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El amor y el odio siempre fueron de la mano. por MarlovesNana

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Notas del capitulo:

Hola :D

—Por favor, no te vayas.—suplicó abrazada a la pierna de la mayor—¿Cuántas veces te tengo que pedir perdón?

—Suéltame, no quiero hacerte daño.—dijo fríamente ignorando la pregunta.

—Que tengo mucho miedo...—aseguró tras oir otro aterrador trueno, aferrándose más a la extremidad de la pelirroja.

—El taxi está esperando.

—Haré lo que quieras pero no me dejes sola.—insistió la menor con los ojos llorosos.

—¿Lo que quiera?—preguntó Scarlet con cierta maldad.

En ese momento Eva supó que prácticamente había vendido su alma al diablo, pero lo que fuera por no pasar sola una noche de tormenta.

—Lo que quieras.

1 día antes...

Había mucha gente, mucho ruido, y eso Eva no lo aguantaba. Antes de enterarse de todo esto, se imaginó un lugar más tranquilo. Pronto fueron llevados a la mesa que tenían reservada. Los padres de los hermanastros no estaban. Eso no sabían si les tranquilizaban o ponían más nerviosos a los cuatro. Scarlet tomó la mano de Jorge por debajo de la mesa y le sonrió. Todo iba a salir bien. El joven rubio correspondió su sonrisa. En ese momento, sus padres aparecieron en escena. Se saludaron cos dos besos y Jorge les presentó. La madre no pudo evitar juzgarla con la mirada, algo que la pelirroja no tuvo en cuenta. El padre se centró más en "Rose". Le hacía muy feliz que su hijo estuviera saliendo con ella. Era una jovencita muy inteligente y bonita. Seguro ella podia mantener a su hijo por el buen camino.

Una vez terminadas las presentaciones, el camarero se acercó a tomar nota de lo que iban a ordenar. No quisieron pedir mucha comida, y de bebida una botella de vino, exepto Eva, que tomó agua.

El interrogatorio no se hizo esperar mucho. "¿Cómo se conocieron?" "¿Cuánto tiempo llevaban juntos?" "¿Cuántos años tenía Scarlet?" "¿Estudiaba o trabajaba?" Y las preguntas que una madre se hace pero no pregunta como "¿Qué intenciones tenía con su hijo?" "¿Por qué le parecia tan encantadora?" "¿Por qué una chica tan guapa y lista estaba con su hijo?" No se fiaba. Parecía tan perfecta que ni siquiera ella habría podido imaginar esperar tanto de su nuera. Aunque no era la única sorprendida. Eva jamás se había imaginado una Scarlet así. Tan educada, serena, y con tanta cultura general. Su mente la visualizó estudiando toda la noche entera para impresionar a su "suegra", y una pequeña sonrisa dibujó su rostro.

—Nos queremos mucho, ¿verdad cariño?—preguntó antes de intentar basarla, pues ella se apartó.

Eva creyó que la pelirroja se iba a dejar besar y, lo peor de todo, correspondería su beso. Al ver que nada de eso ocurrió se sintió tan feliz que no pudo disimular una pequeña sonrisa.

—Están tus padres delante, me da vergüenza.—mintió para no volver incómodo el ambiente.

Jorge sonrió. Tal vez con eso bastaba para que su madre se creeya lo que llevaban ensayando unos dias. Su amiga había cumplido las expectativas a la perfección y le debia un favor grande.

A la velada poco le quedaba para llegar a su fin. Hablaron durante diez minutos hasta la despedida. La madre parecía muy feliz por tener una nuera así y Scarlet se sentía bien por haber cumplido con su amigo. Expresó su deseo de volver a ver a la pelirroja pronto, la cual pensó que no iba a ser posible, ya que "romperían" su relación. El padre de Alonso les premitió a él y a su compañera no ir al trabajo al día siguiente.

Los cuatro jóvenes decidieron ir a alguna discoteca. Como ambas chicas tenían pareja nadie se les acercó, pero eso era una cosa y otra que no notasen alguna que otra mirada lasciva. La mayor estaba más que acostumbrada pero Eva, como no salía mucho por la noche, le hacía sentir bastante incómoda. Se refugió en los ojos verdes de Alonso, al menos el poco tiempo que le permitió su querida "hermana" porque no hacía más que ponerse en medio de los dos, impidiendo que bailaran o se besaran, pero para que engañarse, Eva en el fondo lo prefería así. Sin embargo, no dejaba de ser una molestia.

—¿Tu hermana está enamorada de tí o me lo parece?—preguntó el chico medio en broma medio en enserio, aparovechando que por fin la pelirroja les había dejado solos.

—No. Es que es muy sobreprotectora.—contestó la menor con cierta dificultad, pues puede que hubiera bebido más de la cuenta—No te preocupes.—le aseguró antes de darle un beso apasionado.

"Sólo está besando los labios de..." Pensó Scarlet mientras bebía lo último que le quedaba. "Pero aun así..." Se dirigió donde ellos, y les dijo que ya era demasiado tarde. ¿Eva estaba ebria? La mayor aprovechó aquello para llevarla a casa cuanto antes y Alonso se fuera a buscar a Jorge. Cogieron un taxi y al llegar a casa, la pelirroja cargó en brazos a la menor. Ya en la habitación de Scarlet la dejó con cuidado en su cama.

—¿Por qué has tenido que besar a ese pringado?—preguntó con cierta molestia mientras se ponía el pijama.

—¿Por qué Jorge te eligió a ti para ser su "novia"?—preguntó haciendo un esfuerzo por desvertirse, que finalmente fue ayudada por la mayor—¿No tiene más amigas o qué?

—Creo que la respuesta a la primera pregunta ha quedado bien clara en la cena.—respondió mientras se dirigía a la habitación de su hermana a por un pijama—¿Estás celosa?—quiso saber en cuanto estuvo de vuelta.

—Mash quisierash.—respondió no muy convencida. Tuvo que desviar su mirada para no ver aquella mirada azul que tanto la encantaba.

Scarlet se acercó a ella y la ayudó a cambiarse. Cuando terminó, la menor se metió en la cama.

—La verdad es que sí.—confesó antes de hacer lo mismo—Yo, a pesar de que esos labios sean los de Rose, me molesta que te beses con él.

Antes de dejarse llevar por el cansancio, la pelirroja abrazó con algo de posesividad a la pequeña.


                                    ***

A la mañana siguiente, Eva tenía un dolor horrible de cabeza. Se percató de que nuevamente estaba a abrazada a la pelirroja, y un enorme calor comenzó a apodersarse de sus mejillas, pero pronto se enfriaron porque esa vergüenza pasó a enfado. La mayor tenía que aprovechar la mínima oportunidad para dormir con ella. Y además le impedía hacer caulquier cosa con Alonso. ¿Tan difícil era alejarse del demonio pelirrojo? Estaba segura de que mucho más no iba a poder aguantar así. Una idea algo mala se le paso por la mente, pero era la única que podía poner en práctica para mantener aunque fuera unos días alejada a Scarlet.

Se levantó y se dirigió a la cocina a preparar los desayunos, y de paso, tomar alguna pastilla para el dolor. Cuando acabó de desayunar la mayor entró en la cocina aun dormida se soprendió al ver que su desayuno estaba listo.

—Gracias.—dijo nada más sentarse.

—De nada.—la menor se volvió a sentar en frente suyo—Oye... ¿Cuál es tu objeto más preciado?—le tembló la voz al preguntarlo.

—Mi moto, ¿por?—preguntó más concentrada en su comida.

—Y te enfadarías mucho si alguien la estropeara, ¿no?

—Si es a propósito sí. ¿Quieres tener el honor de sufrir mi enfado?—cuestionó bromeando sin dejar de prestar atención a la comida.

Eva se levantó y fue al garaje. Estaba segura de que había un bidón de gasolina que no era de la moto. Scarlet no podía creerse que verdaderamente fuera a estropear su moto. Dejó su desayuno y comenzó a seguir a la menor. ¿Por qué ahora mismo estaba rellenando su depósito con una sustacia que no era apta para éste? Es lo único que pudo preguntarse mientras lo observaba, ya que sus músculos se habían paralizado.

Tras varios segundos eternos así, tragó saliva y enfrió su rostro. Su moto había muerto para siempre. Nada podía hacer ya. Salió de allí y se encaminó hacia su cuarto como si de un zombie se tratara. Se puso ropa deportiva y se dispuso a hacer deporte, lejos de aquel monstruo. Una sóla pregunta rondaba su cabeza.

"Loca" "Tonta" "Estúpida" "¿De qué vas?" "¿Por que lo has hecho?" Era entre otras cosas lo que Eva esperó escuchar por parte de la mayor, pero nada. ¿Había algo peor que la indiferencia? Se sintió mal las primeras dos horas, hasta que acabo por concluir que lo hecho, hecho está y ya de nada valía arrepentirse. Después de todo eso era lo que buscaba: la indiferencia de la pelirroja Pasaron sesenta minutos más y llegó la hora de comer. Siguió sin aparecer. Pasó la hora de la merienda y nada. La pequeña comenzaba a desesperarse. La llamó pero se había dejado el móvil en casa. Intentó relajarse buscando una película en la televisión, pero no se enteró de nada.

Mientras, a Scarlet poco le quedaba para llegar a casa. Andó lo mas rápido posible y abrió la puerta con cierta prisa. Se dirigió a su habitación subiendo las escaleras de tres en tres y sacó una pequeña maleta en la que guardaría no mucha ropa.

—¿Qué haces?—preguntó Eva algo asustada.

La pelirroja la ignoró completamente.

—Me he pasado, lo siento mucho.—se disculpó con verdadero arrepentimiento—¿Me perdonas?

La mayor seguía en sus cosas como si sólo estuiviera ella en la habitación, algo fácil hasta que Eva pegó un chillido agudo al oir aquel trueno. La cosa se estaba poniendo interesante, parecía que el karma quería castigar a la menor. Scarlet bajó las escaleras con cierta prisa seguida por la pequeña que no hacia mas que decir "Lo siento" y "Perdóname".

Actualidad.

La mayor le ordenó hacerse una maleta en cinco minutos porque esa noche la pasarían en un hotel. Se subieron al taxi y en un cuarto de hora ya estaban allí. Aquel edificio impresionaba igual por fuera que por dentro, pues por algo era el mejor de la ciudad. Y la habitación era enorme. No hacía falta tanto lujo por una sola noche, ¿o pensaba vivir aquí para siempre? La cama era bastante ancha, la televisión plasma en la pared, el baño también grande...

—Voy a ducharme.—dijo la pelirroja antes de quitarse su sudadera—Pide algo de cenar si tienes hambre.

Alguien llamó a la puerta. Eva fue a abrir y Scarlet al baño. Desde allí pudo distinguir dos voces masculinas. Se imaginó que pronto se irían y comenzó a bañarse. Procuró tardar unos veinte minutos, mientras maquinaba que cosas podía pedirle a Eva. Estaba claro que esta noche iba a pasárselo muy bien. Al finalizar y salir, se encontró a la menor tumbada en la cama.

—¿Quiénes eran?—preguntó la pelirroja sin mucho interés.

—Unos idiotas.

Scarlet se tumbó al lado de ella y su primera petición fue una masaje en la espalda. Las mejillas de la menor enrojecieron levemente, porque para ello tuvo que sentarse cerca del culo-que estaba como una piedra-de la pelirroja, y  tocar aquella piel tan blanca y suave.

—Lo haces muy bien.—dijo la mayor provocando una pequeña sonrisa en Eva—Ahora me gustaría que hablasemos un poco.

La menor se extrañó un poco pero si era eso lo que quería... Se sentó en la cama y Scarlet en frente de ella. La pelirroja en realidad quería saberlo todo de Eva, asi que empezó por preguntas sencillas como qué le gustaba hacer en su tiempo libre, qué quería ser de mayor, como era la relación con sus padres y su hermano, si tenía más fobias a parte de la obvia... La menor respondió sin pudor a todas ellas. Le gustaba leer sobre animales y plantas, escuchar música, salir con sus amigas; de mayor quería ser veterinaria; con sus padres se llevaba muy bien y con su hermano también. Tal vez eran demasiado religioso.

—Eso de no hacerlo hasta el matrimonio es de la Edad Media.—dijo Scarlet para picar a la pequeña.

—Ya. Sólo te lo hice creer porque estás más salida que un mandril y quería mantenerte alejada de mí.

Scarlet rió. Tampoco es que fuera una violadora. La menor finalizó respondiendo que no tenía miedo a ninguna otra cosa y  quiso que Scarlet le respondiera a las mismas preguntas. A la pelirroja le gustaba el deporte, las motos, los coches; le gustaría estudiar medicina...

—Jajajaja—rió Eva escandalosamente.

—Oye que aunque no te lo creas soy una malota que se preocupa por sus estudios.—aseguró con orgullo haciendo que la risa de Eva cesara—Tengo una media alta e hize una buena selectividad, lo que pasa es que no tenía claro si ir a la universidad de Dublín o a la de Washington.

Realmente Eva no sabía nada de Scarlet. Antes de todo esto la tomaba por una bruta, cabeza hueca, ninfómana, narcisista y creida, pero a decir verdad nunca se tomó la molestia por intentar conocerla. Las únicas cosas que se decían al hablarse, que era muy de vez en cuando, eran insultos.

—¿Y en qué te quieres especializar?

—Pediatría.

"Qué linda" pensó la menor mientras seguía respondiendo. La pelirroja quería muchísimo a su madre, se llevaba muy bien con ella y con su marido, y a penas hablaba con su padre. Le detestaba por haber hecho sufrir a su madre engañándola con otra mujer. Contó que su madre tuvo tomar medicamentos para la depresión y aquellos años fueron los peores de su vida. El corazón de la pequeña se encogió al imaginarse todo el sufrimiento de la pelirroja, y no sólo de ella, también el de Rose. Y sobre los miedos ninguno.

—Mi siguiente petición es que te sientes encima mío y me des un beso que jamás pueda olvidar.

—Me niego.—dijo con las mejillas hirviendo.

—Pues me voy a otra habitación.

En parte se esperaba algo así de la pelirroja pero no creyó que se atreviera a pedírselo. Se tomó varios minutos para aceptar aquella locura. Con cierta timidez hizo lo que la pidió, quedando sus rostros muy cerca. Scarlet abrazó la cintura de la menor, provocando que se estremeciera un poco.

—Paramos cuando quieras porque yo no voy a ser capaz.—advirtió a la pequeaña rozando sus labios.

Eva tardó varios segundos en corresponder aquel beso que empezó siendo muy lento y continuó incrementando la pasión, pero sin dejar de ser tierno. La mayor empezó a jugar con su lengua, buscando la de la menor, que se resistía a utilizarla, pero que finalmente no pudo evitar tener contacto con la de la pelirroja. Ésta rodeo su cuello con los brazos de la pequeña, anulando la poca distancia que quedaba entre sus cuerpos. Profundizó aún más el beso, explorando con su lengua la boca de la menor hasta que notó en su rostro lo que parecia una lágrima. Se apartó preocupada, tal vez se había pasado con la última petición.

—¿Tan mal beso?—preguntó secando las lágrimas de la pequeña—Lo siento, no lo volveré a hacer.

—No, no vuelvas a besar los labios de Rose—dijo sin mirarla a los ojos, porque no quería ver su reacción.

Aquello fue toda una sorpresa para Scarlet. ¿Acaso estaba celosa? Sí, por supuesto que lo estaba, y eso le hacía muy dichosa.

—Está bien.—dijo abrázandola con felicidad.

***

A la mañana siguiente Eva se despertó de la hora de sueño que había tenido, pues no pudo dormir en toda la noche. Se dedicó a pensar en qué pasaría entre las dos a patir de aqel momento en el que por su boca salio algo que nunca debio salir. Al principio se arrepintió mucho pero ya nada podía hacer o decir para intentar arreglarlo. Y después de mucho pensar ya tenía una idea más o menos clara de que podía decirle a la mayor, dejando atrás el daño que pudiera causarle a ella y así misma.

Para cuando decidieron dormirse la tormenta paró, y por ello Scarlet creyó correcto irse a dormir al sofá que había. La pelirroja tampoco pudo conciliar el sueño.
Demasiada felicidad para ponerse a dormir y muchas cosas en qué pensar sobre lo que hacer a patir de ahora. Ella lo tenía claro, ¿pero Eva? Seguro se iba a arrepentir. Sólo de pensar eso tenía ganas de llorar. Decidió que no sería ella quién sacara el tema, y actuar como siempre.

Se estiró nada más levantarse por la incomodidad del sofá y se dirigió al teléfono para pedir el desayuno. Vió que la pequeña estaba despierta y sonrio por la gracia que le hizo cuando Eva se dió media vuelta.

—Buenos días.—dijo la mayor aún con su sonrisa. Cogió el teléfono y marcó el número de servicio del hotel

—Hola.—saludó algo avergonzada.

Scarlet pidió lo que solían desayunar en casa.Nada más colgar el móvil de Rose-pues se habían intercambiados los móviles, de tal manera que la pequeña pelirroja tenía el de Eva y ésta el de su amiga-comenzó a sonar. Scarlet miró de quién se trataba. Su rostro borró cualquier signo de felicidad que antes pudiera tener. Ante la mirada curiosa de Eva por aquel cambió de expresión, la mayor le tapó la boca, por si acaso. Se intentó librar, pero fue inútil.

—Rose no se puede poner en estos momentos.—contestó nada más descolgar. Despues le dió la direccion del hotel y Eva no pudo evitar preguntarse con quién hablaba—Sí, ella está bien... Yo también... Vale... Adiós.

Dejó de nuevo el móvil en la mesilla, y fue al baño a asearse.

La menor cogió el móvil y buscó la última llamada recibida. Al ver aquel nombre comprendió el porqué de ese comportamiento tan frío por parte de Scarlet.

 

Notas finales:

Nos vemos pronto ;)


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