¿Cómo suena la nieve?
Capítulo I “¿Por qué?”
Nezumi se levantó del pequeño lecho en el que dormía.
Aunque ya habían destruido No.6 como Nezumi había querido, Shion, el cual siempre había querido estar de vuelta allá para reunirse con su madre, ahora estaba de lo mejor cocinando el desayuno, junto a Nezumi, aún en el pueblo parásito.
- Oh, así que te despertaste, Nezumi-kun –saludó alegremente el peliblanco, sirviendo unos huevos fritos en el plato de su compañero.
- Si… mmm, Shion, ¿te puedo hacer una pregunta?
- Además de la que me acabas de hacer –rió, pero al ver a Nezumi sin expresar emoción alguna, y más bien no haciéndole gracia alguna, calló y respondió:- Claro. ¿Es algo importante?
El oji-gris agitó su mano en tono de negación. –Más bien es… no lo sé, como algo que me inquieta un poco, pero no sé si sea precisamente importante.
- Está bien. Suéltalo ya. –Cogió dos tazas, sirvió un poco de té y le puso una a Nezumi y otra a él mismo.
- ¿Por qué no te has ido con tu mamá? siendo que hace rato que cumplí mi objetivo y tú salvaste a tu amiga (que resultó ser Eliulias). ¿Por qué aún sigues aquí conmigo?
Shion tardó un poco en procesar la pregunta.
- Pues… porque eres mi amigo, es obvio.
Nezumi se sonrojó.
Era la primera vez que alguien lo consideraba su amigo, dado que siempre había estado vagando por ahí, huyendo de la corrupción, ocultándose en ciudades parásito.
Ni siquiera Inukashi lo había tratado así… bueno, suponía que era porque ella sólo lo consideraba un cliente más al que trataba peor…
- Ya veo… -dijo al fin, con un muy imperceptible (pero presente) dejo de nerviosismo en su voz.
- ¿Eh? deberías haber dicho “Gracias, Shion, tú también eres mi amigo” –se cruzó de brazos, haciendo un pucherito.
El peli-azul desvió la mirada… se sentía incómodo y por una razón desconocida para él, su corazón estaba muy acelerado.
- ¿Sucede algo? –preguntó el pequeño albino, dándose cuenta de la notable incomodidad de su compañero.- Te ves decaído… te traeré una manta…
- No… no es nada, gracias de todas formas.
- ¿Seguro?
Shion, quien no parecía confiar mucho en las palabras de su ahora amigo, puso su mano en la frente del otro, quería comprobar si es que tenía o no fiebre o algo así.
“Vaya, su mano es bastante fría, a diferencia de lo que hubiese pensado” se dijo Nezumi, al sentir la pequeña mano de su ‘doctor’.
- Creo que tienes algo de fiebre, pero nada grave, Nezumi-kun –Dijo al fin, sonriendo.- De seguro tienes algo por aquí con lo que te puedas curar…
- La verdad es que no. No suelo enfermarme, así que no tengo remedios ni nada.
- Vaya, qué torpe –bufó Shion.- Deberías tener al menos por si acaso…
En la cara del mayor se dibujó un claro gesto de enfado por la desaprobación del pequeño.
- Creo que mi mamá me enseñó algunas cosas cuando nos despojaron de nuestra antigua casa…
“Me siento mal, fue por mi culpa” pensó el otro.
- ¡Ah, si! –gritó, enderezándose, cuando al fin recordó algo.- La verdad es que no recuerdo qué enfermedad o síntoma curaba, pero espero que funcione…
Cuidadosa y delicadamente, el peli-blanco posicionó a Nezumi sobre su cama, y, acostándose a su lado, lo abrazó.
- El calor te servirá para que te sientas mejor –le calmó, hundiéndolo en sus brazos, acariciándole el cabello para que el otro se quedase dormido.