La noona de maquillaje y peinado estaba dando vueltas por el pequeño salón de la compañía, rebuscando entre productos y cajas haciendo mucho ruido y chasqueando la lengua, al parecer no encontraba lo que necesitaba.
Los productores y diseñadores de imagen se habían reunido hacia poco para discutir el nuevo estilo que debíamos adoptar para la filmación del nuevo video. Algo moderno y que tuviera mucho estilo, muy a la última y que no hubiéramos hecho antes.
Me mire al espejo, apenas me estaba acostumbrando a tener el cabello rubio y ya no me molestaba que me llamaran cabeza de ramen. Enrede mis dedos en uno de los rizos que hacia mi cabello, ser rubio no estaba tan mal me hacía ser diferente del resto de los chicos de mi edad, algo que me destacara de entre todos era bueno pero tampoco quería destacar de la manera que los productores lo habían planeado.
La noona regreso sonriente, había encontrado el producto, me temía este momento, después de haberme burlado tanto de mi hyung no podía creer que el karma me estuviera haciendo esto. Sabía que en algún momento me tocaría pagar por lo que le había hecho pero no tan pronto y mucho menos de una manera tan literal.
—¿Estás listo?— Pregunto la noona con una mezcla con un fuerte olor a chicle que intentaba cubrir los químicos que despedían un efluvio fuerte, como productos de limpieza industrial.
Asentí con la cabeza y me puso un protector negro de plástico, suspire y observe como comenzaba a esparcir el producto sobre mi cabello.
—Adiós ramen— Murmure y cerré los ojos.
Después de cuarenta y cinco minutos, enjuague y el ruido infernal del secador abrí los ojos, estaba hecho no había vuelta atrás, no podía volver a ser el mismo Zelo de antes.
Abrí la puerta lentamente, si tenía suerte no habría nadie en casa y podría meterme a la cama, esconderme debajo de las sabanas y esperar que nadie lo notara. Me puse la capucha de la chamarra y rogué que estuvieran ocupados como para notarme.
—Estoy en casa— Anuncie e intente caminar rápidamente al dormitorio pero el líder no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
—Zelo — Me llamo, mi cuerpo se congelo esperando sus burlas— Tu madre llamó, le dije que tu la llamarías cuando llegaras.
—Gracias— Dije rápidamente e intente irme.
—Zelo —Me volvió a llamar— El ensayo será a las cuatro, el manager estuvo aquí poco antes que llegaras.
—Gracias, estaré listo para salir a esa hora— Maldije en mi interior, de todos los días que podíamos ensayar y de todas las horas tenía que ser dentro de unos minutos. Camine al dormitorio, fingiría estar enfermo y nadie me movería de la cama hasta que el color se hubiera aclarado un poco.
—¿Zelo? —Me llamo Himchan sin levantar la vista del ordenador— ¿Cómo te fue con tu cambio de imagen? ¿Te hicieron alguna atrocidad?
Todos rieron, había rumores de que la noona se tomaba muy enserio los cambios de imagen y que muchas veces sus clientes no podían ser reconocidos y tenían que tomarse fotografías nuevas para todas sus identificaciones y pasaportes.
—Bien —Respondí e intente huir.
—Seguro le rasuraron las cejas— Se mofó Daehyun
—No —Comenzó a reírse incontrolablemente Himchan— Seguro le tiñeron el cabello de rosa, ¿recuerdan a nuestro líder con el cabello rosa?
Los demás chicos rieron menos el líder, quien cruzo los brazos molesto. Aun recuero como lo molestaba por su cabello.
—Déjanos ver.
—Más tarde— Respondí cortantemente, la capucha de mi chamarra cayo hacia atrás dejando ver mi nuevo cabello, todos comenzaron a reír y a hacer bromas.
—Eres tan…. Rosado.
—Tu cabeza es como un algodón de azúcar.
—Eres el sueño de toda niña.
—La Barbie Zelo.
Los chicos reían y se apretaban las costillas que comenzaban a dolerles después de tanta broma. Todos reían menos el líder que me miraba fijamente, mordiéndose el labio inferior. Supuse que lo hacía para evitar reír alguien debía de ser amable conmigo.
—Se aclarara en un par de días— Murmure apenado lo cual causo un nuevo ataque de risa colectivo en mis compañeros.
El líder se acercó a mí, deteniéndose a mi lado. Observándome fijamente, los demás lo interpretaron como un chiste y continuaron riendo. Bang sujeto mi barbilla y giro mi cabeza, como si estuviera examinando mi cabello y antes de que me diera cuenta sentí algo húmedo recorriendo el borde de mi oreja hasta morder el lóbulo.
—¿Qué haces?— Pregunte asustado limpiando su saliva con el dorso de la mano.
—Lo siento —Dijo sonrojado— pero te ves delicioso, como un chicle de frutillas.
—¿Y qué tal esta?— Pregunto burlonamente Himchan.
—No está mal— Respondió y volvió a recorrer mi oreja con su lengua. Sentí como mi cara se teñía del mismo color rosado que mi cabello a la par que las risas de mis compañeros aumentaban. Estaba seguro que no debí haberme reído del líder cuando tenía el cabello rosado.