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Metilbenceno por LainCassiopeia

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Notas del fanfic:

Mi primer fanfic ^ ^ espero que sea de su agrado

 

Menciona la canción de Chijou de the gazettE 

Notas del capitulo:

Fue para un trabajo en la escuela ._. y me dieron ganas de publicarlo aquí lol espero que les guste y eso ^ ^

El final del ruido y el comienzo del silencio

 

Aquella tarde de invierno, en el momento en el que la inquieta y ruidosa ciudad de Seúl empieza a encender las luces de neón para enfrentar la noche que se extiende lenta pero constante y la gente regresaba a sus hogares, tú y yo estábamos de pie, uno frente al otro en la estación subterránea esperando el último tren el cual te llevaría a casa. Tú te reías tontamente con cualquier cosa que yo decía y a pesar de que tapabas tu boca con la mano, era capaz de ver tus dientes blancos alineados como un collar de perlas entre tus dedos y tus ojos curvados como medias lunas llenos de brillo. Yo me mantenía hablando, pero mi mente se llenaba de tus gestos seductores que quizás ni siquiera tú notabas.

–     Yunho~ah– Mencionaste mi nombre entre risas y me diste una palmada suave en el brazo

–     ¿Qué sucede?– Me reí mientras me acercaba a ti para pasar ambas manos encima de tu lacio cabello –De repente me goleas y yo no puedo despeinarte– Comenté al verte con el ceño fruncido y cruzando los brazos en el pecho

–     No estabas prestándome atención– Inflaste tus mejillas y un leve rubor cubrió tus mejillas – ¿Tienes planes para salir mañana?–

–     No, planeo quedarme en casa durmiendo– Me reí de nuevo y pasé mi pulgar por el lado derecho de tu rostro, tan suavemente como si de un pincel en un lienzo se tratara – ¿Por qué la pregunta?–

–     Mañana salgo temprano del trabajo, quería invitarte a tomar algo. En pocos días será tu cumpleaños y serás todo un hombre mayor– Te abrazaste a mi tímidamente

–     Tenemos la misma edad- Solté una carcajada y empecé a girar contigo entre mis brazos –Me haces sentir mal–

–     Ya eres todo un abuelo, tienes unos meses más que yo– Comenzaste a reír

–     Pero éste abuelo tiene sentimientos, así que deja de lastimarme– Te cargué con ambos brazos y comenzamos a girar rápidamente

–     ¡Basta! ¡Yunho~ah!–

De las cosas que me daban curiosidad de tu persona era lo liviano que eras y el por qué de alguna extraña manera tu cuerpo se acoplaba bien en mis brazos. La voz mecánica pero extrañamente familiar de la mujer que anunciaba la llegada y salida de los trenes hizo que tus risas y mis movimientos se detuvieran de golpe

“El tren al lado este de la ciudad se retrasará media hora debido a un problema técnico. Éste se tomará en la puerta trece; el tren hacia el sur se tomara en la puerta quince del lado azul”

Frunciste el ceño mientras mirabas hacia el lado izquierdo, donde se encontraba la puerta trece y luego lanzaste un suspiro lleno de frustración.

–     ¿Por qué justamente ahora que hace tanto frío?– Bajaste la cabeza y después de unos segundos levantaste la mirada hacia mí –Espera conmigo, Yunho~ah–

–     Esperaré contigo– Me encogí de hombros sonriendo levemente – ¿Cómo te dejaría aquí?–

–     Puedo defenderme solo– Rodaste los ojos molesto

–     Mira– Te cargué hábilmente y noté tu sonrojo –Es tan fácil secuestrarte–

–     No me hagas enfadar más y vamos a la puerta trece– A pesar de que tratabas de aparentar que estabas molesto supe que querías sonreír

Te bajé y empezamos a caminar hacia la puerta trece tranquilamente, siendo los únicos mientras un grupo de personas nos seguían para esperar en la puerta quince. El lado azul de la puerta quince era lo más cercano a las vías del tren que un usuario común podía estar.

Nos sentamos en los asientos pegados a la pared del fondo cuando llegamos a la puerta trece y después de unos segundos acomodaste la cabeza en mi hombro con los ojos entrecerrados mirando perdidamente hacia adelante. El sonido evanescente de los trenes de la puerta doce y catorce amortiguados por la pared de concreto detrás de nosotros me hizo sentir inquieto sin razón alguna y como si mi corazón empezara a pronosticar lo que mi mente aún no podía descifrar el miedo me llenó por completo.

¿Alguna vez has sentido el miedo?

Sentir que te asechan en todo momento, sentirte perseguido y que alguien o algo está esperando el más mínimo descuido de tu parte, un parpadeo incluso, para atacarte mientras se encarga de traumarte y atemorizarte de una manera tan obscena que no te dejará vivir y ni siquiera morir tranquilo. Si lo has sentido, sabes qué es sentir que algo malo va a pasarte…

O  que va a pasarle a alguien a tu alrededor.

Tuve el impulso de rodear tus hombros con mi brazo mientras bajaba la cabeza, siendo víctima de un escalofrío.

–     Yunho~ah– Te giraste hacía mí apenas volví la mirada hacía ti, observando con detenimiento la inquietud de tus gestos y tu sonrisa turbada – ¿Por qué estás tan frío?–

–     No lo sé…– Susurré –Creo que tengo frío–

–     Acompáñame a casa y te prestaré un abrigo– Te acomodaste mejor y metiste tu mano en el bolsillo de tu abrigo verde.

Desde la periferia de mi mirada, sólo alcanzaba a ver tu fleco negro y lacio acomodado perfectamente en tu frente, la punta de tu nariz y tus labios rojos algo apretados. Tu piel brillaba debajo de la luz blanca de la sala de espera.

¿El sonido del reloj siempre había hecho tanto eco?

–     Escuchemos música, aún quedan veinte minutos– Volviste el rostro hacia mí con una cálida sonrisa y tu celular negro en la mano

–     Claro, quizás eso me ayude a tranquilizarme– Conecté mis audífonos en una de las dos entradas de tu celular y después de buscar la canción que querías conectaste los tuyos también.

 Era la canción que más me recordaba a ti por alguna extraña razón y de un momento a otro me perdí en los acordes de la guitarra y la voz profunda que expresaba tanta melancolía apasionada.

Pensaba en ti cuando no estábamos juntos y te extrañaba apenas te ibas a casa; si tan sólo pudiese hacerte pequeño y llevarte conmigo siempre sería completamente feliz. Tu amistad y cariño eran lo más importante para mí y no me sentía completo si no los tenía.

Aparte de la música y de tu rostro, nada más ocupaba mi mente y esa es una de las cosas que más me recrimino incluso hoy.

Si tan sólo lo hubiese notado…

De repente el ambiente empezó a tensarse, como si el aire que nos rodeara se hubiese vuelto pesado y algunos gritos se colaron en mi mente. Era el miedo en toda la extensión de la palabra. Me giré hacia la puerta quince y toda la gente que antes había estado de pie tranquila junto a nosotros corrió hacia la salida del lado derecho; todos estaban pálidos, levantaste la mirada y el tren de la línea catorce pasó frente a nosotros

Lo único que vi fue sangre.

Nos levantamos de prisa y te tomé de la mano rápidamente para empezar a correr detrás de la multitud que ya nos llevaba algo de ventaja e iban directamente hacía la salida más cercana que quedaba a unos cuatrocientos metros siendo esa la salida de emergencia. Te vi de reojo y tu rostro se notaba cansado, entonces supe que no durarías corriendo demasiado tiempo. La preocupación empezó a llenarme poco a poco.

Cuando llegamos a la división entre la puerta cinco y el pasillo a la salida de emergencia el grupo se separo en dos. Tomé el brazo de un chico alto con cabello negro y lo giré hacia mí

–     ¿Qué sucedió? ¿Quién se suicido?– La agitación en mi voz hizo parecer como si estuviera llorando

–     Un hombre golpeó a una mujer con un tubo hasta que ésta cayó a las vías del tren. Venía persiguiéndonos- Dicho eso, se soltó de mi agarre y corrió a la dirección de la puerta cinco.

La intuición es algo que la comunidad científica, en la que estamos acostumbrados a creer, desprecia totalmente. Pero cuando sientas un presentimiento, síguelo sin importar las consecuencias. Te subí en mi espalda cuando noté que tus piernas estaban temblando y corrí hacia la puerta de emergencia a pesar de que algo me decía que ese chico tenía una buena razón para ir del lado contrario. Te aferraste a mi cuello fuertemente y bajaste la cabeza mientras sollozabas

–     Yunho~ah, tengo miedo–

–     Tranquilo, encontraremos una salida– Aunque quise creerlo, realmente dudaba si estaba haciendo lo correcto o debía de regresar por donde aquél chico se había ido. Llegué a la división de la puerta veinticuatro, la treinta y la número uno mirando a todos lados desesperado.

–     Vi a una mujer pasar por la treinta– Susurraste débilmente –Me siento mal–

–     No te preocupes, vamos hacia…– Pero apenas iba a girarme hacia la entrada treinta cuando dos hombres con la cabeza ensangrentada corrieron hacia nosotros

–     ¡Huyan! ¡Está ahí!– Uno de los hombres sacudió mi hombro fuertemente y se fueron corriendo hacia la entrada veinticuatro.

Los seguí corriendo mientras escuchaba unos gritos desgarradores desde el otro lado del salón al que habíamos llegado. Las paredes blancas se me imaginaban a aterradores espejos y pensaba que en cualquier momento ese asesino saldría por una de ellas.

Llegamos a una de las puertas de emergencia justo cuando un hombre grande se lanzaba contra ella para tratar de abrirla. Te bajaste de mi espalda pero te aferraste a mi brazo nerviosamente

– ¡Ahí viene!– Gritó una mujer que miraba hacia atrás y el pánico empezó a invadirnos a todos. Los hombres se lanzaban contra la puerta que irónicamente estaba cerrada con una cadena y varios candados. No supe que hacer, hasta que vi una puerta blanca detrás del cristal que dejaba ver la entrada de la puerta número uno, así que tomándote de la mano de nuevo te llevé hacia las escaleras del lado contrario de la habitación y empezamos a bajar los escalones rápidamente. Cuando llegamos a la puerta uno me volví hacia arriba y vi una mano levantada con un tubo lleno de sangre en ella. Abrí la puerta y ambos nos metimos de prisa; ni siquiera me di el tiempo de ver si aquél hombre estaba observándonos y haciendo uso de todo mi autocontrol cerré la puerta lentamente para no hacer ruido. Ambos nos sentamos en el suelo, mientras tu escondías tu rostro entre tus rodillas yo miraba hacia el vacío pensando qué hacer. La última vez que había visto el reloj eran las once y media de la noche, no supe cuánto tiempo habíamos estado corriendo pero el cansancio empezaba a invadir mi cuerpo.

Tenía todo y nada del tiempo del mundo. Estaba empezando a perder la cordura sin darme cuenta siquiera y ya tan sólo era capaz de ver los estragos que eso estaba haciendo en mí mientras los segundos pasaban.

Tristeza, felicidad, amor, odio… todo estaba mezclado en un color irreal en la atmosfera que estábamos compartiendo.

En la locura

Escuché tus sollozos después de unos segundos y luego empezaste a llorar fuertemente

–     No va a pasarte nada, Jaejoong~ah– Te sacudí levemente –No llores– Susurré

Sin embargo no te detenías.

Te tomé de la barbilla y temblando en parte por el miedo y por otra la emoción, te besé recibiendo tu tristeza y miseria mientras tú me mirabas con los ojos entrecerrados y las lágrimas que seguían saliendo mojaron mis mejillas también.

De repente la puerta se abrió y…

 

Ahí estaba

 

Eso tenía la cara manchada de sangre y una sonrisa perversa.

Me separé de ti y sin dejar de mirarme lo último que leí en tus labios fue un “Te amo”

 

“No importa cuánto lo intente, el hecho es que te ensucia

Difuminé el rojo brillante y enloquecí”

 

Yo también te amé Jaejoong; incluso si estabas lleno de sangre como la última vez que pude abrir los ojos

 

“Parece que el sonreír y decir “No estás sólo” no me dejará reírme de la soledad de nuevo

Y emociona a mi corazón”

 

¿Dónde estaba tu sonrisa?

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado ^ ^


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