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Los Desmaravilladores por Amani

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Notas del capitulo:

Personaje especial de este capítulo: Sung Jong de Infinite

Personaje principal: Luhan

Pareja: Lusekai (y más)

Suspire en la brisa que se agitaba en lo alto del peñasco. Mis ojos se alzaron sobre las copas de los arboles de otoño mirando hacia el cielo. Mi palpitar se pauso ligeramente mientras mi cuerpo buscaba dejarse caer.

Su rostro apareció en mi memoria nítido y perfecto como si el tiempo jamás hubiese pasado. Cerré mis ojos con fuerza queriendo retenerlo en mi memoria, pero de vuelta se volvía a escapar de mí.

 

El arlequín

La estación cambiaba, las hojas de los árboles comenzaban a volverse amarillo, anaranjado y hasta rojizo. Era una época muy hermosa en el lugar donde yo vivía. Un pequeño pueblo en el medio de un gran bosque a los pies de las montañas. Rodeado por espesa flora, peñasco, cerros y precipicios. A lo lejos se oía el río que bajaba de la montaña.

Me senté junto a la ventana a mirar hacia el pateo y me quede un tiempo ahí en silenció. Parecía que el pueblo no cambiaba sin importar los años que pasaran, sin importa que sucediera aquí.

Pronto sería el aniversario de mi madre y la casa parecía volverse aún más silenciosa. Mi padre estaba viejo y enfermo, permanecía en su habitación sin soltar una palabra más que para quejarse de alguno de sus empleados. Aunque evitaba todo lo posible verle, no podía evitar pasarme por su recamara de vez en cuando para hablarle del negocio familiar.

En esto días verle me traía malos recuerdos, hubiese preferido no hacerlo pero debía hablarle de la misa por el aniversario de mi madre.

El pueblo era pequeño, un poco más de cincuenta personas incluidos los niños. Básicamente todos eran empleados de mi padre y míos. El pueblo se dedicaba a un solo negocio que era el motivo de su fundación, hace cien años por mi bisabuelo. Ese negocio era la funeraria de la cual mi padre era dueño.

A un par de quilómetros de aquí hay una ciudad pequeña, la gente pudiente de ahí quiso enterrar a sus muertos en una especie de cementerio vip y de ahí nace el negocio de mi bisabuelo. Que luego fundaría el pueblo que daría nombre de Eliseo con la gente que trabajaba en la funeraria.

Hay varias tareas propias de la funeraria y derivabas. Dentro de la propia están la florería, la carpintería para hacer los ataúdes, los albañiles especializados que hacen los mausoleos, los artesanos que trabajan el mármol, entre otros. De los derivados están los dueños del almacén, los del bar- restaurant, la pensión, etc.

Había además un encargado que viajaba a la ciudad para hacer los contratos con la gente.

Todas las semanas había uno o más entierros, no solo de la gente de la ciudad próxima, sino de otras un poco más lejanas que deseaban enterrar a sus difuntos en Eliseo.

Esa mañana iba camino a la oficina cuando escuche un ruido de carruaje sobre las calles de adoquines. Lo encontré extraño, aunque teníamos servicio de carruaje fúnebre para llevar el féretro, no había ningún funeral ese día.

Me detuve en la plaza y vi como desde las afueras de la ciudad entraba un carruaje negro tirado por cuatro caballos negros. La gente que oyó lo mismo dejó sus tareas y salió a ver que sucedía.

El carruaje sin chofer se detuvo frente a la plaza y desde adentro salieron dos hermosas damas vestidas de manera peculiar. Una era rubia la otra morena. La rubia vestía un vestido de raso, el corsé era de rayas negras y blancas verticales, y la falda de tul corto hacia delante para mostrar sus piernas largas que tenían medias y botas acordonadas. En el cabello tenía un pequeño sombrero negro con tul que cubría su rostro. La otra tenía un vestido blanco de seda, con un corte en un costado que abría la falda y una cola hacia atrás. Su cabello estaba trenzado y sostenido por listones. Sostenía en su mano una caja de cedro roja totalmente labrada.

Ambas caminaron hacia el centro de la plaza donde había un kiosco de color blanco con enredaderas de jazmín chino. Entraron a él y abrieron la caja, sacaron un papel y lo colocaron ahí. Luego se pararon en los escalones de la entrada del kiosco y dijeron a la multitud que se aglomero alrededor.

_ Nana…

_ Sooyoung…

_ Tenemos el gusto de anuncia la próxima llegada del Circo Exo- hicieron una pequeña reverencia, cruzaron la multitud que se abrió a su paso y volvieron a dentro del carruaje. Entonces los caballos comenzaron a andar solos, dieron la vuelta y se fueron del pueblo.

La gente comenzó a comentar de inmediato, los supersticiosos armaron sus hipótesis y las desparramaron por todo el pueblo. Hubo un sentimiento de inquietud en todos los habitantes, algunos atemorizados, otros emocionados. Todos esperaban que llegara el próximo domingo, de distintas maneras pero lo esperaban. Yo también lo esperaba.

_ ¡Ni pienses en permitir que haga su show aquí! ¿entendiste? Sung Jong- exclamó mi padre agitando el bastón- ¡el domingo es el aniversario de tu madre, no quiero payasos en mi pueblo!

_ Si hay gente que desea distraerse con eso nada podemos hacer- le contesté.

_ ¡Este es mi pueblo! ¡Todos trabajan para mí y harán lo que yo digo!

_ Veré que puedo hacer.

Finalmente la noche del sábado llegó, después de cenar salí para estar cuando el circo llegara. Estaba colocándome mi abrigo en la entrada cuando el mayordomo se me acerco. Era un hombre de la edad de mi padre, algo tétrico por su hablar pausado y su joroba.

_ El señorito…- dijo- el señorito… no dejara que ese circo actúe… ¿verdad?

_ No es mucho lo que puedo hacer- respondí- aunque mi padre diga que es su pueblo no lo es.

_ Pero en el aniversario de la señora Min Ah… usted será castigado si lo deja…

Torcí mis labios y me fui.

Los más jóvenes estaban en la plaza esperando que se hicieran las doce, la gente mayor y más supersticiosas se habían encerrado en su casa. Incluso algunos de lo que estaba ahí no estaban muy seguros y llevaban rosarios.

A mi realmente no me importaba lo que fueran o lo que hicieran, solo quería sacar de mi mente lo que paso quince años atrás.

Saque mi reloj de bolsillo y mire la hora, faltaban solo segundos para las doce. Entonces el sonido de los carruajes se comenzó a oír, mire mi reloj y este estaba detenido en las doce en punto.

Desde la oscuridad entraban una fila de carruajes, afortunadamente estos si venían conducidos, aunque por gitanos.

Eran siete carruajes negros conducidos cada uno por dos caballos, uno tirado por cuatro que fue el mismo que nos visito anteriormente y cinco carretas con cajas. Se detuvieron alrededor de la plaza, el carruaje mayor justo donde yo estaba parado.

El gitano abrió las puertas y apareció un hombre joven vestido de traje negro con botones dorados, acompañado por las dos damas que anteriormente nos habían visitado.

_ ¡Buenas noches a todos!- saludo- Yo soy el presentador, Sir Kim Jaejoong y he venido junto al circo Exo a darles una presentación que nunca olvidarán.

_ ¿De donde vienen?- pregunto uno.

_ Del fin del mundo- dijo con carisma.

_ ¿Cuándo harán la presentación?

_ Por la noche y será totalmente gratis, por ser la primera vez que nos conocemos- guiño un ojo.

Con eso la gente se entusiasmo.

_ Espero verlos a todos aquí en nuestra única presentación.

_ No creo que venga más gente a parte de la que esta aquí- dijo la dueña del bar- creen que es un circo fantasma.

Él sonrió ligeramente.

_ Hay mucha gente supersticiosa aquí, casi todos trabajan en la funeraria- dije.

_ Lo se- me sonrió- por eso les mostraremos que somos un circo de verdad… ¡Tao!

La puerta de un carruaje se abrió y de ahí salió dando un gran salto un chico de cabellos negros.

_ ¡El gran acróbata y lanzador de chuchillas, Tao!

El chico comenzó a dar saltos y piruetas con una espada en la mano que dejo a la gente helada por tamaña habilidad. A medida que lo hacía se adentraba en la plaza, cuando estuvo cerca del kiosco corrió hacia el palo donde estaba el anuncio y lo pateó, este se  soltó y antes de que cayera al suelo lo corto al medio.

La gente aplaudió llena de emoción y a asombro al joven que ahora saludaba y volvía hacia los carruajes.

_ Para las damas tengo algo más romántico…  Luhan ¡el arlequín!

Uno de los carruajes se abrió y de ahí salió un joven con la cara pintada blanca y en sus ojos un raya negro que los atravesaba.

Caminó hasta el centro y ahí se detuvo.

_ Saluda el arlequín en la noche en que esta- hizo una reverencia, mis ojos se posaron sobre él como si vieran algo más- más a los lejos se oye el río clamar. Abandonado como el viajero en el fondo del peñasco, busca acabar. La noche gira sobre la tierra húmeda, a lo lejos se ve a los pájaros volar. A lo lejos... a lo lejos… Mitiga la luna la oscuridad inmortal, volcada sobre mi alma cuando deseo escapar. Entre guirnaldas bailo mis nupcias en un lento compas. Se oye los vidrios a los lejos quebrar, se oye en mi paso lento mi respiración quebrar, ¡se ahoga el sonido y de repente me pueden oír llorar! ¡En mi rostro la sonrisa pintada se desdibujo! Río y lloro sobre mi gran soledad. Río y así todos me aplaudirán, mas cuando cierre el telón me volveré a inundar ¡Ay, triste payaso! ¡Bufón insensato! Puedes reír de tu soledad… Ríe del amor que no tienes, llora porque aún lo anhelas ¡Ríe por que te miran! ¡Que jamás te vean llorar! ¡Ay triste payaso!… solo tú conoces tu soledad…- eclipsado con su angelical belleza, el brillo sereno de sus ojos me cautivo por completo.

Luego terminado su conmovedor acto hubo un minuto de silencio entre su última palabra y la reacción de la gente que se esforzaba por contener las lágrimas. Entonces finalmente los aplausos llegaron llenos de emoción. El hermoso arlequín saludo y volvió al carruaje.

Mi alma se agitó al verle partir, me revolví en mi lugar buscando palabras para detenerle.

_ Maravilloso- dije, no pude pensar en algo mejor.

El torció y me miro. Aquel rostro, aquel brillo me recordaba algo, me recordaba a alguien.

Mi respiración se acompaso buscando más palabras, pero nada venía a mi mente. Todos mis pensamientos estaban eclipsados por su belleza. Mientras entraba lentamente en desesperación al ver que no podía retenerle.

Él me sostuvo la mirada, inmóvil, de donde estaba. Como si esperara a que dijera eso que quería decir y no podía. Él esperaba por mí en silencio mientras la gente se incomodaba e impacientaba.

_ Maravilloso ¿verdad?- dijo Sir Jaejoong queriendo terminar con la situación- un aplauso para despedir a este maravilloso orador.

La gente aplaudió como se le había pedido, el arlequín agachó la mirada y entro al carruaje.

_ ¿Dónde van a pasar la noche?- pregunto la dueña de la pensión.

_ No se preocupen, tenemos todo lo que necesitamos aquí. Pasaremos la noche en nuestros carruajes.

_ ¿Están seguros? Yo les podría dar alojamiento gratuito.

_ Agradezco, pero insisto, así estamos bien- saludo y entro con las dos damas al carruaje.

De vuelta en mi casa me senté en la sala a divagar en mis pensamientos. El cuadro familiar colgaba sobre la chimenea y se iluminaba con las luces artificiales de las lámparas. Mi padre, mi madre, mi hermano mayor y yo.

Me detuve en la imagen de mi hermano, vi su rostro de ocho años, exactamente como le recordaba la última vez que le vi. Su expresión alegre, su mirada calma, sus delicadas facciones. Me quede viéndole toda la noche hasta quedarme dormido.

Estaba cansado, parecía que dormía profundamente, pero a lo lejos oía un sonido. Un sonido de piano, una melodía que recordaba, una sensación que recordaba ¿Era la misma? ¿Era él tocando el piano como solía hacerlo? ¿Estaba ahí o solo soñaba? Mi mente lentamente percibió la música más y más cerca, hasta que mis ojos se abrieron.

Me senté en el sofá y torcí hacia mi costado donde estaba el piano de tres cuarto de cola y le vi.

Su rostro estaba sin maquillaje y se veía más hermoso aún, entre las luces y las sombras de la sala. Hundido en su silencio y el sonido de la música.

_ ¿Por qué estas aquí?- le pregunté.

_ Vine a oír eso que tienes para decirme- dijo a la vez que dejaba de tocar el piano.

_ ¿Decirte?

_ Quiero oírlo. Quiero que me lo digas.

_ ¿Qué quieres que te diga?

_ Dime que me amas- sonrió y sus ojos se iluminaron.

Me revolví en mi lugar con una mirada consternada.

_ ¿Por qué piensas eso?

_ Lo siento.

_ ¿Y si no es así?

_ Miente.

_ ¿Por qué?

_ ¿Por qué no quieres decirlo?- su mirada se consternó.

_ Si quiero.

_ Entonces dilo.

_ No sé si debo- torcí y mire el cuadro.

Él se quedo en silencio mirándome.

_ Ámame- susurro.

Le mire y vi como sus ojos se inundaban.

_ ¿Por qué necesitas que te ame?

_ Necesito ser amado… El amor te ata pero también te hará libre- murmuro pero no parecía decírmelo a mí, más bien parecía recordarlo.

_ Te amo.

Sonrió.

_ ¿Quién eres?

_ Soy un arlequín.

_ ¿Sólo eso?

_ Tan solo eso…

_ Te irás ¿verdad?

_ Sí.

Me levanté y fui hacia las escaleras, él me siguió. Subí y el subió detrás de mí con esa dual expresión: sonriente pero con aire de tristeza.

Entre en mi cuarto y me quede junto a la puerta, él se paró frente a mí con aquella tenue sonrisa. Me abrazó por el cuello y me dio un beso. Yo cerré la puerta con una mano y con la otra le abracé.

Su tacto parecía tan irreal; apenas podía sentirlo entre mis brazos. Era como si se desvaneciera en cada suspiro, como si me abandonara en cada caricia. Entonces yo lo estrechaba con más fuerza para que no me dejara. Me aferraba a su cintura para no dejarle ir, apretaba mis labios sobre los suyos para sentirlo ahí, junto a mí.

Si el tiempo estaba ahí, no lo sabía. La gravedad me abandonaba y mi alma vagaba en un laberinto de luz y sombra. Abría mis ojos para encontrarlo y veía su eterna sonrisa esfumándose en la más profunda tristeza.

En el silencio de la habitación nos quedamos abrazados como si nos consoláramos de dolores pasados. Como si el único motivo de este fugaz encuentro era calmar el gran dolor que gobernaba nuestras almas. Si no me amas, miente. Si no te amo fingiré que sí. Pero yo le amaba, en ese instante cuanto lo ame.

De repente las luces de la habitación se encendieron y dio un salto en la cama.

_ Me están buscando.

Me senté en la cama y le mire.

Su expresión cambio, su mirada se perdió y su rostro se hundió en la profundo desolación.

Tal vez el buscaba escapar, como yo huir de la melancolía que nos ata al pasado que jamás se va. Yo también me quería ir, lejos de aquí, a donde las memorias no logren encontrarme.

_ Vamos- le dije jalando su mano fuera de la cama.

Él me miro sorprendido mientras yo me vestía.

_ Vamos- insistí- a donde nadie sepa de nosotros. Lejos de todo y de todos.

Sus ojos brillaron en lágrimas que no lograron derramarse a la vez que una calidad sonrisa atenuó su expresión, cuando se levanto y se vistió.

Desde mi casa el bosque estaba a pasos, como le conocía lo lleve de la mano a través de los árboles.

Mi corazón se estremeció al revivir la misma escena de hace quince años atrás. La noche que mi madre murió cuando junto a mí hermano huíamos, aquella travesía por el oscuro bosque que jamás acabó.

Sentí que él corría con más lentitud, pensé que estaba cansado y me detuve. Pero cuando lo mire había algo distinto en su rostro.

Mire alrededor y lo note, estábamos corriendo en círculos.

_ ¿Cómo puede ser? Conozco bien este bosque.

_ No iré a ningún lado… no se porque pensé que podría hacerlo- miro hacia la nada- el amor te ata pero también…

_ Te hará libre- continuó una voz extraña.

Volteamos y vimos a dos jóvenes, uno rubio y alto, el otro era él que había hecho el show de acrobacias, en su mano colgaba un reloj de bolsillo plateado.

_ Gracias- dijo el rubio al moreno.

Este asintió y se fue.

_ ¿Quién es?-  pregunte.

_ Sehun…- murmuro.

_ ¿A dónde vas?- le pregunto.

_ A ningún lado- respondió Luhan.

_ ¿De verdad?

_ ¿Podría ir a algún lado?

_ ¡¿Cómo puedes hacerme esto?!- exclamó abalanzados sobre él. Pero algo lo detuvo, una sombra le apareció detrás envolviéndole.

_ Basta…- susurró una voz. La sombra lentamente adquirió forma, sobre el pecho de Sehun apareció una mano, sobre su hombro el rostro de un joven con una galera en la cabeza, toda la oscuridad se dibujo en la capa que vestía.

Sehun comenzó a llorar mientras le miraba con congoja.

_ ¿Por qué quieres irte?- preguntó el recien llegado.

_ ¿Para que quieres saberlo?- la sonrisa de Luhan no se borraba de su rostro, a la vez que sus ojos parecían contener un mar.

_ No tienes a donde ir.

_ Lo sé.

_ Conoces las reglas.

_ ¡No!- exclamó Sehun, se soltó y abrazó a Luhan cayendo sobre él. Encima de él acarició su rostro y le dijo- Esta bien… no dejaré que nada te pase.

_ Sehun- le llamó.

_ ¡Por favor!- torció a mirarle- Por favor, Kai.

_ No empeores las cosas- le pidió con la mirada entristecida.

_ Esta bien- dijo Luhan sonriente a la vez que le besaba dulcemente- vete.

_ No- negaba con la cabeza.

_ Kai…- llamó Luhan.

Él fue hasta Sehun y lo levantó.

_ ¿Quién lo hará?- pregunto Luhan mientras se sentaba.

_ Tal vez Nana- le contestó.

_ ¡No lo permitiré!- exclamó de nuevo Sehun.

_ Por favor…- le suplicó.

_ Cualquier cosa que haya que pagar lo pagaré yo… - dije- fue mi idea, yo me lo llevaba de aquí.

Sehun me miro furioso y se quiso levantar para venir hacia mí pero Kai le sostuvo con fuerza.

_ No sabes lo que dices- me dijo Luhan.

_ No volveré jamás, no tengo a donde ir ¿Qué importa?

Sehun se levantó y una fuerte ráfaga de viento se arremolino entre nosotros.

Luhan hundió su rostro sosteniendo débilmente aquella sonrisa.

_ ¡Deja de hacer esto!- exclamó otro joven de cabello castaño y largo que aparecía entre los arboles.

De donde él venía estaba parado junto a un árbol Tao, el acróbata, mirando el reloj en su mano.

_ Chanyeol- dijo Kai sorprendido.

_ ¿Por qué viniste solo tú?- pregunto Sehun, luego vio a Tao y pareció comprender.

_ ¿Cuántas veces van ya?- pregunto molesto Chanyeol- No puedes cubrirle siempre, Kai.

_ Esta será la última.

_ No importa porque él pagara- dijo Sehun apuntándome.

_ ¿Ellas lo aceptaran?

_ Esperemos que sí- murmuro Kai.

_ Tomare mi responsabilidad- dijo Luhan mientras se levantaba.

Kai fue hasta él y le abofeteó haciéndole caer. Incluso en ese instante su sonrisa no desapareció.

Kai se quedó inmóvil con la respiración agitada mientras miraba hacia un costado.

Todos nos quedamos en silencio mirando la escena. Chanyeol agachó la mirada y dio un paso atrás.

_ No lo vas a volver a hacer…- murmuro.

El arlequín asintió en silenció.

Entonces un grito de dolor se hoyó. Todos miramos hacia la dirección de donde provenía y vimos a Tao caer de rodillas. A su lado apareció la dama de cabello castaño, Sooyoung.

_ Hasta cuando piensan estar así… No creían que lo iban a lograr por mucho tiempo ¿verdad?

Junto a ella apareció la rubia Nana con un reloj de arena que estaba a punto de acabar. También apareció un chico rubio que fue a socorrer a Tao.

_ Lo siento, Kris- dijo Chanyeol.

Kris asintió mientras recostaba al inconsciente chico contra su pecho.

_ Bien…- dijo Sir Jaejoong llegando tambien- díganme que pensaron en algo.

_ Él pagará- dijo Sehun apuntándome- Si quieren lo puedo hacer yo.

_ ¿Quiénes son ustedes?- pregunte ¿como era posible que llegaran así?

_ Ya sabes nuestros nombres- contestó Sir Jaejoong- no necesitas saber nada más.

_ Mientras jugaban a las escondidas se nos fue el tiempo- dijo un joven de cabello rojizo apareciendo detrás de Sir Jaejoong- no más preámbulos será así.

_ Esta decidido- dijo Kris poniéndose de pie y dejando a Tao contra un árbol- él pagara.

_ Luhan también debe recibir un escarmiento- dijo Nana.

_ Lo siento- me dijo Luhan mirándome con una dulce sonrisa.

Le devolví la sonrisa y nos miramos un instante.

_ Primero el castigo de Luhan- dijo Sooyoung sacando un reloj de plata.

Luhan se me acercó y me beso por última vez.

_ ¡Luhan!- exclamó Sehun enfurecido.

Luego, el arlequín, dio unos pasos al centro y comenzó a recitar su monólogo.

_ Saluda el arlequín en la noche en que esta- hizo una reverencia- más a los lejos se oye el río clamar. Abandonado como el viajero en el fondo del peñasco, busca acabar. La noche gira sobre la tierra húmeda, a lo lejos se ve a los pájaros volar. A lo lejos... a lo lejos… Mitiga la luna la oscuridad inmortal, volcada sobre mi alma cuando deseo escapar. Entre guirnaldas bailo mis nupcias en un lento compas- su voz comenzó a oírse quebrada- Se oye los vidrios a los lejos quebrar, se oye en mi paso lento mi respiración quebrar, ¡se ahoga el sonido y de repente me pueden oír llorar!- exclamó mientras una lágrimas bajaba por su mejilla- ¡En mi rostro la sonrisa pintada se desdibujo! Río y lloro sobre mi gran soledad. Río y así todos me aplaudirán, mas cuando cierre el telón me volveré a inundar- entonces su sonrisa se quebró y cada palabra fue un grito de dolor-¡Ay, triste payaso! ¡Bufón insensato! Puedes reír de tu soledad… Ríe del amor que no tienes, llora porque aún lo anhelas ¡Ríe por que te miran! ¡Que jamás te vean llorar! ¡Ay triste payaso!… solo tú conoces tu soledad ¡Ay payaso, este es el escenario que jamás has de abandonar!- Chanyeol sostuvo el reloj en su mano y de repente este ardió en llamas. El grito de dolor del hermoso arlequín surcó la noche.

_ ¡Suficiente!- exigió Kai.

Las llamas se apagaron y Chanyeol dejo caer el reloj junto a Luhan que se retorcía en el suelo.

Lo mire sin saber que hacer, estaba dispuesto a morir pero no deseaba que le dañaran. Levante mi mirada que se cruzó con Sehun. Este me miraba fijamente con un odio terrible. Levantó su mano hacia mí y una lágrima se desbordó por su rostro. El viento se agitó en mi dirección  y comencé a sentir cortes en mi piel. Caí de rodillas y mire mis manos cubiertas de sangre. Un dolor terrible me sacudió en aquel instante.

Súbitamente el viento se detuvo, alce mi rostro con las pocas fuerzas que me quedaban para verle.

_ Puedes agonizar hasta morir… - me dijo con desprecio mientras se iba.

_ Al menos tu puedes…- murmuro Chanyeol dedicándome una última mirada.

Note que solo quedaban ellos dos en el lugar y ya desaparecían de mi vista.

Aunque fuera una última vez quería verle, a mi dulce arlequín, me levante forzando mi cuerpo al límite y me fui arrastrando de tumbo en tumbo por el bosque.

_ ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué se van?- dijo una señora que salió a encontrarme cuando me arrastraba por las calles adoquinadas del pueblo. Cuando me vio cubierto de sangre profirió un grito de espanto.

Pero yo continúe en dirección hacia la plaza, lo más rápido que podía. La gente salía de sus casas y se preguntaba que pasaba. Cuando llegue a la plaza vi el último carruaje esfumarse en las sombras del camino hacia el bosque.

_ ¡Le han atacado! ¡Han sido los del circo!- gritaba uno.

_ ¡Han sido obra del demonio! ¡Te ha sucedido por permitirles entrar! ¡Dios se apiade de nosotros!- me decía una señora.

Yo me derrumbe sobre la acera intentando ver su rostro entre mis vagos recuerdos mientras la noche caía sobre mí y mi cuerpo se enfríaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado, espero sus comentarios. Si hay algo que le gustaría ver o algo que no entiendendiganlo n.n

Saludos! Adari♥


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