Capítulo 2: cuando la tarde llega
Las clases, aburridas como siempre, transcurrieron lenta y peresosamente, provocando en los alumnos un aburrimiento y sueñomuy pesados.
Afortunadamente para ellos, solamente tenían seis horas de clase ese día, lógica, matemáticas y dibujo, dos horas cada una. Después les seguía la salida, auqnue a algunos les tocaba aún el taller extra una o dos horas después de dibujo, por lo cual se quedaban en la escuela.
Fué justamente en ese tiempo libre que, como se había vuelto costumbre desde los primeros días en la escuela, se armó un partido entre los chicos ( y algunas chicas ) del salón.
Tras haber usado la credencial de Mac para pedir un balón de basket pprestado al profesor de educación física, fueron a las canchas de basket, detrás del gimnasio y a un lado de la coperativa y las canchas de fut.
Los equipos quedaron de la siguiente manera: el equipo de Mac conformado por Leonardo, Ryu, Dereck, Armando, Fatima y Laurent. Este último era un alumno de otro grupo, de cuarto grado igualmente pero a quien le gustaba jugar basket tanto como a los del 404.
El otro equipo se conformaba por Balam, Alejandra, Antony, Flavio, Aldo, Elissa y Marino.
-¡Cámaras hijos!-gritó Aldo, como era su costumbre al encontrarse muy animado con algo- ¡Juguemos basket en los pastitos!
-¡Ya Aldo, que sino te van a meter una canasta!-le dijo Elissa, al tiempo que Balam sacaba y comenzaba el partido.
Realmente era muy divertido el ver a los chicos jugando, dado que nunca faltaba el momento en que alguno le pegaba al de su propio equipo, se trataban de quitar el balón haciendose bolita entre varios, la lanzaban litermalmente a la nada, o uno se caía.
En un momento dado, cuando Leonardo saltó para anotar una canasta, Balam saltó al mismo tiempo, chocando contra él y tirandolo al suelo, pero de alguna manera, Leonardo terminó haciendo una espectacular marometa hacia atrás.
Todo el mundo rompió a reír.
-¡Orale, ¿desde cuando eres cirquero?! jajajaja-reía Dereck, viendolo ahí tirado, sentado y riendose de igual forma.
Balam, muriendose de la risa al igual que todos, le tendió la mano, para ayudar a que se parara.
-¿Estás bien?-inquirió el larguirucho y delgado muchacho.
Leonardo estaba a punto de responderle, pero al alzar la mirada hacia Balam, se quedó mudo.
De alguna forma, la manera en que los rayos del sol que se filtraban por entre las nubes le daba por un lado, le hacía brillar los ojos de una manera realmente...apuesta. Se quedó perdido, mirando ese par de ojos verdes, un verde en que jamás se había fijado de esa manera, un par de ojos que resaltaba por debajo de ese alborotado cabello castaño claro.
-"Kami, Balam se vé...muy guapo..."-pensó Leonardo inconsientemente, perdido en sus facciones.
Balam, también clavó su mirada en la de esa perdida mirada chocolate, que detrás de esos lentes de negro armasón, se encontraban fijos en los suyos.
-"Guau...Leonardo tiene...unos ojos hermosos..."-pensó Balam, viendolo.
Sientieron un hueco en el estómago, aún viendose directamente.
-¡Ey, ustedes dos!-les gritó Fatima, sin darse cuenta de nada-. ¡Apurense, quisiera terminar el partido antes de mañana!
Ambos chicos pegaron un brinco, sobresaltados.
-Ah...sí, gomene...etto, nosotros...-balbucearon, desviando las miradas-. Ya vamos, chicos.
-¡Pues apurandole muchachos, que se están tardando!-les dijo Mac, riendo aún.
El partido siguió su curso normal. Pero entre Balam y Leonardo las cosas estaban tensas debido a lo sucedido.
Cuando estaban seguros de que nadie los veía, intercmbiaban miradas, para desviarlas rapidamente, ruborizados.
Mientras tanto, a un lado de la cancha, Denise, Fernanda, Marlene, Charlie y Tania se encontraban sentados, platicando y algunos haciendo tareas atrasadas, así como Charlie se hallaba tocando su guitarra.
Denise, fijandose en como Marlene no perdía de vista a Mac, inquirió:
-Ne, Marlene-san, ¿ocurre algo?
-¿qué?...iie, yo solo...etto...-se ruborizó la chica, desviando la mirada.
-¿Qué es lo que miras tan insistentemente?
-Emmh...emmh, nada...
-Sí claro-dijo Denise, sarcásticamente-.Pues parece que "nada", se dirige hacia acá.
Mac de acercó a las chicas, agachandose para sacar su botella de agua y darle largos tragos. El partido había terminado, y los chicos debían dirigirse a sus talleres.
Se acercaron a recoger sus cosas, plaitcando bromeando sobre lo ocurrido, sobre todo la pirueta de Leonardo al caerse.
-¡¡Jajaja, Se vió todo bien gracioso!!-reía Alejandra al recordarlo, dandole una palmada en el hombro a Leonardo.
-¡Je, por poco y te vas de boca!-asintió Fatima.
-Ya, dejen de burlarse-les dijo Leonardo, sonriendo apenado.
Balam, mientras tanto, lo miraba de reojo. Mas cuando al voltear Leonardo se encontraron sus miradas, no pudieron evitar sonrojarse, desviandolas rapidamente.
Ambos sintieron un vuelco en su interior.
Laurente, cansado y sediento, se acercó a Mac, quitandole la botella de agua y dando un gran trago.
-Sí, pasale-le dijo Mac, alzando las cejas, viendolo.
-Arigato, estaba sediento-le dijo Laurent.
-¿En serio?, no me digas-contestó Mac con sarcasmo-. Si no me dices no me doy cuenta.
-Vamos vamos-le dijo Laurent para, fijandose que nadie los viera, plantarle un fugaz beso en la comisura de su boca-. Que nada te cuesta compartir tus cosas conmigo.
-Baka-le dijo Mac, captando la indirecta.
Y estaba a punto de decirle algo más cuando su mrada se clavó en un joven hombre que cruzaba el patio en esos momentos.
Era alto, delgado, vestido con pantalón de mezclilla y camisa blanca con su cabello oscuro y algo quebrado peinado un poco haca atrás.
Llevaba su mochila azul oscuro al frente y una bolsa de bolitas de tamarindo confitadas en la mano.
Era su maestros de lengua, el sensei Gabriel.
Mac sintió como una patada en el estómago, y un gran peso en su interior al verlo. Era como una bruma que cayera sobre él.
-Ey Mac, ¿qué es lo que...?-empezó Laurent al notar su repentino silencio, pero al dirigr su mrad a donde su amigo la tenía fija, también calló, alcanzando a ver al sensei antes que este desapareciera tras un edificio.
-"Oh, así que...es eso nuevamente.."-pensó, con cierta tristesa.
Mac pareció volver a la realidad, y tratando de aparentar naturalidad, volteó a ver a Laurent, esperando qu no se hubiera dado cuenta de nada.
-¿Qué...qué me decías Laurent?-dijo.
-Emh...no, yo....nada, no te preocupes...-contestó
Laurent, forzando una sonrisa que no convenció a Mac.
-"Nuevamente se ha dado cuenta"-pensó este.
-Vente, te...te acompañaré a tu clase-le dijo Laurente, finjiendo naturalidad y componiendo una falsa sonrisa, una falsa sonrisa que escondía el dolor que por dentro lo inundaba.
Mac lo vió pero no dijo nada, solo asintió.
Se despidieron de todos y partieron a su salón, al tiempo que tanto Balam como Leonardo se iban en direcciones diferentes, usando uno una tarea como pretexto y un deber en casa el otro, solo para poder alejarse uno del otro.
Así mismo, Dereck se acercó a Charlie, y tras plantarle un furtivo beso en los labios, lo despeinó en son de broma, provocsando el enojo de su pareja, para después marcharse a sus casas charlando animadamente...
Sin darse cuenta ninguno de los chicos, de un par de ojos lilas que los miraban uno a uno, tanto a ellos como a Mac, Laurent, Balam y Leonardo mientras se alejaba hacia su taller en compañía de Fernanda y Denise sin que estas se dieran cuenta, y leyendo con su mirada más de lo que los demás podían imaginar.