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Antojo de amor. por sorasunao

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Notas del capitulo:

waaaaaaaaaa!!! *haciendo reverencias* lo siento, gomen gomen!!! no se que más decir, espero aún sigan leyendo el fic

han pasado tantas cosas que el actualizarlo se me hace cada vez más dificil, pero no crean que lo he olvidado

humm ya no se que mas decir, solo espero que lo disfruten mucho

gracias atodas aquellas personitas sensuales  y hermosas que me dejaron su lindo comentario

bueno sin mas que decir, aquí les dejo la continuación.

 

Capitulo 10 "Trabajo"




Hiro había salido temprano del departamento, tenía cosas pendientes que hacer en la cafetería en la que trabajaba, es cierto que Shu también iba a comenzar a laborar ahí, pero cómo aún era demasiado temprano, tubo tiempo de permanecer algunos minutos más durmiendo.

Pero esos pocos minutos sin que se diera cuenta ya que estaba muy agusto y calientito entre las sábanas se convirtieron en muchos, demasiados,  así que ahora se encontraba saliendo del departamento con mucha prisa, en una de sus mano llevaba una manzana, la cual devoró con rapidéz mientras que en la otra una cajita de jugo de mango, la cual, su contenido recibió el mismo destino que la fruta. Como eran pocos pisos, decidió tomar las escaleras. Bajó con la rapidez que le era permitida, siempre tratando de cuidar su vientre, y salió del lugar.

--hasta que por fin te dignas a salir --

Una voz detuvo su apresurado caminar, levantó sus amatistas y se encontró con aquel hombre que lo miraba fría y gélidamente.

--que pasa mocoso, parece que viste un fantasma -- dio un paso hacia el frente y el menor dio un paso hacia atrás, alejándose de él, estaba desconcertado, estaba temeroso, pero también un remolino de dudas había comenzado a formarse en su mente ¿qué hacia Yuki ahí? ¿a caso lo había estado esperando a que saliera? ¿pero como sabía donde se estaba hospedando? ¿que era lo que quería?¿porque tenía esa mirada tan helada? ¿estaba molesto? pues claro que lo estaba, y con justa razón ya que la última vez que se habían visto fue en el departamento de éste, y se habían gritado de todo. Tenía miedo, nunca hubiera pensado encontrarse nuevamente con él, o almenos no por el momento, ya hora lo tenía hai frente a él, con esos ojos fríos y sin sentimientos con los que no se sabía que era lo que estaba pensando, esos ojos que eran hermosos pero destructivos a la vez.


--Y-yuki...-- no sabía qué hacer o que decir, encontrarse de frente con el rubio era algo que ni siquiera se le hubiera ocurrido que sucediera, no tenía palabras, no tenía argumentos, su mente se había quedado completamente en blanco, ni siquiera recordó que había salido de prisa por que hoy era su primer día de trabajo.

--¿eso todo lo que tienes que decir? -- los amatistas se cerraron asustados ante la frialdad con las que esas palabras llegaron a sus oídos, como dagas de hielo enterrándose en su pecho.

--n-no se a que te refieres --contestó como pudo, y era verdad, estaba confundido puesto que no sabía qué era lo que el rubio había venido a hacer, o a hablar, pero espera, ¿a caso había venido a disculparse?, esa idea pasó fugazmente por su cabeza, pero entonces porque lo miraba de esa forma, como si quisiera lastimarlo con ello, porque sus palabras sonaban tan duras y con aquella frialdad que hacía congelar su cuerpo, su mente...

--y ahora resulta que te haces el inocente -- quería herirlo, quería darle el tiro de gracia, no permitiría que nadie se burlara de él y mucho menos un mocoso como ese.

--lo digo enserio, no sé qué es lo que tratas de decirme --dio un paso más hacia atrás, no quería estar cerca de ese rubio, le causaba miedo, le hacía temblar.

--así que ésta es tu táctica he -- lo miró tratando de lastimarlo --primero te haces el inocente, después te aprovechas de los demás, y luego finges que no sabes nada -- dio otro paso hacia el pelirosa que volvió a retroceder.

--s-si quieres que te pague por ocupar esos días tu departamento, te lo pagaré -- no sabía que más decir, no se le ocurría otra excusa para que el rubio estuviera ahí.

--¿a caso crees que necesito dinero? -- lo dijo burlesco pero sin borrar aquella aura intimidante --pero dime, así que ahora vives con el pelirrojo ese verdad, que piensas hacer con él, aprovecharte de que te a acogido en su departamento, vivir de él como su fueras un maldito parásito y después burlarte de todo ello --

--¿porque me hablas así?, yo no me he burlado de nadie --

--no te hagas el maldito inocente, eres un estúpido mentiroso que se aprovecha de los demás a su propia conveniencia -- para esto los ojos de menor ya estaba empañados en lágrimas que trataba de sostener evitando dejarlas salir -- a caso no fue lo mismo con el idiota de Tatsuha --

--¡no, claro que no!--

--¿a caso no fue lo mismo que hiciste conmigo? -- quería vengarse de aquel que había tratado verle la cara de idiota --

--no te entiendo -- su cuerpo temblaba y ese nudo en su garganta impedía que hablara sin que su voz sonara cortada.

--llegaste a mi departamento, te dejé que vivieras en él, te hice el maldito favor de acompañarte al médico, pero espera...-- lo miró con furia --¿a caso tenías otra cita con otro médico? -- las orbes amatistas se abrieron con sorpresa --¿veo que ya lo recordaste verdad? --continuo sarcástico el rubio -- tuviste el descaro de mentirme, de burlarte de mí a mis espaldas, y no me salgas con que tenías miedo—

—y-yuki — estaba asustado, no sabía que decir o hacer, tenía esas joyas ambarinas puestas sobre él, mirándolo con rabia.

—veo que te sorprende el que haya descubierto tu jueguito --

—¿d-de que hablas? — Respondió de inmediato sintiendo como se le trababan las palabras — Yuki...yo...lo siento, perdóname, no era mi intención mentirte pero...—

—¿Que no era tu intención? ja, si claro — respondió irónico sin intenciones de redimir esa gélida mirada sobre el menor.


—en verdad Yuki, perdóname —se sentía más que intimidado bajo esas joyas doradas, quería gritarle que dejara de verlo de esa forma, puesto que al estar frente a ellas, sentía todo su ser expuesto sin que pudiera hacer nada para evitarlo.

—Y ahora estás viviendo con ese pelirojo — afirmó conociendo muy bien la respuesta — pobre tonto, en verdad creo que lo compadezco, tener a una plasta como tú viviendo en su casa —

Bajó la mirada, esas frías palabras le habían calado muy hondo, y es que lo peor de todo es que eran ciertas, era verdad que vivía cómo un parásito en casa de Hiro, era verdad que se apoyaba demasiado en él, era verdad que sólo le  daba problemas y ocasionaba molestias, y por si no fuera poco...también le mentía, le mentía sobre el estado en el que se encontraba, no le había dicho nada por temor al rechazo, al odio...le había ocultado su embarazo.

Yuki noto el estor en el que había entrado el menor, y usa sonrisa triunfante se formó en sus labios — ¿verdad que tengo razón? — le dijo — verdad que eres un mentiroso que sólo saca provecho de los demás —

—¡Mientes!— reaccionó apretando fuertemente sus puños —yo...yo no soy así...yo—

—¡el único que está mintiendo aquí eres tú! —

—¡no!— se llevó las manos hasta sus oídos, en un intento vano por callar esa voz que se colaba por entre sus dedos —¡ya basta! — gritó en estado de negación, retrocediendo unos cuantos pasos.

—¿verdad que no es placentero escuchar tus verdades? — se mofó el rubio dando unos pasos hacia él y acortando la distancia que los separaba.

—¡no te acerques!¡ya basta! — sus ojos le escocían pero aún así intentaba no llegar más allá, no quería llorar, no quería escuchar. Y fue entonces cuando ya cansado de todo eso, trató de correr en un intento de alejarse de ese rubio, pero sus intentos fueron fallidos al sentir una mano tomándolo con fuerza de uno de sus brazos.

—¡no creas que he acabado contigo, mentiroso cobarde!— apretó más el agarre que le tenía al pelirosa.

—¡suéltame!— de un tirón se zafó y sin mirarlo, salió corriendo sin darle oportunidad a que el rubio pudiera hacer nada más para detenerlo.

Trató de alejarse lo más que pudo, y cuando lo logró, con el corazón golpeando fuertemente contra su pecho, se sostuvo de una pared tratando de regularizar su agitada respiración. De pronto tenía mucha sed, pero en ese instante recordó el porqué había salido de departamento del pelirrojo, y como si una fuerte bofetada se tratase, su primer empleo le llegó a la mente, su primer día,...e iba a llegar tarde. Miró con desesperación la hora en su celular y con horror descubrió que hace  minutos que debería de haber estado en la cafetería, por su culpa iba a hacer que Hiro quedara mal ante el jefe, ya que él lo había recomendado, y por si fuera poco iba a llegar retrasado en su primer día de trabajo...y tal su primero y último.

*no quiero perder esta oportunidad, ¡no quiero!* pensó angustiado mientras tomado aire continuaba con su carrera hasta el establecimiento.

Entró por la puerta con rapidez, notando en seguida las miradas de algunos clientes que se encontraban sentados en las mesas disfrutando de algún postre; de inmediato el color subió por su rostro tiñendo sus mejillas en carmín y casi encogiéndose de la vergüenza se dirigió a la parte de atrás, en donde encontró al pelirojo que le dirigía una mirada de reproche. Se encaminó hacia él con un gesto entre la disculpa y la vergüenza y tomó el delantal de uniforme que le acercaba el mayor.

—¡Shindou-san!— la voz del jefe lo obligó a girarse para encontrarlo saliendo de la pequeña oficina —¡cómo es posible que llegue con media hora de retraso! — le gritó entre nervioso y desesperado.

—lo siento mucho Sakano-san— bajó su rostro apenado y triste esperando su castigo.

—póngase en delantal y vaya a la mesa 3 — dijo mordiendo un pañuelo blanco que llevaba en sus manos —¡los clientes están esperando ser atendidos!¡tal vez se marchen!¡qué vamos a hacer si se van!— decía mientras convertido en proyectil volaba con pánico por todo el lugar.

—Tranquilo Sakano-san — dijo Hiro tratando de estabilizarlo —no se van a ir—

EL pelirosa que traía su uniforme en la mano, lo extendió y lo miró de arriba hacia abajo con un ligero tic en su ceja —etto...disculpen pero... ¿tengo que ponerme esto? — en sus manos estaba un delantal de maid, con encaje y volados blancos.

—jeje si, perdón pero es el único que nos quedaba — dijo Hiro rascándose la cabeza con una sonrisa en señal de disculpa. Shuichi miró a su amigo el cual llevaba uno azul, normal y bastante menos llamativo, suspiró resignado y se lo colocó sin decir nada más. Realmente le quedaba my bien ,pero él se sentía como una especie de maid.

*bueno, pues ya que* pensó rendido.

—Pónganse a trabajar chicos — ordenó Sakano-san ya más tranquilo.

—¿quiere que le prepare un té para los nervios? — le preguntó Hiro con una sonrisa conciliadora y sabiendo muy bien la respuesta.

—si, por favor — contestó el de lentes rendido y con una gota en su cabeza.



***************************************

Ya más tranquilo el jefe, los otros dos se dispusieron a trabajar, el pelirosa se sentía nervioso, las piernas y manos le temblaban, algo que notó su amigo, así que se acercó para tratar de animarlo.

—vas a hacerlo bien Shu — le dijo dándole unas palmaditas en la espalda.

—Hiro...yo...perdóname, soy un irresponsable —

—jeje eso ya quedó en el olvido — le sonrió y le dio con un ligero coscorrón —ahora ya estás aquí tonto, da lo mejor de ti — a cambio recibió aquella mirada amatista y una sonrisa nerviosa —Hi—

Después de una pequeña charla instructiva en la que el pelirojo le dio algunos consejos sobre lo que debía hacer, el menor se dio ánimos mentalmente, nunca había trabajado por lo tanto la inseguridad y el nerviosismo eran los que lo reinaban en esos momentos. Tomó aire y sostuvo bien su bandeja redonda, dio algunos pasos y salió por la puerta hacia el mostrador, dio algunos más, y de ahí hacia las mesas, observó el lugar y se dirigió a una de ellas. Estaban sentados dos hombres jóvenes con traje, al parecer estaban descansando del trabajo.

—buenos días— saludo haciendo una pequeña reverencia al acercarse apropiadamente —bienvenidos, ¿desean pedir algo?—

—claro — dijo uno de ellos —veamos...—observó con detenimiento la cartilla que contenía la variedad de postres que se ofrecían en la cafetería— quiero una rebanada de pastel de limón y un café con crema por favor, ¿y tu Key?— el otro hombre observó la cartilla— un café negro por favor —

Apuntó todo en una libretita morada —en seguida se los traigo —

—gracias—

Bueno, eso había salido bastante bien, se dijo así mismo mientras llegaba al mostrador y entraba por éste para encontrarse con su amigo.

—¿y bien Shu?—

—hasta ahora salió bien — dijo mientras le daba la hojita —espero seguir así —

—eres un tonto Shu—

—¡oye!—

—jajaja....bien, veamos...dos cafés...— con cuidado sacó dos lindas tazas de porcelana y preparó los correspondientes, después en un platito sirvió la rebanada triangular con un poco de crema batida —listo— Shuichi colocó todo con mucho cuidado en su bandeja redonda, y salió para llevarlos.

Colocó en la mesa cada respectivo pedido, y sonrió —buen provecho—

—Gracias—

Después de esa primera orden, lo demás le estaba resultando más fácil, aún estaba un poco inseguro, pero poco a poco estaba ganando más confianza.



***************************************************++

—muchachos, hoy fue un buen día — dijo Sakano-san ya cuando estaban cerrando —los veo mañana, gracias por su esfuerzo —

—nos vemos mañana jefe— los dos más jóvenes tomaron rumbo hacia el departamento del más alto. Ya era tarde puesto que las luces de la ciudad ya estaban encendidas. Caminaron tranquilos por la calle mientras decidían que era lo que iban a cenar.

—y bien Shu, ¿qué te parecía el trabajo?— observó al pelirosa que caminaba a su lado.

—me gustó mucho Hiro, el jefe siempre está alterado pero es una buena persona —

—jaja si—

—oye Hiro—

¬—hum—

—tengo mucha hambre, vamos por un poco de ramen y sopa miso, anda —

—pero en el departamento tenemos cosas para preparar —

—pero yo quiero sopa miso y ramen — pasó su mano por su pancita, sin poder evitar esos antojos terribles que le estaban acompañando.

—bueno bueno, con esos caprichos hasta pareciera que estas embarazado jajaja —

El menor detuvo abruptamente su caminar. —¿hum?— el mayor también se detuvo tras esa extraña reacción —¿qué pasa?—

-¿he?— los ojos amatistas lo miraron con cierto nerviosismo —¡no!— gritó dejando sorprendido al pelirojo y al darse cuenta de su error trató de parecer tranquilo, reguló su voz intentando que no temblara —no pasa nada jeje porque lo preguntas — aquellos castaños ojos de su amigo lo miraron tratando de escrutar algo, pero luego de unos segundos pareció restarle importancia al asunto —y bien Shu, vamos a cenar ya que también muero de hambre —

—siiii—


********************************************************

Esa semana no hubo ningún contratiempo, le iba bien en el trabajo, no había hecho nada mal...bueno nada que fuera tan tan taaan malo, sólo algunas tazas, platitos, y alguno que otro cliente habían sufrido las consecuencias. El jefe, Sakano-san lo regañaba casi diario, aunque más que dar miedo, lo único que daba era lástima, y es que el pobre hombre de gafas, era tan nervioso que cada rato Hiro tenía que prepararle un té bien cargado. Pero a pesar de todo eso, era un buen hombre que sólo se preocupaba por el bienestar del negocio, porque todo saliera bien, porque los clientes fueran bien atendidos, y por que ninguna pobre taza muriera en manos de cierto pelirosa (aunque muchas de ellas ya habían perecido).


Y así con rapidez llegó la segunda semana, los días habían sido lindos y soleados, la gente paseaba con suma tranquilidad por las calles, esa mañana igualmente el cielo estaba despejado con excepción de que un viento frío soplaba obligando a las personas a llevar abrigos para cubrirse de él.

En la cafetería Shuichi preparaba en la parte de atrás una copa pudin de vainilla y chispas de chocolate, en esos pocos días, había aprendido a preparar algunos postres, no era que fuera muy bueno en eso, la verdad el que los hacía era Hiro, y él sólo se encargaba de llenar las copas o cualquier recipiente donde fueran servidos, y de decorarlos, eso si se le daba muy bien, de hecho hasta Sakano-san lo había felicitado con lo bonitos y presentables que dejaba los postres, además de muy antojables.

—nee Hiro— miró a su amigo y éste le devolvió la mirada mostrándole que tenía su atención— gracias por todo — dijo mientras sentados en un puestecillo de comida bebía de su tazón de sopa miso.

El de la cabellera larga entornó la mirada sin comprender el porqué le estaba agradeciendo tan de repente, a lo cual Shu captó su desconcierto.

—sí, bueno, es que me has ayudado tanto — bajó el tazón, así como su mirada sintiéndose de pronto decaído —hasta me compraste ésta deliciosa cena —

Al ver es raro estado del menor, Hiroshi no estaba muy seguro de el porqué esa actitud, estaba desconcertado, a veces parecía que su pequeño amigo le estaba ocultando cosas, pero al poco rato trataba de convencerse de que sólo eran puras especulaciones suyas.

—ni lo digas Shu, eso no es ningún problema para mi, además tú no tienes dinero, tonto — miró que el de su lado seguía sin mirarlo, pero escuchó su voz nuevamente —cuando reciba mi paga...— sonaba baja y apagada —...yo seré el que te invite la cena —hubo un silencio intermedio, el pelirojo seguía sin comprender aquella decaída actitud, según ese día todo había resultado bien, excepto por la llegada tarde al trabajo, pero de ahí en más no recordaba ningún hecho que provocara ese estado de ánimo en el menor.

Shuichi miraba su tazón de sopa ya casi vacío, parecía estar ensimismado en éste, aunque realmente en lo que estaba perdido era en sus propios pensamientos, en lo que el rubio le había dicho esa mañana cuando lo detuvo saliendo del edificio departamental, ¿y si todo lo que dijo era verdad?, pues claro que todo era verdad, era cierto que él era un parásito que vivía a costa de los demás, era cierto que se aprovechaba de la amabilidad que le brindaban, era cierto que era un cobarde por ocultar las cosas, pero...eso nunca había sido su intención, nunca se aprovecharía de los demás, nunca había sido su intención el ser una molestia para nadie, aunque eso era lo que en verdad era: una plasta que sólo causaba problemas.

—oye— la voz de su amigo lo hizo volverse a la realidad y tras levantar la mirada se encontró con aquellas orbes castañas que lo miraban cómo tratando de pedir alguna explicación —te estoy hablando y tu ni atención me prestas—

—ho, lo siento Hiro, que me decías—

—Te estaba diciendo que parece que mañana amanecerá lloviendo— con su mano apunto al cielo, que aunque ya estaba completamente obscuro, tenía ese aire de que pronto la lluvia se haría presente.

—hum, ¿tú crees?— observó las pocas estrellas que podían distinguirse entre las ennegrecidas nubes.

—claro, mejor ya hay que ir a casa—

Así los dos amigos se levantaron de ahí y siguieron caminando hasta su hogar.



*********************************


Era de día, esa mañana como bien lo había predicho el pelirojo, unas nubes grisáceas cubrían el cielo azul, aunque algunos rayos de sol lograban filtrarse entre ellas, aún así no eran suficientes, hacía frio, era soportable, pero aún así obligaba a cargarse a los hombros un buen abrigo.

En cierto lugar, en el baño para ser mas precisos, un pelirosa de pequeña complexión luchaba contra los mechones de su cabello, que al parecer en la noche se habían desarreglado bastante, pasaba el cepillo por éstos en una lucha casi perdida puesto que los dichosos volvían a levantarse en un posición extraña, y por más que los empapó en agua, no parecían querer acomodarse. Con su mano los aplastó por milésima vez pero al quitarla, las rosadas hebras se elevaron sin piedad.

Suspiro rendido y salió del tocador encontrándose con su amigo, el cual lo miró de arriba a abajo deteniéndose especialmente en su cabeza. Se miraron serios por unos segundos mientras poco a poco una sonrisa se iba formando en los labios del más alto.

Las joyas amatistas le devolvieron la mirada pero advirtiéndole de abstenerse a ningún comentario.

—bien bien, no diré nada — dijo al notar esos amenazadores ojitos. Una sonrisa le fue devuelta —y dime...—observó de nueva cuenta los rebeldes mechones —¿qué quieres desayunar?..."pájaro desplumado"— los amatistas se abrieron con sorpresa y el pelirojo lanzo tremenda carcajada ¬—¡JAJAJAJAJA!—

—¡HIROOOOO!— se quejaba el menor con la cara roja.

—¡JAJAJAJAJAJA!—

—¡ME LAS VAS A PAGAR!— se lanzó contra su amigo y se le colgó de la espalda, el otro sin poder dejar de reír trataba de sacárselo de encima¬—¡JAJAJAJA YA TRANQUILO JAJAJA—

—¡DICES ESO PERO TE SIGUES BURLANDO MALO!— una sonrisa se formó en su boca y en venganza comenzó a hacerle cosquillas al otro que se retorció todavía riendo.



****************************************++

Después de una dura guerra de cosquillas y tonterías
, de un rico desayuno-preparado por Hiro— y de casi 10 minutos de espera en lo que Shuichi se decidía que sweater llevar, por fín habían salido del departamento. Al final sobre los cabellos rosados reposaba una boina con orejitas de gato, la cual servía tanto para cubrirse del frío, como también para aplastar los alborotados mechones.

Caminaron y tomaron el transporte hasta llegar a la cafetería.

—¿sabes Shu?, un día de estos voy a ahorrar tanto para poder comprarme una motocicleta— comentó al entrar al negocio.

—waaa Hro, te verías tan genial en una —

—jeje ¿tú crees?— apenado se llevó una mano a la nuca mientras pasaban por detrás del mostrador hasta la parte trasera en dónde se preparaban para laborar.

—¡claro!—

—muchachos no estén fanfarroneando y pónganse a limpiar las mesas — Sakano-san salía de su oficina con una taza de té en mano.

—Tranquilo jefe— dijo Hiro — en eso estamos—

Cada quien tomó su delantal -Shuichi aún no se convencía del todo con ese modelito que le había tocado- y se los colocaron, después salieron hacia las mesas y se dispusieron a limpiarlas, acomodarles los manteles con volados y asear el piso.

Estaba todo listo para que cualquier cliente pudiera disfrutar de un delicioso bocadillo dulce. El pelirosa y su amigo conversaban mientras le daban brillo a las cucharillas de los pudines y secaban algunas tazas. La puerta hizo el clásico sonido de campanilla, y por ella entraron los primeros clientes del día: dos chicas jóvenes que al parecer iban de paso hacía el colegio. Se acercaron al mostrador y en seguida fueron atendidas.

—Bienvenidas— las recibió Hiroshi.

—buenos días— saludaron las dos — quisiera algunas galletas — dijo una de ellas que llevaba atado el cabello castaño en una coleta.

—claro, de qué tipo de galletas le gustaría—

—hum...quiero una caja de galletas de chocolate, quiero 5 de mermelada de arándano y ...quiero algunas de esas—apuntó hacia el vidrio del mostrador en donde se exponía una charola cuadrada con galletas en forma de corazón.

http://lasdeliciasdevivir.files.wordpress.com/2011/01/galletas_san_valentin_1.jpg
http://www.ricoysano.com/wp-content/uploads/2012/05/galletas-de-mantequilla.jpg
http://thebreak.com.mx/wp-content/uploads/2012/04/galletas011-340x310.jpg

—¡oye vas a engordar si comes tanto!— le replicó la otra chica de clara cabellera tratando de burlarse de ella.

—no me digas, si tú eres la primera en abrir la caja y zamparte 5 de golpe— se mofaba la otra.

—¡es que están deliciosas! —

Las dos se callaron de inmediato y se giraron al darse cuenta de cierto pelirojo que las miraba con una gota en su cabeza. Las dos se dieron coscorrones entre ellas y al final la primera terminó el pedido aún muerta de vergüenza.

—arigato— agradecieron y salieron del negocio.

Hiro también agradeció y después se giró hacia su amigo, éste miraba perdido la puerta de entrada por el que las chicas acababan de salir. Extrañado pasó su mano frente a sus ojos y de inmediato lo despertó del sueño en el que estaba teniendo despierto.

—¡waaaa! ¿qué decías Hiro?— lo miró tratando de disimular notando que su amigo lo miraba extrañado y con una ceja levantada —yo no estaba diciendo nada— dijo sin dejar de observarlo.

—¿ha no?— el otro negó— ha, gomene, es que estaba un poco distraído jeje— sacó la lengua en señal de vergüenza.

—sí, ya me di cuenta, estabas perdido en tus pensamientos—

—jeje lo siento— pidió disculpas mientras el más alto seguía sin quitarle la mirada.

—dime en que pensabas— dijo de pronto con seriedad y asustando al menor.

—¡waaa! Hiro cómo quieres que te lo diga si me lo dices de esa forma —

—Shuichi...— lo amenazó con la mirada

—ha bueno ya, hum, no es nada importante Hiro— se rascó la cabeza— sólo...sólo estaba recordando que éstas fechas eran días de exámenes en...la escuela— a cambio recibió una mirada confundida.

—¿la escuela?— era cierto, desde hace días que tenía esa duda —Bueno, si, lo he estado pensando y pues soy sólo un poco más grande que tú, tengo 19 y abandoné la escuela porque decidí trabajar, pero tú...¿Shu? ¿por qué dejaste le escuela?— tras esas palabras obtuvo una mirada de sorpresa por parte de las dos amatistas que lo miraban, cómo si no supiera que responder, como si tuviera miedo de dar explicación alguna.

De inmediato a su mente llegaron todos aquellos sucesos por los que había pasado, el día que fue a aquella fiesta, la noche en la que despertó desnudo y ultrajado, llegó el día en el que tuvo que darse de baja en la institución para evitar habladurías en cuestión a su embarazo. Miraba aquellos ojos castaños que lo miraban tratando de obtener una respuesta, pero no sabía que decir, tenía miedo de dar explicaciones, tenía miedo de que al saber toda la verdad, su amigo lo rechazara con asco.

De pronto la campanilla de la puerta de vidrio se escuchó por el lugar, rompiendo el incómodo silencio en el que se habían sumergido los dos.

Tres amigos entraron y se acomodaron en una de las mesitas, uno de ellos era de estatura mediana, los otros dos con rostros más serios eran más altos que él. El más chico de azulada cabellera tomó el menú y los otros dos se sentaron a cada uno de sus lados.

Shuichi aprovechó la oportunidad y salió para atenderlos, al dar un paso, sintió como su cuerpo temblaba al igual que su corazón estaba acelerado golpeteando contra su pecho. Se detuvo frente a la mesa y saludo cordialmente, después tomó las órdenes pedidas.

—yo quiero un gran helado de fresa, quiero dorayaki, pastel de chocolate y también...—

—hey tranquilo déjame algo a mi— le dijo serio pero un tanto divertido el chico alto a su derecha.

—jeje—

—hey, déjalo que pida lo que él quiera— dijo el de su izquierda mientras le despeinaba el cabello.

Los dos se miraron echando chispas con la mirada mientras el de en medio ni cuenta se daba.

Al final cada uno también pidió su postre-todos en base a los gustos del pequeño de en medio-

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Tras comprobar que no olvidaba nada Shuichi regresó con ellos y les entregó a cada uno su orden. De los tres, uno degustaba feliz su dulce postre, y dos de ellos se miraban lanzando rayos de sus ojos. El pelirosa los miró y sonrió *jeje un triangulo amoroso ¿quizás?* pensó mientras regresaba detrás del mostrador. Suspiró y se dedicó a atender a las personas que entraban.

Pasado el medio día, mientras Hiro preparaba algo de crema batida, nuevamente el sonido de la puerta se hizo presente, anunciando así la llegada de un nuevo cliente. El menor tomó su bandeja redonda y se dirigió hacia la mesita que recién había sido ocupada, iba un poco distraído ya que el delantal se le había desacomodado, ya llegando, se acercó y levantó la mirada, iba a dar la bienvenida como siempre, pero su voz nunca llegó.




Continuara..................


Notas finales:

les gusto?? haaa espero que si, espero me dejen su lindo comentario y si tienen algunas ideitas pues también son bienvenidas n.n

saludos! sean felices! disfruten la vida y hagan el bien, y cuiden mucho a los animalitos!!!

nos leemos luego!!!!


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