Entre nosotros
Es un extraño el querer que sienten, ya no tiene nombre, son tantas cosas combinadas, que no se puede definir, tal vez ni siquiera exista.
Amor dirían unos, pero para ellos no lo es. En cambio, es adrenalina, dolor, libertad, placer, pertenencia, hasta separar sus cuerpos y salir de la habitación, caminar por rumbos separados y sentir que dejaron parte de si mismos en el cuerpo del otro.
“Contigo” la palabra suele utilizar Dino, no creas que hago esto con cualquiera. No pongas esa cara, solo lo hago contigo… En las tardes-noches carnales compartidas, que bien se podría traducir a algo como “solo si eres tú”. Solo si es Kyoya se deja marcar, solo se da el lujo de jugar al gato y al ratón, intercalando papeles si es él. Y solo si es Dino puede llegar a pensarle como un compañero Solo en estrictas circunstancias y contextos Haneuma. Ambos le dan diferentes significados al término “compañero”, pero coinciden en sus adentros que es un vínculo íntimo, muy significativo y fuerte. Es retorcido y cambiante, tal vez no se entienden; uno trata, otro se queda en vías de intentarlo. Ambos nunca han conocido el amor.
Dino es quien trata, y cree saber qué es o mejor dicho, quiere pensar qué es el amor: pureza, sacrificio, entrega, fidelidad, y un gran, gran cariño, uno tan grande que sin complicaciones entregaría la vida por el ser amado, y a veces cree estar enamorado, pero piensa los conceptos que forman su propia definición de amor… y no. Aunque piense e intente engañarse, no puede seguir del mismo modo, ha cambiado en más aspectos de los que creyó posibles hace ya varios años. Entonces se encuentra desilusionado él mismo; por lo que piensa, no por lo que tiene.
Kyoya muchas veces se intriga con el Haneuma, comienza a analizarlo, pero lo ve como una perdida de tiempo y desecha las conclusiones apenas empezadas, prefiere dejar que haga lo que quiera, ya más tarde lo pagará se dice. Él no intenta averiguar que es el amor, eso lo ve bastante ajeno, de herbívoros que no están conformes con lo que son y buscan a “su otra mitad” aquella con las cuales se sientan completos. Esas ideas se le antojan absurdas, y se enoja consigo mismo cuando en las tardes tranquilas y cálidas se descubre deseando que Caballone se encontrara ahí mismo.
Si no es amor, ¿Por qué a Dino le encanta desnudarlo?, le encanta ir descubriendo la piel por partes, deleitarse con la blancura, suavidad y envolverse de su aroma. Si no es amor ¿Por qué a Kyoya le fascina que Dino le toque de esa manera? ni por asomo dejaría que alguien más lo hiciera, sin en cambio si es él, le gusta, le satisface. Y ambos terminan deseando más del otro de lo que se sienten con derecho, desquitando la impotencia que les deja la duda no resuelta con la pasión en la cama. Terminando por preguntarse de nuevo qué es el amor.
Si no es eso, entonces ¿Por qué les cuesta trabajo separarse casi sin decir palabra como antes? Ya no aguantan estar así con el sentimiento omnipresente, nublando la razón, y comenzando a amenazarles la comodidad de los encuentros.
Y en una de esas tardes de batallas, que se convierte en noche porque el libido les ha ganado, el insomnio les saluda burlón, negándose a irse, destapando que ninguno de los dos quiere abandonar esta vez la habitación. Se miran, Dino encuentra la paz de la luna en los ojos de Kyoya y este encuentra la calidez del mismo sol en los de él.
Como bien dirían Benedetti.
“Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero”