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Remember? por KyuNaFish

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Notas del fanfic:

Pues esto es mi primer KyuHae publicado asi que espero comprendan si es raro y feo u____u 

Notas del capitulo:

Esto es para mi querida hermanita Vane!!!!! Hermosa tu regalo de antes del fin del mundo(?) Espero que te guste.... y si no es asi pues ya que.... me ire a llorar al rincon TT_______TT 

Lo hize con mucho amor para tu persona

Tal vez todo esto no sea más que un sueño, a veces pienso que todo es tan irreal, ¿Cómo es posible que un ser tan simple y lleno de defectos como yo pueda ser tan feliz? Creo firmemente que no me lo merezco, es que he hecho tantas cosas que nunca creí poder ser tan feliz como lo soy ahora, lo más maravilloso que me ha pasado en la vida has sido tu mi amor, y pensar que todo lo nuestro empezó como un tonto juego, ¿Lo recuerdas verdad? Porque yo sí, la manera tan graciosa y retorcida en que nos conocimos será algo que nunca olvidare.

¿Cómo podría yo olvidar el día en que junto con tus amigos entraste al lugar en donde yo trabajaba?, te veías tan guapo, recuerdo que venían hablando de que acababas de romper con tu novia pero como nunca la quisiste era algo que no te causo ni el más mínimo dolor, cuando escuche tus palabras se me hizo un nudo en el estómago… tu situación era prácticamente la misma que la mía, pero yo sentía un poco de remordimiento porque mis amigos me dijeron que lo que hice estuvo mal, que era yo un desalmado que jugaba con los sentimientos de la gente, pero eso no era cierto!!! Te mire fijamente unos segundos, supongo yo sentiste mi mirada y volteaste también, nuestros ojos se cruzaron y tú me sonreíste pícaramente haciendo que mis piernas temblaran y sintiera que flotaba en una nube, me hiciste sentir como una estúpida chica siendo yo un chico, tal vez fueron tus ojos o tu sonrisa, no lo sé… pero fue amor a primera vista.

Luego de esa visita en la que husmeaste por toda la tienda en busca de unos auriculares para tu celular, los cuales no encontraste, hiciste más visitas al lugar, odiaba verte por ahí, me ponías los nervios de punta y sentía yo ganas de devolver el estómago cada que te veía, esa molesta sensación que te da cuando te enamoras, ni siquiera me atrevía a ser yo quien te atendiera , cada que te acercabas a la caja para pagar tus extrañas compras, y digo extrañas porque lo eran, ¿Quien en su sano juicio compra infinidad de artículos inservibles? Dabas vueltas y vueltas por todo el lugar para al final terminar comprando un colgante, el primero que te encontraras, eso es lo que hacías una vez a la semana, bueno yo siempre le decía a Shindong que te atendiera y él siempre burlándose de mí, si claro “como es que te sientes así por un chico” “cada día actúas más raro” “tal vez estas enfermo” esas cosas que decía me hacían enojar y odiarte más por causar tantos estragos en mí, hasta que un día el malvado me dejo solo y me toco cobrar tu rara compra, te detuviste frente a mí y me sonreíste mientras me entregabas tu colgante, yo estaba muy nervioso pero respire hondo y me tranquilice.

 


-     Muy buenos días – apenas abriste la boca sentí que flotaba en una nube esponjosa, tu voz era realmente deliciosa.

-     ¿Buenos días, esto es todo? – dije muy serio y tratando de ocultar lo mejor posible mis nervios.

-     Sí, eso es todo, ¿Cuánto va a ser? – me miraste a los ojos y yo me perdí por unos segundos en ellos, tu mirada era tan profunda y dulce.

-     Serian 1000 won - Tú me volviste a sonreír y sacaste dinero de tu cartera.

-     Aquí tiene, muchas gracias.



Me entregaste el pago y pude tocar tu mano, el contacto fue demasiado rápido pero aun así pude apreciar la suavidad de tu piel, el simple hecho de rosarte me provoco una sensación electrizante que recorrió todo mi cuerpo. Estabas a punto de salir de la tienda cuando te detuviste en seco, volteaste y te volviste a dirigir a mí.

 


-     Te lo regalo



Pensé que todo era una alucinación mía, estabas en frente de mí extendiéndome tu reciente compra y me la obsequiabas, mi shock fue tan grande que no reaccionaba, la imagen que debí darte en ese instante debió ser la más patética que te hayas imaginado jamás y aun me avergüenzo de ello.

 


-     Te lo regalo… por favor… no lo rechaces.



Esta vez tomaste mis manos y las juntaste con las tuyas para obligarme a tomar aquel objeto, yo seguía con la misma pose, tratando de asimilar lo que pasaba, apenas me disponía a abrir la boca para decir lo que fuera… y tú huiste. Cuando Shindong llego yo seguía igual, parado frente al mostrador con las manos extendidas hacia el frente, sosteniendo aquel colgante y los ojos abiertos como platos, ese día en verdad que me sentí más estúpido de lo normal por no haber hecho nada y haberme quedado como una estatua, sin hacer nada, al día siguiente ni siquiera fui a trabajar, no quería saber nada pues todavía no asimilaba del todo lo que había pasado.

¿Y si correspondías a mis sentimientos? ¿Podría ser que tal vez tú también sentías algo por mí? Tal vez por eso es que ibas tan seguido a la tienda… tal vez por eso es que pasabas tanto tiempo buscando algo como para que al final compraras lo primero que tus hermosos ojos veían… tal vez tú también me amabas, o mínimo te gustaba… tal vez si te hubiera dicho algo el día de ayer, en estos momentos estaríamos en algún lugar en vez de estar yo aquí… pensando en lo que hubiera sido si no fuese tan estúpido.

Recuerdo que los días que le siguieron a ese, apenas y pude conciliar el sueño, siempre me cuestionaba lo mismo y me arrepentía de ser tan penoso, miraba yo con insistencia aquel colgante de pez, era el pez nemo y me pregunte el porque me lo habías dado… era tal vez que te gustaba ese infantil personaje y lo escogiste especialmente para mí, o era porque fue lo primero que viste.

Luego de una semana de ausentarme del trabajo, Shindong me llamo muy molesto, me reprocho el que lo hubiese abandonado de esa manera, sin dar explicaciones, me excuse demasiado tiempo con él y hasta le ofrecí trabajar toda una semana sin paga por haberle hecho semejante desplante, él sin dudarlo acepto, era y sigue siendo un explotador laboral.

¿Paso un mes? No, fueron 35 días con 13 horas y 9 minutos, me habría grabado también los segundos pero debes comprender que nunca fui muy bueno con los números, todo ese tiempo tu desapareciste y si no fuera por una… ¿Casualidad? ¿Suerte? ¿Destino? Fuera lo que fuera en verdad que lo agradezco, mis días sin verte se estaban haciendo más insoportables… moría por ver una de tus lindas sonrisas aunque sea una vez más, entonces fue que Dios escucho mis plegarias, un hermoso chico se encontraba sentado debajo de un árbol, tenía un libro en las manos pero supongo que se aburrió porque se había quedado dormido, me acerque lentamente al susodicho y ¡¡eras tú!! No cabía yo en mi alegría, quería gritar, bailar, silbar, correr, que se yo!! Tan solo quería calmar la euforia que me invadió al volver a verte. Cuando reaccione no sabía que hacer… quedarme e intentar entablar una conversación contigo… o huir, como un cobarde, pero tú me ganaste, mientras me debatía entre qué decisión tomar, despertaste y me hablaste, no me cansare de decir que tu voz era, es y será las más perfecta del mundo por siempre.

 


-     ¿Tu? – me miraste curioso mientras tallabas uno de tus ojos – ¿Esta vez me contestaras o tampoco dirás nada? – me dedicaste una hermosa sonrisa que me hizo temblar.

-     Yo… - en serio que quería hablar, pero las palabras no salían por más que intentaba – yo…

-     ¿Acaso sufres de alguna enfermedad mental o porque es que balbuceas? – tu comentario me tomo por sorpresa, ¿Es que acaso podías ser más grosero?

-     ¡¡Claro que no estoy enfermo!! – grite y tu comenzaste a burlarte de mí.

-     Sabía que podías hablar – afirmaste triunfal – pero me pregunto porque es que temblabas como una chiquilla cada vez que iba a tu tienda – posaste tu dedo índice en tu labio y empezaste a hablar contigo mismo, yo no sabía si enojarme por lo que decías o salir corriendo de allí, pero como buen cobarde que soy… opte por la segunda opción, mientras tu seguías con tu platica interna yo comencé a alejarme de ti

-     Hey espera!! – gritaste al darte cuenta de mi huida y en vez de detenerme corrí.

-     Hey, ¿Acaso eres sordo? dije que te ¡¡detuvieras!!



Comenzaste a perseguirme, parecíamos niños pequeños, pero tú tenías ventaja, tus largas piernas no tardaron en acercarte a mí y me tiraste al suelo, tener tu cuerpo sobre el mío hizo que inmediatamente me sonrojara e intentara ocultar mi rostro para que no me vieras así, algo en lo que fracase porque sentí como tomaste mi rostro con tus manos y me miraste fijamente, juro que me perdí en tu mirada, en tus labios, juro que aun ahora me pierdo en cualquier parte de ti, te acercaste peligrosamente a mí, nuestras respiraciones chocaban y yo solo podía sentir un revoloteo en mi estómago… ¿Mariposas?, ¡Por favor! Lo que tú me provocabas creo que eran elefantes o ballenas porque realmente se movían mucho, cerré por impulso mis ojos, pero fue entonces que te levantaste y comenzaste a reírte de mí.

 


-     ¡No puedo creerlo! – gritaste y yo me levante confundido.

-     ¿Qué es lo que no puedes creer?

-     ¡Ibas a dejar que te besara! – me congele ante tu comentario – ni siquiera me conoces y aun así, ¡¡Ibas a dejar que te besara!! – comenzaste a reír, yo no supe si lo hacías en burla o no pero eso no quitaba que me hiciste sentir mal…

-     ¡Eres un estúpido! – te grite y volví a salir corriendo, esta vez no me seguiste, dejaste de reír, supongo te diste cuenta que comencé a llorar.



Al día siguiente volviste a poner tu cara en la tienda, yo seguía más que enojado y no te tome mucha importancia, hiciste un pequeño recorrido por el lugar, como era tu costumbre, y te detuviste en frente de mí.

 


-     Hoy no tengo dinero - afirmaste - no puedo comprar nada… ¿Podría comprar algo a crédito?

-     No – dije secamente – lo siento pero la tienda no maneja la política de venta a crédito.



Seguí atendiendo a los demás clientes pero tú no te ibas de ahí, me mirabas y me ponías nervioso, despache al último cliente y al darte cuenta te volviste a dirigir a mí.

 


-     ¿Cómo estás? – tu pregunta me tomo por sorpresa… en realidad todo lo que haces, siempre me toma por sorpresa.

-     Bien gracias.

-     ¿Cómo te llamas? – ¿En verdad me estabas haciendo la plática? Ni yo mismo me la creía pero te seguía el juego.

-     Lee Dong Hae.

-     Mucho gusto – sonreíste – yo me llamo Cho Kyu Hyun, ¿Cuántos años tienes?

-     20.

-     ¡Oh! Eres mi hyung, yo tengo 18 – hiciste una pausa – bueno ya que no tengo dinero y no puedo comprar nada me voy, que tengas un buen día Donghae – estrechaste mi mano y saliste corriendo.



Al caer la noche me sentía feliz… a pesar de lo que me habías dicho el día anterior y de tu extraño comportamiento de la mañana algo en mi estaba más que feliz, camine como de costumbre a la parada del bus, que para mi desgracia iba más que lleno y allí no cabía ni una mosca, para colmo de mis males era el último… tenía que irme caminado a casa.

Comencé con mi andar pero un auto me pito, me di la vuelta y eras tú, me ofreciste un aventón y sin pensarlo acepte, ¿Porque lo hice?, no lo sé, el simple hecho de saber que compartiría unos minutos contigo supongo me hizo actuar por impulso.

 


-     ¡Hola Donghae! - saludaste - ¿Vas para tu casa?

-     Sí, pero perdí el ultimo autobús y ahora tendré que caminar.

-     No te preocupes, si quieres puedo llevarte.

-     ¿En serio?

-     ¡Claro! sube.



Abriste la puerta del auto y subí en el asiento de copiloto, todo el camino te la pasaste callado y la verdad que eso me alegro, no sabía yo que decir, estaba muy nervioso, de vez en cuando te miraba de reojo y podía apreciar tu perfil… en serio que eres perfecto. Cuando por fin llegamos a mi casa y me iba a bajar tomaste mi mano y me acercaste a ti.

 


-     Que… que… ¿Qué haces? – apenas y podía hablar, estábamos tan cerca.

-     Te llamas Lee Donghae y tienes 20 años.



Estaba a punto de preguntar el porqué de tus palabras que nada tenían que ver con mi pregunta, cuando me besaste, fue un roce apenas, un beso dulce y tierno, el gesto más hermoso que pudiste haberme dedicado en ese momento… no negare que me encanto… pero en ese momento mi orgullo reacciono y te aleje lo más que pude de mí.

 


-     ¿¡Porque hiciste eso!? – grite muy enojado mientras intentaba controlar a mi loco corazón que latía a mil por hora.

-     Porque hace mucho que quería hacerlo –respondiste sin más, te encogiste de hombros y sonreíste de lado, ¿Es que acaso podías ser más sínico? – ayer – continuaste – iba a hacerlo… pero pensé que te molestarías mucho, porque sabes, no me gusta besar a la gente desconocida.

-     Tu y yo somos gente desconocida – te interrumpí indignado ante tus palabras.

-     Claro que no – sonreíste – yo sé que te llamas Lee Dong Hae y que tienes 20 años, y tú sabes que me llamo Cho Kyu Hyun y tengo 18… ves ya nos conocemos.

-     ¿Entonces fue por eso tu actitud de la mañana? – recién me daba cuenta de que lo tenías todo planeado.

-     Así es – volviste a sonreír victorioso - ¿Sabes? Pareces un niño pequeño, no te das cuenta de las intenciones de la gente, en este mismo instante podría ponerle seguro a las puertas y no dejarte ir.

-     No lo harías – dije confiado, aunque en realidad no lo estaba, pero tampoco te iba a demostrar mi temor.

-     ¿Tan seguro estas? – me sonreíste de una manera que jamás había visto, tu sonrisa no era tierna… era más bien algo ¿lujuriosa? ¿malvada? ¿pervertida? No se… pero me diste miedo.

-     Yo…



Y he ahí otro de mis ataques de estupidez extrema en los que no puedo hablar me ataco, tu solo te burlaste, notaste mi miedo, y me volviste a besar, bajaste el asiento en el que me encontraba para quedar sobre de mí, mi corazón se aceleraba tanto que tenía miedo de que saliera de mi pecho, sentirte tan cerca de mí me ponía a temblar, tus dulces y suaves labios se movían lento sobre los míos, en mi locura me deje llevar y comencé a ser partícipe de aquel acto, con la punta de tu lengua delineaste mis labios y ejerciste presión en ellos, abrí la boca, no había que ser un genio para saber que querías entrar, tu lengua se movía lento y delicado, en esos momentos me elevaste al cielo, nos separamos por culpa del aire que comenzó a faltar en nuestros pulmones, nos miramos mutuamente, tenías las mejillas sonrojadas y yo también.

 


- Supongo que aceptas que ya no somos unos desconocidos… ¿Verdad?



Solo asentí a tu pregunta, ¿Cómo íbamos a ser unos desconocidos? Si con ese beso sentí que te metiste hasta en mi alma. Bajamos del auto y te invite a pasar a mi casa, desde ese día ya son 2 años con 1 hora y 3 minutos…

 


-     Y 9 segundos mi amor – sonrió Kyuhyun que escuchaba atento la narración de su pareja.

-     ¿Entonces si lo recuerdas? – un emocionado Hae preguntaba.

-     Sí, ¿Cómo podría olvidarlo?



Kyuhyun abrazo a Donghae mientras observaban como la lluvia de estrellas comenzaba a caer en aquel despejado cielo de Seúl.



Notas finales:

Espero que no haya estado tan feo y no tenga muchas faltas de ortografia.... juro que lo revise pero nunca se sabe.... 

Si comentan no me enojo(?) 


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