Ebrio. Ebrio. Ebrio. Ebrio. Esos eran los únicos estados en los que se le veía a ese Castaño desde hace ya varios meses. Qué digo meses, años! Si no estaba dando conciertos, en ensayos o durmiendo, lo más probable sería que estuviera en algún bar cerca de su departamento, o simplemente tomando en su casa. Todos sabían la razón, ¡todos! incluso el involucrado. El que, por su responsabilidad, el castaño siempre estaba tomando.
No soy una persona perfecta…
Desde hace un par de días, había terminado su relación con su compañero de cuerdas. No esperen, su compañero de cuerdas había terminado con él. Lo amaba, de eso no habían dudas, pero… tantas cosas que pasaron, el no las podría cambiar. Recordaba perfectamente las veces que le había sido infiel, no habían sido por que quisiera, no. ¿O sí? No, el pelinegro lo amaba, Es solo que el cigarro y el alcohol, hacían una droga tan destructiva que…
Hay Muchas cosas que desearía no haber hecho…
Pero sigo aprendiendo….
Era su culpa. La de él y sus insaciables ganas por beber, gracias a eso, las cosas estaban así, si él no hubiese bebido como era su costumbre, pare después pelear con el pelinegro, para como consecuencia hacer que este saliera furioso de casa y después como conclusión, encontrarle con una de esas chicas rubias, siéndole infiel. Desde hace años que el pelinegro se quejaba de su forma tan imparable de tomar, lo que les había causado varios problemas en su relación.
Nunca fue mi intención hacerte eso a ti,
Así que tengo que decirte antes de irme,
Que solo quiero que sepas que…
Odiaba estar así, Amándolo, pero a la vez sabiendo que juntos y así, no llegarían a nada… Pero de algo estaba seguro, ambos tenían que cambiar su forma de ser, uno necesitaba dejar de ser un ebrio y el otro un impulsivo de mierda, si era que querían estar juntos… y él, por estar con su castaño… era capaz de todo… incluso cambiar.
Encontré una razón para mi,
Para cambiar quien solía ser…
Necesitaba estar con él. Lo necesitaba, estaba consciente que era su culpa, que necesitaba dejar de beber, pero… el pelinegro también debía cambiar, ¿no es así? Igual, no le importaba, él estaba dispuesto a cambiar, quería cambiar por él, él y su amor. Aun sin saber si estaba en sí, salió de su departamento caminando hacia el del pelinegro, tambaleándose por su estado, pero que más le importaba, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, o al menos eso dicen.
Una Razón para volver a empezar
Y a razón eres tú.
Abrió la puerta, Después de varios golpes de desespero detrás de esta, juraría que golpearía a quien sea que estuviese del otro lado, por no dejarle terminar de beber el Vodka que acababa de comprar, pero definitivamente era mejor lo que le esperaba que un jodido Vodka…
Siento haberte herido
Es algo con lo que debo vivir cada día.
Y todo el dolor por el que te hice pasar… Desearía poder quitártelo…
Ahí estaban, los dos sentados en el sofá de la sala del pelinegro, esperando a que alguno hablase… no sabían que decir, el castaño solo miraba el vaso con agua que le había dado el pelinegro, mientras se cubría con las mantas, también dadas por éste.
- Yuu, perdóname… - Sin más lo abrazo. No sabía bien que decir, pero por algo tenía que comenzar…
Y ser yo, el que atrape todas tus lágrimas…
Es por eso que necesito que escuches…
Encontré una razón para mi,
Para cambiar quien solía ser…
- Shima yo… - Le había tomado por sorpresa, aun no sabía que decirle, reclamarle? Pedirle perdón? Enojarse? – Shima, estoy cansado de esto, de que siempre bebas de esa manera, hasta que ya no te conozca.
- Y yo estoy cansado de que siempre explotes contra mí, que me reclames por eso… -recibió como respuesta. - ¿Por qué no me detienes, eh?! Por qué no quitarme la botella antes de que termine así?! ¿Por qué esperarte hasta que este así, para que explotes?!
El castaño tenía razón, él nunca le había detenido, a pesar de que sabía que después explotaría por eso…
Una Razón para volver a empezar
Y a razón eres tú.
Y la razón eres tú
Y la Razón eres tú…
Y la razón eres tú…
No sabía muy bien que acababa de hacer, pero sabía que si él tenía algo de culpa, el pelinegro también.
- Estas demasiado grande como para que yo te tenga que controlar, ¿no lo crees? – Contestó el mayor.
- Pies sí, estoy grande, pero no lo suficiente… - susurró.- Yuu, yo necesito de ti. – No sabía cómo tomaría esto el pelinegro, pero necesitaba estar bien con él antes de que terminará por odiarse a sí mismo.
- Shima… Yo también te necesito…- Entonces correspondió el abrazó que minutos antes el castaño le había dado.
No soy una persona perfecta…
Nunca fue mi intención hacerte eso a ti,
Así que tengo que decirte antes de irme,
Que solo quiero que sepas que…
Las palabras del Castaño eran tan sinceras con él que se le clavaron en el pecho. Se amaban, aun lo hacían y eso estaba claro.
Lo besó, lo besó y así volvió a caer en el juego del castaño. Y el castaño terminó cayendo en el de él, era un juego in fin… o por lo menos así se supone hasta que…
- Yuu… yo… -corto el beso el castaño mientras intentaba hablar- Yo te prometo cambiar…
- Ambos tenemos que cambiar… -Completó.- Si queremos que esto funcione y estemos juntos…
- Yuu -Volvió a decir- Te prometo cambiar, yuu…
- Me basta con que lo intentes… -Comenzó a besarle de nuevo.
Encontré una razón para mi,
Para cambiar quien solía ser…
Una Razón para volver a empezar
Y a razón eres tú.
Ninguno de los dos sabía cómo habían llegado a ahí, pero estaban. Ambos estaban en el cuarto del pelinegro, mientras se besaban, como hace días que no lo habían hecho.
La ropa comenzó a estorbarles, así que poco a poco se deshicieron de la ajena, para quedar desnudos el uno frente al otro, son dejar de besarse.
Los besos comenzaron a tornarse más significativos. Cuando menos lo pensó el castaño ya estaba recostado en la cama, con un pelinegro encima devorándolo.
Encontré una Razón para mostrar…
En cuestión de minutos el castaño ya se encontraba gimiendo el nombre de Aoi lo más alto que podía. El ambiente en aquel cuarto se torno lujurioso y lleno de lujuria, combinada con deseo por parte de ambos guitarristas.
El pelinegro comenzaba a dar fuertes embestidas después de notar que el castaño movía sus caderas debajo de él.
Acariciaba sus piernas lo más rápido que podía deleitándoseme con ellas. El de las piernas delicadas y perfectas simplemente cerraba los ojos mientras mordía su labio inferior para evitar gemir, enterraba con cuidado sus unas en la espalda del mayor.
Un lado de mí que no conocías…
Ahí estaban los dos, Tirados en la cama, intentando recuperar el aire con sus respiraciones agitadas. Mirando al techo mientras se tomaban de la mano.
Así, como en los viejos tiempos… Terminando de hacer el amor y aferrándose el uno al otro como siempre, como se supone debería de ser… se supone, ¿no?
Una razón para todo lo que hago…
- Shima… Te amo. –soltó sobre el cuello del castaño. – Y porque te amo, voy a cambiar…
- Ambos… - le miró a los ojos.- Ambos, amor, Vamos a cambiar…
Era una promesa, no se podía modificar, condicionar o romper… ahora solo quedaba esperar… esperar por ese cambio de ambos…
Y la Razón eres tú…