Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Notas de amor por Akemi Kinomoto

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:


Hola:)

Esto de... pues después de mucho tiempo, más de un año, vengo ha dejarles el capítulo 2 de este fanfic. Seguro estarán esperando una buena excusa para mi demora, pues hay les va: la universidad me tiene loca. En serio, me ha dejado brutalmente loca, incluso se me empezo a caer el cabello de estres, y fue fatal. La verdad es que ya había dado por muertos mis fanfics, o sea ya ni pensaba en continuarlos, y no lo iba a hacer; no tenía cabeza para escribir, ni ideas ni tiempo. Pero entonces llegaron las vacaciones de verano ¡benditas vacaciones! y me replantee el empezar a actualizar; me dije a mi misma que debía aprovechar este mes para actualizar cuanto me fuera posible, sobre todo porque desde que empecé a escribir prometí que no iba a dejarlos a medias, y no quiero hacerlo, de verdad que no, menos éste que es el fanfic que más me está gustando. 

Bueno, el punto es que quiero pedirles una enorme disculpa y agradecerles su espera y su regreso. Sos íncreibles readers. 

Espero que les guste el capítulo. ¡A leer! 

AVISO

Primero, como habrán notado cambié el título del fanfic, antes era "The italian coffee co", pero me parece que este nuevo resulta más adecuado.

Segundo, hice algunas modificaciones al capítulo 1 en cuanto a la redacción. Si gustan pueden darle una leídita rápida. 

Capítulo 2

Acomodé el pilar de libros que llevaba en el brazo y los metí en mi casillero.

-Nos vemos mañana Kibum- Dicen a mi espalda. Me volteo y con un gesto de mano me despido.

 -Hasta mañana Taemin- pronuncio sonriendo.

Taemin era uno de los escasos coreanos que estudiaban en la Universidad de Bringhton. Teníamos tres clases en común, y mi casillero estaba apenas a cuatro del de él, así que nos veíamos muy seguido, por lo que rápidamente logramos llevarnos bien.

Era miércoles y apenas empezaba a adaptarme a mis horarios. Salí de la escuela. Tome el bus y llegué a mi departamento en menos de 15 minutos. Eran la una de la tarde y mi estómago ya chillaba de hambre, así que sin pensarlo tanto preparé el microondas y calenté una ración de Milanesa que había comprado por la mañana. Cuando mi estómago estuvo satisfecho levanté los pocos platos de la mesa mientras organizaba mentalmente los planes de esa tarde. Lo siguiente era terminar las tareas de la universidad. Necesitaba escribir un ensayo de cinco cuartillas que el profesor había dejado para mañana. Eran ya las dos de la tarde y necesitaba darme prisa si quería terminar a tiempo para ir a la biblioteca que hace dos días había visitado.

 

Dos días habían pasado sin que pudiera siquiera mirarlo.

 

Kim Jonghyun. Dije mentalmente y su imagen apareció justo ahí como quien recuerda las tardes cálidas de verano.  Tenía que verlo hoy, evocar su recuerdo no me parece suficiente.

 

Desperté a las 5 pm a causa del frío de la tarde. Me había quedado dormido mientras terminaba el ensayo sobre "La educación en el siglo XlX" que Mr. Callahan había dejado. Le puse punto final al escrito y me metí a la ducha apresurado. Cuando terminé de arreglarme tomé mi gabardina negra Burberry y salí corriendo del departamento.

El aire frío de la ciudad me golpeo el rostro y mis cabellos se desordenaron un poco pero no me importó, corrí sin parar las siete cuadras que separaban mi departamento de la biblioteca. Llegué jadeante y dejé que mi respiración se recuperara antes de entrar. El perfume que adornaba el jardín me llenó los pulmones de oxígeno y desde fuera miré a través del cristal polarizado de la puerta, pero era imposible siquiera ver algo. Entre con timidez, aún no acostumbrado al ambiente silencioso de la biblioteca, y mi radar visual rápidamente comenzó a funcionar. Pasé la vista por la recepción pero sólo vio a la bibliotecaria, Alice, cobrando un libro a un joven. Alice, como decía su gafete, volteó a ver y me dedico una sonrisa cálida que yo correspondí con una apenas visible. Metí las manos en los costados de mi abrigo y caminé a lo largo de los pasillos mirando entre cada uno de ellos hasta llegar al pasillo final.  Pero él no estaba ahí.

 

Solté un suspiro pesado y apoyé la espalda en uno de los estantes. Empiezo a imaginarme mil y un historias sobre porque el chico de la biblioteca no está. Tal vez ha enfermado y su estado no le permite ir a trabajar, pero, ¿qué tan grave podría estar para faltar? O tal vez es su día de descanso, lo cual suena bastante ilógico dado que estamos a mitad de semana. Quizá su turno ya ha terminado, pero eso tampoco me convenció mucho pues la vez anterior me había quitado más tarde y él seguía aún ahí.

 

Aparrago la espalda en uno de los altos estantes de libros y doy pequeños golpecitos con mi cabeza dejando salir, al instante, un gran suspiro. Entonces escucho un estruendoso sonido al fondo del pasillo, el golpe de un libro contra el suelo. Llego hasta el lugar de origen del sonido y descubro que la biblioteca es aún más grande de lo que imaginaba. Pequeñas mesas individuales y grupales llenan el grandísimo espacio, adornadas a su vez con antiguas lámparas blancas que hacen el lugar más acogedor y menos oscuro. Las cortinas rojas recogidas a un lado de los vitrales hacen ver elegante al lugar. La sensación de estar ahí me hace sentir tan cómodo que me planteo, de nuevo, el hecho de ir más seguido. Sólo porque me siento bien estando ahí, y bueno… porque me gusta mirarlo a él, aunque sea de lejos.

Miro con detenimiento aquellos objetos que llenan el lugar y paseo la mirada alrededor hasta que mis pupilas se detienen en un punto específico. En un punto específico.

 

Estaba ahí. Él estaba ahí.

 

Kim Jonghyun, recogía un par de libros del suelo y los colocaba en el lugar correspondiente, con el flequillo del cabello cubriéndole parte de la frente y balanceándose a cada movimiento. Yo estaba anonado, no hace falta más descripciones, mi expresión se resumía al completo significado de la palabra. Colocó  el resto de libros que llevaba en el brazo. Pero no eran todos, una impresionante montaña más le esperaba en la mesa de alado. Lo vi resoplar levemente y miré sus labios, gruesos, intencionalmente. Grabé esa imagen en mi mente y me prometí que nunca la borraría, aunque ese pensamiento me sonara un tanto morboso. Lo cierto es que deseo tocarlos. Deseo saber de qué están hechos sus labios, porque aquellos no podían estar hechos solo de piel humana. Puedo imaginarme tocando terciopelo. Pero eso jamás sucederá; me olvido de eso por el momento. Me siento estúpido.

 

De repente doy un paso rápido hacia adelante cuando veo que la montaña de libros está a punto de caérsele. Ha sido un inconsciente impulso de querer ayudarlo, pero al instante en que doy el paso, escucho una voz conocida pronunciar mi nombre.

 

-¡Hey, Kibum!-

 

Volteo apenas la cabeza y veo a Taemin saludándome con la mano. Llego hasta la mesa y me percato de que no está sólo. Luna, una de nuestras compañeras de clase, lo acompaña.

-Hola Taemin, Luna - pronuncio al instante en que tomo asiento frente a ellos y me pregunto cómo es que están aquí.

- A Taemin le han dado ganas de venir a realizar el ensayo que Mr. Callahan dejó- dice Luna sonriendo, como si adivinará lo que estaba pensando. 

-¿Y ya han terminado?- Pregunto mientras les devuelvo la sonrisa, aunque más leve, a los dos.

-Nos falta corregir unos detalles- Taemin me pasa el portatil. Echo una pequeña revisada y le muestro algunos errores para que corrija.  

-Kibum… ¿y tú a que has venido?- Taemin era muy curioso. Me quedé congelado por un momento pensando en que excusa podría decirle, pero no sabía que decir. Le inventé que había ido a conocer la biblioteca con mi voz disminuyendo con cada palabra hasta que sólo salió un susurro de mi boca. Y di gracias a Dios el haberlo dicho lo suficiente bajo como para que sólo Taemin y Luna lo escucharan, pues a unos cuantos pasos de nuestra mesa estaba el bibliotecario recogiendo un par de libros. Si lo hubiera escuchado seguro quedaría como un estúpido frente a él pues sabía que no era la primera vez que yo estaba ahí.

 

Permanecieron unos minutos más corrigiendo detalles y haciéndome plática, después recogieron sus cosas y se despidieron. Para poder salir del edificio era necesario atravesar uno de los pasillos y cuando Taemin lo hizo chocó sin querer con el bibliotecario, que acomodaba un libro en el último apartado del estante. Vi que ambos se inclinaron levemente y dieron disculpas apenados. Desee ser yo el que tropezara con el bibliotecario, de esa forma hubiese podido verlo más cerca, observar cada una de las líneas de su rostro y tal vez  adivinar de que estaban hechos los labios.  Vi que Taemin seguía su camino y el otro con su trabajo. Tomé un libro de la sección de literatura y fingí que leía.

 

Estuve así casi dos horas hasta que sentí que el cuello me dolía, tuve que adoptar una postura incómoda para poder observar al bibliotecario disimuladamente. Hoy traía una Slim Fit Lexton, lo supe por el estampado azul en la parte inferior de la chamarra, que remarcaba en demasía su espalda ancha y lo hacía lucir sumamente masculino. Suspiré. No importa cuanto lo mirara no me parecía suficiente.

 

Me fui a  la sección de “En venta” y elegí “El principito”, un clásico del que había escuchado en la clase de literatura, como mi nuevo pretexto para acercarme a la caja. Caminé inseguro mientras me pasaba la mano por el cabello asegurándome que todo estuviera en su lugar y posteriormente posándola en mi cuello donde aún sentía momentáneos dolores.

 

-¿Hoy será “El principito”?- dice una voz a mis espaldas antes de que siquiera llegue a la caja. Volteo y veo que pasa junto a mí ese hombre que tanto me desconcierta. Se posiciona atrás de la caja junto a la computadora y veo una pequeña, apenas visible, sonrisa. Algo así como una mueca.

- ­­­Quiero saber que tiene de maravilloso ese dichoso “principito”- digo con la voz apenas audible, como si me estuvieran amordazando la boca. Lo digo casi para mí mismo. Me muerdo tantito le labio inferior de nervios.

- Le gustará, pero le va a gustar aún más el zorro, es mi favorito- dice mirándome con esos ojos que atraviesan,  que me atraviesan. Me percato al instante de que este chico es un bibliófilo. El primer día que lo vi estaba leyendo un libro de bolsillo, lo he visto leyendo entre los pasillos, y hoy sé que ha leído el libro que estoy a punto de comprar. Yo en cambio ni siquiera sé si sea capaz de terminarme este libro, no soy un aficionado a la lectura, y tampoco dispongo de mucho tiempo para serlo. Solo lo hago en vacaciones cuando puedo dedicar mi completa atención a la lectura. Le entrego el libro con una media sonrisa y él lo toma, pero al instante veo que se aleja y se mete en un pequeño cubículo, tal vez un almacén. Espero unos minutos hasta que regresa con el libro envuelto y en una bolsa.  Pagó el artículo y cuando tomo la bolsa mis delgaduchos dedos apenas rozan los suyos más gruesos. Me estremezco un poco cuando levanto la vista y veo que me mira. Sus ojos me están atravesando de nuevo.

-Gracias- Susurro y me doy vuelta hacia la puerta, con los vellos aún de punta. El frío de la tarde no ayuda en absoluto.

 

Llegué a mi apartamento y traté de meter las llaves en la cerradura pero con la bolsa en una mano y la otra congelándoseme, se cayeron; y cuando iba a levantarlas un sujeto se adelantó y las recogió. “Gracias…” le dije haciendo una reverencia.

-Jin Ki-

-¿Disuclpa?-

-Jin Ki. Me llamo Jin Ki- dijo el extraño esbozando un gran sonrisa, probablemente la más amplia que había visto en toda mi vida. Estoy seguro de que podía ver todos y cada uno de sus dientes.

- Espera, ¿hablas coreano?- apenas me percataba de que me estaba hablando en mi idioma natal.

- Viví toda mi infancia en Seúl, supongo que sí- dijo riéndose de nuevo, como si hubiera pronunciado alguna clase de chiste. Sonreí, su risa era graciosa.

-Soy Kim Ki Bum – estrechamos las manos y volvimos a dar otra reverencia.

-Vivo a un departamento de ti, así que prácticamente soy tu vecino. Justo llegaba a casa cuando te vi tratando de abrir tu puerta, quise pasar a presentarme, ya sabes, darle la bienvenida al nuevo-.

-El nuevo…- eche una risita, en realidad si lo era, pero sonaba gracioso. Me imaginé al resto de mis vecinos asechándome como un bicho raro y dudando entre si venir a saludarme o no.

Nos quedamos unos minutos más en la entrada de mi casa y luego Jin Ki me invitó a tomar un café en su departamento, pero decliné enseguida, aunque me agradó lo suficiente como para considerar  aceptar la invitación, la verdad es que estaba agotado y lo único que quería era entrar a mi casa, meterme entre las colchas de mi cama y acostarme a ver “America’s Next Top Model”. Quedamos en tomar el café otro día, cuando anduviéramos menos agitados, luego se fue despidiéndose con un gesto de mano y yo entré a casa.

 

El jueves fue mucho peor que el miércoles, me habían dejado kilogramos infinitos de tarea. Mr. Casper se había emocionado demasiado y me había dejado un reporte de 8 hojas sobre el documental que vimos en clase y las representaciones gráficas de los datos que se dijeron en él. Solo con eso ya tenía para toda la tarde. Sin contar la tarea de Miss Malik, que suponía más hojas, más letras y más de mi preciado tiempo. Así que ese día no fui a la biblioteca y tuve que acostarme a dormir evocando la última imagen y la última sensación de Kim Jonghyun mirándome mientras nuestras manos rozaban.

 

El viernes fue mucho mejor, porque era fin de semana y los maestros se habían apiadado de nosotros. Por la tarde, después de ducharme y pasarme horas frente al espejo acomodándome el cabello, fui a la biblioteca de San Street. Me senté donde la vez pasada y me quedé un buen rato ahí fingiendo, de nuevo, leer. Jonghyun estaba en el sexto peldaño de una enorme escalera acomodando media docena de libros. Traía puesto un sweater azul marino que resaltaba sus cabellos castaños. Guapo. Era un guapo tierno, su rostro siempre pacífico  lo dejaba entrever.

Me llevé “Orgullo y prejuicio” a mi casa y aunque está vez mis dedos no rozaron los suyos, me sorprendió con una sonrisa justo cuando regresaba del almacén con  el libro envuelto. Las piernas me temblaron de emoción. Me recosté en la cama y sonreí bobaliconamente mientras miraba los libros envueltos que dejé asentados sobre la mesita de mi recámara. ¿Cuán enfermo podría estar para reír como estúpido recordando a un persona que ni siquiera conozco?

 

No es enfermedad, es amor”

 

“¿Amor?”

 

Que infantil. ¿Cómo puede ser eso amor?

 

“Ni siquiera lo conozco, no nos conocemos”

 

Soy un tonto. Un reverendo tonto.

 

Llegó el lunes y yo estaba más ansioso que nunca. El fin de semana estuve visitando diferentes lugares de Londres con Taemin y su amigo Minho, quien cursaba en la misma escuela que nosotros, como guías. Acepté porque Taemin me había insistido tanto que no pude rechazarlo. No estuvo nada mal, en realidad fue algo épico, descubrí que a Taemin le gustaban las películas románticas-cómicas como a mí, y que Minho era un aficionado del futbol. Ambos son tan ocurrentes que más de una vez solté la carcajada con ellos. Y aunque el domingo por la tarde yo ya estaba tirando la toalla NO PUDE ni por un segundo olvidarme de Kim Jonghyun. No puedo, ni siquiera ahora. Siento una ansiedad brutal que  espero desaparezca cuando lo vea.  Empiezo a pensar que esto me está afectando más de lo que creía.

 

Cuando salí de la universidad estuve a punto de ser arrastrado por Taemin a “Lancaster’s” uno de sus restaurantes favoritos en Londres. Pero logré evitarlo con la excusa de que mi amable vecino Jin Ki me había invitado a merendar. Gracias a Dios Taemin no insistió más y terminó yéndose con Minho, sino no hubiera podido negarme, ¡es imposible negarse a San Taemin! Te hace unos mohines tan horrorosamente tiernos, ¡que no puedes decirle “no”!

 

Y como si hubiera invocado al vecino, está misma tarde apareció justo cuando salía de mi apartamento. Me saludo con su peculiar enorme sonrisa y me recordó que teníamos un café pendiente, por suerte solo fue un saludo y no hubo necesidad de que me quedase a hacer plática. Nada me detenía y mi ansiedad se aglomeraba despavorida en mi garganta como si supiera que estaba a punto de ser aliviada. 

 

Entré, me quité el segundo abrigo que llevaba puesto, saludé a Alice con un leve gesto de mano y cuando encontré lo que buscaba la ansiedad me inundó la boca y las fosas nasales; la sentí salir en un suspiró. Kim Jonghyun estaba ensimismado hojeando una enciclopedia, pero no fue suficiente, de alguna forma extraña y completamente incomprensible le había gritado a él mi presencia, porque alzó la vista y al instante dejo escapar un sonrisa amplía, más amplia de lo que me había permitido ver. Casi me revienta el corazón, ni siquiera sé si aún lo tengo, y no me importa, porque le devuelvo la sonrisa aún más amplia y tímida, pero sonrisa al fin. Vuelve a su lectura y yo a mi camino, llego hasta el asiento que ya se me hizo habitual ocupar y descubro en la pequeña mesa un coffee latte espumoso y caliente. Volteo a los lados pero solo veo a un par de adolescentes a cuatro mesas de mí. Entonces comprendo. No es posible. ¡Esto no puede ser para mí! ¡Definitivamente no!

 

¿Cómo? ¿Quién?

 

 Y cuando me formulé esa última pregunta interiormente, miré el pasillo “B307” donde estaba él. Me miró y esbozó una sonrisa, de nuevo.

 

Cerré la puerta y me aparragué en ella quitándome la chamarra mojada ahora por la lluvia. Eché la cabeza para atrás y tiré un resoplido que logró alzar mi flequillo húmedo. Imposible. No, imposible no. Increíble. Sí, increíble sí. Primero la sonrisa, luego el coffee latte, luego otra sonrisa…

 

¿El mundo está volviéndose loco o qué?

 

Me tiré en la cama y dejé que los recuerdos de esa tarde desalojaran todo, absolutamente todo de mi cuerpo, para que solo quedáramos él y yo. De repente me revuelco en risas, resulta que soy un maniatico loco y nunca me había dado cuenta hasta ahora que río como poseso y no tengo más motivos que un chico y un coffee latte; es que estoy feliz.

Me acerco a la ventana de mi habitación y diviso la lluvia que hoy ha resultado imparable, los cristales están empañados. Ensuaviso la mirada, apoyo la frente en el cristal, estiro el brazo y con mi dedo índice dibujo una letra, una sola letra: J.

 

Notas finales:

¿Qué les pareció?...

No sé ustedes, pero como que me estoy enamorando más de Jonghyun (en realidad no sé si sea posible, lo amo demasiado, es mi bias) jaja

En fin, cualquier comentario, sugerencia u opinión pueden dejarla, los leeré todos, prometo que me encanta saber lo que piensan acerca de lo que escribo.

¡Gracias! y de nuevo una disculpa por el letargo, aunque sé que no es suficiente U_U

Arrivederci :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).