Su largo pelo morado cubría la ancha espalda, enmarcaba el rostro alargado y como las cortinas de un escenario, abría el telón a una mirada lavanda que si mirabas fijamente, podría hacerte sentir caer, caer en el hechizo tras su belleza. Shion Kaito observaba a Gakupo desde su posición en el sofá del living de su hogar, en dirección a la cocina, tan solo lo observaba, sintiéndose hundir en las limitaciones de un trato que desde un principio no le pareció justo.
Un suspiro dejo sus labios, a la par que decidía acabar con su tortura y enfocar su atención en la televisión, decidido a buscar una película que le mantuviera concentrado por más de dos horas con el control remoto, paso los canales, uno tras otro, cuando determino que la sirenita sería suficiente para despejarse un rato, un gemido, un sonido que quería pensar había sido accidental emergió de la cocina, no pudo controlarlo, en un movimiento automático su rostro volvió a su posición anterior, pero tan solo fue un segundo, un segundo que basto para destruir todos sus planes de distracción, ¿cómo hacerlo después de ver aquello?
Casi podía sentir las lágrimas en sus ojos, las mejillas encendidas de la frustración, aun cuando lo sabía, Gakupo solo lo hacía más duro, sin pensar en ningún momento en sus sentimientos.
-Sabes que lo quieres-dijo la voz profunda del peli morado, seguido de un sonido que no podía más que expresar el placer que estaba sintiendo.
Kaito se sobresalto en el sofá, con las mejillas infladas, volteo a darle una mirada de odio al mayor-eres cruel-
-Lose-sonrió, sus labios estirado en una mueca burlona. Su lengua delineo sus labios, en un paso lento que buscaba quitar cualquier impureza y humedecer la carne. Kaito en la distancia, no podía evitar babear.
Sentía que las fuerzas le abandonaban a brotones a cada segundo, dejando atrás la que hace unas horas habia sido su palabra, el trato que en esos instantes, se hacía cada vez mas lejano.
¿Cuánto mas resistiría?
El ver parte de su elixir caer para manchar de blanco el suelo, fue lo último que pudo soportar.
-¡Hare lo que quieras, solo déjame saborearlo!-sus ojos brillantes observaban suplicante al más alto, quien ante la suplica había comenzado a acercarse a paso lento.
-¿Estás seguro?- llego al lado del peliazul, sin dejar su mirada, tomo asiento a su lado-No tendré contemplación luego-
-¡Si, si, si!-respondió ansioso, sin verdaderamente tomar en cuenta la advertencia.
-Bien, entonces ven y tómalo-concedió, sin ofrecer la menor resistencia, Kaito se tiro como un animal hambriento sobre el, “delicadeza” en ese momento no estaba en su vocabulario.
-De veras aun no puedo entender tu obsesión por el helado-confeso resignado, mirando el rostro del peliazul ahora, machado de blanco, la sustancia cremosa esparcida por sus mejillas infladas, llenas de helado.
-Y aun así te atreviste a dejar caer en el piso-hablo, apenas modulando por el helado que llenaba su boca-el dios del helado te castigara-
-Claro, claro-suspiro nuevamente, esta vez, no pudiendo evitar sonreír ante la imagen tan tierna y a la vez ridícula de su novio comiendo helado.-¿donde están tus modales?-cuestiono, llevando su pulgar a la mejilla contraria, tratando de limpiarla un poco.
-Se van muy lejos cuando se trata de mi helado-frunció el seño al ver el pulgar del peli morado bañado en helado-eso es mío-antes de que Gakupo se pudiera dar cuenta, tenía la boca de Kaito en su dedo-no me quitaras mas helado del que ya me quitaste-aclaro, siguiendo con el pote de su obsesión, no dando cuenta de la expresión excitada de Gakupo.
-¿No tienes idea de lo que provocas verdad?-cuestiono, tomo por la barbilla al peliazul, y aun cuando este estuvo en un principio reticente al contacto, cuando los labios del otro tocaron los suyos, el helado momentáneamente paso a segundo plano.-por la noche me las cobrare todas-aclaro, susurrante en la boca del otro, el rostro sonrojado y avergonzado fue suficiente para hacerlo reír.
Enfurruñado, el menor siguió comiendo helado-aun no entiendo cómo te enteraste de que saque tu katana.-
-Tengo mis fuentes-sonrió.
-Pero si e único que sabía…-se quedo mudo unos segundos-¡Len! ¡Y yo que pensé que era mi aliado!-exclamo conmocionado-no le volveré a dar de mi helado.-
-No es para tanto, una katana es peligrosa ¿sabes? Mas en tus manos-acaricio el cabello azul, condecendiente.
-Lo que paso con el cuchillo de cocina esa vez fue aun accidente-aclaro, ofendido por la obvia alusión.
-y no queremos que se repita-antes de que el menor pudiera objetar, con un dedo cubrió sus labios.-creo que no esperare hasta la noche-en un instante, del sofá, paso a estar en pie con Kaito en sus brazos, el peliazul gimió consternado cuando vio su helado caer.
-¡Mi helado!-exclamo con la voz quebrada.
-Cuando entremos a la habitación no te acordaras de el-
Una vez la puerta se cerro, los reclamos de Kaito murieron en un instante, y los gemidos de placer subsecuente a ellos que escapaban de la habitación, no pudieron mas que constatar la afirmación de Gakupo, para esos momentos, el helado habia dejado completamente la mente del peliazul.