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El príncipe y el pirata por yucenkio

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Notas del capitulo:

 

Espero que les guste!!! :3

El príncipe y el pirata

Capítulo II: Instintos

Los nervios de Erika se esfumaron y nos dispusimos a entrar al esplendoroso castillo. Esperando, que nuestros buenos y considerados nakamas, nos estuvieran esperando, pero no fue así. El salón del trono estaba deshabitado, ni siquiera el rey Zeff se encontraba ahí.

Luego de un tiempo muerto, mirándonos las caras y observando la gran sala, un sirviente de cabello y ojos avellanas se nos acercó, o mejor dicho, nos encontró. Le dijimos que somos parte de los Mugiwaras, y éste, sin escuchar nada más, con una seña nos pidió que los siguiéramos.

-¿Dónde están nuestros nakamas?- pregunte tosco. Me molestó que no nos hubiera explicado nada.

El sirviente, al notar mi actitud, se giro de mala gana y con un acento demasiado formal me informo- Están en sus habitaciones descansando, el rey Zeff les  dijo que se relajaran hasta que terminara de cocinar el gran banquete-

-¿Qué “él” terminara de cocinar?- pregunte incrédulo

-El rey Zeff, antes de ser rey, fue un gran cocinero, la verdad es que siempre sus cocineros pasan de vacaciones porque a él le gusta cocinar sus comidas-

-Exactamente señorita- le confirmo el sirviente, con una sonrisa muy complacida

-Mira para el frente, patudo- le gruñí. El alzado le  coqueteaba descaradamente a Erika ¡Frente a mí! ¡Su hermano!

El tipo acató con un gesto de extremo repudio y un- “¡Hmp!”- de indignación. A mí poco me importaba, pero no me salve del coscorrón de Erika.

El sirviente desapareció al de dejarnos frente las puertas de nuestras habitaciones, pero sin antes devolverme el gesto, lógicamente, besándole el torso de la mano y guiñándole un ojo a mi Erika.

-Ya verá…- me preparaba para cortarlo en miles de pedacitos pero Erika me detuvo con su abrazo.

-No seas celoso, Zorito, tu sabes que siempre seré tu hermanita- Mis ganas de matarlo se esfumaron, al responder el abrazo acariciando su cabeza. Siempre sabe cómo controlarme esta diablilla, volteando siempre las cosas a su favor.

-¿Cómo habrán sabido que veníamos? ¿O es solo coincidencia?- Erika se refería al color de las puertas de nuestras habitaciones. La mía era del color de mi cabello y la de ella del color de su sombrero.

-Oye, Erika, Tengo ham…-

-¡Bueno, qué más da!  ¡Nos vemos, Zoro!- pareciera como que sabía lo que le iba a decir y escapo,  lo más probable.

“Maldición, me dejo solo, y tengo hambre”- pensé- “Bueno, de todas maneras no estoy cansado y no tengo nada que hacer, veré si encuentro la cocina mientras doy un paseo”-

 Mala idea, luego de horas de recorrer los pasillos del palacio, me encontré con de todo y todo menos la cocina, estaba muy perdido, y es que siempre se me olvida que tengo terrible sentido de la orientación- ¡Si se me va olvidar! Siempre pienso que esta vez no me perderé…..- pensé  reprochándome a mí mismo. Me asome por una ventana, y vi lo alto que estaba, había llegado a las torres más altas del castillo, miraba perdido a todos lados cuando…

-¡Oye tú! ¿Quién eres?- un esbelto chico de más o menos  mí edad, cabellera rubia con un mechón tapándole el ojo izquierdo,  ceja rizada, vestido  con un terno muy elegante negro, camisa blanca y en su corbata (también negra) un prendedor con el escudo real, que tenía escrito con letras de oro: Baratie

Me preguntaba con una actitud despectiva, supe enseguida por el escudo, que ese maleducado chico debía ser el único hijo del rey Zeff: Sanji,  así que no tuve de otra que tratarlo con respeto…pero no demasiado

-Lo siento, me he perdido- respondí seco

-¿Y quieres que te crea? ¡¡Dime qué haces aquí!! ¡¡Intruso!! ¡¿Acaso eres uno de los piratas que estaban causando estupor en el pueblo?!- aunque no quería, Sanji sobre reacciono ante el peli ver

-Si soy uno de ellos- respondió Zoro sin ninguna alteración-  pero no soy ningún intruso, tu padre nos ha invitado a quedarnos en el palacio

-¡¡Eso es mentira!! ¡¡Es imposible!!- Las mejillas del príncipe se coloraban más y más

-Príncipe, relájese, no le hare daño, de verdad que tendría otra actitud si viniera con la intención que usted cree- Zoro no quería pelear, y menos con el hijo del rey, pero el chico lo incitaba a perder los estribos

-¡Já! ¡Ni que tuviera miedo! ¡Marimo!-respondió antes de sacarle la lengua, cual niño, el príncipe

-¡¿Marimo?!- nadie nunca se había atrevido a insultarlo, y aunque fuera el príncipe, no se lo aceptaría- ¡¡Já!! ¡Te voy a creer! ¡Cejas rizadas!-

Los dos chicos se enfrascaron en una feroz pelea. Zoro se dio cuenta que el chico esquivaba y detenía muy bien a sus katanas con sus fuertes piernas y patadas, y Sanji, se dio cuenta de que el peli verde era muy ágil y atacaba perfectamente a sus puntos ciegos. Pasaron horas, hasta que cayeron rendidos del agotamiento. Los dos esparcidos por el suelo, con las cabezas encontrándose y mirando el techo, tratando de relajar al corazón.

-Ah…ah….ah…eres bueno- dijo con dificultad el príncipe

-Ah….ah….ah….tu también- dijo Zoro, con la respiración entrecortada

-JAJAJAJAJAJAJAJA- los dos se carcajearon, habían pasado un buen rato y matado el tiempo, que era lo que los dos buscaban

-Me la he pasado bien, Marimo- dijo mientras se volteaba con el estomago en el suelo Sanji

-Yo también, Cejas rizadas- respondió, haciendo lo mismo

Se sonrieron como si fueran amigos de toda la vida, y volvieron a carcajearse, se estrecharon las manos y dijeron

-Buena pelea-

-No tienes porque llevarme a mi habitación, príncipe-

-Me llamo Sanji, por favor, no me digas príncipe-dijo haciendo caso omiso de lo dicho por el espadachín, mientras lo dirigía a su habitación.

-Cejas de Sushi, no es necesario que me lleves a mi habitación- le reitero

-¡¡No me digas cejas de sushi!! ¡¡Dime Sanji!!- le gritó furioso- ¡¡Y te llevo a tu habitación porque si no, tal vez donde terminaras!!

-Hmp- gruño el peli verde- Mi nombre es Roronoa Zoro, soy el espadachín de los Mugiwaras-

-No, si de eso ya me di cuenta. Todavía me pregunto ¿Cómo mi padre les dio alojamiento?-

-Nosotros somos los que salvamos el reino vecino del rey John-

-¡¡WOOOOOOOOOOOW!! ¡¡Así que ustedes fueron los que salvaron el reino de mi prometida!! ¡¡Con razón!!- exclamó emocionado el príncipe- ¡¡De verdad, muchas gracias!!- se dio media vuelta y estrecho entre sus manos la del espadachín

-¿Prometida?- le preguntó, notando el molesto tono con lo que lo había hecho

-¡Sip! ¡La princesa Trisha es mi prometida! La hija del rey John ¡La hermosa y bella Trisha! ¡La futura madre de mis hijos!- dijo totalmente emocionado el rubio, mientras bailaba extraño y sus ojos se hacían de corazón

-Pero ella esta….-

-¿Hermano?- la dulce voz de mi Erika me interrumpió.

-¡Erika! ¿Dormiste bien?-le pregunte mientras me le acercaba y acariciaba su cabeza

-La verdad no dormí, solo estuve descansando en la cama- me respondió- buenas tardes, príncipe Sanji- saludo con una reverencia la morena

  A Sanji lo recorrió un escalofrío-“¿Cómo la morena sabia quien era?”- Pero pronto encontró el por qué- “¡Ah sí! ¡El prendedor!”- se respondió

-Buenas tardes- respondió con toda la elegancia y cortesía de un caballero. Pero pronto salieron sus instintos más bajos, llenando a la morena de piropos mientras revoloteaba a su alrededor.

Un fuerte golpe de katana lo detuvo, un furioso hermano mayor de cabellos verdes, mostraba su aura asesina  a la supuesta amenaza.

-Atrévete a tocar nuevamente un solo cabello de Erika, y no tendrás con qué llamarte hombre- El rubio entendió enseguida que de esa agua no ha de beber, y se alejo de la espadachina con las manos en alto.

-Perdone a mi hermano, príncipe, es un poco celoso conmigo-

-con lo que me pertenece- agregó el aludido

Erika rió ya rendida ante la actitud de su hermano, y una gotita de sudor recorrió su frente. Sanji en las mismas condiciones, solo respondió- No, si ya me di cuenta, no te preocupes-

-Zoro, tenemos que cambiarnos, hace poco el sirviente nos trajo un cambio de ropa especial para el banquete- le informo la espadachina a su hermano

-¿El mismo que te coqueteo?- su aura asesina volvía a salir por sus poros

-jejeje ese no es el tema- rió inquieta- Ve a cambiarte ¿Si?

 -¿Y tú no te vas a cambiar?- le pregunto el peli verde

-Luego de que tú y el  príncipe entren a tu habitación ¡No puedes dejarlo solo aquí afuera esperando! No ahora que se han vinculado-

Las palabras de la morena eran muy engañosas, he hicieron que los aludidos conectaran sus miradas y se ruborizaran, no querían creer que las inocentes palabras de la chica fueran con doble sentido.

Entraron en silencio, se sentían incómodos sin sentido alguno. Zoro vio su ropa sobre la cama, y sin decir nada, la tomó y se dirigió rápidamente al baño. Pronto Sanji escuchaba el sonido del agua caer de la ducha.

Estaba algo aburrido nuevamente, y se preguntaba por qué esperaba al moreno, debería estar haciendo algo más interesante, aunque no tuviera qué. Pero  cuando se decidía a irse, sentía como sus pies se pies se pegaban al suelo, y no lo dejaban levantarse de la cama donde se había sentado. Miraba la puerta del baño impaciente, esperando  qué el marimo apareciera ya vestido, pero para su sorpresa no fue así. Un fornido y formado cuerpo trigueño se asomaba por el umbral de la puerta, con solo una diminuta toalla cubriendo sus partes nobles y miles de perladas gotas de agua recorriendo toda su anatomía.

El rubio miro de arriba abajo la maravillosa escena, y tuvo la libidinosa tentación de relamerse los labios, al darse cuenta de ello, no pudo evitar que los colores se le subieran- ¡¿Q-Qué haces?!- el corazón le latía a mil, no tenía control sobre su cuerpo

-Lo siento…- se disculpo el moreno. No entendía el comportamiento del rubio y eso lo ponía nervioso- pero se me ha olvidado la ropa interior- dirigió su mirada a un sector de la cama

El príncipe siguió la mirada y se dio cuenta  que bajo su mano apoyada en la cama, se encontraba una muy sexy trusa de color negro

-¡¡Mierda!!- grito con el rojo hasta las orejas

El moreno no pudo soltar una risa, la cual el príncipe escucho y lo miro con indignación. Se acerco al rubio con parsimonia, notando que con cada paso éste se ponía más nervioso y avergonzado.

-Vamos, es solo una trusa…- le susurro  al oído. Mientras se inclinaba en la cama sobre el príncipe y alcanzaba su ropa interior.

 

 

 

Notas finales:

no sé como se me ocurrio esa escena de la trusa estando en el cole, ¡Y en clases! XD im a pervert!! jajajaja es que me emociono! lo encontre de lo más erotico XD


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