Solo había que detenerse a mirar. Prestar un poco más de atención a esos ojos que ya no brillaban como solían hacerlo.
Lee Taemin. –Dijo su propio nombre de forma casi inaudible mientras trataba de descubrir quién rayos era aquella persona reflejada en el espejo.
Porque sinceramente, ya no era él. No.
Era solo la sombra de lo que ‘Lee Taemin’ alguna vez fue… Un chico con un extraordinario talento, pero que, por sobre todas las cosas, siempre sonreía. ¿A dónde se había ido su sonrisa? Con el paso del tiempo se fue apagando hasta extinguirse.
–¿No estás escuchando? Tenemos que irnos ya.
–Ya voy Jonghyun.
Una última mirada en el espejo y las lágrimas amenazaron con salir. Detrás de todo el vestuario y el largo flequillo que casi siempre cubría sus ojos estaba un chico que poco a poco se iba desmoronando por dentro.
Sus compañeros lo notaron desde hace tiempo. Pero pensaron que solo sería otra de las etapas del menor. Claro está, todos pensaron eso; Menos Minho.
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El día transcurrió con aparente normalidad. Una entrevista y miles de sonrisas falsas. Nadie podía sospechar el dolor que sentía el menor del famoso grupo SHINee.
–¿Y se supone que ahora debemos ir a ensayar? Estoy exhausto. –Key era reconocido como la madre del grupo. Y si bien sabía que algo le pasaba a Taemin éste ya le había dejado en claro que no quería que nadie se metiese en sus asuntos.
–Sí, Key. Tenemos que ir a la empresa a ensayar. –El líder y por ende el responsable del grupo, Onew. Él era el único que no había notado el raro comportamiento de Taemin.
El resto de los miembros solo se quedó en silencio mientras el vehículo en donde iban los transportaba hacia la SM.
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–Practiquemos desde el comienzo.
–No entiendo por qué tenemos que ensayar de nuevo esta coreografía.
–Es solo para que no se nos olvide, Jonghyun.
Lucifer; un dolor de cabeza para el Maknae y el resto del grupo. Si bien las primeras veces era divertido bailarlo, con el paso del tiempo se tornó agotador e inclusive molesto.
Como siempre, un trabajo impecable a la hora de bailar. Luego de algunas horas y que el reloj que tenían en aquel salón de baile marcara las 8:00pm los miembros decidieron que ya era justo y necesario irse a descansar.
–Yo me quedo aquí. –La voz del Maknae se escuchó por primera vez desde que estaban ensayando. Y era mejor que se hubiese quedado callado si solo iba a decir eso.
–¿Por qué? –Un confundido Onew simplemente se negaba a la idea de dejar al menor del grupo solo en la compañía. Haciendo quién sabe qué.
–No es de tu incumbencia. Tranquilo, lo que sea que haga aquí no afectará en lo más mínimo al grupo.
Onew no salía de su asombro al ver la manera tan grosera en la que Taemin ‘El ángel de SHINee’ le había hablado. Key palmeó su espalda y lo sacó de la habitación, solo para que no fuese a armar una discusión.
Una vez estando solo dejó caer su cuerpo completamente al suelo mientras que las primeras lágrimas comenzaban a salir. Furioso las secó rápidamente y se puso en pie para seguir ensayando. Esta vez él solo.
Si bien era un excelente bailarín, hasta su cuerpo se veía afectado por sus emociones. Pasaron una, dos, y hasta tres horas y ‘Lee Taemin’ no paraba de bailar. Una canción tras otra, una coreografía tras otra. Su delgado cuerpo ya no daba para más y si no tomaba un descanso algo serio pasaría.
Sin embargo no descansó y no bebió ni un solo sorbo de agua. Se obligó a sí mismo a no caer y siguió bailando.
Esto era lo que querías ¿no es así? Querías bailar, bailar hasta caer. Querías cantar, cantar hasta quedarte sin voz. Querías ser reconocido. Bien, lo has logrado, felicidades monstruo. –A medida que pasaban los segundos su voz iba e iba aumentado y su cuerpo lentamente comenzaba a decaer. Se lastimaba el mismo, decía todas las fallas que tenía– Vamos Lee Taemin, baila, canta, y muere.
No terminó de decir las últimas palabras cuando sintió que todo le daba vueltas y lentamente caía al suelo.
Y hubiese caído de no ser porque alguien llevaba rato observándolo desde la puerta. Lo suficientemente discreto como para que él no se diese cuenta.
–T-taemin. –Corrió rápidamente y lo atajó antes de que su cuerpo llegara al frio suelo. El cuerpo del menor temblaba y aún estaba inconsciente.
–¿Qué rayos te pasa? –Minho estaba desesperado y llevarlo a un hospital a esas horas no era una buena opción.
Corrió con el cuerpo de Taemin por toda la empresa, hasta llegar al área de enfermería que tenían. Algo pequeño, solo en caso de emergencias. Aún habían trainees ensayando, estos se quedaban estáticos viendo como Minho corría y apartaba a las personas para llegar rápido a aquella sala.
Cuando finalmente llegó agradeció a todos los dioses que conocía al ver que aún había un par de enfermeras allí.
Las mujeres simplemente quedaron pálidas al ver la manera en la que se encontraba el menor.
–¡Vamos! Hagan algo. –Gritó enojado Minho.
Rápidamente instalaron un suero y una mascarilla de aire, seguidamente un examen de sangre para ver exactamente que tenía.
Sin embargo, en peores condiciones estaba Minho viendo aquella devastadora escena. ¿Cómo habían podido dejar a Taemin allá solo? Si no es porque él decidió quedarse a vigilarlo quién sabe qué habría pasado.
Algo pasaba con el Maknae, y él iba a averiguarlo, a costa de todo salvaría a una de las personas más importantes en su vida. Lee Taemin.