El desmantelamiento de la supresión, la negación, el desplazamiento y la regresión. por Takaptilia

04.


Desplazamiento:



¿Realmente te dolió que no te mencionara, cierto?


“¿Puedes parar?” “Es un payaso” “Bastante ridículo” “Sin gracia” “hahahahaha” “hahahaha”
Risas y más de ellas. Murmuros inentendibles en ciertas partes. Imágenes borrosas de lo que parecían rostros malhumorados, rostros alegres, rostros acusadores. Muchos, muchos rostros.

Parpadeó desorientado y se encontró frente a ellos, posando como recordaba.
Ojos, muchos ojos observándole.
Sonrisas burlonas y el luciendo como…
Escrito “Payaso” en sus caras.

“¿Akira-kun? ¿Qué pasa? ¿Porque te detienes?” Giró su rostro lentamente abriendo un poco más los ojos y encontrándose con la imagen de Ruki, sentado en un banco, a su lado. Un banco idéntico a lo que recordaba.
“…Ru…” Pero no pudo continuar, bajó sus brazos y le observó, ignorando los millones de rostros que reían morbosamente.
“Eres tan gracioso. Sigue Akira-kun. No te detengas” Frente a él, luciendo seis años más joven, con el cabello negro y aquellas mechas rojas ¿Acaso ya no lucia así?
“Ellos están riendo. Están felices. Vamos, complácelos” Sonrió  de la misma manera que el entorno.


“En secundaria, detestaba la seriedad del grupo y siempre salía con cada broma haha ¿Recuerdas, Uruha? Inclusive estaba Ruki allí, él era quien siempre estaba a mi lado riendo y dándome ánimos para hacer reír a los demás”
“A veces temía que para el fuera un payaso más, pero de un tiempo a esta parte logró que me convenciera que era mucho más que eso para él”


Y seguirá escrito “payaso” en tu frente.
Un parpadeo más y aquellas risas desaparecieron, la imagen del salón vacío.
La imagen de Ruki que había visto anteriormente, frente a él, luciendo el uniforme y sentado en aquel banco que el recordaba, un banco que tenia escrito “payaso” en su superficie, muchas veces.


“Payaso” “Payaso” Sigo escuchando las risas.
“¿Q-que?” Tragó saliva al observar como Ruki se mantenía escribiendo en la mesa. Con cada movimiento del lápiz rojo, la punta de este chocaba violentamente contra la madera, formando un ruido ensordecedor.
“B-basta…” El sonido taladraba sus oídos. Alzando el lápiz, chocando contra la madera, escarbando en ella. Los pequeños ojos fijos, ojos que expresaban locura fijos en la escritura que a cada tanto se tornaba confusa.

¿Por qué no ríes? ¿Por qué no estas riendo? Escucha, ellos ríen, ellos están felices, él ríe, él esta feliz gracias a ti.
Su visión se torno doble, bajando el bombeo de sangre. La figura de Ruki había parado violentamente con la mitad del lápiz destrozado en la mano alzada, pero sin elevar la mirada. Seguía observando la mesa.

Estabas solo en esto. No había nadie apoyándote.
El bajista permaneció inmóvil de pie en su sitio. Ya no se encontraba el mesón. Simplemente una silla, él, el banco y Ruki sentado en este.
“Estabas allí. Tu estabas allí todo el tiempo”  Murmuró formando una sonrisa nerviosa.

¿Y como seria posible eso? ¿No lo encuentras inconsecuente, Akira-kun?
Titubeó con un escalofrió. Ruki seguía cabizbajo, observando la mesa, con el lápiz en la mano derecha levemente alzada.
“Mírame” Le ordenó el rubio ahogando el miedo que presentía aproximarse.

¿Necesitas llamar su atención, cierto? Se debe sentir muy bien que él se ría de ti. Escuchar sus risas y pretendes escucharlas siempre.
“¡Mírame!” Gritó con desesperación y Ruki obedeció.
Reía, Ruki comenzó a reír de una manera escandalosa.
“Basta…” Desoladoramente hablando la mirada con miedo, retrocediendo unos pasos.

Estas enojado. Estas enojado contigo ¿Verdad? Pero no eres el culpable…Entonces ¿Quién? ¿Quién Akira-kun? Si no eres tu ¿Quién?
“Basta…Te he dicho basta”

Tu cara, tu cara. Él siempre se ríe de esta misma manera. Y no lo puede evitar. Nadie podría evitarlo.
“¿Él? ¿Qué significa él? Cállate, por favor, cállate”

“Yo” soy “él”, pero “él” no es “yo”, Akira-kun. Siempre, siempre estas conmigo, siempre, siempre escuchando como rio.
Con ira, con violencia se dirigió directamente a Ruki y lo tomó del cuello, no sin antes tomar el banco y bruscamente  tirarlo a un lado estrellándose escandalosamente en el suelo.

“¡Cállate, cállate!”Apretó tanto como pudo, pero solo lograba aumentar las risas distorsionadas, risas violentas que salpicaban en su rostro lleno de terror, frustración e ira.

¿Intentaras hacerlo? ¿Crees que le afectara esto? Sabes que seguirá riendo. Seguirá escrito “Payaso” en tu frente, el seguirá leyéndolo en tu frente.
Una vez mas apretando. Los brazos del más bajo se sacudían con violencia. Los pequeños ojos asombrados inyectados en sangre y la boca cubierta en saliva deformada en una mueca burlona y soberbia.
“Tú estabas allí. Tú estabas allí sonriéndome. Tu siempre estas allí sonriéndome y sin embargo...” Sus ojos fijos en los opuestos, pero no le observaban.
Separó sus manos adoloridas de aquel cuello enrojecido y reducido, comenzaban a acalambrárseles, las observó sin emoción alguna.

Akira-kun eres patético.
No lo aceptas o nunca lo harás.
Repetirás esto una y otra vez y el reirá una y otra vez.
Una y otra vez.



05.


Regresión:


¿Realmente te dolió que no te mencionara, cierto?



El sonido de las aves y la brisa rozar la hierva tan familiar. Sus ojos enfocaron la imagen de la estación de tren. La única de Mie. Sentado en una de las bancas frente a la línea. El sol emitía débilmente sus rayos de luz, entibiando sus frías manos reposadas en la madera.

“¿Llamaras, cierto?” Su garganta se secó de inmediato al escuchar ese tono de voz tan familiar. Giro su rostro y se encontró con dos ojos pequeños, vestidos en lentillas claras. El color de su cabello era tan diferente a como recordaba una semana atrás. Una mitad rubia, otra castaña. No lucia los dreadlocks que ahora recordaba iban con aquel tono, al parecer los había removido dejando un cabello lacio algo corto, hasta su cuello.
“…Ru…” Enmudeció cuando vio la sonrisa tierna en el rostro del más bajo.
“Esfuérzate. Regresa a casa como merecedor de admiración. Te extrañare” Y dicho esto Ruki apoyó su cabeza sobre su hombro.

Aoi divisó en silencio la llegada del tren.


“En Mie tenia muchos amigos y realmente deseaba vivir en Tokio, saben, pertenecer a una banda, los sueños. Tuve que dejar la ciudad y mi familia. Pensaba que seria duro y realmente lo fue. No pude jamás agradecerle realmente a Ruki que me haya ido a despedir aquella vez. Me dio bastante fuerza”
“No quería irme, no quería dejarle. Quería volver, pero  aun regresando, temía que nada fuera como antes. Quiero volver”


Demoraste en regresar. ¿Fue difícil, verdad? ¿Lograrlo o cerciorarse de que no había motivo de hacerlo?
Enfocó la mirada y dio con la figura de Ruki, de pie frente a él. Ya no había mesa, no sillas, no nadie. Simplemente ellos dos.

No lo había, porque el no esperaba allí.
A unos pasos. Sentado en la silla. Ruki le observaba. Sintió el pecho encogerse.

Porque nunca estuvo allí. Frente a ti y aun así anhelas encontrarlo allí. Esperando.
Aoi no emitió sonido alguno. Simplemente le observaba tranquilamente.

¿Qué pasa? ¿No lo comprendes?
Sentado en aquella silla, negó con la cabeza sonriéndole. Ruki entrecerró los ojos con hostilidad.

Y no comprendes que esta allí. Tienes miedo de mirarle a la cara y dar con el. Pero no te preocupes, por que él se esconderá. Permanecerá escondido.
Por un momento el semblante pasible de Aoi cambio bruscamente. Ruki sonrió.

Él no estaba allí. Jamás espero por ti.
“¿Él?” El alto le miró.

“Yo”, se supone que “yo” lo haga. Pero yo no soy “él” y “él” no espera a nadie.
“Lo haces, aún lo haces” Alzó la voz tímidamente, casi quebrándose. Ruki negó juguetonamente.

Lo que tú quieres y lo que él quiere es distinto. Prefieres regresar, pero él quiere seguir. Nadie te espera. No hay nadie en aquella estación.
“Mentira. Estas esperando ¿Verdad? Espérame un poco más. Regresaré” Se levantó de la silla bruscamente, estirando sus manos temblorosas hacia las de Ruki, pero este retrocedió, dejándole con las manos alzadas.

No.
“Por favor…Un poco más” Sonrió nerviosamente al encontrar sus manos vacías.

No. Nunca lo hizo, nunca lo hará. El único que lo hizo ya lo olvido hace tiempo.
“¿Él? ¿Quién es él? Eres tú. Tú estabas allí. Tú no puedes dejarme. No puedes hacerlo. Por favor” Cayendo de rodillas, sonrió una vez mas dirigiendo sus manos hacia el mas bajo. Ruki le miró desde su lugar.

Lejos esta. Esta lejos de lo que tus manos pueden alcanzar.
Aoi sonreía vacíamente observando sus manos aun alzadas, tembló ligeramente al cerrarlas y notarlas vacías. Ruki camino hacia él, se detuvo a un nivel prudente y se agacho a su nivel.

Estas regresando. Regresas pero no le encontraras.
Los ojos fijamente en los suyos. La sonrisa vacía de su rostro lograba desquebrajarse. Ruki tembló ligeramente.

Regresa un poco más. Un poco más.
“No me dejes. Por favor no me dejes” Murmuró mientras el brillo de sus ojos se esfumaba débilmente. El más bajo le observó fijamente.

Incluso estando así. Regresando como anhelas sigues creyendo que esta allí. Lo único que tienes de “él” soy yo. Me tienes en frente y aun así quieres regresar.
“Por favor…Prometo regresar” Seguía balbuceando con nerviosismo, sin quitar la mirada fija del suelo. Tras un momento observó a Ruki, quién dio un respingo al ser agarrado del regazo. Apoyó su cabeza en sus muslos, refugiándose allí, sin dejar de murmurar.

Él no puede olvidar algo que jamás recordó.
De un momento a otro dejó de murmurar y simplemente se quedó allí, protegido en las faldas de quién amaba y ahora le miraba con compasión.

Aoi-kun. Regresaste. Al fin lo hiciste.
Pero él no esperó. Porque el no esperará a nadie.



06.

Tras unos minutos de silencio. La máquina contestadora volvió a su estado muerto.
Los presentes poco a poco abandonaron la sala sin mencionar nada. Cada uno absorto en sus pensamientos.



07.


Desmantelamiento:


Se dirigió hacia la terraza de la clínica. Allí encendió un cigarrillo y se dedicó a observar la vista del atardecer.
A los pocos minutos una figura femenina se le unió, colocándose a su lado derecho.

“¿No piensas regresar? Ella esta mucho mejor” Pronunció la mujer. Sus cabellos largos y negros se mecían con la juguetona brisa.
“Pienso quedarme más tiempo” Redujo la ceniza de su cigarro sin observarle.
“¿Acaso no hay nada allí que te espere?” Solo observó sus labios, cubiertos en brillo labial.
“Aparte del trabajo y Koron, nada me espera allí” Contestó dando una calada.
“¿Nada que te interese?” La mujer apoyó sus codos en la baranda de cemento. El vestido azul marino ondeaba momentáneamente.

Ruki lo pensó un momento, atrayendo la atención de la mujer, un poco más baja de estatura que él.
“No. Nada que me interese” Apagó el cigarrillo contra la superficie. La mujer suspiró.
“Ya veo” Murmuró sin dejar de observar la vista. Ambas sombras se dibujaban alargadamente en la cerámica.