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Mirror por manimoe

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Notas del fanfic:

jksldjfklñdasjfklñsadjkl ¡Ya que tengo algo así como vacaciones me obligué a escribir algo! -se siente improductiva si no lo hace-

 

ésta vez un Mpreg... que los adoro -ha leido todos los de la pagina-

 

espero les guste C: es con mucho amorsh

 

o/ <3

 

Maka~

 

@GomitaAmarilla

Notas del capitulo:

jfklñdajfklñfjdksalñj

 

Creí que me volvería loca sin poder escribir algo...

 

lo pensé en la tarde -aunque no lo crean, lo armó hasta el final- y lo escribí hace como una hora fjkdslañfjkdsña

 

espero les guste 

 

y como no pueden faltar mis saludos a 

 

Mi pulgui~

Mi Maiko

Mi Katty

 

01-.

¿Cómo era posible que la sonrisa del hombre que tenía al frente siguiera enamorándolo como desde el primer momento? Sus ojos se perdieron dentro de aquel gesto lleno de paz y felicidad que le brindaba su vocal y una mueca boba adornó su cara. Hiroto le codeó en cuanto no respondió una pregunta que le había hecho; Nao lo miró interrogante y el pequeño negó con la cabeza, frustrado. 

–Sabemos que estás enamorado, Nao, pero no es para que pongas esa cara boba cada vez que ves la sonrisa de Shou, que lo peor es que sonríe todo el tiempo. –Habló Hiroto burlonamente, picándole las costillas al sonrojado baterista. Shou lo miró con amor también y le tendió la mano.

–Déjalo ser, Hiroto… -le susurró mirando los ojos de Nao –Yo también adoro tu sonrisa, Pooh-chan. –susurró ahora dirigiéndose a su pareja de hacía unos meses. Nao bajó la mirada sintiéndose cohibido por la declaración. Ya debía estar acostumbrado, joder…

Shou le hizo un gesto a Nao para que fueran a un lugar un poco más privado y Nao inmediatamente se levantó de la mesa de aquel restaurante donde estaban reunidos todos los Alicios y Shou se disculpó con ellos, tomándole la mano al baterista; salieron por la puerta trasera del local con la intención de no ser vistos y arrancaron el auto de ambos con dirección a su departamento.

 

Los besos no los dejaban realmente concentrarse en la tarea de quitarse la ropa ¿o era al revés? Y en cuanto se vieron sin interrupción de las camisas cayeron bruscamente en el colchón, con sus manos traviesas recorriendo toda la extensión del pecho ajeno. Shou se separó un poco de Nao al notar como extrañamente había subido de peso.

–Nao, no te tomes a mal lo que te diré… pero… ¿haz subido de peso? –dijo mirándole a los ojos. Nao se levantó despacio, escrutándole con la mirada.

– ¿te parece? No he notado nada… –Y de paso acarició con las manos la entrepierna del otro por encima del pantalón. Shou gimió y olvidó el tema por esa noche. 

 

Ya eran las 10 de la noche y sólo dos personas se encontraban en el pequeño escritorio de la sala de ensayos. Shou tenía sus lentes puestos en la mirada cansada y su vista en un folio, escribiendo; mientras que Nao se paseaba de una esquina a otra, bostezando cada tanto y frotándose los ojos por el sueño. Apartó los papeles de las manos del vocal y se sentó en sus piernas.

–Conejitooo –le dijo consentido. –vamos a casa y me haces compañía en la cama. –hizo un puchero. Shou lo miró con tristeza y por enésima vez en dos meses negó.

–Sabes que no podemos darnos el lujo de dejar trabajo atrasado, Nao… ya ha sido suficiente con las incapacidades de los muchachos como para que yo ahora no haga mi parte. –No lo miró con súplica y los ojos inundados de lágrimas, últimamente andaba sensible y lo atribuía al estrés y la ansiedad que lo aquejaba.

–No quieres estar conmigo, dímelo. –Le susurró dramático, haciendo amago de voltear a coger sus cosas para irse. Shou le tomó una mano.

–Nao, cariño… por favor… –dijo acariciando los dedos del batero, besándolos. –No quiero que te desveles más. Si quieres ve a casa y duerme tranquilo, que mañana yo amaneceré a tu lado y estaremos juntos toda la mañana. –terminó besándole el dorso de la mano y mirándole a los ojos, todavía tristes.

–Está bien, tú ganas, Conejo encantador. –Le sonrió coqueto y terminó de recoger sus pertenencias, para así dejar atrás a su amado.

 

Lentamente dejó que el sol que se colaba por la cortina –la cual tendría que cambiar si el sol se seguía colando– le robara lo que le quedaba de sueño. Levantó la mano con pereza y la estiró hasta donde se suponía debía estar la cara del mas alto. Suspiró en cuanto no lo sintió y ni se molestó en voltear a ver nada. Lo habían dejado botado otra vez por el trabajo. Se sentó en la orilla intentando controlar el mareo del vértigo y se levantó ignorándolo. Caminó descalzo hasta la cocina, para dejarle algo de comida al gato y sacar la de su erizo de una vez. Tomó un vaso de agua, ya que no le apetecía nada más y se dirigió al baño.

¿Era tan difícil decirle esa misma noche que no la pasaría con el? ¿Eran tan necesarias las promesas que no cumpliría al fin de cuentas? ¿Acaso el no valía la pena para estar juntos?

Es decir, desde el principio sabía perfectamente que no le daba la talla al vocalista, pero haberlo dicho desde el principio y no esperar a llevar casi un años juntos para hacerle entender que no era suficiente. Escuchó la puerta principal abrirse despacio, casi con miedo y los pasos amortiguados del recién llegado. Suspiró al entender las intenciones del vocal y salió del baño a su vista, serio.

–Lo siento Pooh-chan… era mas trabajo del que pensé. –Shou le sonrió a modo de disculpa, con las ojeras marcándole el rostro y la mirada medio adormilada. Nao negó con la cabeza y bajó la mirada.

–No importa, Shou, ve a dormir… –dijo mientras caminaba hacía la habitación a buscar una muda de ropa.

–Ven a dormir abrazado a mi. –susurró a su oído, masajeándole los hombros a su pareja. Nao se retiró, molesto.

–No te esfuerces, Kohara. Saldré. –Se escuchó antes del sonido de la puerta del baño y el agua de la ducha. Se tiró a la cama con sorna y tapó sus ojos con un brazo.

–Lo siento mucho Nao. Todo lo hago por nosotros. –musitó al aire, suspirando y cayendo en el mundo de Morfeo.

 

Mas cartas, mas peticiones, mas arreglos, mas vestuarios, mas fechas, mas letras, mas acordes, mas contratos, mas migraña, mas café y mas y mas y mas. Su cabeza explotaría si no tomaba un descanso a la de ya. Se levantó de la silla donde estaba sentado y caminó para estirar las piernas. Miró la hora en su reloj y se sorprendió de lo tarde que era. Las 3:00 am marcaban las manecillas y realmente él no estaba en sus cinco sentidos, ni mucho menos. Guardó sus cosas en el bolso y apagó su laptop. Bajó las escaleras con algo de afán y se despidió del guardia nocturno. Encendió su auto y llegó en menos de 10 minutos a su apartamento. Abrió la puerta y empujó algo. Miró con curiosidad y pudo distinguir en la oscuridad un montón de velitas –o lo que quedaba de ellas– apagadas. Sintió su corazón encogerse de tristeza y remordimiento mientras daba pasos suaves hacía la habitación. Desvió un poco la mirada a la cocina y encontró los platos de comida en el fregadero, de nuevo. Se tragó el nudo de su garganta y entró a la habitación, donde en medio de la cama estaba Nao aun con su jean y sus zapatos puestos. Tiró el bolso al piso y delicadamente se dispuso a quitarle la ropa a Nao y a si mismo.

–Llegaste. –Le dijo Nao entre sueños; Shou asintió y lo abrazó antes de arroparse junto a él. Durmieron como bebés hasta el otro día, cuando el celular de Nao sonó.

–Moshi moshi –contestó Shou ante las protestas de Nao a levantarse. La voz de un hombre le alertó completamente.

–¡Pooh-chan! –definitivamente eso estaba raro. Miró el teléfono con algo de desconfianza y lo acercó de nuevo a su oreja.

–No, no soy Naoyuki, soy Shou, su pareja. –finalizó dejando en claro su situación sentimental. Se hizo un silencio incomodo desde el otro lado de la linea.

–discúlpeme, ¿podría decirle a Nao-chan que nos vemos esta noche en el mismo lugar? –le preguntó esa voz abstractamente conocida. Shou bufó desconfiado y respondió.

–Como guste. –inmediatamente colgó la llamada. Y sintió los brazos rodeándole el cuello y los besos húmedos por su mejilla. –Te acaba de llamar un hombre, dice que quiere que se vean ésta noche en el mismo sitio. –Le dijo levantándose sin delicadeza. Nao ignoró ese hecho y se emocionó con la invitación.

–¡Satoshi! –Gritó entusiasmado levantándose también de la cama. Pasó al lado de Shou con una sonrisa en la cara y prácticamente dando saltitos. Shou entrecerró los ojos con celos y lo dejó pasar. Ya tendrían la noche para los dos. O bueno, eso pensaba él.

 

–Manager-san, ¿es tan estrictamente necesario que le envíe eso ésta noche? –preguntó cansado y por tercera vez a su interlocutor. Escuchó la respuesta y llevó los dedos al puente de su nariz. Ya era tarde y odiaba tener que dejar a su novio solo, otra vez. –está bien, Manager-san… pero quiero que me de al menos dos días libres después de esto. –exigió con voz demandante y escuchó complacido como accedían a su propuesta.

Y el trabajo lo terminó muchas horas después.

Cuando ya amanecía, y los ojos se le cerraban de sueño, tomó su auto y con mucho cuidado se dirigió a su departamento, con la ilusión de ver a su Nao.

Las llaves se le cayeron dos veces de las manos y maldijo su torpeza antes de poder hacer ceder la cerradura de su vivienda. Caminó unos pasos hasta el mueble, donde depositó con cansancio sus cosas. Ansiosamente caminó hasta su habitación y abrió despreocupadamente.

Sería difícil describir el cómo se sintió realmente. Sus extremidades se sintieron frías de repente, un peso bajó despacio desde su garganta hasta su vientre y su corazón latía dolorosamente. Las lágrimas, gracias a kami, le opacaban la vista y su voz no salió por más que lo quiso. ¿En que momento las cosas habían ido tan mal como para que SU Nao terminara con su corazón de esa manera?

Porque casi casi escuchó, como el cristal, quebrarse lenta y dolorosamente su corazón. Casi pudo palpar y saborear el dolor con la punta de sus dedos. La respiración se hizo realmente pesada y quiso gritar, quiso arrancarse el dolor del pecho con las manos, quiso sacarse el corazón y los ojos ante esa vista.

Nao levantó la cabeza asustado al sentirse observado, y con horror miró la cara desfigurada por el dolor de aquella persona que sólo debía sonreírle. Las lágrimas de Shou se le hacían tan dolorosas como si de una quemadura a carne viva se tratase. Miró a su alrededor y divisó su ropa regada y la ropa de alguien mas ¿qué carajos había hecho? La mano en su cintura desnuda le gritaba la respuesta a la cara.

 

¿Por qué mierda el cuerpo no le respondía? ¿Por qué no caminaba de vuelta al auto? ¿Era tan difícil dar unos pasos y alejarse del dolor? ¿Alejarse de la realidad? ¿De su vida, tal vez?

En cuanto recuperó el control, su cara era de indignación, de dolor y sobre todo, de orgullo. Caminó rápido a recoger sus cosas y salió sin mirar atrás, salió huyendo de su dolor como un vil cobarde y quiso no regresar jamás.

 

Las palabras se quedaron amontonadas en su garganta y las lágrimas salieron casi orgullosas. Su pecho dolió más que nunca y quiso morir de una vez. Se levantó bruscamente y de golpe todo se volvió negro.

Notas finales:

Ya lo saben ¿no? los reviews nos hacen felices y nos obligan a escribir mas seguido fjskalñfjkdslñ

 

beshitos

 

@GomitaAmarilla


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