Es bello ver pasar las lunas sin necesidad de preocuparse por el tiempo que se pierde porque eso es algo que tengo de sobra.
Tantos años que han pasado y mis facciones apenas si han madurado, me parece que fue ayer cuando aun era esa niña carismática que se paseaba por la academia, que fue ayer cuando por la tarde esperaba con ansias la salida del que creía era mi amor pero era mucho mas, era mi hermano, y que fue ayer la ultima ves que vi esas frías joyas amatistas que escondían tanto dolor.
A ambos los perdí a la vez es increíble como en un momento lo tienes todo y luego te quedas con las manos vacías sin comprender que paso allí, porque todo cambio drásticamente.
Primero Zero, el fue el primero en marchar, su sed se estaba volviendo incontenible no había ya nada que la calmara, Kaname accedió a darle su propia sangre nuevamente pensando que así mejoraría pero no surtió efecto, solo 3 días bastaron para que Zero decayera. Debieron encerrarlo en la torre pero nada pudo detenerlo, escapo.
A los pocos meses mi hermano fue tras una pista de que se encontraba refugiado en un pueblo fantasma infestado de Nivel E, prometió regresar pero no fue así. Takuma fue el único que hablo, representando a mi Kaname. Zero fue hallado muerto y el decidió dar caza a todos aquellos involucrados con su muerte.
Esta noticia fue devastadora, el director Cross que me amaba como a su propia hija al enterarse de la muerte de mi hermano del corazón no soporto más y junto a Yagari abandonaron la ciudad con rumbo a algún lugar en donde pudieran estar tranquilos. La academia fue cerrada y los alumnos abandonaron el lugar, supongo que para estos momentos no deben quedar ni los escombros de lo que fue tan bella construcción.
Yo me marche junto con los demás vampiros más allegados a mi hermano hacia la mansión Kuran, no me faltaría jamás nada material pero la ausencia de aquellos a los que amaba me pesaría hasta el día de hoy.
En aquel tiempo fui una tonta al no buscar motivos por la desaparición de Kaname. Lo espere por meses que se volvieron años llevándose así todo rastro de niña en mí. ¿Quien creería mi verdadera edad? Lo tomarían como una broma y lo dejarían pasar, 125 años, aunque me gusta decir que no poseo más de 25, lo cual es fácil de creer.
Todo este tiempo he estado buscando una pista que me lleve al paradero de mi hermano, reflexionando descubrí el motivo que tuvo para ir por el aquel día, amor, ese fue el motivo.
Todas estas inquietudes me asaltan antes de dormir, ya todos han hecho sus vidas, hallaron la felicidad excepto yo, aun permanezco aquí en la mansión como reina y señora del reino vampírico, mi día lo ocupo en papeles y juntas de consejo.
La humanidad a pesar del tiempo sigue sin saber de nuestra existencia solo somos mitos para ellos, leyendas alimentadas con sucesos dudosos del pasado. Pero ha ocurrido algo hace poco, algo que los altero a los humanos, la aparición de un castillo perdido en el hielo antártico.
Investigadores fueron a explorar esta inhóspita tierra encontrándose con esta inesperada sorpresa. Un castillo rodeado por murallas de hielo, posee un estilo antiguo que para los conocedores es fácil de diferenciar, procede de la edad media. ¿Pero que hace allí? Nadie habito esas tierras antes, ningún ser humano sobreviviría allí.
Eh aquí mi nuevo motivo de insomnio, ningún humano sobreviviría allí, ni siquiera pueden llegar si no es por el aire lo cual también es imposible ya que los fuertes vientos solo permiten acercarse en pocas ocasiones del año y la sola idea de aterrizar seria un suicidio, entonces, aquel majestuoso castillo, ¿Podría permanecer a un vampiro? ¿Acaso seria este el lugar que mi hermano escogió como su refugio?
Sea como sea pronto se aclararan todas mis dudas, solo unas horas me separan de las respuestas a mis interrogantes y tal vez luego de esas horas pueda por fin recuperar a aquel rey perdido en las sombras del olvido, porque eso es lo que paso, el quedo en el olvido solo siendo recordado como un ancestro reencarnado al cual jamás se volvió a ver sobre la faz de la tierra.
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Ya he sido advertida de lo peligroso de mi decisión pero yo no tengo porque rendirle cuentas a los demás, soy la Reina de los Vampiros ninguna orden mía deberá ser desobedecida, por ello me encuentro aquí pese a toda advertencia y objeciones me trasladé a este lejano continente carente de civilización y solo habitado por la naturaleza que es quien dictamina las leyes de este lugar.
El móvil aéreo que me condujo asta aquí ya se ha marchado junto a todos los demás que allí venían tratando todavía de cambiar mi idea. Solo yo y una mochila mediana estamos aquí lista ya para emprender mi camino, solo traigo le necesario, pero principalmente mi teléfono satelital y mis comprimidos de sangre. Fue una gran alegría cuando por fin los científicos lograron crearlos, tan similares a la sangre y tan exquisitos como ella, mucho mejores que aquellas asquerosas tabletas que recuerdo Zero debía beber.
Emprendo mi marcha a una velocidad increíble para quien la viera, los nervios antes inexistentes ahora parecen querer devorarme junto con las ansias incontrolables de por fin reencontrarme con mi hermano al cual siento que se encuentra aquí. Por fin después de tantos años puedo sentir su presencia, esa aura única e inconfundible ya puedo sentirla desde aquí a pesar de la distancia, tal parece que al estar en un lugar tan apartado no es necesario que la oculte, después de todo no hay nadie aquí en kilómetros a la redonda que lo pudiera notar. No debo preocuparme por el frío ya que este ningún daño podría causarme, ni tampoco pensare en la noche ya que esta no llegara sino hasta dentro de 6 meses, ahora lo único en lo que se centra mi mente es encontrar a Kaname.
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Puedo sentirla, después de tanto tiempo mi pequeña Yuki a dado con mi ubicación sabia que algún día esto pasaría y que le debía muchas explicaciones pero sinceramente esperaba no tener que darlas. Con el paso de los años eh ido pensando que tal vez si diera alguna señal de vida vendrían por mí y me regresarían a una sociedad a la que ya me he desacostumbrado eso es algo que no deseo.
Aquí soy muy feliz, somos felices él y yo.
No puedo evitar observarlo con una sonrisa mientras duerme, parece un perfecto ángel, que combina de manera magnifica con la blancura del lugar, un perfecto ángel de las nieves.
Debo preparar todo para mi visita, después de todo no importa cuantos años hallan pasado no puedo ser un mal anfitrión y menos con mi hermanita. Supongo que será mejor recibirla en la biblioteca es el lugar mas calido de la casa exceptuando claro nuestro dormitorio, estas dos habitaciones cuentan con una vieja chimenea que permite que en este lugar tan recóndito y helado sintamos algo de calidez.
Las puertas exteriores y las de la muralla no se han abierto en años espero que no se halla asentado demasiado hielo en ellas.
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Esta en la puerta, como no decidiéndose si entrar o no, me acerco hasta allí y la abro con algo de esfuerzo viendo su expresión de asombro, valla que ha cambiado mi hermanita.
Estática donde se encuentra le ago una seña con la mano para que entre, se ve que todavía no cae a la realidad y cuando lo hace gruesas lagrimas empiezan a acumularse en sus ojos asta caer como una cascada por sus mejillas.
-Kaname no puedo creerlo hermano no sabes todo lo que te he extrañado- Las lagrimas siguen cayendo pero esta ves se pierden en mi abrigo, me otorga un abrazo que para algunos seria asfixiante pero para mi es algo que he estado necesitando hace ya mucho tiempo.
-Vamos mi princesa si te quedas aquí te resfriaras- le digo tomándola de su mano y jalándola suavemente para que me siga luego de cerrar la gran puerta.
-Sabes que eso es imposible hermano.- suelta una pequeña risilla mientras se deja guiar aun con sus ojitos llorosos como los de una niña, creo que ellos son el único vestigio que queda de la pequeña Yuki de antaño.
Una ves en la biblioteca con el calor del fuego como compañía ella empieza a hablar, puedo notar sus ansias al soltar una pregunta tras otra al parecer lo atolondrada es algo que no se le quitaría ni en mil años.
-Yuki ya tranquila hay algo importante que debo decirte.- He conseguido su total atención, no se como tomara esta noticia pero espero que sea para bien.
-Dime hermano llevo ya tantos años rompiéndome la cabeza en busca de la verdad.- Se nota un leve tono de reproche en su hablar.
-Bien te lo diré pero debes calmarte por favor.- Se acomoda mejor frente a mi en el sillón individual mientras yo me preparo para comenzar mi relato dejándome hundir un poco en el gran sofá en el que me encuentro. – Aquel día en que fui en busca de Kiryu lo halle pero no muerto como tu piensas, cayo en Nivel E y nos ataco junto a un gran grupo al parecer no nos reconocía a ninguno.-
Sus enormes ojos se han abierto aun mas puedo ver el miedo que hay en ellos.-Kaname acaso tu…?
-No, no lo asesine. Lo capturamos pero en ese momento decidí llevármelo lejos de allí para reunir el valor para cumplir con mi deber y eliminarlo, pero no pude. Lo traje aquí y es donde hemos vivido desde entonces los dos solo nosotros, jamás informe a nadie sobre este sitio ni nadie lo conoce, fue construido hace ya muchos siglos, demasiados para que alguien de este planeta lo recuerde nadie posee registros tan antiguos de este lugar, excepto yo claro.- Me observa fijo analizando todo lo dicho.
-¡¡No lo puedo creer!! ¿¿Zero esta aquí?? ¿Dónde esta? ¿Puedo verlo?- No esperaba tal explosión de su parte se ha levantado hasta quedar a centímetros de mi creo que solo le falta dar unos saltitos y seria igual a una niña.
-Cálmate Yuki espera aquí y lo traeré pero debo advertirte que el ya no es el Zero de antes.- Salgo de la biblioteca directo a nuestro cuarto, espero que no me tome mucho tiempo lograr que se levante de la cama, no creo que Yuki espere demasiado.
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Es increíble, llegue aquí esperando encontrar a mi hermano pero jamás pensé que Zero pudiese siquiera estar vivo mucho menos aquí con mi hermano.
Luego de unos minutos oigo unos pasos en la dirección en que Kaname se fue, es extraño si no fuera porque me ha dicho que él esta aquí nunca lo hubiera notado, su presencia es indetectable como si realmente el no fuera Zero.
Ansiosa no aparto mi vista de la puerta donde ahora se asoma lentamente mi nii-san.
-Yuki por favor mantente lo más quieta que puedas y no hagas movimientos bruscos. – Era obvio que era una orden solo pude asentir rápidamente para acomodarme mejor en el sofá esperando poder verlo. Y allí estaba después de poco mas de un siglo mi hermano del corazón me observaba desde el umbral de la puerta con esas joyas amatistas que creí jamás volver a ver. Se veía un poco mas alto de lo que recuerdo su cabello había crecido lo suficiente para llegar poco mas de la mitad de su espalda pero lo que me sorprendió fue su expresión, parecía buscar algo sus ojos se movían muy rápido sobre mi como si analizara a una presa o enemigo, ahí note el cambio drástico en él sus garras largas y amenazantes sus colmillos que sobresalían clavándose en el labio inferior sin llegar a lastimarlo y una postura rígida y acechante, era como ver a un animal dentro del cuerpo de una persona.
-Ho-Hola Zero- Hable cuando mi voz logro dejar el encierro que parecía haber tomado dentro de mi garganta el solo me miro unos segundos mas para luego dirigir su rostro a Kaname y lanzar un ligero gruñido.
-Yuki, Zero no recuerda cosas de su pasado, ni siquiera puede hablar, solo ha dicho una palabra en todo el tiempo que lleva aquí y fue en contadas ocasiones.- Me explica mientras lentamente camina hasta el sofá que se encuentra frente a mi siendo seguido por el peliplateado que se deja caer en la alfombra de piel que cubre el suelo y apoya su cabeza sobre las rodillas del castaño.
-¿De mi no recuerda nada? ¿Ni mi nombre?- Niega suavemente con un elegante movimiento mientras yo solo puedo ver a mi gran amigo de la infancia de manera resignada pero feliz de verlo vivo.
Sus ojos penetrantes regresaron a mí y no se apartaron, se notaba que mi presencia le era desconocida y extraña.
-Tranquila Yuki, él no te hará nada solo no está acostumbrado a ver otro ser que no sea yo, como seguro notaste no hay nadie más aquí.- La mano de Kaname se movía perezosa sobre uno de los hombros de Zero, como quien acaricia a su perro, este último permanecía quieto pero tenso, como esperando el mas mínimo cambio para atacar; por eso aún no eh saltado estos tres pasos que nos separan para abrazarlo tan fuerte como me sea posible, sé que si lo hago se pondrá agresivo, su mirada me lo advierte.
-Esto es increíble, realmente me cuesta creer que después de tanto tiempo los tenga en frente de mí, no sabes cuanta falta me han hecho.- No pude evitarlo mis lágrimas finalmente regresaron y esta vez de forma imparable.
-También me has hecho mucha falta, varias veces me vi tentado al regresar pero la sola idea de que alguien intentara hacerle daño a Zero solo por ser un nivel E me hacía desistir. Espero puedas comprenderme.- Su rostro tan expresivo ahora, reflejaba su pena, es tan drástico el cambio de mi hermano, antes era imposible ver en su faz siquiera un rastro de sentimientos.
-Por supuesto que sí. Oye, ¿crees que pueda acercarme?- Es mi mayor deseo en estos momentos, tan solo sentir su piel, saber que está aquí y es real.
Kaname lo pensó por unos minutos mirando fijamente al peliplateado y analizando la situación. Mientras tanto el ex humano solo arrastraba sus garras por la gruesa alfombra de piel de oso en la que se encontraba, ya parecía haberse aburrido de estudiarme y se distraía con otra cosa.
-Bien avanza despacio, yo lo sostendré.- Tal y como dijo vi como se inclinaba hacia delante, colocaba a Zero frente a él dándole la espalda aun sentado apoyándolo contra sus piernas y con una paciencia infinita lo tomaba por los antebrazos para mantenerlo sujeto firmemente.
Las ansias me dominaban pero aun así acate las ordenes de mi hermano, una vez que estuve junto a él me arrodille para quedar a su altura, me tome mi tiempo permitiendo que se acostumbrara a la cercanía, ya no solo me observaba sino que también parecía olfatearme, su boca se abría y serraba mientras relamía sus labios.
-No parece… un nivel E…- Estaba muy sorprendida, no se parecía en nada a todos aquellos desdichados que lamentablemente conocí.
-Lo sé, supongo que al estar alimentado no pierde el control como los otros.- Su voz calmada transmitía mucha calidez, al alzar mi mirada note que su vista se hallaba centrada únicamente en Zero, realmente debe amarlo mucho.
Con la confianza de que Kaname no lo soltaría dirigí mi mano hacia su rostro, al instante en que mi piel entro en contacto con la suya comenzó a alterarse, tuve que alejarme de un salto hacia atrás para escapar de sus fauces.
-Graawwr- Un potente rugido resonó en la habitación al tiempo que mi casi hermano trataba de erguirse para atacarme. Mientras tanto Kaname lo sostenía fuertemente rodeándolo con sus brazos desde atrás.
-Ya Zero calma, solo es Yuki, tranquilízate.- Sus palabras no dieron resultado por lo que se vio forzado a sacarlo de allí; yo simplemente me deje caer en el mullido sofá en cuento atravesaron la puerta.
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Han pasado cuatro meses desde que estoy aquí de los cuales uno pase huyendo de los ataques y tres meses pase tratando de acercarme a Zero. En este tiempo me tome el trabajo de convencer a mi hermano de regresar conmigo pero fracase miserablemente, es natural que se niegue después de todo sé que no abandonaría al ser que ama.
Con paso firme y constante camino sobre la nieve, detrás de mí, aquel castillo de hielo se pierde en el paisaje, le prometí a Kaname venir a verlo ahora que se dónde se encuentra y no importa lo que pase me encargare de que nadie se acerque a este lugar.
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-Quieto Zero, Yuki se ha ido, tranquilízate solo estamos tu y yo igual que antes.-
Estos últimos meses aunque hermosos fueron una tortura, mi pequeño no dejaba de acecharla era como un león a una gacela y no desaprovechaba ninguna oportunidad para escabullirse de nuestra habitación y perseguirla.
Varias veces tocamos el tema de regresar pero yo no podía aceptar, regresar a la civilización representaría un gran peligro para Zero, finalmente se dio por vencida y dejo de insistir pero me alegra que quiera visitarnos; también me ha hablado sobre los demás, todos ellos forjaron una vida y una familia por lo cual me alegro mucho, espero volver a verlos algún día, tal vez llegue ese día en el que mi oji amatista pueda caminar junto a mí por las calles de la ciudad sin representar una amenaza para la sociedad pero de no ser así no me interesa, yo soy feliz aquí.
-Dime, Zero, ¿tú eres feliz conmigo?-
Mi hermoso peliplateado permanecía tendido sobre la cama observándolo todo, aun después de tantos años su belleza resaltaba en este lugar, incluso parecía aumentar.
Un par de gruñidos suaves fueron su respuesta, pero no es suficiente para mí.
-Hare que me respondas como se debe.-
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Solo jadeos eran audibles en la habitación en la que se encontraba el antiguo Rey de los vampiros y su amante.
El ambiente cálido y electrizante rodeaba a la pareja unida tanto en cuerpo como en alma. Mientras fuertes estocadas eran dadas con certeza en el cuerpo del peliplateado éste se afirmaba de la espalda de su amo clavando sus garras, sus colmillos extendidos en su totalidad luchaban por alcanzar el cuello del castaño, tarea imposibilitada por el placer que recorría su cuerpo incapacitándolo de realizar algún movimiento que no sea seguir el compás que marcaban las caderas de Kaname, sus fuertes brazos aprisionaban la cintura del de largos cabellos plateados dejando la marca de sus dedos en ella.
-T-te amo.- Dos palabras dichas con esfuerzo luego de alcanzar el clímax rompieron el silencio, dos palabras dichas con sentimiento verdadero y lo más importante de todo, dos palabras dichas por aquel que por más de un siglo no fue capaz de pronunciar más que el nombre de aquel que lo convirtió en el príncipe de un reino único de las nieves.