Por más que trataba y trababa, no podía sacar a semejante belleza de su cabeza, se le hacía casi imposible, en un solo instante, a primera vista, lo hubo cautivado con todo esos atributos dignos de admirar y envidiables para cualquiera: ojos grandes y chisporroteantes, cabello largo, celeste, sedoso, labios carnosos y deliciosos, piel cremosa, blanca, delicada, cuerpo espectacular, trasero grande, redondo, resaltante…
-¿Dónde fue que lo vi?-desesperado-…no me acuerdo. Maldita sea!!-renegaba un cangrejo.
FLASH BACK
Un maldito barrio de mala muerte, prostitutas, rameras, gigolós, putas, calatos, degenerados, alcohólicos… Todo eso había en el maldito lugar al que le habían mandado a recoger unos documentos súper importantes, de vida o muerte. Si se rehusaba perdería el trabajo que tanto le hubo costado conseguir, pues con lo vago y ocioso que era, quien quisiera contratarlo; además no estaba como para darse ese lujo, necesitaba el dinero con urgencia, pagaría el préstamo al banco o de lo contrario embargarían su “humilde” casita.
Todo el verano se la pasó gastando su plata miserablemente, como se arrepentía ahora, misio lo habían dejado, no podía gastar en nada, ni darse un gustito por ejemplo, ahorraba en lo más mínimo, no gastaba, lo poco que le pagaban lo hacía alcanzar en todo el mes, hasta recibir su nuevo sueldo.
Según lo que había escuchado, sus jefes harían una inspección médica a todos los trabajadores del prostíbulo: “BIEN ATENDIDO”; por ello necesitaban unos documentos, con el nombre de todos los trabajadores, en una lista con todos sus datos; como lugar y fecha de nacimiento, edad, padres, familia, etc.
Andaba con nerviosismo, con total atención en su caminata, observaba de vez en cuando a su alrededor, sin prestar mucha atención, poniendo una cara de completo asco al ver a las putas esas follando gustosamente sin pudor alguno en plena calle, por suerte era un lugar cerrado, para nada transitado, oscuro. Tan largo era el camino, que ya se estaba cansando, su velocidad disminuía poco a poco.
-Ufff…-suspiró cansado-…por fin lo encontré.
Se acercó sigilosamente a la entrada, no esperó mucho, una mujer horrenda, de cabello largo, color lila, vestido blanco, escotado, largo pero con un escote terrible en la espalda, lo recibió con una mirada lujuriosa, que ni cosquillas provocó en él, le gustaban los hombres, hace miles de año que se dio cuanta y lo aceptó. Por más seducciones, no caería.
-Sí, que desea??-preguntó Saori coqueteando.
-Vengo a recoger los documentos encargados por los miembros de la ONCP-contestó con un dejo de fastidio.
-A, sí, un momento por favor…-Dijo mientras se dirigía adentro, desapareciendo de la vista de Death.
Un ratito, se demoró más de media hora en volver, por suerte, para no aburrirse mandaron o de la nada apareció un joven bello, de tez extremadamente blanca, cabello celeste, cuerpo perfecto, voz sumamente sensual, que de una se ganó su atención, su aprecio y admiración.
FIN DEL FLASH BACK
-Ya, ya lo recordé…-exclamó el cangrejito contento y con una cara de idiota.
Tomó un saco, se lo colocó, salió de su casa y, manejando a toda velocidad, respirando agitadamente por la adrenalina que se concentraba cada vez más y más en su cuerpo, tomó mil y un atajos procurando llegar mucho más rápido al lugar indicado, donde conocí a Afrodita…
Al bajar, se topó con una imagen sumamente extraña, que le produjo cierto grado de asco, más fue distraído por un beso feroz, fuerte, demandante, que de improvisto le dieron, dejándolo atónito, con los ojos como platos. Se sobresaltó cuando una traviesa mano, suave, se posó en su entrepierna, que ya había reaccionado; apartó el rostro, reconoció al chico que lo hubo hechizado. Por lo visto era un prostituto. A él, Death Mask de Cancerius, nunca le agradó frecuentar a estos tipejos, sin embargo este chico lo conquistó a primera vista, no solo por su belleza física, sino por la interior; tanto que había conversado con él, inclusive en tan poco tiempo, sintió que lo conocía desde hace millones de años, desde tiempos mitológicos.
Dejándose llevar, correspondió el beso; debió admitir que deseaba hacerlo suyo, poseerlo, que fuera de él y nadie más. Importándole un cacahuate donde estaban, lo tumbó al suelo, lo despojó de su ropa, dejándolo desnudo, contemplando su desnudez, besándolo locamente, dejando que la lujuria lo posea, recorriendo en besos el cuello, bajando hasta llegar al pecho, siguiendo ese peligroso descenso hacia el sur, engullendo sin miramientos el erguido sexo del pez, enloqueciéndolo con el vaivén de sus labios.
-Ahhhhh…por favor…m-más rápido-gimió Dita.
Cumpliendo el deseo de su amante, comenzó las felaciones mucho más fuertes, con ímpetu, la humedad de esa boca envolvía su miembro deliciosamente, lo hacía gemir de éxtasis hasta quedar sin aliento.
Mientras le propinaba esas íntimas atenciones, dos de sus dedos, buscaban a tientas la entrada, para su sorpresa estrecha, de seguro solo hace servicios de “Seme”-pensó Maski-Chan.
Separándose de aquel cuerpo, volteó al otro boca abajo, separó sus piernas y de una sola estocada lo penetró, no dejándolo ni siquiera acostumbrarse muy bien, empezó con sus feroces movimientos que por ser algo salvajes no dejaron de ser excitantes, escuchándolo quejarse, gemir de dolor y placer entremezclados…
Ese ser era lo más hermoso ante sus ojos, no podía dejarlo en un lugar así, lo llevaría consigo, pero por ahora…solo se dedicaría a disfrutar.
Querían durar así para siempre, pero era imposible, eso no se podría lograr ni con un milagro de los dioses, derramando juntos sus semillas, el extenso orgasmo que les tocó vivir, los dejó exhaustos, sin aliento, con las respiraciones agitadas. Al recuperarse lo abrazó, atrayéndolo a su ser, protegiéndolo con sus fuertes brazos.
Ya se encargaría de cambiar su forma y estilo de vida…
Fin