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I'm your Chocolate! por Mawar Hitam

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Notas del fanfic:

Y bueno un Antonio x Lovino ahahahah!! es que amo esta pareja, amo lo denso que puede llegar a ser Spain!!!

Yeah disfruten el SpaMano tanto como yo!!!

Notas del capitulo:

Me encanta el chocolate, a quien no?

Y que mejor que un choco de navidad para el bastardo que mas amamos?

I’m your chocolate…!

 

Dentro del bullicio del salón se escuchó la fuerte voz del jefe de grupo:

—Bien, entonces, por favor pasen y tomen un papelito –mostró una caja y la sacudió en el aire- recuerden que en este intercambio solo se darán chocolates navideños, y –enfatizó- NO se vale decir quien les ha tocado, ¿de acuerdo?

—siiii~!! –contestó la clase a coro.

Todos los chicos parecían emocionados, solo  uno de ellos parecía estar un poco nervioso.

—niichan? –Preguntó una voz detrás de él –doshite? ¿Te sientes mal?

—Nop, Feliciano, estoy bien –contestó el aludido volteando hacia su hermano- estoy… bien… ¿ya fuiste por tu papelito?

—hai! –Contestó Feliciano alzando la mano con el cuadrito blanco- ¡me tocó darle chocolates a Ludwing!

—Valla –suspiró- al menos te tocó la persona que querías desde un principio…aunque sea el macho patatas.

—niichan…! –Reclamó Feliciano- ¿ah, tu no fuiste por tu papel?

—Ya –se levantó- voy por él…

—ojalá te toque con la persona que quieres…

—Sí, ojalá-dijo y rodó sus ojos en dirección a las ventanas de la derecha.

Afuera el sol estaba en todo lo alto, “darle chocolates a la persona que quieres” pensó dirigiéndose al frente donde Ludwing, el jefe de grupo, tenía la cajita con los papeles. Se acercó y tomó uno sin ver siquiera la caja, lentamente sus dedos lo empezaron a desenvolver, como si en verdad no quisiera ver a quien le tocaba regalarle los dulces.

“Antonio”

Decía el papelito que sostenía frente a sus muy abiertos ojos. De todos los demás ¿¡Por qué precisamente el bastardo!? No lo podía devolver así que sin más regresó a su pupitre y se sentó dejando en la madera el papel aun abierto.

—mierda…-dijo recargando su barbilla en la mesa y mirando fijamente el papel- de todos los posibles tenia que ser él…-inevitablemente volteó hasta el fondo del salón.

Allí, en la ultima fila pegada a la pared estaban Gilbert, Francis y Antonio, el primero discutiendo sobre quien le iba a dar chocolates, el segundo haciéndole señas un tanto extrañas al pequeño Matthew, y el ultimo durmiendo, o algo parecido, en su pupitre.

‘¿Por qué mierdas tiene que ser él?’ Lovino en verdad no quería hacerlo. Le daba vergüenza, ¿¡en verdad no podía haberle tocado una chica!? ‘no sé, alguien como Elizabetha, o por lo menos Nathalia…. ¡Agh! nooo! ¡Mejor Elizabetha!’ se retractó del pensamiento. Si Iván le daba miedo, su hermana Nathalia le daba más.

Suspiró. No había más remedio. ‘Bien, solo es un chocolate, no creo que sea muy difícil’ terminó de pensar y se recargó más en el pupitre.

Las clases pasaron y Lovino terminó de arreglar sus cosas. Estaba casi solo en el salón, Feliciano se había ido antes junto con Kiku ya que habían quedado para ir a comprar el chocolate al centro comercial. ‘Pobre Kiku, no quiero saber cómo le irá con él…’ pensó cuando su hermano se lo dijo.

Suspiró. Él también tenía que ir a comprar.

Tomó su bolso y salió del salón despidiéndose de Iván que aún estaba ahí con sus hermanas.

Afuera hacia frio a pesar que el sol seguía. El invierno le molestaba un poco. Se acomodó la bufanda y se dirigió al centro comercial. Quizá tuviera suerte y se encontrara con algún conocido.

Pero no encontró a ninguno. Compró uno de esos chocolates que venían dentro de una pirámide azul con un enorme moño y se fue a casa. Durante la noche solo escuchó los ruidos que hacia Feliciano en la cocina mientras ‘creaba’ un nuevo ‘chocospecial’ como él mismo había dicho.

—‘no es como si fuera san Valentín’ –pensó antes de cerrar los ojos e intentar dormir.

Al día siguiente se tenía que despertar temprano y así lo hizo. Se vistió rápido y salió de casa. Llegó al salón antes que llegara nadie y se sentó en su lugar. Estaba nervioso, era la primera vez que le iba a dar chocolate a un  chico en ese tipo de intercambio.

Pegó su cara a la madera y se tapó la cabeza con los brazos. Estuvo así unos minutos hasta que unas manos llegaron y se posaron sobre estos.

— ¿Lovino? –dijo una voz sobre su cabeza. Quitó sus manos y miró hacia arriba.

Antonio lo miraba con cara de preocupado.

— ¿no te sientes bien? –preguntó poniendo su mano en la frente de Lovino

— ¡E-estoy bien!  -contestó este apartando la mano- ¿Qué haces aquí tan temprano?

—eh?....-Antonio se ruborizó un poco- es… es solo que necesitaba pensar en cómo iba a entregar mi chocolate….eso es todo….

—‘lo mismo que yo…’ –pensó Lovino viendo al ojiverde.

— ¿a quién le vas a dar chocolate?

—eh?! –el castaño se sorprendió, obviamente no iba a decirle que a él

—¿?

—am… ¡que te importa, bastardo! –dijo Lovino levantándose de repente y dando un paso.

Quería salir del salón, pero una mano tomó su brazo antes de que siquiera terminara de alejarse de su pupitre.  

Se giró y quedó atrapado entre los brazos de Antonio.

— ¿piensas huir sin decirme nada? –preguntó este.

El castaño se sonrojó. Tener a Antonio tan cerca lo ponía muy nervioso. Éste en cambio parecía disfrutar poniéndolo en esas situaciones. Lo haló lentamente y lo besó sin que pusiera resistencia.

—b-bastardo…. –empezó a reclamar el ojimiel- que… ¡ah! –un ligero gemido salió de sus labios al sentir lo dientes de Antonio sobre su lóbulo derecho -¿¡Qué piensas que haces!?

—Lo que siempre he querido –contestó el moreno susurrando deliciosamente en su oído. Lovino se estremeció.

—L-las… las clases, i-idiota… -dijo Lovino cuando sintió los dedos de Antonio bajo su camisa.

—ah! Tienes razón –el ojiverde tomó la mano de Lovino y lo sacó del salón.

Caminaron a lo largo del pasillo hasta los baños, aún era temprano por lo que no había casi nadie en los salones.

Al llegar al baño, Antonio se metió a una de las cabinas halando a Lovino tras de sí y cerrando esta.

— ¿aquí está mejor? –preguntó mordiendo el cuello del castaño

— ¿¡C-cómo ¡ah! Como va a e-estar mejor!?

Pero ya no había manera de detener al más grande. Sus labios recorrían el cuello de Lovino con impaciencia mientras sus manos se colaban traviesas bajo la camisa de éste. Su pecho se sentía suave, llegó a una de sus tetillas y la apretó.

— ¡Aah…! –gimió al sentirlo el castaño.

—ya lo estás sintiendo –rió Antonio.

—C-Ca- ammmh –ya no terminó la frase. Una mano se había colado por sus pantalones y tomaba su miembro sacándolo lentamente.

Los delgados dedos de Antonio tomaron el pene de Lovino suavemente y tiraron de el al tiempo que el moreno se agachaba y quedaba a la altura de la entrepierna del otro.

Sin pensarlo puso el miembro de su uke en la punta de sus labios.

—Ahora lo sentirás más –dijo claramente haciendo que las modulaciones de su voz estremecieran el cuerpo del otro.

— ¡Aaah! –Lovino se estremeció y agarró a Antonio por los cabellos al sentir las vibraciones.

De una manera lenta, el moreno empezó a recorrer la extensión del pequeño. La punta de su lengua iba de un lugar a otro formando leves figuras. Lamia lascivamente como su estuviera comiendo una paleta helada. Y ciertamente Lovino sentía que se derretía.

Bajaba y subía por toda esa extensión, se detuvo un momento y con la punta de su lengua dibujó un par de círculos en la punta del miembro del castaño.

—MMmmh!  -las piernas del ojimiel temblaban por el placer recibido.

Despacio, Antonio alzó su mano libre y llegó hasta la entrada del más bajo. Sus dedos se colaron de una manera suave pero bastante directa. Adentro estaba tibio y apretado, comenzó a moverlos en círculos escuchando los pequeños gritos de ‘Lovi-chan’ como lo llamaba a veces.

—b-bastardo, a- ahí… ¡ahí no!

—No solo debes sentir tú- contestó el otro al mismo tiempo que se levantaba y depositaba un beso en los labios del castaño. Se giró y bajando la tapa se sentó en el váter. Atrajo a Lovino hacia él y lo puso sobre sus rodillas.

— ¿Q-qué?...

Pero Antonio no contestó, abrió sus pantalones y sacó su propia erección palpitante al tiempo que bajaba por completo los pantalones de Lovino.

Alzó un poco las caderas de este.

—Te bajaré lentamente –dijo mirándolo a los ojos- ¿de acuerdo?

— ¿¡nani!? –las enormes orbes miel dejaban ver todo el asombro

—Shht –silenció el mayor- no grites tanto.

Tomó sus caderas y lo bajó lentamente, la entrada se expandió y pudo entrar de manera lenta.

— ¡Aaah…MMmmh!

—E-estás tan apretado…

— ¡C-Cállate…!

Antonio sentía todo el calor del interior de Lovino, aquella sensación era casi como un horno, lo miró a los ojos y sonrió antes de besarlo apasionadamente.

Empezó a embestir de manera suave para acostumbrarlo. Pero gradualmente comenzó a subir la intensidad.

Para ese momento Lovino estaba completamente perdido en el placer que Antonio le brindaba. Para el ojiverde era como el cielo, se sentía de verdad genial estar dentro del castaño.

En un momento ambos llegaron al clímax y se vinieron casi al mismo tiempo.

Sus respiraciones apenas estaban llegando a la normalidad cuando sonó la campana anunciando las clases.

—j-justo a tiempo –dijo el moreno controlando su respiración.

—s-sí… -contestó un sonrojadísimo Lovino.

—Fue genial –continuó el mayor mientras atraía al más pequeño y lo besaba de nuevo- ¿fue un buen regalo, verdad?

— ¿eh?

—Porque –sonrió pícaramente –en realidad YO soy tu chocolate

— ¡qué cosas tan vergonzosas dices! –gritó el ojimiel terminando de abotonarse la camisa.

—Aun así no puedes negar que fue genial –dijo el otro mientras salían de la cabina.

 

***

—Bien –se escuchó la voz del jefe de grupo en frente de la clase- por favor denle su chocolate a la persona que les ha tocado.

Todos se levantaron de su asiento y empezaron la repartición de los dulces.

—T-Ten… -dijo Lovino a Antonio dejando el chocolate sobre el pupitre.

— ¿¡Yo era esa persona!?

***

~Das Ende~

Notas finales:

Y bien hahahaha

Ese Sapin es deeeeeeeensoooo~!! mwahahaha

Espero sus reviews!


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