Someday
Capítulo 2
- BaekHyun, ¿queres venir a mi casa?- le pregunté a la salida del colegio. Era el primer día de las vacaciones de navidad.
- Esta bien...- respondió, sabiendo que no se podía negar. Pasé mi brazo por sus hombros.
- ¡Que bueno!- exclamé -Tengo muchas ganas de ver ese video de nuevo- agregué. BakeHyun se separó de mi leve abrazo, molesto.
- ¿Cuantas veces más pensas verlo? Es vergonzoso...- murmuró.
- No es vergonzoso, es gracioso. Y esa navidad es de mis favoritas- dije sonriendo.
Caminamos hasta mi casa. Me encantaba que reaccionara mal a lo que le decía, y que se ponga nervioso cuando me acercaba demasiado. Era la persona más importante para mi, y siempre iba a ser así.
Después de comer algo, nos encerramos en mi habitación y enseguida puse el video de la navidad de cuando teníamos seis y siete años.
- ¡ChanYeol! Deja de mirar eso...- exclamó BaekHyun enojado.
- ¡Pero mirá que lindo y tierno que eras...!- lo miré -Además, la cara que pones después del beso es increíble- comenté. Se puso muy colorado.
- No digas eso...- frunció el ceño y se abrazó las piernas.
- Es la verdad...- volví a mirar a la televisión donde estaba puesto el video -Amabas a ese gato, ¿no?
- Amo a ese gato, sigue siendo mi peluche favorito- aclaró -Me gustaba porque me lo habías reg...- se calló, al darse cuenta de lo que estaba por decir. Me sentí muy feliz.
- ¿Ibas a decir que te gustaba porque te lo regalé yo? ¡Sos muy tierno BaekHyunnie!- me abalancé sobre él para abrazarlo.
- No soy tierno. Soy un masculino hombre de diecisiete años- aclaró.
- Si, masculino y tierno... y lindo- le sacudí el pelo. Se salió de mi abrazo y se estiró para alcanzar su mochila y buscar algo en ella.
- Que no digas cosas raras, ChanYeol- pidió. Sacó un cuaderno, y un papel voló de adentro de éste. Quiso agarrarlo, pero yo le gané y lo tomé en mis manos para leerlo. Mi corazón latió rápido al hacerlo y lo miré sonriente.
- Así que eso fue lo que deseaste...- me aclaré la garganta -Lo mismo que yo... pensé que habías dicho que era imposible que pasemos tanto tiempo juntos...- lo agarró, rojo de la vergüenza y desvió lo mirada.
- Era chiquito, no sabía lo que decía- lo volvió a guardar.
- Mentiroso...- susurré muy bajito -¿Porque tenes eso en tu mochila?- pregunté.
- Porque mi mamá me lo dio esta mañana y, como estaba apurado, lo guardé ahí- me explicó.
- Yo sigo deseando lo mismo, Baek- confesé, mirándolo serio. Me devolvió la mirada.
- Bueno, a pesar de todo, después de todo este tiempo seguimos siendo amigos. No creo que cambie nada por el momento- respondió con un pesado suspiro.
- A mi si me gustaría cambiar algo...- murmuré.
- ¿Que?
- Nada.
- ¿BaekHyun?- susurré un rato más tarde. Estábamos tirados en mi cama, descansando. Lo miré; sus ojos estaban cerrados y su expresión relajada. Aprecié unos minutos sus preciosas facciones antes de seguir hablando -¿Estás despierto?- hizo un ruido de afirmación -¿Te puedo preguntar algo?
- Si...- giró su cabeza para mirarme. Nuestros ojos se encontraron.
- Si el mundo se acabara mañana... ¿que te arrepentirías de no haber hecho?- pregunté.
- Tal vez...- su mirada de desvió, me pareció que a mi labios -De no haber sido más demostrativo, de no haber podido ser más abierto con mis sentimientos y deseos. De no ser completamente sincero con algunas cosas. Y, tema aparte, de no haberte tratado mejor- miró el techo.
- ¿Que sentimientos? ¿Sincero? Me gusta como sos Baek, y como me tratas- sonreí.
- Mis sentimientos en general... Me alegra que te sientas bien con eso, pero yo no. Y lo intento cambiar pero...- suspiró.
- ¿Pero...?
- Pero no puedo. Me haces sentir raro, y eso me pone nervioso- se tapó la cara con las manos.
- ¿Raro como?- lo miré curioso.
- Raro como... no sé. Como cuando eramos chicos y estabas siempre encima mío, sentía algo raro en mi estómago y eso me asustaba. Por eso lloraba tanto, y por eso lloré cuando me besaste. Aunque no cambió mucho nada de todo esto... ni que seas cargoso... ni lo otro.
- ¿Que otro?- arrugué mi nariz, confundido.
- Lo del estómago. No importa- se sentó -Pero... ¿porque me preguntas esto?- ¿dijo que todavía siente algo raro en el estómago cuando está conmigo?
- Quería saber...
- ¿Y vos?- preguntó.
- ¿Y yo que?- me senté para mirarlo.
- ¿De que te arrepentirías?- se acomodó para poder verme mejor.
- ¿Yo? De... de no haberle dicho lo que siento a la persona que amo- suspiré y lo miré con precaución. Estaba inmóvil, con los ojos abiertos.
- ¿Estas... estas enamorado?- susurró sorprendido.
- Si. Hace tanto que ya ni me acuerdo como empecé a sentir cosas por esa persona- lo miré significativamente, pero no pareció captar mi disimulado mensaje.
- Deberías... deberías decirle- comentó, pasándose una mano por el pelo.
- Tal vez... es lo único que no intenté. Traté de demostrárselo, pero rechaza mis intentos hábilmente. No se da cuenta, pero es evidente lo mucho que me importa- le acomodé el pelo, y después deslicé mi mano hasta su mejilla, acariciándola con el dorso de ésta. Sus ojos se posaron sobre los míos. Estábamos muy cerca y, para mi sorpresa, no se alejó. Dejó que su mirada pasee por mi rostro, demorándose un poco en mis labios. Sonreí. Sé que estas por rendirte, Baek. Estoy casi seguro de que sentís lo mismo que yo. Acerqué mi rostro un poco más, haciendo que él se tense por un momento.
- Yo... yo tengo que irme- dijo, y se salió de la cama de un salto, dirigiéndose rápidamente hacia la puerta. Sin zapatillas, ni abrigo, ni siquiera su mochila. Lo seguí y, antes de que pueda abrir la puerta, apoyé mi mano para evitar que la abra y huya.
Se quedó mirando la puerta, pegado a ésta. Lo sujeté de los hombros y lo hice darse vuelta, colocando mis manos a los costados de su cabeza. Lo miré y, al ver que mantenía su cabeza hacia abajo, lo tomé del mentón y lo obligué a mirarme. Volví a acercarme, sin despegar mi mirada de la suya.
- ¿De que tenés miedo?- susurré sobre sus labios. Se estremeció e intentó alejarse, pero la puerta cerrada se lo impidió.
- Yo... yo no tengo miedo- replicó, incapaz de tomar la habitual postura de enojo que solía tener cuando me acercaba más de lo necesario.
- ¿Entonces porque huís?- pregunté -Sabes perfectamente que estaba hablando de vos- su mirada bajó a mis labios por tercera vez en el día. No sabía que le pasaba, pero me gustaba lo sumiso que se mostraba en ese momento. Suspiró pesadamente.
- Porque tengo miedo- admitió, desviando su mirada -pero no de vos. Sino... de lo que siento- sus ojos se encontraron con los míos, y nos miramos en silencio unos segundos, hasta que se decidió a seguir hablando -Y ya son más de diez años. No sé si puedo seguir aguantando todo esto adentro. Siento que me voy a enfermar de lo mucho que te quiero... no, de lo mucho que te amo. Porque si, te amo- un calor recorrió mi pecho, llenándome de felicidad -Y no sabes lo mucho que me cuesta alejarme cuando te acercas, o lo mucho que quiero ser yo el que se acerque a vos. Pero no me sale. Sos mi mejor amigo, pero yo quiero más que eso- dijo todo rápido, haciendo evidente que se lo había estado guardando por mucho tiempo -Y ahora venís a decirme eso, y yo no sé si estás hablando de mi, porque por lo que decís podría ser, o de otra persona. Y me duele, y no puedo ser el BaekHyun frío y controlado de siempre- sus ojos se humedecieron.
- Hablaba de vos. Vos siempre fuiste el único- le sequé una lágrima que había caído. Me acerqué más a él, juntando nuestros cuerpos, casi rozando nuestros labios. Desvié mi boca hasta su mejilla y le dí un pequeño beso -BaekHyun...- tragó saliva nervioso -después del beso que te dí cuando éramos chicos, ¿besaste a alguien más?
- No...- respondió con voz ronca -¿Vos?
- Tampoco- volví a mirarlo a los ojos y acerqué mi boca a la suya. Deslicé mis manos de la pared a sus hombros, y de ahí, pasando por su pecho, a su cintura. Acaricié la zona, llevándolas hasta su espalda y, cerrando mis brazos, lo terminé de pegar a mi cuerpo. Sus manos estaban en mi pecho -¿Puedo darte tu segundo beso?- susurré sobre sus labios mientras le acariciaba la espalda.
- No...- un pequeño sonido de placer se escapó de su garganta cuando pasé mis uñas suavemente por arriba de su camisa, a la altura de sus omóplatos -Pero podes darme el primero. El otro no cuenta- aclaró. Sonreí y, finalmente, junté nuestros labios en un tierno, lento y torpe beso.
Al separarnos, abrimos los ojos lentamente y nos sonreímos.
- Por cierto, yo también te amo- dije apoyando mi mentón en su hombro derecho. Sus manos tiraron de mi pelo obligándome a mirarlo, y volvió a unir nuestros labios, esta vez de una manera más apasionada.
Abrí mi boca cuando su lengua lamió mis labios, dándole permiso a explorar a su gusto. El roce de nuestras lenguas pareció enloquecerlo, ya que se separó de la puerta y, con una fuerza increíble, me estampó contra la pared más cercana. Llevé mis manos a su espalda baja, mientras las suyas tiraban de mi pelo suavemente.
Nos separamos cuando nos quedamos sin aire y, mientras respirábamos entrecortadamente, una risita incrédula salió de su garganta.
- Wow- susurró -eso fue...
- Increíble- finalicé -No puedo creer que nos hayamos besado- deslicé el dedo pulgar por su labio inferior. Sonrió tímidamente.
- Yo no puedo creer nada de todo esto- declaró -Si antes sentía cosas raras, no te puedo explicar lo que sentí recién- admitió y me dio un corto beso en los labios.
Sonreí, feliz de ser correspondido, y lo abracé hundiendo mi cara en su cuello. Deposité leves besos con la boca abierta ahí; de vez en cuando utilizando la lengua y los dientes. Mientras que escuchaba sus suspiros y jadeos, sus manos se aferraban a mi ropa.
- ChanYeol...- dijo con un agudo tono de voz.
- ¿Que pasa, Baek?- me alejé de su cuello, para mirarlo a los ojos. Me lamí los labios, degustando el sabor de su piel, con su atenta mirada puesta en ellos.
- No dejes marcas- pidió. Me reí.
- No te preocupes- lo tranquilicé, recibiendo una de sus hermosas sonrisas.
Aflojó la fuerza que ejercía sobre mí y me obligaba a estar pegado a la pared. Me tomó de la mano y me guió hasta la cama. Me recosté en ella, sonriendo al ver a Baek imitarme y apoyar su cabeza en mi hombro. Empecé a acariciarle el cabello mientras su mano hacía dibujos sin sentido en mi abdomen.
- Channie, mi mamá tenía razón...- dijo unos minutos más tarde.
- ¿Sobre que?- pregunté confuso.
- Sobre los deseos en navidad. Aunque hayan pasado muchos años desde que lo deseamos, se esta cumpliendo. Ahora lo sé, vamos a estar juntos para siempre- sentí en su voz la sonrisa en sus labios.
- Pero Baek, tenemos dieciséis y diecisiete años, si estamos juntos para siempre, eso serían como... ¡un millón de años!- rió al notar que estaba diciendo lo que él me había dicho cuando eramos pequeños -Me encanta la idea- me miró, sonriendo, y le dí un pequeño beso en los labios.
- A mi también... no puedo creer que te acuerdes hasta de lo que hablamos ese día- comentó riendo.
- El video refrescó mi memoria, aunque ya me acordaba de casi todo- expliqué -¿Sabes de que más me acuerdo?- giró sobre sí mismo hasta quedar arriba mío y apoyó su mentón en mi pecho, mirándome.
- ¿De que?- preguntó sonriendo con ternura al ver mi notorio sonrojo.
- De que ese día pedí otro deseo...- apoyé mi mano en su mejilla -Así que si es cierto, algún día nos vamos a casar- sonrió más ampliamente.
- Tal vez... algún día- respondió acercándose a mi rostro -Aunque, mientras estemos juntos, no importa nada más- finalizó antes de unir sus labios con los míos en un beso lleno de sentimientos.