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Única Promesa por SHINee Doll

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Notas del fanfic:

¡Feliz (casi) cumpleaños, Choi MinHo!

Notas del capitulo:

Primer one-shot de mi colección por el cumpleaños de Minho :)

Había algo en aquel muchacho de castaños cabellos que a Minho no le gustaba en absoluto. Sin embargo, sabía que preguntarle a su novio sobre ello era similar a ponerse un lazo al cuello, pues éste seguramente acabaría montándole una de esas escenas donde le acusaría de celoso, inseguro y quizá de insensible, haciéndolo sentir culpable y dejándole con más dudas que al comienzo del supuesto interrogatorio.

— Oh, ¿tampoco está hoy? — escuchó la pregunta del muchacho y se ocultó mejor tras el muro, haciendo un enorme esfuerzo por escuchar aquella conversación sin ser descubierto en el proceso. — ¿No te aburres de esperarle?

— Minho tiene una agenda bastante ocupada este mes. — señaló el rubio, formando un pequeño puchero con sus labios en forma de corazón. — Supongo que tendrá tiempo alguna vez…

— Kibum, ¿eres feliz con él? — el alto frunció el ceño, enfadado por el atrevimiento de su vecino.

— Venga, Jinki, no es para tanto. — le regañó juguetonamente el otro, sonriendo bellamente. — Quizá no pasemos juntos tanto tiempo como antes, pero eso no cambia mis sentimientos por él o los suyos por mí.

“Ese es mi gatito”, pensó el menor, saltando de alegría en su escondite.

— Cuando estábamos en el instituto solías decir algo muy diferente. — le recordó el chico, colocándole las manos a la altura de los hombros. — ¿No fue por esta misma razón que terminaste con ese novio tuyo?

— Pasado, Jinki. — le frenó el de orbes felinos, incómodo. — Lo de Siwon es punto y aparte.

— ¿Realmente estás seguro de que se encuentra trabajando?, seguramente deben de lloverle propuestas de muchas otras personas en la agencia y los medios, ¿no?

— Jinki… — comenzaba a molestarse, incluso Minho pudo darse cuenta. — Minho me quiere, ¿bien?

— Entonces, ¿por qué nunca está contigo?, ¿por qué no te presta atención?, ¿por qué…?

— No sigas… — suplicó con voz rota. — ¿Qué tratas de hacer, eh?, ya bastante pienso en ello como para que eches más leña al fuego. — se secó algunas lágrimas, forzándose a sonreír. — Está ocupado ahora, pero pronto se dará tiempo y…

— ¿Cuándo? — preguntó, mordiéndose el labio inferior. — ¿Eh, Kibum?, ¿cuándo?

— No lo sé…

Para Choi Minho aquella conversación entre Lee Jinki (su vecino) y Kim Kibum (su novio) había sido un golpe muy bajo… y doloroso. Sabía que estaba fallando a esa promesa de estar siempre al lado del rubio, pero el trabajo se había multiplicado y su contrato le obligaba a cumplir con un montón de obligaciones que en su vida pensó tener. Kibum le comprendía, aunque sabía que todo tenía su límite.
Esperó en el mismo lugar por minutos que le parecieron eternos, dispuesto a sostener una pequeña charla con Jinki antes de reunirse con su novio en el apartamento que ambos compartían, pero que en la mayoría del tiempo sólo se encontraba el de mirada felina.

— ¡Eh, Jinki! — le llamó, sorprendiéndole. — ¿Podemos hablar?

— Oh, Minho, que extraño es verte. — el menor rodó los ojos, fastidiado. — ¿Sobre qué?

— Estoy al tanto de tu amistad con Kibum, pero…

— ¿Amistad? — preguntó burlesco, interrumpiéndolo. — Creo que lo sabes ya o, de lo contrario, no estarías aquí tratando de cuestionarme lo obvio. — sonrió ampliamente, apoyándose en la pared contraria. — Me gusta él, me ha gustado desde la secundaria.

— Es mi novio. — le recordó Choi, enfadado. — Así que…

— Pues no lo parece. — cortó Jinki, cruzándose de brazos. — Kibum siempre ha sido una persona que gusta de pasar tiempo fuera de casa, de las que tienen muchos amigos y facilidad para socializar. — asintió, sabiéndolo de antemano. — Le gusta ser el centro de atención y tú, mi querido amigo, siquiera estás con él más de un par de horas al día.

— Jinki…

— Minho, déjame decirte esto como amigo. — frunció el ceño, poniéndose serio de pronto. — Cuídalo más si no quieres arrepentirte después.

— ¿Qué? — aquello sonaba más como una amenaza que como un consejo, no había duda.

— Si no soy yo, será otro. — le advirtió. — No tienes idea de cuántos se encuentran tras él en la universidad… y no precisamente para hacerle una oferta de trabajo.

Esa charla fue un golpe todavía más bajo para Minho. Sabía de antemano los sentimientos de Jinki hacia Kibum, pero nunca consideró la posibilidad de que los admitiera abiertamente ante él.

Y luego estaba eso último que dijo…

Ingresó al apartamento con su mejor sonrisa, aunque en el fondo sabía que jamás lograría engañar a su novio con ella. Tenía tantas cosas dándole vueltas por la cabeza que no reparó en la presencia de Kibum en la sala, cosa que sorprendió al mayor y le molestó de cierta forma.

— Kibum, lo siento. — habló torpe, rodeándole la cintura con un brazo y acariciándole la mejilla con la mano libre. — He sido un pésimo novio todo este tiempo.

— ¿De qué hablas? — preguntó el más bajo, cambiando su expresión enfadada por una de completo desconcierto. — ¿Minho?

— Hace mucho tiempo que no pasamos un día los dos solos, ¿verdad? — el rubio asintió, extrañado, pero con una pequeña sonrisa adornando sus labios. — ¿Te parece bien mañana?

— ¿De verdad? — los ojos pequeños de Kibum brillaban traviesamente. — ¿No tienes trabajo?

Minho odiaba esos momentos donde Kibum parecía tener un sexto sentido o un poder sobrenatural. Apenas el muchacho soltó la pregunta, su teléfono celular comenzó a sonar y, por insistencia de su novio, respondió la llamada que parecía hecha para arruinar su vida.

— ¿Mañana? — preguntó sin apartar su mirada de la expresión decaída del mayor. — ¿No puede ser otro día? — suspiró y Kibum escapó del abrazo para dirigirse a la cocina. — Lo siento, pero no puedo hacerlo. — colgó antes que pudiesen reclamarle algo, siguiendo al rubio.

— Estúpido Minho. — le escuchó decir y sonrió suavemente, rodeándole por la espalda.

— ¿A dónde deberíamos ir? — soltó al aire, como si hablara consigo mismo. — ¿Al cine, de compras, día de campo? — dejó un sonoro beso sobre el sensible cuello de su novio, provocándole escalofríos. — ¿Qué quieres hacer?

— Minho, ¿realmente estás libre mañana? — sonrió cálidamente, girándose entre sus brazos. — ¿De verdad?, ¿no tienes una pasarela, una entrevista, una sesión u otra cosa?

— Sólo por la mañana. — golpeó la frente del rubio con el índice, riendo un poco. — Vendré por ti apenas termine para ir a comer a ese restaurante italiano que tanto te gusta, ¿si?

— Sí. — celebró el más bajo, rodeándole el cuello con ambos brazos. — Te quiero, tonto.

— ¿Sí? — preguntó, besándolo suavemente. — ¿Qué tanto?

— No me molestaría demostrártelo en nuestra habitación…

Para Kibum no había algo más delicioso que sentir al modelo aferrarse completamente a él, robándole el aliento con sus besos y la cordura con caricias. Minho era como una droga y él se había convertido en adicto hacía mucho tiempo, desde la primera vez que sus ojos cayeron en esos pozos marrones y recibió aquella bella sonrisa como respuesta a su fascinación mal disimulada.

— Te amo, Kibummie. — susurró Minho en su oído, viéndolo sonreír en sueños. Se abrazó al delicado cuerpo de su novio y se quedó dormido también.

La sesión de Minho se estaba alargando demasiado y él no dejaba de mirar el reloj con el ceño fruncido y una mueca en su atractivo y maquillado rostro. La chica que posaba a su lado no dejaba de coquetearle, sin darse por enterada de la falta de atención del alto hacia sus pobres intentos de seducirle.

— ¡Maldición! — chilló, golpeando con sus palmas el volante del coche. — ¿Por qué tiene que pasarme a mí? — hacía más de dos horas que debía pasar por Kibum y él seguía detenido por el tráfico sin indicio alguno de poder avanzar. — Va a matarme. — pensó derrotado, cerrando los ojos.

Kibum no estaba contento, siquiera un poco. «Nunca hagas promesas que no puedes cumplir», le dijo su abuela cuando era niño, «y tampoco creas en personas que sólo saben mentir». Bien, pues había seguido la primera parte del consejo y… estaba a punto de hacer caso a la segunda también.

— Es la última, Choi Minho. — musitó débilmente, secándose las lágrimas que bajaban por sus mejillas. — He tenido suficiente ya. Fui paciente, pero ya no puedo.

Minho llegó al apartamento con muchas horas de retraso y no encontró a su novio por ninguna parte. Nadie sabía de él, salvo Jinki, pero no quiso decirle algo sobre ello, recordándole su consejo del día anterior.

— Kibum, ¿dónde te metiste? — se dejó caer en el sofá y le marcó una y cincuenta y nueve veces más, pero el chico jamás cogió el móvil y para cuando salió a buscarlo, el sol comenzaba a ocultarse.

Anduvo por los sitios comunes y los que su novio frecuentaba, sin encontrarle. Comenzaba a anochecer y él a preocuparse y no fue hasta que pasó una hora más que una idea le cruzó la mente y cambió el rumbo del coche hacia el río donde se reunieron en su primera cita. Para su buena fortuna, Kibum se encontraba ahí.

— Pensé que nunca llegarías. — susurró sin dejar de mirar el agua. — Si tú hubieses desaparecido, te habría buscado aquí primero, ¿sabes?, ¿cómo pudiste olvidarte de este lugar?

— Lo siento. — se sentó a su lado, contemplando el cielo oscuro y las brillantes estrellas. — No lo digo sólo por lo de hoy, sino por todo, Kibum. Realmente he sido un mal novio… Supongo que Jinki tiene razón y debo…

— ¿Jinki? — interrogó, frunciendo el ceño. — ¿De qué estás hablando?

— Escuché su conversación ayer. — admitió de mala gana, recibiendo un golpe en el brazo por parte del rubio. — También hablé con él y…

— Minho, quizá lo mejor sea terminar con esto.

— ¿Qué? — sus ojos se tornaron más grandes, su corazón se detuvo. — Kibum…

— No puedo seguir esperando. — admitió avergonzado, bajando el rostro. — Duele estar solo.

— ¿Me amas? — el mayos asintió, sintiendo sus mejillas húmedas. — También yo te amo, Kibum.

— Tal vez este «amor» no es suficiente. — trató de levantarse, pero el alto le detuvo por el brazo.

— Lo es. — respondió seguro, acercándose otro poco. — Te amo, Kibum, y no pienso dejarte ir.

— Demuéstralo. — exigió, clavando sus ojos fieros en él. — Renuncia a la agencia.

— Lo haré por la mañana, entonces. — sonrió, acariciándole el rostro. Kibum le miró perplejo, sin creerse que aceptase tan fácilmente renunciar a lo que más amaba hacer. — Haré cualquier cosa que me pidas, Kibummie.

— No. — murmuró, poniéndose de pie. — No quiero que renuncies, lo dije pensando que ibas a contradecirme o al menos te enfadarías conmigo. — suspiró, alborotándose los cabellos con las manos. — ¿Por qué cediste tan rápido?

— ¿Por qué? — se levantó también, mirándolo serio. — Porque no quiero perderte, por eso.

— Minho, ¿por qué yo?, ¿por qué no alguien de tu mundo?, ¿por qué no cualquier otro?

— Te amo a ti. — tomó el rostro bonito entre sus manos, sonriendo. — Son tus ojos los que me cautivaron y son tus sonrisas las que conquistaron mi corazón, no las de alguien más. Fuiste tú quien apareció en mis sueños y en mis fantasías, el que se instaló en mi pensamiento y se robó cada uno de mis suspiros. Eres tú a quien quiero ahora y mañana y para siempre.

— No hagas promesas que no puedas cumplir. — suplicó, entristecido.

— Sé que he roto muchas de ellas… — comenzó, besándole la punta de la nariz.

— Las has roto todas, Minho. — le recordó divertido, relajando la expresión cuando los labios abultados le rosaron la mejilla izquierda.

— Hay una que no. — rió bajito. — Y sé que nunca podré romperla.

— ¿Cuál? — cuestionó curioso, rodeándole el cuello.

— Dije que te amaría por el resto de mi vida y sigo haciéndolo como el primer día.

Kibum sonrió, chocando sus labios con los del más chico en un beso lento y dulce que con los minutos ganó intensidad, haciéndoles perder el aliento. Minho jamás creyó que se sentiría tan afortunado de haber conocido al mayor que en ese momento en que pudo abrazarle con fuerza y recordarle cuánto le amaba.

Podía ser un idiota siempre, arruinar las cosas una y mil veces, pero había algo que Minho siempre podría cumplir y era esa promesa que le hizo a Kibum la primera vez que le besó: amarlo siempre.

Y lo hacía, porque él vivía en su pensamiento, su alma y su corazón.

Notas finales:

Y... ¿qué les pareció?, ¿ya pueden decir que he vuelto? *3*


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