– ¡Boom!
Silencio.
– ¡Boom!
Silencio.
– ¡Boom!
Abrió sus ojos repentinamente encontrándose con una superficie plana pintada de un celeste pastel. Salto en su lugar incorporándose rápidamente, atento ante cualquier sonido fuera de lugar, una gota de sudor recorría su bronceado rostro, bajando desde su sien hasta el filo de su mentón y cayendo pesadamente para perderse entre esas húmedas sábanas. Estaba sudando, ¿hace cuanto que ocurría esto? ¿Un mes? Quizá dos, ya ni siquiera lo recordaba.
–Otra vez.
Si, otra vez despertada de aquella manera abrupta, empapado de sudor y la cabeza dándole vueltas, haciéndole sentir escalofríos hasta ponerle los cabellos de punta. Las sábanas revueltas, su respiración agitada, su pecho bajando rápidamente mostrando su agitada respiración. Delatándolo.
Dirigió su mirada hacia la ventana, abierta casi en su totalidad y cubierta por una fina tela por la cual se colaba la tenue luz de la luna, para observar cerca a esta una grácil y espigada figura desperezarse, al parecer también había sido despertado por aquel tumulto. Y se tranquilizo; si, aquella agraciada silueta siempre tenía ese efecto en él, no supo cuanto tiempo permaneció en silencio observando sus movimientos, ¿quince minutos? ¿Cuarenta y cinco, tal vez? Quizá más, pero eso era lo de menos, hoy no tendría que pasarse el día en la oficina frente a una pila de documentos ordenados alfabéticamente, esperando ser objetos de su atención. Hasta que volteo suavemente y sus miradas se encontraron, aun no amanecía por lo que sus ojos brillaban en la oscuridad.
–Siempre tan misterioso –Sí, esa era su naturaleza, todo su ser estaba envuelto en el misterio, pero aun así le atraía, quizá por aquellos ojos con mirada profunda o ese negro pelaje.
–Ven aquí –lo llamo con suavidad y viéndolo a los ojos tratando de brindarle confianza, mientras extendía su mano hacia él.
Y él simplemente lo miro, como analizándolo con la mirada para después acercarse cautelosamente, pasando a posarse sobre la cama con suavidad. Lo tomo entre sus brazos acunándolo protectoramente y mirándolo a los ojos…
–Tendrás leche en el desayuno – Le dijo regalándole una sonrisa. Y dejándolo sobre la alfombra, se levanto pesadamente de la cama desperezándose.
El felino simplemente lo miro.
–Nya~
–Las conservas de sardina, ya se han agotado… tendré que salir por algunas esta tarde, ¿sabes? Y podr… – Yunho siguió hablando hasta adentrarse en la cocina.
El felino siguió a su dueño, perdiéndose en ella junto a él.
~******** * ********~
– ¡Boom!
Silencio.
– ¡Boom!
Silencio.
– ¡Boom!
Abrió sus ojos repentinamente encontrándose con una superficie plana pintada de un celeste pastel. Salto en su lugar incorporándose rápidamente, atento ante cualquier sonido fuera de lugar, una gota de sudor recorría su bronceado rostro, bajando desde su sien hasta el filo de su mentón y cayendo pesadamente para perderse entre esas húmedas sábanas. Estaba sudando, ¿hace cuanto que ocurría esto? ¿Un mes? Quizá dos, ya ni siquiera lo recordaba.
–Otra vez.
Si, otra vez despertada de aquella manera abrupta, empapado de sudor y la cabeza dándole vueltas, haciéndole sentir escalofríos hasta ponerle los cabellos de punta. Las sábanas revueltas, su respiración agitada, su pecho bajando rápidamente mostrando su agitada respiración. Delatándolo.
Dirigió su mirada hacia la ventana, abierta casi en su totalidad y cubierta por una fina tela por la cual se colaba la tenue luz de la luna, para observar cerca a esta una grácil y espigada figura desperezarse, al parecer también había sido despertado por aquel tumulto. Y se tranquilizo; si, aquella agraciada silueta siempre tenía ese efecto en él, no supo cuanto tiempo permaneció en silencio observando sus movimientos, ¿quince minutos? ¿Cuarenta y cinco, tal vez? Quizá más, pero eso era lo de menos, hoy no tendría que pasarse el día en la oficina frente a una pila de documentos ordenados alfabéticamente, esperando ser objetos de su atención. Hasta que volteo suavemente y sus miradas se encontraron, aun no amanecía por lo que sus ojos brillaban en la oscuridad.
–Siempre tan misterioso –Sí, esa era su naturaleza, todo su ser estaba envuelto en el misterio, pero aun así le atraía, quizá por aquellos ojos con mirada profunda o ese negro pelaje.
–Ven aquí –lo llamo con suavidad y viéndolo a los ojos tratando de brindarle confianza, mientras extendía su mano hacia él.
Y él simplemente lo miro, como analizándolo con la mirada para después acercarse cautelosamente, pasando a posarse sobre la cama con suavidad. Lo tomo entre sus brazos acunándolo protectoramente y mirándolo a los ojos…
–Tendrás leche en el desayuno – Le dijo regalándole una sonrisa. Y dejándolo sobre la alfombra, se levanto pesadamente de la cama desperezándose.
El felino simplemente lo miro.
–Nya~
–Las conservas de sardina, ya se han agotado… tendré que salir por algunas esta tarde, ¿sabes? Y podr… – Yunho siguió hablando hasta adentrarse en la cocina.
El felino siguió a su dueño, perdiéndose en ella junto a él.