Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tácticas para criar a un hijo en este Nuevo Mundo por Stavros

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! Lo siento por haberme demorado, pero tenia planeado actualizar todos mis fanfics de una sola vez :D

Espero que les guste y A LEER!

1234567890

SEGUNDA ENTREGA.

1234567890

 

Se sentiría bien tener a alguien que me regañe por haber quedado embarazado. Cualquier muchacho de mi edad estaría complacido con una situación como la mía, pero yo no lo estoy. No siento que haya hecho algo malo, porque no hay suficientes personas a mi alrededor diciéndome que soy aun muy joven para un niño. ¿Y si no soy buen padre para el bebé que estoy esperando?

Tengo casi cinco meses de gestación. Ya no es tan fácil evadir a la gente y a sus miradas. En clase, es sencillo mentir y decir que estoy gordo, pero eso se lo creyeron solo hasta el cuarto mes. Ahora es bastante claro que estoy preñado. Pero son lo suficientemente amables como para no juzgarme, algunos incluso me hablan con normalidad, sin preguntarme acerca de quién es el otro padre. Y en cuanto al "otro padre", aun seguimos viviendo juntos como compañeros de cuarto. Ya no trae a Sasori porque teme que me vea y sospeche sobre mi barriga. Sus padres aun no saben nada.

Ahora estoy en frente de una puerta, dudando si es que toco o no. Itachi me odiará por largo tiempo, pero ya he escondido lo suficiente todos estos meses de embarazo. Toco el timbre, rogando que nadie me abra, pidiendo que quizá hayan ido a algún restaurante para almorzar. Pero abre el señor Fugaku.

- ¿Minato? ¿Muchacho, que haces aquí? ¿Has venido con Itachi? - me dice, amable, como siempre, al menos siempre que no lo hacen enojar.

- No, señor - respondo, nervioso - Itachi tuvo clase.

- ¿Has venido solo? Pero si es más de una hora de viaje. No importa, pasa, pasa, no te quedes aquí, si has venido tiene que ser muy importante.

"No sabe cuánto, señor, no sabe cuánto" pienso. También me sorprendo que aun no se dé cuenta de mi panza, supongo que usar este sweater holgado sirvió de algo.

- Madara salió con el pequeño Sasuke de compras.

Parece que está feliz. Claro, el nacimiento de un niño, en especial uno deseado, siempre es causante de alegría.

- ¿Cuántos meses tiene? - pregunto, tratando de hacer conversación, preparando la situación para que la noticia no sea tan sorpresiva. Igual lo será.

- Dentro de unos seis días cumple cuatro meses - me dice - ¡pero no te quedes parado ahí, Minato, siéntate!

Me sorprende cuan vivaz está. Me da pena porque sé que le arruinaré el día. Sé que le arruinaré el mes, el año y todo lo demás.

Me ofrece almuerzo pero le digo que tomé un desayuno bastante abundante, lo que es una mentira, pero servirá para no causarle molestias. Me pregunta cómo me va en las clases. Le respondo que bien, como siempre. Me pregunta cómo le va a Itachi en las clases, y solo le respondo que creo que bien. Supongo que está tan feliz con este bebé (Sasuke) porque tendrá la oportunidad de criar a otro hijo. Aunque no hizo un pésimo trabajo con su primogénito, tampoco ha hecho el mejor.

- Bueno, dime ¿por qué has venido? - pregunta con la mirada tranquila que espero mantenga una vez se haya enterado.

- ¿Es que no puedo venir a saludarlo? - digo con humor forzado, tratando de extender el momento de decírselo.

- Siempre te he dicho que eres bienvenido, pero nunca antes habías venido, por lo que incluso me sorprende que hayas encontrado la casa.

No fue un trabajo fácil, la forma de organización de direcciones en esta zona es bastante rara y confusa. Quise hacer comentario sobre eso, pero me iría por la tangente. Debo decírselo antes que cambie de parecer y decida irme sin haber mencionado siquiera palabra.

- Pues... - empiezo - ... la historia es un poco larga.

- Falta mucho para la cena.

Le cuento desde lo de la fiesta. No parece sorprenderse ante el comportamiento de su hijo, pero si del mío. Veo la imagen que este hombre tenía de mí desmoronarse con cada palabra dicha. Y además él empezaba a sospechar hacia donde se dirigía toda esta historia. Empezó a entender el por qué de mi visita. Claro que no era para discutir sobre política como cuando nos visitaba, o para tomar algo de té. Era para algo mucho más serio. Deseé a alguien que me regañara por quedarme embarazado, y al parecer estaba a punto de obtener lo deseado.

- Luego volvimos a la casa... - digo, tratando de no llorar y mantener la compostura que perdí hace ya bastante - ... y pasó.

No era necesario dar detalles de poses o duración. Él entendía.

Se quedo callado por varios segundos, segundos que eran interminables a mis ojos. Miraba hacia otra parte, hacia algún punto de la sala, pero no hacia mí. Veía en sus manos empuñadas que estaba furioso.

- No has venido solo ha decirme eso - pronuncia -. ¿O es que solo viniste a contarme que te acostaste con mi hijo?

Sabía que esto vendría por lo que no debería estar nervioso. Pero mis manos sudan, mis piernas tiemblan y mis orejas arden.

- Un mes después de lo que pasó, fui al médico debido a diversas molestias que presentaba. Fue él el que me dio la noticia de que estaba embarazado.

Listo. Soltado. Lo que venga a partir de acá tendrá que ver con su reacción.

Me mira a los ojos con rabia combinada con decepción. Luego mira abajo, al piso, no diciendo palabra aun. Que va a decir, seguro siente que no tiene derecho sobre mi para poder liberar toda su furia y gritarme. Pienso en que Itachi será el que reciba todo el tortazo y me siento terrible.

- ¿Cuánto tiempo tienes ahora? - me pregunta, llevándose las manos, y específicamente los dedos índices y medios, a las sienes para hacerse un masaje.

- Casi cinco - respondo.

Ahí si se altera.

- ¡¿Y se te ocurre recién decírmelo? ¡Ha pasado tanto tiempo y en este momento recién me lo comunicas!

Me ordena que me pare y lo hago. Me quito el sweater y le muestro mi vientre. Está furioso.

- Es que Itachi me dijo que no se lo dijera... - digo entre sollozos, a punto del llanto.

Sin querer acabo de embarrar más a Itachi.

- ¡Quiero que lo llames ahora mismo y que venga para acá de inmediato! - me dice con la voz más enfurecida que haya escuchado jamás, al menos venida de él. Cuando le llamaba la atención a Itachi en mi presencia yo pensaba que era demasiado, pero al parecer tenía mucho mas guardado de lo que imaginé.

Saco mi celular del bolsillo, nervioso, y busco el número de Itachi en el directorio. Mientras suenan las timbradas, veo como el señor Fugaku se para de su sitio y comienza a caminar mientras tiene la mano en la frente, aun no pudiendo creerlo.

- ¿Qué pasa, Minato? - contesta Itachi del otro lado de la línea.

Me odiará. Estoy seguro.

- Estoy con tu papá. Quiere que vengas.

El señor Fugaku me quita el celular de la oreja.

- ¡Ven ahora mismo a la casa! ¡Ahora mismo!

Escucho a Itachi hablar, pero no entiendo con exactitud que dice, el celular está algo lejos.

- ¡No me importa cuánto te demores! ¡Tengo todo el tiempo del mundo! - grita el señor Fugaku.

Corta la llamada y me devuelve el celular. Ahora pienso en cuáles son las actividades que podríamos realizar hasta que llegue Itachi, que será en poco más de una hora. Quizá podemos hacer galletitas o tomar alguno de sake.

Escucho que la puerta se abre detrás de mí. Es el señor Madara, con un cochecito adelante de él, en el cual se encuentra un nene bastante frágil y lindo, obviamente el pequeño Sasuke.

Me saluda, sorprendiéndose de mi presencia. No pasa ni dos minutos de que ha llegado para que el señor Fugaku le cuente lo acontecido. Como estoy sentado, me llevo las manos al rostro, tapándolo de la indignidad. El señor Madara no es como su esposo, y al contrario, trata de calmarlo, mirándome con pena. Seguro que también estaba decepcionado, pero sabía que estaba teniendo suficiente con la reacción del señor Fugaku.

Los minutos se pasaron con ellos conversando en el comedor, que estaba relativamente remoto como para que yo escuche. Me miraban de vez en cuando, y seguían hablando. Yo miraba como el pequeño Sasuke dormía. Tan lindo, me hacía pensar más en el bebé que espero y las lágrimas ya no pudieron seguir siendo aguantadas. Claro que no chillé, solo lloré, en silencio, pensando en cómo estaba tan tranquilo por muchos meses sin contar nada a nadie. Esta es la reacción que debí esperar, pero siento que no estaba preparado. Nunca he estado preparado para nada, sino no hubiera quedado embarazado.

Sufro más y más minutos de tortura. Que haré, cómo lo haré y si contaré con la ayuda de esta gente. Muchas dudas invaden mi cabeza. Dudo cual será el futuro de mi hijo. Primera vez que lo llamo así, mi hijo. Supongo que Sasuke está que despierta el espíritu paternal en mí.

Alguien abre la puerta y es Itachi. Está sudando. Lo he conocido por un tiempo y sé con certeza que está muerto de los nervios. Me lanza una mirada de pocos segundos transmitiéndome enojo. Me imagino su aberración hacia mí y me da más ganas de llorar.

- Con que ahí estás! - grita el señor Fugaku, parándose de su sitio, y llendo hacia su hijo.

- Ya no hagas bulla - dice el señor Madara - si vas a hablar con Itachi, haslo arriba, que Sasuke se despertará con todo el ruido que harás.

El señor Fugaku si parece tener un punto débil, y ese es su esposo. Sube por las escaleras mientras Itachi, sin haberse atrevido aun a decir una palabra o siquiera preguntar por qué lo han llamado a venir porque sabe cuál es la razón, lo sigue por detrás.

El señor Madara viene hacia el sofá conmigo, mientras escuchamos como una puerta se cierra arriba.

- Quisiera defender a mi hijo de forma ciega, pero sé que seguro fue más su culpa que la tuya - me dice, mirándome de modo comprensible.

- No - digo, pensando en que Itachi puede ser algo idiota pero ya ha tenido suficiente, en especial conmigo viniendo aquí a comunicarle la noticia a sus padres - la culpa fue equitativa.

Y comenzaron los gritos arriba. Primero fue el señor Fugaku el que estallaba de la ira, y, aunque no se podía escuchar con claridad lo que decía debido a las paredes y la distancia que nos separaba, pude decir que estaba dándole un sermón que recordaría por siempre. Pero luego Itachi empezó a hablarle, y lo que parecía una regañada a su hijo ahora era una discusión. El señor Madara y yo no hablábamos para tratar de oír sus palabras, pero era inútil.

La puerta se abre, y un muy rápido y enojado Itachi baja de las escaleras dirigiéndose rápidamente hacia la salida.

- ¡Vuelve acá ahora mismo! - grita su padre desde arriba, tratando de bajar para seguirle el paso, pero Itachi ya había cerrado la puerta atrás suyo, tirándola, dando a relucir su furia.

- Ya basta, Fugaku, deja a Itachi en paz - le dice el señor Madara menos sorprendido de lo que yo esperaba, al parecer esta es la cotidianidad de esta relación padre-hijo.

- Tendrá que hacerse responsable de lo que ha causado - dice finalmente el señor Fugaku con el rostro bastante rojo, dirigiéndose a la cocina para tomar algo de agua.

Yo más incómodo y mal no me podía sentir. Puede que se peleen con frecuencia, pero esta vez la causa fui yo, y más específicamente lo que crece dentro de mí.

- Ya deberías irte, Minato, creo que ha sido suficiente por hoy.

Agradezco que el señor Madara diga esas palabras porque esta tensión en el ambiente está que me asfixia.

- Y no te preocupes, que ese idiota se hará cargo del bebé - dice el señor Fugaku cuando estoy en la puerta, a punto de salir.

El camino de regreso a casa será demasiado largo, y más con estos acontecimientos posados en mis hombros. Todo fue culpa mía.

 

 

******

 

Llego a casa y está igual a como cuando me fui. Llamo el nombre de Itachi, esperando respuesta, pero no está. Me preocupa. Parecía alterado cuando salió de la casa de sus padres de la forma en que lo hizo. Trato de pensar en donde puede estar, pero me rindo porque con él nunca se sabe. Como algo y decido irme a la cama de inmediato, hoy ha sido un día largo y merezco un descanso. El último pensamiento que pasó por mi mente antes de quedarme dormido fue Itachi, con Sasori, ambos con un bebé entre ellos.

 

 

******

 

Han pasado tres días e Itachi no aparece. Me llamaron sus padres ayer, pero no les pude dar respuesta de su paradero porque no lo sé.

Salí a comprar algunas pastillas para el dolor, que es insoportable, en especial en la parte pélvica. Trato de demorarme lo más que pueda porque estoy harto de quedarme encerrado en la casa (Ya no voy a clase porque mis notas son bastante altas, lo suficientes para poder estar ausente por algunas clases, además mi futuro en la universidad es incierto).

Vuelvo al apartamento. Abro la puerta y me sorprendo al encontrar a Itachi ahí, en el sofá, con sus cabellos largos alborotados cubriéndole el rostro, mientras miraba hacia el techo. Dije un "hola", sintiendo como mi corazón empieza a latir con fuerza, no por miedo, sino por alegría y al mismo tiempo inquietud por saber en donde ha estado. Pero no me acerco a él y prefiero irme a mi cuarto. Por cierto, no respondió mi saludo y ni se movió de su posición.

Cierro mi puerta y me siento en mi cama, pensando en cómo haré para pedirle las disculpas correspondientes por haber ido a casa de sus padres sin haberle avisado.

Y empieza a tocar desde afuera. Me estaba parando (no es tan fácil hacerlo una vez que tienes una panza como la mía), pero él ya empezó a tocar otra vez, con más fuerza y al punto de querer destruir la puerta. Abro y recién huelo todo el alcohol proveniente de su cuerpo, como si hubieran estado inundado en eso todos estos días en los que ha estado desaparecido.

- Así que decidiste ir a la casa de mis padres a contarles todo - me dice con una sonrisa, con los ojos perdidos y con un aliento asqueroso, mientras que con su mano se lleva sus cabellos hacia atrás, dejando ver mejor su rostro.

No sé qué decirle.

- Lo siento - digo, sin poder mirarlo y sintiéndome tan nervioso, a pesar que él también tuvo la culpa, porque su papá tuvo razón en enojarse, se lo ocultamos durante mucho.

- ¿Lo sientes? ¿Ahora lo sientes? - me dice, aun con esa sonrisa que no debería tener lugar en este momento. Está ebrio aún, y son las diez de la mañana - ¿Sabes lo que hice después que mi papá me diera su discurso de moralidad? Me fui a la casa de Sasori, a contárselo todo antes que tú lo hicieras. Seguro esa iba a ser tu siguiente parada.

Se equivoca.

- Y, como era obvio, terminó conmigo. Lloré e imploré, pero fue inútil - me cuenta, riéndose - así que me fui por ahí, a ahogar las penas. Espero no me hayas extrañado, porque yo si lo hice.

No sé si esto último fue sarcástico, es difícil distinguir con la ebriedad de por medio.

- ¿Por qué me hiciste esto, Minato? - me pregunta, agarrando mis hombros con sus dos manos, apretándome, mientras la sonrisa irónica que tenía desaparece. - ¿Es que no te estaba dando todo lo que me pedías para tu salud? Compraba el ácido fólico como me pedías, y sin embargo igual me traicionaste.

Pienso en que usa esa palabra tan fuerte, traición, solo por su estado etílico, pero me hace pensar en que quizá si fue así. Igual, no me atrevo a decirle nada y me limito a escuchar sus palabras.

- Ahora Fugaku quiere que seamos pareja.

Con que eso fue lo que el señor Fugaku estaba que le decía cuando no podíamos escuchar. Incluso ante mis ojos, a pesar que me gusta mucho Itachi, la idea es ridícula.

- ¿Por qué, Minato? ¿Por qué? - seguía pidiendo explicaciones, mientras me sacudía con todas sus fuerzas.

- Estas que me lastimas - digo, tratando de zafarme pero siendo estos intentos todos inútiles. Ni siquiera sé la explicación de que pregunta está que me pide.

Finalmente me suelta , yéndose hacia atrás y una vez mas llevándose las manos hacia la frente, peinándose el cabello hacia atrás, dando a relucir toda la inquietud que el alcohol había producido el él.

- ¿Crees que no me he dado cuenta como me miras? ¿Eh? ¿Crees que no sé que desde hace mucho te gusto? Siempre lo supe, y sin embargo no me alejé, ese fue mi error. Ahora te has quedado embarazado de mi solo para mantenerme atado a ti.

- ¿Qué? Itachi estás demasiado borracho - digo, sabiendo que lo que dice sobre mi gusto por él es cierto, mas no lo de quedarme embarazado para no dejarlo escapar. Eso es estúpido, algo que solo podría ser dicho por un alma en estado etílico.

- Podrás creer que te saliste con la tuya, pero jamás veré a ese hijo como mío. Podré haber puesto el semen, pero eso fue todo.

Dichas estas palabras se dirige hacia la puerta de salida y se va. Es como si hubiera estado tomando, decidió venir solo para decirme estas palabras y luego vuelve a su taberna o bar o lo que sea en lo que haya estado. Es por la sensibilidad que produce el embarazo, pero también es por lo que quiero a Itachi que empiezo a llorar con todo lo dicho por él. Me duele que eso es lo que en realidad piensa, esta ebrio, cuando uno está así dice cosas sin pensar, pero por esa misma razón es por la que también muestra su verdadero yo.

No es bueno ponerme así, no tanto por mi sino por el bebé. No es algo de lo que esté muy orgulloso, pero de hecho últimamente he estado leyendo bastantes libros de paternidad, esperanzándome en que algún día Itachi quiera no a mí, sino a su hijo. Ahora, con lo que me ha dicho, esas esperanzas han sido reducidas a escombros, a nada.

 

 

******

 

La historia siguió con Itachi eventualmente mudándose de nuestro apartamento. Debido a que no podía pagar la renta en su totalidad, me mudé de ahí, regresando a la casa en la que vivía con mi abuelo. Los señores Uchiha fueron muy amables, y siempre se mantuvieron en contacto conmigo para saber acerca de la situación de mi embarazo, además de contribuir en todo lo que necesitara económica y psicológicamente (esto último mayoritariamente el señor Madara). Me dijeron que querían saber todo debido a que, aunque las cosas se hayan dado de esta manera, el hijo que estoy esperando es su nieto. Por un momento me hizo pensar que ellos eran como la familia que nunca tuve, como los padres que han estado ahí desde siempre. Dicen que apenas se comunican con Itachi.

Seguí en la universidad hasta que pude, y gracias a Dios llegué a los exámenes finales, por lo que está programado que mi hijo nacería en vacaciones.

A los nueve meses, mientras estaba en el supermercado comprando algunas cosas muy necesarias, las contracciones empezaron (lo supe porque es un dolor que parece partir en dos tu cadera). Mantuve la calma, mientras me preguntaba si alguna vez una cosa así pasó con alguna persona. Salí del establecimiento dejando las cosas sin pagar por un lado. Paré un taxi, y ya en él llamé a los señores Uchiha a su casa, ya que me pidieron rigurosamente que lo hiciera apenas ocurran estos acontecimientos. De repente oía al otro lado de la línea gritos de emoción, haciendo que mis nervios y que el dolor que estaba sintiendo fueran disminuidos. Me dijeron que aguantara hasta llegar al hospital, y que de ninguna manera deje que ese niño llegue al mundo sin gente a su alrededor, esperándolo. Las palabras del señor Fugaku no son nada a comparación de hace unos meses, ahora parece... feliz.

Llego al hospital y aviso sobre mis contracciones. Me dicen que me ponga una bata y que me vaya dirigiendo a la sala de partos. Pienso en lo que me han dicho los señores Uchiha, y le digo al doctor si cree que pueda retrasar un poco la cesarea. Me dice que una vez que las contracciones empiezan es cuando es el momento más propenso para realizarla, pero que podría esperar hasta el último momento, si es que puedo aguantar el dolor. A pesar de los tranquilizantes, la incomodidad es intensa, el suplicio es horrible, y la soledad aumenta más este calvario. Mi celular empieza a sonar, y me avisan que ya están aquí. Pregunté si es que Itachi estaba con ellos, pero me contestaron que lo llamaron y él no contestó.

Llegan y los saludo como puedo. Le digo al médico que ahora puede proseguir. Pensé que me harían dormir para realizar la cesárea, pero solo me ponen una anestesia local. Me dicen que podrían hacerme dormir, pero que eso quita la emoción de ver al bebé al instante de haber sido alumbrado.

Me da vergüenza desnudarme en frente de los señores Uchiha, pero el dolor y el querer que esto de una vez termine hacen que esto sea más fácil. Pregunto en donde está el pequeño Sasuke y me dicen que lo dejaron con el vecino. No puedo evitar reír.

Ya con mi rostro mirando hacia arriba, siento, a pesar de la anestesia, como mi abdomen es cortado por un bisturí. Estaba mareado por los medicamentos, pero sentía como, con las manos, el partero buscaba la cabeza del bebé. Es difícil confiar en otra persona, si pudiera me sacaría al bebé yo mismo, solo para estar seguro que será sacado de una forma correcta, lo haría.

Me va dando ánimos mientras hace su tarea, y me pregunto si el señor Madara y el señor Fugaku están viendo todo. El médico me dice que ya falta poco, que ya está que llega, que tenga paciencia. Han pasado solo veinte minutos, y quiero que se tome más tiempo si es que eso significa que mi hijo no recibirá ningún golpe en el procedimiento.

Y pasa. Siento como algo es sacado de mi interior, algo que ha estado ahí por un tiempo, por lo que, al ser sacado, produce cierto vacío en mi. El doctor me da las felicitaciones, diciéndome que tenga algo más de paciencia porque tiene que cerrar la herida. Entre el mareo y la emoción el tiempo pasa rápido, y traen a mis brazos a la más preciosa criatura que haya visto jamás. Veo en las sillas que están a unos dos metros a los señores Uchiha, emocionados, viendo como sostengo con cuidado a mi hijo. Aunque está con sangre en la mayoría de su cuerpo y no deja de llorar, no hay acción o palabra que quite de mi mente que este es el más hermoso niño que alguna vez veré.

- ¿Cómo se llama? - Me pregunta el señor Madara, acercándose hacia mí, susurrando, con el señor Fugaku.

- Naruto... - digo, no dejando de verlo un segundo, pensando en que, a partir de este momento, este niño cambiaría muchas cosas...

 

 

******

 

Salgo del hospital con el bebé en brazos y con sus dos abuelos a mi costado. Me dicen que es hermoso. Como si fuera necesario que me dijeran lo que se puede ver claramente. Me ofrecen más ayuda, me proponen incluso mudarme con ellos. Pero eso no pasará, no me haría sentir bien. Ahora soy un padre, y eso significará cambiar algunas cosas. Por supuesto que sus contribuciones económicas no las puedo negar, prácticamente están que responden por el otro padre de Naruto, que es Itachi. Pero les digo que seguiré en la universidad, y además buscaré un trabajo, esperando que en algún momento ya no sea necesaria alguna ayuda de cualquier tipo. Deben saber lo que se siente, por lo que el señor Fugaku que pone su mano al hombro y me dice que está feliz que sea el padre de su nieto. Lo miro con alegría, sabiendo que las cosas serán difíciles pero que el mañana será mejor…

Notas finales:

Gracias por haber llegado hasta aqui, espero les haya gustado. Ya tengo el tercer capitulo escrito :D

Espero sus pensamientos y reviews, e ideas o mas

HASTA LUEGO! :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).