Por unos días me alejé de todos y de todo. No salía de mi pilar por nada del mundo. No quería encontrarme con esos tres para que me armaran cualquier escena en frente de mis compañeros o del mismísimo señor Poseidón. Invité a uno de mis mejores amigos haya en la tierra, lejos del agua de mar, a pasar unos días en mi casa, haciéndome compañía y más que todo ayudándome, dándome ideas sobre qué hacer con esos tres; o almenos por quien decidirme o como conocerlos mejor a cada uno, pero por separado.
-Afrodita, necesito que me des un consejo…tu sabes mucho de amores y esas cosas…-suplicaba Saren.
-Pues bien, imagínate que soy el doctor corazón y cuéntame tu caso-inquirió el pececito con mucha seguridad en sí mismo.
-Lo que pasa es que…tengo tres pretendientes…y…
-A, era eso, entonces de que te preocupas, quédate con los tres y listo. Asunto solucionado!!-contestó sin dejarlo terminar.
-No. Como se te ocurre decirme eso??. Yo no soy como tú que anda con muchos a la vez, yo solo quiero estar con uno. Soy muy decente en estos casos…-murmuró exaltado.
-Eres un idiota. Ahora sí no te ayudo en nada-gritó haciendo un pequeño puchero por el repentino comentario de su mejor amigo.
-Hay no. Lo siento, discúlpame, no era mi intención-imploraba el de ojos rosa.
-Bueno, acepto tus disculpas. Y entonces cual es el problema???
-Pues el problema es que no me decido. Los tres son guapos, me quieren a su modo, me gustan por su forma de ser y…es todo un caos.
-…-Dita quedó callado pensando en la mejor forma de ayudarlo a salir de aquel embrollo.
Después de meditar unos cuantos minutos, dijo:
-Lo único que te puedo decir es que los conozcas a cada uno por separado-susurró.
-Eso ya lo sé. Pero como lo hago??
-Únicamente existe una salida: tendrás que salir con uno por día, al cuarto, sabrás quien te gustó más, y será a quien escojas.
-Si eso es lo que puedo hacer ya que…-Dijo cabizbajo.
-Bueno chau, me despido. Ya estuve en tu casa por muchos días. Me estarán extrañando en el santuario-exclamó mientras salía del pilar del atlántico sur.
-Que te vaya bien. Cuídate.
Esa noche, después de que mi amigo se fuera, me recosté en la cama, pensando en una buena excusa para convencer de salir conmigo a Julián. No sería nada fácil. Si en plena cita alguno de los otros dos nos veía…se armaría un tremendo lio; eso es lo que más me preocupa. Conociéndolos son capaces de agarrarse a golpes en plena calle o arrecife, y lo que es peor la policía marina nos puede llevar presos a Cabo Suniun.
Saben una cosa…NO PIENZO PASAR EL RESTO DE MI VIDA ENCERRADO EN UNA MALDITA PRICION DONDE SE CORRE EL RIESGO DE MORIR!!
Toda la noche la pasé en vela. No pegué el ojo para nada. Los nervios me comían poco a poco; a decir verdad parecía una novia a un día de casarse.
Continuará…