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Lección por Kiki__Nice

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Notas del fanfic:

Sigo sin saber hacer resúmenes L O L

Pueden apedrearme por no actualizar Extásis de Poder, pero les traigo un poco más de suculento lemon para que disfruten y olviden su enojo xD!

espero que les guste u.u!

Notas del capitulo:

Estoy tan nerviosa por este, es el primer lemon que escribo (bueno..que ha salido de mi cabeza, porqué he escrito un par xDD), así que espero que sea al menos un poco aceptable.

Sin más, ¡a leer!

; ;!

 

Se observaban entre sí, una tensión familiar formándose entre ellos. Vaya que ambos la conocían muy bien, una tensión muy parecida siempre antecedía sus noches mas fogosas e interesantes.

 

Y así era como debía quedarse, en noches. Noches en las que cuáles podían disfrutar plenamente de la compañía del otro a la vista de nadie mas que sus cuerpos desnudos, deseándose, anhelándose, como era común dada su química.

 

Noches...no en medio de la clase de Filosofía, a plena luz del día.

 

Se supone que debían estar haciendo un trabajo en grupo, ni que fuera importante ni nada de eso, pero Uke tenia una reputación de chico bueno y responsable que le gustaría mantener. Pero Akira le había estado impidiendo terminar el puto trabajo por la gran parte de la primera hora de esta clase, distrayéndolo de todas las formas imaginables.

 

Todas las formas imaginables.

 

Había lamido, chupado, succionado, y otra lista de acciones indecentes, a una piruleta de fresa, haciendo insinuaciones a otros actos no tan inocentes.

 

Estaba sudando tanto que las gafas se le deslizaban por el puente de la nariz cada minuto.

 

Había desplazado su silla, corriéndola al lado de la suya. Algo extraño, ya que aún al ser pareja, dentro de la universidad les agradaba no llamar la atención (no faltaban los compañeros intolerantes y los profesores ya de plano homofóbicos), siempre escogiendo compañeros varios para esta clase de asignaciones para no levantar sospechas. Uke había estado sorprendido ante esto, pero no objetó, era su novio de quien hablábamos, después de todo.

 

La gota que había derramado el vaso había sido que el descarado y malparido de Suzuki Akira, estaba en un intento obvio de no solo seducirle, sino excitarle. Había comenzado con toques suaves, sutiles, pareciendo casi accidentales sobre el frente de sus pantalones, pero al pasar unos minutos, los movimientos de su mano se habían vuelto muy desordenados en cierta parte de su anatomía baja, llegando a incluso colar su traviesa mano por debajo de su ropa interior.

 

Si no terminaba el puto trabajo a tiempo...

 

“Akira...ya, por favor.“ Trato de decir en un susurro, modulando su voz con dificultad por la accion que estaba ocurriendo dentro de sus jeans.

 

Ni un indicio de que quitaría su mano.

 

"Ya estuvo bueno Suzuki, sigues así y no respondo."

 

Recibió una sonrisa por parte del rubio.

 

"Profesor, solicito permiso para llevar a mi compañero Suzuki a la enfermeria, no se está sintiendo bien desde la mañana."

 

El rostro de Reita se había convertido en un poema, aún tenía su mano dentro de sus vaqueros, pero miraba fijamente la página en blanco que tenía en el pupitre  (esa dónde tenía que hacer sus apuntes, esa, sí). Sus ojos estaban en la hoja, y aunque no tenía nada escrito en ella, podía notar que su atención no estaba en el pedazo de papel, más bien estaba dándose cuenta de la gravedad del problema en el que se había metido. Tenía una expresión muy cómica, se hubiera reído de no ser por ese sentimiento de victoria dentro de sí.

 

Porqué nadie se burlaba de Yutaka Uke sin llevarse un castigo.

 

Oh no, ya sabría con quién estaba tratando la iguana esa.

 

El profesor dejó de evaluar los ensayos de otra clase para dirigir su atención a él. Se notaba cansado...esto sería más fácil de lo que imaginó en un principio. (Ese principio no había llegado hace más de 5 minutos, ya la mano de Akira estaba inquieta, pasando rápidamente de la etapa de 'Puedo-disimularlo-fácilmente' a la de 'No-puedo-negar-que-estoy-duro-y-no-puedo-hacer-nada-para-evitarlo')

 

"¿Es ese el caso?" La voz del profesor Nakamura lo sacó de sus pensamientos, el mayor aún tenía los ojos en las páginas sobre su pupitre.

 

"Sí profesor, y al parecer puede ser algo serio. Está muy rojo y caliente, puede que sea la influenza que anda rondando por ahí, usted sabe. Si es necesario que regrese a los dormitorios, espero que no le moleste si me quedo con él. Akira es algo torpe y no puede velar por sí mismo." Mitad verdad y verdad mentira. Reita no solía reparar mucho en su propia salud, siempre preocupándose por los demás en vez de sí mismo.

 

"No se preocupe, joven Yutaka. Confío completamente en usted. Si es necesario notificaré a un inspector para que le de un permiso que incluya su estadía y la del joven Suzuki en los dormitorios por el resto del día." Dijo con voz seca, pero altiva.

 

 El pelinegro sabía por qué el profesor hacía esto, Uke le había hecho una clase rara de...'favor' (No, ninguna de esa clase de favores, decencia ante todo,) una vez. La tía de Kai trabaja en una editorial muy importante en la región, y su profesor necesitaba ayuda con la publicación de un nuevo libro. Era un profesor agradable y aunque sus materia fuera más eficiente que una pastilla para el sueño, decidió ayudarle. Sólo les arregló una fecha y un lugar, pero puf, se habían convertido en una pareja en cuestión de meses. Esta era una forma conveniente de devolverle el favor, pero esperaba honestamente que no tuviera conjetura alguna sobre Reita y él y lo que fueran que iban a hacer. Realmente esperaba eso.

 

"Muchas gracias profesor, aprecio su preocupación."

 

El pelinegro alejó la mano del otro lo más dignamente que pudo, dedicándole una sonrisa mientras lo hacía. Gracias a Dios estaban en una esquina estratégica del aula, la concentración de todos en sus respectivos trabajos ayudó a que eso fuera menos vergonzoso y más rápido de lo que inicialmente sería. Se abrochó los pantalones y tomó la mano de Akira, guiándolos a ambos a la salida del salón.

 

Reita estaba rojo, eso sí, pero de la vergüenza. Obviamente no pensaba que Uke tomaría nota de sus acciones (bueno, eso no, claro que se daría cuenta, pfft) pero que se inventara esa mentira solo para darle una lección...oh sí, porqué estaba seguro de que nada de esto acabaría bien. Sip.

 

"Si es necesario que regresemos a los dormitorios, volveré por nuestras pertenencias, Nakamura-sensei." Dijo con una sonrisa dulce el de lentes.

 

"Muy bien. Espero que no sea nada grave, Suzuki." Respondió el profesor, aún sin apartar su vista de sus papeles.

 

Reita quería que lo tragara la tierra.

 

"S-sí, yo también, sensei. La verdad es que no me estoy sintiendo nada bien." Dijo tratando de modular una voz ronca, para después fingir un tosido que sonó falso incluso en sus propios oídos.

 

Había metido la pata, ¿cierto? Cierto. Yutaka lo iba a matar.

 

Debió haberse quedado callado.

 

"Lo mismo espero, sensei. Nos vemos." Yutaka se despidió del profesor y tiró de Akira por la manga de su chaqueta, y ambos salieron del salón.

 

"No debiste haber dicho nada." Kai lo fulminó con la mirada.

 

"Lo sé, me disculpo, es sólo qué..-" No pudo terminar la oración, Uke ya había comenzado a caminar y lo había dejado atrás. Aceleró el paso para llegar a la par suya.

 

"Oye--"

 

"Sabes que esto no va a terminar bien para tí, ¿verdad?" Preguntó con las manos tras su cabeza, tintando sus palabras un aire de indiferencia fingido.

 

El rubio permaneció en silencio, mirando al piso mientras seguía al pelinegro.

 

"Bien."

 

Caminaron por aproximadamente unos cinco minutos, hasta que Uke se detuvo ante una persona, al parecer el superintendente de este lado de la facultad. Lo había visto un par de veces, así que podía reconocerlo.

 

"Yasutaka-san, ¿me prestaría las llaves al laboratorio de Química? Creo haber dejado mi bolso allí en la hora pasada, y no me gustaría molestarlo para que vaya hasta allá, sé que le queda un poco lejos."

 

¿Era en serio? Este maldito...más eso sonreía...esa sonrisa acabaría matando a alguien algún día, estaba seguro.

 

"Ah, tan amable Yutaka-shii, como siempre. Ten," El hombre le dió las llaves a Kai, "recuerda devolverlas. Estaré por este área como siempre."

 

"Se lo agradezco Yasutaka-san, las devolveré lo más pronto que pueda." Dió una pequeña reverencia mientras observaba a Akira de reojo, un brillo particular en sus ojos.

 

"Andando." Dijo, tomándolo de la mano.

 

Uke estaba pasándose un poco, y estaba consciente. Pudo haber terminado esto de forma rápida en la comodidad del baño, pero hoy tenía ganas de portarse mal y de desafiar al destino. Cuándo quería algo, lo conseguía, usualmente, y esta no sería una excepción.

 

Caminaron otro tanto, y se detuvieron frente a la puerta del laboratorio de Química. El pelinegro abrió la puerta rápidamente, dejando al rubio entrar primero, para después de adentrarse cerrar la puerta nuevamente.

 

Encendió la luz. Nunca había entrado aquí, pero no era nada del otro mundo. Había justo lo que uno pensaría que habría en un laboratorio de Química: tubos de ensayo, mecheros, soluciones, matraces, y otros utensilios que no sabría nombrar. Su carrera se enfocaba en Relaciones Económicas Internacionales, lo cuál no tenía nada que ver con las ciencias. Obviamente el superintendente no sabía eso, y usó eso a su favor.

 

Simplemente quería hacerlo en un lugar nuevo esta vez, con un suave, pero latente toque de peligro.

 

Se dio la vuelta para encontrarse con Akira, quién miraba curiosamente los envases de vidrio que contenían líquidos de diferentes y llamativos colores.

 

"Reita." El aludido se tensó visiblemente, lentamente dirigiendo su mirada a su interlocutor.

 

"Uke...yo..."

 

"Ven." El rubio hizo lo pedido.

 

"Realmente solo quería molestarte...no pensaba que lo tomarías tan a pecho Uke, realmente lo siento."

 

"Mm, ya veo. Me gustaría verte disculparte de otra forma."

 

El rubio lamió sus labios en un obvio reflejo nervioso, pero aquel movimiento se le hizo tan sensual al menor. No tenía nada planeado para cuándo llegarán al laboratorio, solamente recordaba que siempre estaba cerrado a esta hora, su cabeza no había planeado más allá del lugar.

 

Uke lo tomó por los hombros y le hizo pegar el pecho fuertemente contra una de las tantas mesas de trabajo con los utensilios encima. Comenzó a masajear el trasero de su pareja con una mano, mientras que la otra desabrochaba sus pantalones.

 

"Ahm..Yuta...realmente no piensas..." Dijo jadeante el rubio, agarrando los bordes de la mesa, con el rostro sonrojado pegado a la superficie fría de ella, haciendo un contraste dolorosamente placentero entre las temperaturas.

 

"No estoy jugando, Rei." Bajó los boxers del otro de forma lenta, torturante, hasta que le pareció suficiente castigo por el momento. Resumió en su masaje, teniendo su vista de primer plano en la retaguardia de Akira. Mordió suavemente la nalga izquierda, ganándose un jadeo ronco por parte de Reita. Después la otra, y nuevamente la izquierda, alternándolas en un ritmo que obviamente volvían loco de anticipación al otro.

 

"Deja de fastidiar...por favor, Uke." Dijo mirandolo aun con su sonrojado rostro pegado a la mesa, los ojos brillantes, los dientes apretados. Era realmente precioso.

 

Decidió no poner pelea y hacer lo que su amado quería; dejar de fastidiar e ir al punto. Lamió lentamente su entrada, haciéndolo estremecer. Continuó haciéndolo, una y otra vez, hasta introducir su lengua dentro de la cálidez del rubio, quién dejo salir un gruñido de satisfacción. Le encantaba hacer esto, las reacciones de Reita nunca dejaba de complacerlo.

 

"Mm...Uke...Uke...p-por favor..." Con los ojos cerrados y los dientes apretados, Akira apenas lograba hablar.

 

"¿Por favor qué?" Respondió con malicia, sonriendo para sus adentros.

 

"Más...más...te lo suplico." Agitó sus caderas para poder tener más de aquella deliciosa lengua dentro de él, volviéndolo loco.

 

 "Déjame pensarlo." Dijo. Realmente él también estaba un poco desesperado, pero era tan excitante ver como Akira se deshacía casi literalmente en sus manos, mostrándole un lado de él tan privado, tan natural, tan adorable de sí mismo, mientras que con los demás aparentaba ser un macho alfa inquebratanble. Que irónica es la vida, si tan solo supieran.

 

Aceleró la velocidad de las embestidas de su lengua dentro de su rubio, quién al mismo tiempo agitaba sus caderas.

 

Repentinamente el pelinegro sustituyó su lengua por dos de sus dedos, sobresaltando a Akira.

 

"Ah...maldito, duele. Ni para avisarle a uno, ah..." Se quejó, y lo cierto es que Uke siempre se había preguntado que se sentiría un cambio tan brusco como ese. Debió haberlos lubricado, al menos.

 

"Shh, mi amor, lo siento...es que estoy tan desesperado por estar dentro de tí que no pienso bien...además, siempre duele, ¿no es así?"

 

"Cá-cállate...sólo, avísame la próxima vez, y no te detengas." Reita podía llegar a ser terriblemente adorable, incluso en situaciones como esta, una de las tantas cosas de amaba de él.

 

Dejó sus pensamientos de lado para seguir con la tarea en cuestión, retiró sus dedos para lamerlos, lubricándolos bien para introducirlos nuevamente en la apretada entrada del otro. Por más que quisiera haber visto como Reita los lamía por él, sólo se estaría torturando más.

 

Akira seguía agitando sus caderas, adentrando aquellos dedos aún más en él si es que aquello era posible, jadeando y gimiendo sin ningún pudor, como si fuese alguna clase de puta de esquina. Arqueó su espalda hermosamente, los nudillos de sus dedos tornándose blancos al seguir agarrando los bordes de la mesa, su boca abierta dejando salir gemidos de placer, y Yutaka supo que no duraría mucho. Decidió que ya era suficiente por ahora, retirando sus dedos y depositando un último beso en la entrada de su pareja, quién visiblemente se estremeció ante la pérdida repentina de placer.

 

"Ven."

 

El rubio se despegó de la mesa con un poco de dificultad, sus brazos un poco débiles por estar recostado tanto tiempo en aquella maldita mesa.

 

Kai lo tomó de la mano y lo guió hasta lo que suponía era el pupitre del profesor, y se sentó en la silla. Lo miró con expectativa, una sonrisa ladina en sus pecadores labios.

 

"Ya sabes que hacer, amor."

 

Se arrodilló frente a Uke, rápidamente deshaciéndose del pantalón y sus boxers, hasta dejarlo sin ningún artículo que le obstruyera la vista hacia su objetivo. Lentamente se introdució el miembro duro del pelinegro a su boca, lamiendo y saboreando toda la extensión. Le encantaba el sabor de su Yutaka, era tan dulce pero amargo a la vez, un, literalmente, explosivo sabor. Con ambas manos acariciaba todo aquello que su boca no pudiese abarcar, ocasionalmente engullendo toda la extensión, sacándole algunas lágrimas por forzar la garganta más de lo que acostumbraba.

 

El menor solo observaba atentamente las acciones del rubio, pensando en lo desesperado que estaba y en lo poco que duraría si Akira seguía así. Tiró de su cabello y le hizo mirarle, se notaba molesto. Era tan adorable, en serio.

 

"¿Que pasa?" Preguntó con irritación en su voz, obviamente enfadado con la situación.

 

"Pasa que sí sigues así, tal vez me corra en tu preciosa cara antes de tiempo. Y por más que me encantaría verte en esas fachas ahora mismo, no creo que tengamos demasiado tiempo, y a decir verdad, estoy más que ansioso para follarte ese culo tan caliente que te cargas." Logró decir, su voz saliendo un poco más gruesa de lo que había planeado. Reita sonrió, sus orbes marrones brillantes con lujuria y deseo.

 

"¿Qué esperas, entonces?" El mayor dijo esto con la mirada clavada en los ojos de su pelinegro mientras serpenteaba su hábil lengua por el rosado glande, por el cual ya se asomaban gotas de semen que Akira lamió gustoso.

 

Kai lo agarró del cabello nuevamente, alzándolo para que estuviera a la altura de au rostro. Akira, quién tenía sus manos apoyadas en los muslos ajenos, tomó un poco de impulso para llegar a los labios de Uke, besándolo con fervor, enredando sus lenguas en una pelea inútil por dominación, saliva recorriendo ambas de sus comisuras, entregándose uno al otro en ese beso tan sucio que se regalaban.

 

En un acto de desesperación, Kai tomó por la cintura al otro, sentándolo sobre su regazo, su miembro deslizándose deliciosamente entre las nalgas del rubio, quién simulaba embestidas, enloqueciéndolos a ambos.

 

"Quítate la camisa." Ordenó el de gafas, mirando con recelo el artículo de ropa mencionado, que le impedía admirar el pecho de su amante con libertad. Akira acotó la orden inmediatamente, haciendo lo mismo con Uke, quién se dejo hacer sin chistar.

 

Le hubiera gustado torturar al rubio un poco más, pero las circunstancias en que se encontraba hacía de eso algo casi imposible. Así que sin más preámbulo, mordió el lóbulo de la oreja del mayor, tirando de su arete suavemente al preguntar: "¿Listo?"

 

Reita susurro con un sonrojo característico en sus mejillas, sonriendo tímidamente; "Ya me estaba impacientando, de hecho."

 

"¿Deseas hacer los honores?" Bromeó.

 

Akira se sujetó de uno de sus hombros con una mano, con la otra posicionando la erección del pelinegro contra su entrada. Kai podía sentir como el otro temblaba, y fue en ese momento que algo cliqueó dentro de su cabeza.

 

Esto...esto era un castigo.¡No tenía porqué ser delicado con él! Se lo había buscado. Maldito fuera ese Suzuki.

 

Lo tomó por las caderas y lo sentó sobre él de una sola estocada, satisfecho al ver como las lágrimas del rubio decoraban su rostro inmediatamente.

 

"Se me había olvidado que esto era un escarmiento, mi amor. Justo a tiempo, ¿no crees?"

 

Sin ninguna clase de piedad comenzó a embestir dentro de Akira, quién había buscado refugio para sus lágrimas en el cuello de Yutaka, abrazándolo fuertemente.

 

La sensación del cuerpo del rubio rechazando su intromisión fuera de disgustarle, le excitaba aún más, llevándolo a incrementar la velocidad de sus estocadas, cada vez más rápidas, más profundas, más duras.

 

Reita por su lado quería sentirse corrompido, quería sentirse humillado, degradado, ofendido...pero la sensación corriendo por sus venas le impedía pensar con coherencia, perdiéndose el mismo entre los límites de la locura, ese lado tan cruel y sádico que Kai no dejaba relucir muy seguido le estaba haciendo delirar de placer, ya que cada embestida estimulaba su próstata de forma continua, haciéndole gemir como una perra en celo.

 

"Ahh, Yutaka, ¡Yutaka! Más, más fuerte, ahh, p-por favor," Gritaba sin pudor, colmando al laboratorio de súplicas indecentes que resonaban en las paredes. No le importaba nada, nada más que seguir experimentando esta sensación tan peculiar y singular, dónde el objetivo no era más que algo tan egoísta como conseguir su propio placer sin tener en cuenta a nada ni nadie más.

 

 Botaba sobre la erección de Uke cada vez más y más rápido, se sentía morir de gozo, no aguantaría más.

 

El pelinegro agarró a Reita del cabello firmemente, ladeando su cabeza para dejar su cuello expuesto, aprovechando para lamer, morder y marcarlo como suyo.

 

"Akira...hmm, ¿estás aprendiendo la lección?" Gruñó roncamente, el tono de su voz víctima del placer que estaba sintiendo.

 

"N-no lo creo, mmm ahh, c-creo que deberías de d-disciplinarme mejor, s-sensei." Contestó el

 

Sin pensar, se paró de la silla en la que ambos estaban, alzando a Reita con él. El rubio solo sintió el golpe de su espalda contra la pared de concreto, otra vez el contraste de temperatura haciendo estragos en su cuerpo, que se retorció en incomodidad. Uke no perdió más tiempo y tomó a Akira por los muslos, abriéndolo de piernas para propinarle estocadas más libremente. Esto tomó por sorpresa al rubio, que no pudo hacer más que aferrarse al cuerpo que lo sostenía.

 

 

"¿Q-qué tal ahora, Suzuki-kun? ¿E-es suficiente para tí?" Uke no tenía la menor idea de cuándo había comenzado ese juego, pero estaba en posición para quejarse, así que le siguió la corriente al rubio. No le quedaban muchas fuerzas para seguir sosteniéndolo, a pesar de haber adoptado esa postura no hace mucho, no quería dejar que la posibilidad de hacer caer a Akira se diera.

 

Comenzó a deslizarlos a ambos lentamente al suelo, la expresión del rubio agriándose, seguramente por la fricción de la pared en su espalda. Casi siente pena por él.

 

Casi.

 

Pero no.

 

Sonrió ante sus crueles pensamientos, realmente debía hacer experimentar todo el dolor posible, pero estaban en las instalaciones de la universidad, y no tampoco estaban siendo lo más callados, así que eso esperaría hasta llegar a los dormitorios.

 

Una vez en el frío piso, posicionó las piernas de Akira por arriba de sus hombros, a lo cuál Reita enroscó sus piernas a su cintura en acto reflejo, aferrando sus manos a su espalda automáticamente mientras colocaba sus manos a los lados de la cabeza de Reita.

 

Resumió sus embestidas, esta vez más frenéticas que nunca. Se dio un minuto para contemplar su trabajo: El rubio tenía casi todo su cuerpo perlado en sudor, su rostro desfigurado en una mueca de placer, un rastro de lágrimas que descendían por sus pómulos, los labios abiertos en busca de aire...no se resistió y lo besó. No fue un beso suave, ni tierno, era toda su frustración y enfado era todo lo que podía transmitir en ese intercambio. 

 

Reita lo mordió de imprevisto, y casi en unísono con esa acción, se corrió dentro de su amante. Sus caderas enloquecieron, haciendo de sus embestidas un suplicio, podía sentir como si el rubio se partiera en dos, pero al mismo tiempo este apretaba aún más su entrada.

 

"Ahh...m-maldita sea A-Akira..." Se dejó caer sobre el otro, avergonzándose de golpe al sentir la erección del rubio imponente, dura, y llena contra su pecho. Eso...eso se podía arreglar...

 

"Uke, Uke...por favor, por favor...me falta poco--" No estaba reprochándole. Sólo estaba necesitado, lloriqueando como un niño pequeño, como si estuviese pidiendo por un caramelo y no por correrse.

 

Reita no pudo terminar la oración, Yutaka había sido más rápido y había enfundado tres de sus dedos hasta el fondo de Akira, moviéndolos rápidamente al mismo tiempo que lamía su miembro.

 

"Ahh, ahh, hmmm ahh, n-no aguanto, más, más,” El rubio estaba hecho una maraña de placer, un espectáculo que estaba orgulloso de llamar suyo y sólo suyo.

 

Con la mano que no tenía ocupada, agarró el miembro de Akira y comenzó a masturbarlo rápidamente, siguió lamiendo su glande mientras lo miraba directamente a los ojos, sus manos frenéticas dentro del trasero del rubio, quién sólo se retorcía, el placer era exhilarante, la sensación tan aplacante que sentía su pecho arder.

 

Sin aviso, se corrió, adornando el rostro de Uke con su esencia, gritando lo más fuerte que pudo, arañándose sus propios muslos sin querer. Yutaka se llevó su miembro hasta lo más profundo de su garganta, haciendo un esfuerzo sobrehumano para controlar los músculos de esta, recogiendo todo los residuos de su semilla, no sin antes dar una enloquecedora estocada con sus dedos dentro del cuerpo de Akira.

 

Se miraron directamente a los ojos, Kai dándole una sonrisa tímida al rubio. A pesar de todo no había podido ser tan despiadado como tenía pensado, no cuándo su Rei-chan había pedido tan dulcemente correrse. Se acercaba a él para darle un beso, cuándo el rubio dijo a duras penas en una carcajada:

 

“¿Quién se corrió en la cara de quién?” Sonreía, riendo, señalando en voz alta la ironía de la situación.

 

¿Era en serio?

 

A pesar de la mirada que prometía dolor, lágrimas, y otro poco de dolor, el maldito Suzuki aún se empeñaba en sonreír.

 

 

Pensándolo bien, necesitaba otra lección.

 

Notas finales:

No puedo creeerrrloooooo!

*largo suspiro*

Si tienen críticas, de verdad que no duden en enviarlas. Hay muchas cosas que decidí no hacer, tantas escenas que deje afuera, solo por el temor a no hacerlo bien ; ; y creo que es mejor así ~

¡Espero que lo hayan disfrutado!

¿Alguien quiere más de las zorriles aventuras de Kai y Reita follando en diferentes lugares de la universidad? Porqué no me molestaría escribir eso xDD

:okno:

Reita como uke es lo mejor que existe, por cierto.

Bye ~

-Kiki


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