Clint, Loki, Steve y Peggy estaban sentados en la cocina, sentados alrededor de una mesa cuadrada donde las criadas cocinaban durante todo el día. El único que faltaba era Thor, al cual su esposo no había podido sacar de la cama.
Aun iban todos con sus pijamas y sin arreglar. Steve llevaba un pijama azul oscuro que marcaba sus fuertes músculos, Peggy un pijama de perritos de color blanco y negro, Clint y Loki iban vestidos con sus pantalones de chándal y una camiseta de tirantes pues, a pesar de que al salir a la calle siempre iban vestidos de forma inmaculada, de puertas para adentro iban vestidos como iría vestido un americano de la casta más baja.
-Buenos días chicas.- saludó una mujer de pelo rubio ceniza que le llegaba a las caderas, rostro afable y ojos oscuros, causando que los cuatro se giraran.
-Buenos días Su Majestad.- dijeron todas las muchachas por lo que los dos midgardianos se levantaron, al contrario que Loki que solo siguió comiendo con tranquilidad.
-Majestad.- musitaron los dos rubios, inclinándose respetuosamente ante la diosa.
-¿Y vosotros quienes…?- su voz murió al ver aquel pelo negro y aquellos ojos verdes mirarla.- ¡Loki!- la mujer salió corriendo hacia él, abrazándole.- ¿Cuándo llegaste?
-Nueve días atrás, madre.- le contestó, besándole la mejilla.- Thor aun debe de estar durmiendo.- comentó pero la mujer ya no le prestaba atención, la niña de ojos azules y pelo rubio ondulado que seguía comiendo su ensalada de verduras había captado su atención completamente.- La hija de Thor y su esposo.- le explicó señalando al rubio mayor que desvió la mirada, incómodo.
-Ya hablaré con Thor sobre eso. ¡Mira que no invitarme a su boda y no presentarme a mi nieta!- se quejó, mirando al Capitán América.- Vaya que tiene buen gusto.- le alabó la mujer, causando que el pobre hombre se sonrojara con fuerza ante aquel alago.- Encantada de conocerte…
-Steve Rogers.- dijo el hombre, inclinándose levemente ante la reina.
-¿Y cual es tu nombre, linda?- le preguntó a la niña, que la miró con aquellos ojos que había heredado de sus padres.
-Peggy Thora Stevedottir.- contestó la niña, en un perfecto asgardiano ante la sorpresa de los dos mortales.
-Encantada de conocerte.- la reina le dio la mano a la chiquilla que con una gran sonrisa le dio la mano.
La mujer asintió, mirando al rubio menor, que miraba una de las torres, acariciando sus dedos, cerrando y abriendo sus manos.
-¿Es él su escolta?- pregunta la mujer a su hijo menor, señalando al arquero.
-¿Clint? ¿Su escolta? ¡Claro que no madre!- dijo entre divertido y escandalizado ante aquel pensamiento.- Es mi novio.- le explicó, a la vez que cogía de la mano al chico.
La mujer se llevó las manos a la boca, ocultando una gran sonrisa.
-¡Loki! ¡Él es muy lindo!- exclamó, mirando como ambos apartaban los ojos obviamente avergonzada.
-Buenos días…- un Thor adormilado y con la camisa desabrochada, causando que todas las mujeres, que ya se habían acostumbrado a ver a su otro príncipe con aquellas pintas y enseñando sus brazos (que, contrariamente a lo que ellas pensaban no eran por nada del mundo flacos), se sonrojaran otra vez.- ¡Madre!
-Hola hijo.- se acercó a él y le besó la mejilla, abrochando su camisa.- Ya hablaremos sobre eso de que no me invitaras a la boda.- dicho esto salió cogiendo una manzana.
Después de un ameno desayuno junto con el Dios mayor y de arreglarse fueron a recibir a sus tres amigos al Bifrost. Procedieron a las presentaciones con sus padres y cada uno se fue a hacer distintas actividades que terminaron resumidas muy fácilmente: Thor y Loki pasaron algunas horas encerrados con los consejeros hasta que al final el de ojos verdes hartos de oírlos gritar se fue, el quinteto humano se había ido a los jardines para hablar mientras que la reina y su nieta pasaban el tiempo juntas, en el salón de las costureras.
-¡Cariño!- el Dios levantó la mirada hacia donde la voz de su novio provenía y se acercó a ellos rápidamente.- ¿Otra discusión?- le preguntó al ver como tenía el ceño fruncido.
-Sí.- le besó los labios rápidamente antes de oír gritos detrás de él de parte de unos de los consejeros.- ¿Ya basta no? Yo ya he dicho mi punto de vista, si quereis seguir discutiendo, mi hermano estará encantado de seguir, pero a mi dejadme en paz, suficiente tendré cuando vuelva a Jötunheim.- le soltó antes de que el pobre hombre pudiera decir nada.
-Pero…- empezó el hombre, intimidado al tener tantos ojos sobre él.
-He dicho que no quiero saber nada más, así que largo sino quieres encontrarte con un par de hechizos en tu casa.- le amenazó.
-Majestad.- musitó inclinándose.
-Dejad de mirarme así.- gruñó al ver la mirada de los Vengadores.- Ser el Dios de las travesuras tiene sus cosas buenas.- musitó divertido.
El resto negó con la cabeza antes de esparcirse por lo que quedaba de día para volver a reunirse ya de noche. Se dirigieron a una de las tabernas del pueblo, usando una de las habitaciones que tenían reservadas solamente para ellos.
Cuando les sirvieron las enormes jarras de cerveza típicas de aquella parte del universo, hasta el mismísimo Stark se sintió intimidado.
-¿Y porque brindamos?- dijo Natasha.
-Por… ¿la amistad?- dijo el doctor a la vez que rodeaba a su novio con un brazo.
-¡Por la amistad!- chocaron sus jarras y se las llevaron a los labios para beber un buen trago o al menos el arquero, el primer superhéroe de América, Tony y la espía porque los otros tres bebieron más de un trago: Bruce más de media jarra y los extraterrestres se la terminaron todo de una.- Wow.- fue todo o que dijo Natasha.
-Lo que pasa cuando haces competiciones de esta índole por casi un milenio.- dijo el rubio.
La noche pasó amena entre risas y anécdotas hasta que el alcohol empezó a afectar a todos menos a Loki y a Steve por razones obvias: el primero tenía un sistema inmunitario que eliminaba el alcohol rápidamente con solo tocar su lengua convirtiéndolo en un líquido con sabor a algo y el segundo por los efectos secundarios del experimento al que fue sometido tantos años atrás. Banner y el dios del trueno estaban solo achispados mientras que los tres restantes podrían empezar a bailar sobre la mesa en aquel mismo momento. Era extraño ver a Nat perder el control de si misma de aquel modo.
-Vámonos, anda.- dijo Steve, agarrando de la mano a Thor y cogiendo en brazos a la mujer que murmullaba cosas en ruso. Detrás de él salieron los dos científicos, Tony completamente recostado sobre Banner, que maldecía por lo bajo a su novio y finalmente el de ojos verdes, que cargaba a su novio con facilidad, como si se tratara de una pluma.
Una vez hubieron dejado a cada uno en su cuarto, el peli-negro se dirigió a su oscuro cuarto, iluminado solamente por la luz de la luna, dejó a su pareja encima de la cama y lo desvistió con cuidado, no queriendo usar su magia aquella vez. Le cambió la ropa antes de cambiarse la propia y de acostarse a su lado, arropándole y abrazándole.
-¿Loki?- preguntó con voz pastosa.- ¿Dónde estamos?- preguntó, desubicado.
-En palacio, mal bebedor.- le dio un beso en la nariz, sonriendo ante el mohín que hizo cuando le llamó de aquel modo, pero ¿quién se emborracha completamente con una sola cerveza?.- No sé como lo haces, pero cuando estás borracho eres mucho más liviano que cuando estás dormido sin haber consumido alcohol antes.- comentó, acariciando su pelo.
-No sé.- dijo el otro, dejándose caer sobre el pecho del otro.
-Yo tampoco. Pero lo que sí sé es que mañana vais a tener todos una buena resaca.- le dijo acariciandole la espalda.- Te dejaré a solas mañana ya que tengo que ir a preparar algunas cosas por ahí con padre. Y en dos días nos iremos a Jötunheim.- le explicó, aun a sabiendas de que el otro, estando borracho no solo era liviano de cuerpo sino también de mente, de modo que cuando estaba en aquel estado raramente recordaba nada de lo que le había sido dicho.
Pero bueno, así le amaba y le amaría y así pensaba desposarle lo más pronto posible.