambre, y que el día que llego a la abadía, fue herido por un ladrón, que le robo el poco dinero que tenia para comprar las medicinas que su padre, ya un hombre anciano con muchos problemas pulmonares necesitaba. A KyuHyun aquello le destrozaba el corazón, no podía entender como un pobre hombre no tenia la posibilidad de tomar medicaciones que ellos tenían a raudales. Pero esas eran las órdenes de Dios y se debían cumplir. Muchas noches, los dos jóvenes se marchaban hasta la más alta torre, la del reloj, y observaban callados las estrellas, sorprendidos de la hermosura del cielo, mientras con los ojos cerrados pedía deseos que esperaban que fueran cumplidos.

 

 

Poco a poco, Siwon, en aquellas noches, el mayor de todos, se iba dando cuenta, que lo que sentía por el menor monje no era una amistad, ni tampoco una relación fraternal. Él, que ya había conocido el amor, sabía que se estaba enamorando del menor de ellos dos. Se estaba enamorando de KyuHyun locamente. Le dolía, ya que sabía que KyuHyun jamás se enamoraría de él, era pecado. Dios le castigaría por haberse enamorado del más hermoso de los monjes en el mundo. Le dolía, le dolía tenerlo al lado y no poder abrazarle, besarle, decirle lo mucho que lo amaba. Confesarle que realmente no estaba allá por azares del destino, él mismo había causado sus daños en su cuerpo para entrar en aquella abadía y conocer al hermoso joven que una vez vio cuando estaba ayudando a los demás monjes a ingresar los cultivos que el rey le había robado a él. Iba con la disposición de acabar con las vidas de los monjes que se comían las plantas, el alimento que él mismo había cultivado, pero al ver el hermoso joven que vivía allí, perdió toda la rabia, la furia. Era imposible odiar a aquel hermoso joven que sonreía ampliamente al ver todos los alimentos que tendrían.

 

 

-Siwon…Porque no te quedas con nosotros? –Le preguntó en una de aquellas hermosas noches, mientras observaban la inmensidad del cielo. Sus manos, tapadas con robustos guantes que el mismo Siwon había diseñado para él ya que sabía que el menor sufría de problemas de circulación y sus manos siempre estaban frías, observando después la reacción del mayor por aquella inocente pregunta-

 

 

Siwon no sabia que decir, no sabía muy bien que hacer en aquel momento. Debía dejar de lado a su familia y quedarse en aquella abadía, consumiéndose día a día por un amor que jamás obtendría. O marcharse, y abandonar a la persona que tanto amaba, con la posibilidad de no poder a verle nunca. Era una decisión muy complicada. Saco de su bolsillo un rosario que KyuHyun le había regalado el primer día que rezo junto a los monjes, y lo apretó con fuerza, intentando encontrar así la respuesta a las preguntas de su maltrecho corazón. Quería saber que debía, hacer, quería saber cual era el motivo de tanta tortura. Apretaba tanto sus puños en aquel hermoso rosario, que empezó a hacerse una herida con sus propias uñas, manchando así con sangre el rosario. KyuHyun al darse cuenta, se separo para tomar el rosario y sacando un pañuelo, limpio lentamente la sangre de la mano del mayor, mientras observaba fijamente que no hubiera ningún peligro de infección. Siwon, observando como el menor cuidaba tanto su herida, se mordió el labio, intentando calmar sus instintos más bajos. Deseaba poseer aquel puro cuerpo, quería demostrarle los placeres carnales del amor terrestre. Quería mostrarle lo que era amar, no aquel amor que tenia con Dios, sino entre hombres, como era el realmente ser amado. Dios estaba poniendo a prueba su fuerza de voluntad, que después de tantos meses allí dentro, poco a poco iba perdiendo la fuerza. No quería forzar al menor, no quería asustarlo, no quería que lo odiara, pero poco a poco su cuerpo tomaba el control por la lujuria y el deseo, en un último momento, empujo al menor con cuidado de su lado. Quería mantenerlo lejos, hasta que su mente volviera a sus cabales. KyuHyun, sorprendido por aquel empuje, abrió los ojos y se alejo levemente, acomodándose mejor en el asiento y después se volvió a acercar, con una mirada curiosa.

 

 

-Siwon, que ocurre? –Le pregunto, mirándole fijamente aquellos ojos, grandes y expresivos que tantas veces había mirado y se había perdido en ellos. Siwon jamás le había empujado de aquella manera. Quizás había rozado alguna herida, quizás le había molestado que le limpiara la sangre. Podría ser que estaba rezando? No sabía muy bien que hacer-

 

 

Siwon, al tenerle delante, mirándole fijamente a los ojos, con aquellos dulces ojos recorriendo su tenso rostro, consiguió que su cuerpo no pudiera más. Sus manos, grandes y calidas, tomaron el rostro del menor por aquellos carnosa mejillas, acercándole de manera brusca su rostro, tomando sus labios en un violento beso. Podía sentir como el menor se resistía, pero le daba igual, en aquel momento no era él, era el amor, la pasión, la lujuria y el deseo que tantas veces había oculto por aquellos meses y que ya no podía más. Abrió la boca, besándole de pura pasión, introduciendo su lengua dentro de la boca del joven, recorriendo aquella húmeda y virgen boca. Podía sentir como el menor, con fuerza, intentaba alejarle, pero no lo iba a consentir. Seria suyo, lo poseería, y lo alejaría de la vida religiosa. Lo haría suyo en cuerpo y alma. Solo siguió besándole mientras poco a poco lo fue tumbando en aquella torre, poniéndose encima, mirándole fijamente a los ojos cuando por fin dejo sus labios. Podía verlos, carnosos y rojizos a causa de la rudeza de su primer beso, entreabiertos, dejando pequeños jadeos. Sus ojos, ocultos ahora por su cabello levemente largo y ondulado, denotaban sorpresa, nerviosismo, pero no miedo. Lentamente le acaricio la mejilla, dejándole otro casto beso en sus labios, mientras le susurraba la verdad que tanto había querido decir.

 

 

-KyuHyun…Yo te amo….como ama un hombre a una mujer, y no puedo ocultarlo mas, soy un pecador, pero…realmente no podía ocultarte mas lo mucho que te amo….Por favor…-Le susurró, tomándole lentamente sus manos entre las suyas, acariciándolas, como temiendo que si las apretara mucho se romperían en mil pedazos-….Ven conmigo, deja esta vida, se mío, solo mío…Prometo darte cariño, amor, aventuras como las que te he contado….-Aquellas palabras eran emitidas con un tono real de suplica, no quería perderle, no podría vivir sin aquella sonrisa, aquella calidez-

 

 

KyuHyun no podría creer lo que estaba escuchando. Siwon, el que era su mejor amigo no sentía amistad por él, sino amor, el amor que muchas veces había escuchado que era pecado. Y más entre hombres. Era un doble pecado. Solo podía suspirar con fuerza, intentando encontrar las palabras que debía decir. No quería dañarle, pero él siempre había guiado su vida a las alabanzas de Dios. Tenía miedo del castigo y aceptaba y se marchaba con Siwon. Pero, por otro lado, KyuHyun sabia que si Siwon se marchaba de su lado, lloraría lo que jamás había llorado, sentiría como una parte de su vida se marchitara, como si su corazón se rompiera en mil pedazos. Corazón roto en mil pedazos. Rápidamente reconoció aquellas palabras. Las mismas le había dicho YongHee hablando de aquel amor prohibido que había compartido años. Y lo arrepentido que había estado de no haber continuado con aquello. Fue en aquel momento cuando se dio cuenta que estaba enamorado de Siwon. Se había enamorado de Choi Siwon, el joven labrador de la tierra que había llegado a la abadía hacia unos meses.

 

 

Se destenso un poco, alzando su mano con cuidado, hasta rozar la mejilla del mayor, mostrándole una sonrisa enternecida, feliz, pero a la vez temblorosa. Aunque estaba feliz de darse cuenta que estaba dispuesto a dejar todo lo que había sido su vida por él, por aquel tosco hombre de hermoso corazón, tenía miedo, tenía miedo que Dios los castigara. Quizás jamás había estado hecho para ser monje, simplemente Dios le había dejado en aquella abadía para que encontrara a Siwon. Con tembloroso pulso, acerco su rostro al del mayor y beso sus labios. Simplemente un segundo, dándole a entender a Siwon que aceptaba, que quería pasar su vida a su lado.

 

 

Siwon comprendió aquel gesto, tomo de manera dulce su rostro y con cuidado, comenzó aquel dulce beso, uno muy diferente al primero, era un beso lleno de amor y cariño, lleno de la felicidad que ahora el menor le había dado. Le amaba, y se prometía que jamás le abandonaría. Pero, su cuerpo parecía desear poseer de manera brusca aquel dulce cuerpo. Sus labios, poco a poco fueron dejando aquel dulce beso, dando paso a un beso desesperado, un beso hambriento. Quería mostrarle los dulces placeres del deseo carnal. Rápidamente, con sus manos grandes, ya curadas, empezó a desnudar al joven chico, que sorprendido, solo alzo el rostro, con un leve sonrojo en sus mejillas y cerraba los ojos, dejándose llevar, dejando que el mayor le mostrara lo que tanto había soñado.

 

 

El mayor aparto con suma violencia la ropa del menor, observando casi desesperado, su hermoso y bien formado cuerpo. No comprendía como un ser tan sensual era un monje. Aquel cuerpo estaba hecho para el placer. Dejo en paz aquellos carnosos y bien mordidos labios para morderle el cuello. Dejaba claras marcas, como demostrando a cualquier ser vivo y divino que Cho KyuHyun era suyo y nada mas que suyo. Seguía recorriendo su cuerpo con lujuria, dejando marcas en sus níveos hombros, llegando hasta uno de sus pezones, y lo mordió con fuerza, mientras empezaba a estimular el otro. Podía escuchar los jadeos, ocultos por sus manos, del menor, realmente le estaba gustando, ya que su miembro, cubierto nada más por aquella robusta ropa interior de monje, empezaba a ponerse erecto.

 

 

KyuHyun, no comprendía lo que estaba pasando. No comprendía porque el simple roce de la lengua del mayor conseguía que su cuerpo aumentara el calor, como su miembro empezaba a endurecerse y como su mente se quedaba en blanco. Aquel era el placer que tanto había escuchado de los monjes mayores, aquel era el pecado en el que él ya había caído. Intentaba apartarle, tenía miedo y nerviosismo, pero no podía, el cuerpo del mayor era mucho más fuerte. Las manos de Siwon comenzaban a arrancar con fuerza su ropa interior, dejándole totalmente desnudo. Fue en aquel momento cuando se tenso e intento apartarle más con sus manos, pero era demasiado tarde. Siwon, ya lleno de placer y deseo, había dado la vuelta al menor, y le había obligado a ponerse en cuatro, lamiendo con lentitud su dura y buen cuidada espalda, llegando hasta aquellas duras y hermosas nalgas. No podía evitar pensar que se sentía en la gloria por ser el primer de aquel hermoso y sensual cuerpo. Era suyo, y nadie mas disfrutaría de lo que él disfrutaría en aquel momento. Bajo su mano hasta tomar el miembro del menor, empezando a masturbarle con cuidado mientras uno de sus dedos entraba en su ano lentamente.

 

 

-KyuHyun…eres tan estrecho…-Le susurró al oído del menor, que con cuidado, se intentaba relajar. Podía escuchar sus quejidos, y realmente le dolía en el alma que le doliera, pero no podía más, y ahora que sabía que KyuHyun también le amaba, le era imposible el aguantarse. A los pocos minutos introdujo otro dedo y al final ubico el tercero, dilatando con rapidez aquella virginal entrada, que palpitante, parecía pedir su propio duro miembro-

 

KyuHyun jadeaba con fuerza, mordiéndose el labio con desesperación, intentando no llorar. Le dolía demasiado, pero sabia que si lo hacia Siwon, seria por algo. Podía escuchar los jadeos, los gruñidos del mayor, algo que le daba a entender que realmente le gustaba el dilatarle. O eso pensaba en el menor. No fue hasta que sintió como ubicaba el duro miembro del mayor en su entrada, que se tenso y se giro. Pero fue demasiado tarde. Siwon, de manera brusca, entro totalmente en él, con un fuerte jadeo. KyuHyun dejo escapar un grito de dolor y dejo caer su cuerpo en el suelo, arrastrando el del mayor. Siwon, al darse cuenta de lo brusco que había sido, le acaricio la espalda, y le dejaba dulces caricias en su cuerpo y su miembro. Quería relajarle, quería que dilatara mejor, y así podrían disfrutar los dos de la primera de las muchas veces que tendrían. KyuHyun lentamente, giro el rostro, mientras con un gesto de puro dolor y placer, pidiéndole mas. Siwon no espero mas, empezó a moverse, dando profundas pero lentas embestidas, sintiendo como el interior de KyuHyun no le dejaba salir bien. Poco a poco, gracias a la excitación y la poca sangre que había caído de la primera embestida violenta del mayor, su miembro pudo moverse mejor dentro del ano del menor. Los gemidos de los dos empezaban a oírse en toda la abadía, pero no les importaba, en aquel momento lo único que querían era demostrar lo mucho que se amaban.

 

 

-Siwon…-Le susurró el menor, girándose un poco y le toco la mejilla, pidiéndole que pararan. Siwon al instante le hizo caso para escucharle. Amaba el ver el rostro de KyuHyun sudado, con las mejillas totalmente sonrojadas y su boca entreabierta-…Quiero verte…

 

 

Siwon rápidamente salio del interior del menor y le tumbo sobre sus ropas, y con violencia, le volvió a embestir, tomando impulso en el suelo, sintiendo como su miembro entraba y salía con mucha facilidad. Los gemidos subían de tono. Podían sentir como el final iba a llegar, y lo único que podían hacer era abrazarse con fuerza, y juntos, acabaron llegando al tan deseado orgasmo.

 

 

Después de aquella hermosa noche, los dos despertaron en aquella torre y con rapidez, se vistieron y salieron de la abadía, sobornando a la seguridad con las pocas monedas que tenia KyuHyun. El plan, huir de aquella abadía. La meta, vivir felices. El camino, desconocido, pero divertido e interesante de descubrir.

 

Notas finales:

Bueno, espero que les gustara este fanfic, no soy una gran amante en realidad de esta pareja, pero hace mucho tiempo una amiga me dijo que le gustaria que le escribiera uno, y aquí esta! 

 

Gracias por leer, y si tienen algun comentario o consejo, o simplemente les gusto, dejen review! 


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