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Soñé por Fyrea

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del fanfic:

 

Aquí vamos!

Este será un fic corto sobre mi banda coreana favorita! CN BLUE!!!

Durante el fic verán algunas frases en negrita... son frases de una canción que en cierto sentido me ayudó a escribir este fic... Soñé de Zoe... 

Bueno, espero les guste y me dejen saberlo en sus reviews! Se reciben críticas contructivas también! c:

Notas del capitulo:

He aquí el primer capítulo... Sin más preámbulos: léanlo! (:

Se encontraba ahí, acuclillado y afirmado detrás de la puerta que recién hace unos segundos había cerrado. Con las manos sobre el rostro y sin saber si llorar era una opción. Las emociones se encontraron confundidas dentro de él, luego de ver quien había golpeado la puerta de su departamento. Luego de ver a quien, después de casi tres años, hacía acto de presencia en su vida.

 

- Esto no es real - se repetía para sí mismo entre susurros. – Esto no es real.

 

 

 

(_.~’ ~._.~’ ~.­_ * _.~’ ~._.~’ ~.­_)

 

 

 

Minhyuk estaba sentado en el sofá negro de su sala, mirando recto hacia la puerta y, de vez en cuando, echando una ojeada al reloj que parecía moverse lento ese día. Por alguna razón sentía ansias de que llegara pronto. No es como si no se emocionará cada vez que lo tenía cerca, como si las mariposas en su estómago no se alborotaran con el sólo hecho de saber que estaría entre sus brazos apenas cruzara su puerta, pero por alguna razón ese día se sentía ansioso, realmente ansioso. Quizás era porque el día anterior no se habían visto. Sí, eso era.

 

De pronto, sonó el timbre y él saltó del sofá en un movimiento espontáneo. Miró el reloj por última vez y al ver que las agujas marcaban las seis de la tarde su alegría y la sonrisa que ya se habían dibujado en su rostro se afianzaron.

 

- ¡Jung! – dijo tirándose a sus brazos, rodeándole por el cuello, en el mismo instante en que habría la puerta.

 

- Minnie – susurró Jungshin de vuelta, pegando sus labios al cuello de su amado.

 

Se apartaron y entrelazaron sus manos mientras entraban en la estancia.

 

- ¿Cómo ha ido tu día? – preguntó Minhyuk sonriendo.

 

- Mucho mejor ahora que estoy aquí contigo – le respondió Jungshin devolviéndole la sonrisa.

 

- Veremos la película, ¿cierto? -  preguntó Minhyuk con algo de sonrojo por las palabras escuchadas.

 

- Por supuesto. Ve por ella, iré a preparar las palomitas.

 

Minhyuk se le acercó rápido dándole un pequeño beso y sonriendo como un niño travieso se alejó en busca de la película. Jungshin, por su parte, dejó el bolso que traía consigo encima de uno de los sillones, luego fue a la cocina y buscó entre los cajones los ingredientes y los utensilios.

 

 

 

Mientras esperaba que el maíz hiciera lo suyo dentro de la olla sintió unos brazos que lo rodeaban por la cintura y una respiración en su cuello, cerró los ojos sintiendo la calidez del momento. Sin decir nada eran capaces de demostrarse lo que sentían y eso era todo lo que ambos necesitaban. De pronto, sintió un pequeño mordisco en su oreja seguido de una risita alejándose con dirección a la sala.

 

 

 

Una vez hechas las palomitas salió de la cocina y Minhyuk estaba esperándolo en el sofá con un control remoto en la mano.

 

- ¡De prisa! – lo apremió al verlo entrar a la sala. – Ya quiero empezar a ver la película – dijo haciendo un puchero.

 

- Tan acelerado como siempre – le regañó Jungshin entre risillas, acercándose.

 

Se sentaron en el sofá a ver la película, mientras Minhyuk posaba su cabeza en el hombro de Jungshin, y éste a ratos le hacia cariños en la cabellera.

 

 

 

Para cuando terminó la película, Minhyuk se había quedado dormido. Jungshin le sacó suavemente de su hombro y se levantó para poder tomarlo y llevarlo a la habitación sin despertarlo. Pero no pudo evitar quedarse mirándolo. Lo miraba extasiado. Ese chico lo había conquistado tanto que no entendía el cómo. Acercó su mano a la mejilla y la acarició de forma tan sutil que aún así pudo sentir la suavidad de la piel que tocaba. Minhyuk era perfecto para él y por eso lo amaba. Lo amaba... y eso le estaba doliendo... y le dolería aún más.

 

Movió su cabeza como para quitarse los pensamientos que empezaban a arremeter en su mente y se agachó para tomarlo en sus brazos. Se veía tan dulce y apacible mientras dormía.

 

 

 

Entró a la habitación y lo recostó en la cama que estaba en medio de ella, pero antes de poder levantarse de regreso, los brazos de Minhyuk lo apresaron por el cuello sin que hubiera siquiera abierto los ojos.

 

- Eres un pillo, Kang Minhyuk – le espetó entre sonoras risas que se hicieron eco en la boca del “dormido”. – Aseguraría que siquiera estabas dormido en un principio.

 

- Sí lo estaba – le convino el aludido aún sin abrir los ojos.

 

- Mi travieso Kang Goon – dijo Jungshin en un tono divertido, sabiendo que eso haría que Minhyuk abriera los ojos de un golpe del disgusto. Y así fue.

 

- ¡Oh! Lee Jungshin, me has ofendido. Sabes cuánto me disgusta ese apodo -  le reprochó haciendo un mohín. – Por tu insolencia deberás ser castigado – aseveró sin dejar de apresar en ningún momento al chico de pelo largo.

 

- ¿Cuál será mi castigo? – preguntó en el tono más neutro que pudo, reprimiendo una risa.

 

- Quiero... a ver... – Lo miró haciendo parecer que cavilaba algunas posibilidades. – Quiero que me abraces, que me beses y que no me dejes ir – dijo con determinación y lo aferró más a él.

 

Por el movimiento repentino, que Jungshin no alcanzó a prever, terminó sobre Minhyuk y tenerlo tan cerca, a milímetros de él, era un contacto único directo al cielo. Nunca se había terminado de acostumbrar a esa cercanía que a ratos le parecía inverosímil. Se besaron, con esa lentitud de quien no necesita nada y lo necesita todo. Porque no necesitaban nada más, pero se necesitaban a ellos mismo al por completo, o al menos eso sentían y, de algún modo, así era.

 

De a poco, Jungshin añadió intensidad al beso y pronto Minhyuk creyó que en algún momento le faltaría el aire, pero no quería despegarse de esos gruesos labios que ahora tomaban los suyos por asalto. Se aferró más al largo cabello, revolviéndolo con sus dedos.

 

Embriagados en la intensidad, se separaron un poco, lo suficiente para tomar aire y mirarse a los ojos.

 

- Tus besos me dejan sin aliento – Jungshin musitó bajo, casi susurrando.

 

- Lo sé – dijo Minhyuk con unos ojos de autosuficiencia, pero que luego se volvieron tiernos. – Tengo ganas de ser aire... y me respires para siempre.

 

- Si pudiera, gustoso respiraría de ti, todo lo que me quede de vida -  y se aferró a esos labios que se habían vuelto más rosados y húmedos con una necesidad que lo carcomía. Posó sus manos en las caderas de Minhyuk y las manos de él le recorrían la espalda.

 

El aire había empezado a escasear en la habitación cuando la camisa de Minhyuk fue a parar al suelo. Sus manos ya se deslizaban por debajo de la polera que traía Jungshin y las manos de él iban en recto camino hacia el cierre de un pantalón que no era precisamente el suyo.

 

A un ritmo propio, acompasado y único acabaron desnudos besándose, tocándose y deseándose como dos locos. Sus respiraciones estaban agitadas y los suspiros no se hicieron esperar.

 

Minhyuk sentía que perdía el conocimiento entre cada caricia y lo siguiente que supo era que ya eran uno solo. Creía que no podía pedir más porque en esos momentos sentía que lo tenía todo, con tener a Jungshin, en todo sentido, se daba por pagado de la vida.

 

Los labios de Jungshin sondeaban el cuello y la mandíbula de Minhyuk como si no lo hubieran hecho nunca, como si fuera la primera vez que tenía el placer de acercarse a esa suave piel que lo asía y lo obligaba a pedir más de ella; mientras tanto que Minhyuk enterraba sus dedos en su espalda conteniendo las expresiones de placer que osaban con salir descontroladas de entre sus labios, pero éstas ya se encontraban en sus límites haciendo perder a Minhyuk en esa guerra de contención.

 

- Jung... shin... – dijo su nombre con necesidad, necesidad del dueño de ese nombre y Jungshin no podía entender como su nombre sonaba tan dulce como la miel cuando él lo decía.

 

- Minnie – le susurró él al oído. – Te amo. Nunca lo dudes.

 

- Nunca~... – fue todo lo que pudo decir antes de que un gemido le ahogara los pensamientos.

 

Llegaron hasta el final dentro de su vaivén romántico, apasionados, ambos al mismo tiempo sintieron como todos sus sentimientos y emociones se conectaban y concentraban en esos segundos donde alcanzaban la gloria en brazos del otro.

 

Se recostaron en la cama, Minhyuk posaba su oído en el pecho desnudo de Jungshin, escuchando el latir de su corazón aún agitado mientras que él le acariciaba el cabello arremolinándolo con su dedo índice.

 

Minhyuk levantó su rostro mirando a Jungshin directo a los ojos, y él sabiá perfectamente lo que esos ojos le pedían. Acercó sus labios a los de Minhyuk, sin pasión sino con ese amor que le tenía y con toda la dulzura que sentía en el rostro de su pareja. Sin prisas, sin movimiento alguno, simplemente unieron sus labios como la primera vez que se habían besado, con esa ternura, ese cuidado y ese miedo tan normal de cuando te estás adentrando en parajes que no conoces, pero que aún así te incitan a seguir adelante, aunque te tiemble el cuerpo entero.

 

- Duerme – le dijo Jungshin cuando separaron sus labios. – Descansa... y piensa en mí aún cuando estés dormido – se sintió algo egoísta al decir eso, pero era sincero en su petición – porque yo también lo haré -  pero también era sincero en su aclaración.

 

- Todo el tiempo estoy pensando en ti – le dijo ya algo adormilado. -  Aunque algún día me pidieras que te olvidara, no podría hacerlo. – Volvió a recostarse sobre el pecho de su amado y se quedó dormido mientras éste le tocaba la mejilla con la yema de los dedos formando cariñosos círculos.

 

Jungshin se quedó pensando en las palabras de esa personita que amaba con todo su corazón. No quería herirlo, por nada en el mundo. Sabía que no podía pedirle que lo olvidara porque él tampoco lo haría aunque lo torturasen. Las cosas se tornarían duras de ahí en adelante, pero era por el bien de ambos. Al menos eso pensaba él.

 

 

 

Cuando Minhyuk se despertó al otro día por los rayos de sol que entraban por la ventana se estiró lo más que pudo para darle respiro a su cuerpo. Fue ahí cuando se dio cuenta que estaba cubierto por una manta y que se hallaba sólo en la cama. Supuso que Jungshin estaba en la cocina tomando desayuno y no lo había querido despertar, así que por eso se levantó y se envolvió con la manta para ir en su encuentro y ver si aún no había terminado y pudieran desayunar juntos.

 

Al llegar a la cocina no vio a Jungshin y eso le extrañó.

 

- ¿Jungshin? – lo llamó por lo alto para ver si éste le respondía. Al no escuchar una contestación, partió hacia el baño y al no escuchar nada, entreabrió la puerta para poder mirar en el interior. Nada. - ¡Jungshin! Esto no está siendo gracioso. ¡Sal de donde sea que estés metido!

 

El departamento tampoco era tan grande, pero Jungshin parecía no estar en ningún lado. Revisó el cuarto de huéspedes por si se había ido a dormir un poco más, pero se encontró con el mismo chasco que al entrar a la cocina o al baño.

 

Al volver a la sala reparó en que el bolso que Jungshin había traído consigo el día anterior no estaba en el sofá donde había visto que lo había dejado. Le parecía raro que si tenía que irse temprano no le hubiese avisado o no lo hubiese despertado para despedirse al menos. Fue en busca de su celular a la habitación, pero apenas llegó ahí recordó que lo había dejado en la pequeña mesa a un lado del sofá.

 

Iba a tomar el celular cuando reparó en un papel que no recordaba haber dejado allí. Lo abrió y se le vino el mundo encima. No entendía nada. Si esto era una broma, Jungshin se había pasado esta vez.

 

           

 

            “Te amo. Lo siento. Pero esto es lo mejor.

 

                                                                                 Jungshin”

 

 

 

Era todo cuanto decía la nota. Pero es que lo iba a escuchar. Jungshin había dejado escapar lo peor de sí en esa broma de mal gusto. Lo llamó. Pero lo único que escuchó del otro lado fue un: “El número al que usted...” Cortó. No era precisamente a la operadora a la que quería regañar. Decidió calmarse e irse a vestir, ya tendría tiempo después para hacer pagar a Jungshin por su tontería.

 

Ya vestido se dirigió al armario por un chalequillo. El día afuera era hermoso, pero sentía una ligera sensación de frío recorrerle la espalda. Mientras buscaba con la mirada el chalequillo se percató de que faltaba el polerón gris de Jungshin que hace tanto tiempo que no se llevaba que ya había pasado a ser de él. Eso sólo hizo que el castaño se asustara, las cosas se estaban tornando extremadamente extrañas.

 

Revisó entre sus cajones y para su sorpresa no encontró tampoco una camisa que Jungshin había dejado ahí en caso de cualquier cosa y que él recordaba haber visto recién el día anterior. Siendo extremista se acercó al velador y buscó un álbum. Uno azul pequeño que el mismo Jungshin le había regalado la navidad anterior. Habían puesto ahí sus fotos, todas aquellas en donde sólo salían ellos dos. No estaba. Comenzó a sollozar, confundido. Se aovilló en la cama, recostado abrazó sus propias piernas sintiendo que nada estaba bien y que no volvería a verlo. Se dejó ahí, presa del pánico que le causaba pensar en ello. No, no podía ser, hasta hace unas horas estaba todo bien. ¿Había algún motivo real por el que se quisiera ir? ¿Y de ese modo? ¿Por qué?

 

 

 

Los días pasaron, pero ninguno le dio las respuestas a sus preguntas. Jungshin no volvió y parecía no haber dejado rastros.

 

Las horas pasaban impenetrables frente a él, que cada día tenía menos ganas de levantarse. Había pasado una semana ya de que no lo veía, que no lo llamaba, que había desaparecido de la faz de la Tierra. En efecto, la única llamada que había recibido fue el día anterior de Yonghwa que se encontraba preocupado por no haber tenido noticias de él en toda la semana.

 

Cuando escuchó el sonido de su ringtone se emocionó y sus ojos brillaron ante la esperanza de que al fin fuera Jungshin, diciéndole que estaba todo bien y que pronto volvería de quién-sabe-dónde, que no se preocupara. Pero cuando vio la pantalla sus esperanzas se fueron al suelo.

 

- ¿Aló?

 

- Minhyuk, qué suerte que contestas. Ya me tenías preocupado. No he tenido noticias tuyas en toda la semana... Bueno, supongo que debes estar ocupado con tu novio – Yonghwa bajó un tanto su tono de voz al decir eso último, como si eso le pesara. – Pero aún así me extrañé y quería saber si todo andaba bien.

 

Minhyuk tuvo que hacer esfuerzos monumentales para reprimir las lágrimas que estaban a punto de venírsele encima.

 

- No me he sentido bien... -  dijo con pesadumbre y sinceridad.

 

- ¿Pasó algo? -  preguntó Yonghwa con preocupación.

 

- Jungshin... se ha ido... – y al decir eso, al decirlo en voz alta no pudo evitar romper en llanto.

 

- Min... Minhyuk, pero... ¿Por qué? – se sentía pésimo por Minhyuk, su voz denotaba el más claro dolor. – Si quieres puedo pasar por tu departamento, ¿Quieres hablar con alguien?

 

No quería ver a nadie sino era Jungshin, pero reconocía que se sentía tan mal y hundido a tal modo en su pena que necesitaba de alguien que lo acogiera y lo abrazara. Quedaron que Yonghwa pasaría por su departamento al otro día, pues no quería que lo viera en ese estado de conmoción.

 

 

 

Las noches llegaban a atormentarlo aún más. No hacía otra cosa que pensar en él. Jungshin. Repetía su nombre de tal forma que parecía que buscaba poder invocarlo con su voz y que apareciera por arte de magia ante él para secarle las lágrimas que le estaba provocando. Pero después de un rato, empezaba a creer que todo era su culpa, que él había hecho algo mal, aunque no sabía el qué.

 

- Jungshiiin – lloraba contra la almohada que abrazaba. - ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Es que hice algo mal? – Se culpó cada noche, durante meses, sin encontrar explicación. – Todo el tiempo estoy pensando en ti. Como te prometí – decía justo antes de dejarse vencer por el sueño.

 

           

 

Yonghwa iba a visitarlo cada vez que podía después de su trabajo. A veces, le llevaba comida para microondas, cosa que el alto agradecía pues aunque el hambre se había ido, sentía como se debilitaba su cuerpo y aún así no tenía ganas de cocinar. Tampoco había atendido las llamadas del fotógrafo –y un muy buen conocido con quien siempre había podido contar- que siempre lo estaba solicitando para nuevas sesiones. Estaba dejando su vida entera, encerrándose en su departamento.

 

 

 

Había pasado poco de cumplirse un año de la partida de Jungshin, cuando Yonghwa le confesó el amor que sentía por él, pero le dijo, además, que sabía que no podía esperar ser correspondido porque aún veía en sus ojos sentimientos hacía el chico de cabellos largos.

 

Pasaron varios meses antes que Minhyuk le diera una oportunidad a los sentimientos de Yonghwa, pero cuando lo hizo empezó a sentir un poco de la alegría que se le había ido junto con Jungshin.

 

 

 

Ahora, dentro de unas semanas cumpliría año y medio de relación junto a Yonghwa y ahí estaba, sin saber qué hacer.

 

Habían vuelto a tocar el timbre y no sabía si abrir o no la puerta. Sentía que estaba soñando, que su inconsciente le estaba volviendo a jugar una mala pasada. O eso hubiera preferido.

 

- Esto no es real - se repetía para sí mismo entre susurros. – Esto no es real.

Notas finales:

Espero les haya gustado! n-n En una semana o un poquito menos subiré el siguiente capítulo (:

Gracias por leer! n-n


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