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Musa artística por Kouya Natzuki

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Notas del fanfic:

Lo único "yuri" es que una mujer narra el como otra mujer ha logrado inspirar a su parte artística.

   

Notas del capitulo:

La única culpable de esta narración es una mujer intangible, mí carrera universitaria ♥

 

PD. En verdad he querido continuar lo que tengo incompleto pero no he podido...espero poder hacerlo pronto e.o

   

Siempre pasaba, no sabía su nombre ni a dónde iba sólo sabía que siempre la veía. Vestía unos jeans ajustados, blusas elegantes y un peinado bastante simple, de hecho siempre lo tenía suelto pero algo la hacía lucir con estilo.

Un día más y de nuevo la vi pasar, aquella vez más a prisa; ¿se le habrá hecho tarde? Cuando desaparecía de mi campo de visión un cuadro más se unía a la exposición. Soy una artista que por falta de recursos dio a conocer su arte en el parque central de la ciudad donde mucha gente pasa; varios veían y elogiaban o criticaban mi trabajo mientras que otros simplemente pasaban de largo.

Había vendido varios cuadros pero jamás los de aquella extraña, puesto que siempre me excusaba con que eran muestras a diferencia de las otras pinturas. La había visto tanto que memoricé su rostro, o al menos lo que podía atisbar a tal punto de poder dibujarla y pintarla. En esos momentos me hubiera gustado poder verla de cerca y admirar en realidad cómo era su rostro y los detalles que de lejos no podía percibir.

Otro día, otro cuadro vendido y de nuevo pasó. Había cambiado sus zapatos. ¿Serían nuevos? Decidí dibujar sus nuevos zapatos rápidamente en mi cuaderno de bocetos, de hecho, le tenía dedicado un cuaderno porque cuando la vi por primera vez me inspiró a querer dibujarla y justamente estrenaba cuaderno y al notar que todos los días pasaba decidí dedicárselo al igual que algunas obras en grande. Ella no sabía de mi existencia ni se imaginaba que alguien dibujaba algo sobre ella a diario e incluso a ella. No me molestaba que no lo supiera; mientras no dejara de pasar todo estaría bien. Simplemente me gusta admirarla, su cuerpo no era muy delgado como el de muchas mujeres que a menudo pasaban, ni tampoco sobrepasaba lo debido, era perfectamente proporcional a mi punto de vista. Su forma de caminar era única, jamás se encorvó ni bajó la mirada, al menos no cuando pasaba. Pareciera que ella supiera que la estaba observando, como si algo le dijera que es la protagonista de una pasarela con personas al azar alrededor suyo, como si el asfalto fuera su escenario y el viento se hubiera coordinado para no revolver su cabello sino ondearlo de manera casual al pasar.

De nuevo percibí su llegada, había cambiado de bolso, era muy bonito y de marca. ¿Tendría novio?, ¿ella se lo habrá comprado? Con mi libreta y lápiz a la mano dejé instantáneamente el trabajo que hacía en el bastidor para bocetar su bolso y si era posible a ella. Había logrado bocetar todo menos su rostro. Decidí cubrirlo con cabello y sombras. Deprimente. Seguí con mi trabajo.

Mis cuadros eran un éxito, había podido subirles el precio considerablemente y mi firma había empezado a ganar algo de renombre en la ciudad, pronto podría poner un estudio para que me tomarán más enserio pero toda esta inspiración no venía de la nada, venía al verla. Podría haber estado pintando una ciudad pero las líneas de los edificios las dibujaba tan derechas como su cuello al caminar, tan firmes como sus pasos y con detalles que únicamente un buen observador notaria así como yo noté todo de ella, incluso si cambiaba de pendientes.

No era una acosadora puesto que no la seguía, ya que para mí es sólo una mujer que había logrado inspirarme día a día por alguna extraña razón. Si alguien lo hubiera sabido tal vez lo hubiera considerado enfermizo.  Enfermizo hubiera sido si la dibujase a ella únicamente. Enfermizo hubiera sido querer seguirla hasta casa. Sólo era una artista que había conseguido una musa involuntaria. No estaba obsesionada ni enferma, sólo consideré que su cuerpo y estilo eran una obra de arte viviente a mis ojos.

Me extrañó el día que no pasó. De igual manera seguía dibujando y pintando con normalidad, no pasaba nada si un día no la veía. Pero ya habían pasado dos días…todo estaba bien, seguía vendiendo. Un tercer día pasó sin que convirtiera la calle en su pasarela, ¿le habría sucedido algo? Era mejor no pensar en cosas trágicas así que deseche la idea. Llegó el cuarto día y pensé en irme olvidando de ella. El quinto día llegó y siguió sin aparecer, aun así siempre llevaba conmigo aquel cuaderno de bocetos dedicado a ella.

Los meses comenzaron a pasar y yo me fui haciendo de una buena reputación como artista, pude abrir mi estudio y así empezar más seriamente con el negocio, poco a poco muchas casas en la ciudad tenían una marca de mi existencia. El arte es una forma de dejar algo de nosotros antes de morir y lo creo, por eso decidí ser artista.

En el estudio había veces que la recordaba y quería seguir en el parque esperando su aparición con mi lápiz HB y libreta en mano, tal vez hubiera deseado que para estas alturas fuera mi modelo…personal. Pinturas que sólo hubieran quedado entre ella, yo y un bastidor.

Fueron pasando los años y sus pinturas, dibujos y bocetos lo había guardado ya hace mucho.

Hoy me encuentro siendo una artista en pleno apogeo. No me equivoque al decidir ser artista. Al fin después de varios años yo y mis obras somos protagonistas de una exhibición de arte en el salón de fiestas de uno de los hoteles más caros en la ciudad, todo el mundo vestido de etiqueta observando mi trabajo mientras yo recibo felicitaciones, ofertas y pedidos, todo está saliendo de maravilla pero ocurrió algo que pensaba imposible: ver a aquella mujer pasearse entre el salón, los años no la han tratado mal, sigue conservando ese algo que me hizo reconocerla al instante e instintivamente quise tomar mi lápiz y un cuaderno pero no pude, en su lugar tenía vino y bocadillos. Lo que quería en esos momentos podría conseguirlo yendo a mi habitación pero subir y bajar no era una opción por lo que examiné cada parte de ella disimuladamente, tratando de detallar en mi mente todos esos cambios que ha tenido en la ausencia ante mi vista. Increíble que haya venido a ver mis obras, ¿será fan mía? Aún me sigo haciendo preguntas sobre ella, mí musa anónima. Quise poder acercarme pero algo me decía que era mejor no hablarle pues tal vez toda su magia se pierda si le hablo, su personalidad podría romper los estándares que tengo sobre ella aunque seguía tan despampanante como siempre, esta vez vestía de gala, seguía sin bajar la mirada ni erguirse al igual que todo el lugar pareciera haber sido adornado para que combinara con ella. Todas esas imágenes las guarde en mi mente.

Al culminar la exhibición subí rápidamente las escaleras deseosa para al fin bocetarla como en los viejos tiempos, por alguna extraña razón llevaba el cuaderno de “ella”, curiosamente sólo le quedaba una hoja. Sonreí amargamente con un nudo en la garganta y comencé a bocetar cada detalle de ella que mi memoria me permitió recordar, nuevamente seguía sin poder dibujar a detalle su rostro. Suspiré de resignación y con un aura agonizante comencé a pintar; tenía un caballete en la habitación así que sólo fue cuestión de posar un bastidor y comenzar. Las horas pasaban y la pintura iba tomando forma poco a poco hasta que finalmente se convirtió en uno de los contados retratos que he hecho de ella en grande. Trague saliva al llegar al rostro pues a pesar de que hice su apariencia actual el rostro era joven, pudiera ser porque no pude apreciarlo mejor o simplemente es una señal de que la visión que uno se crea sobre una musa no envejece. Supe que esa sería la última vez que la vería.

Al llegar a casa rocié con fijador el bastidor de su último retrato a excepción del rostro, lo colgué dentro del closet y guarde ahí el cuaderno de bocetos sobre ella, finalmente había usado todas las hojas pero su último retrato me daba la esperanza de que algún día vería de cerca a la mujer que me inspiró a llegar a dónde estoy ahora. Cerré el closet y reí algo nostálgica, me sentía como en mis inicios motivada por aquella extraña mujer que aleatoriamente entre miles de personas en el mundo tuvo algo que la convirtió sin su consentimiento en mi modelo y musa personal, quien me creo la extraña ideología de hasta no ver su rostro detalladamente no habría mujer con rostro más hermoso que el de ella. Hasta este punto cualquiera me tacharía de homosexual pero nadie ha dicho que sólo los hombres pueden inspirarse en una mujer.

Después de ese día mis pinturas tomaron un estilo más maduro…como ella. Elegante como su porte y aumentaron de valor como su vestimenta. Probablemente el destino la situó una vez más en el mismo sitio que a mí para poder vislumbrarla y que mi arte evolucionara como lo ha hecho ella. Es curioso que no sepa su nombre pero sí el de su marca favorita, que no conozca su actitud pero sí su estilo de vestir, que nunca haya visualizado detalladamente su rostro pero pueda reconocerla como en aquella noche. Probablemente en el fondo todo esto sí es un poco enfermizo. Quizá sin darme cuenta me obsesioné con ella… No. Sonreí. "Mi única obsesión es ser famosa con este arte enfermizo".

   
Notas finales:

"Originalmente" por así decirlo estaba narrado de diferente forma por lo que en éste algunas palabras fueron cambiadas, suprimidas y aumentadas lol

Decidí re-escribirlo correctamente después de ponerlo "a prueba" ante varias personas con ¿potencial? de criticar constructivamente un escrito.

   

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