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Antojo de amor. por sorasunao

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Notas del capitulo:

Kyaaaaaaaaa!!!!!!!!!!! >u< ya llegué!!!!!!! Haaa ¡!!! Jeje bueno ahora que ya rompí las ventanas con mis gritos xD mejor subo la continuación del fic n.n

Iba a subirla ayer viernes, pero por una cosa y la otra, sumadas a que tenía tarea ¬¬ (odio la tarea) pues no pude, así que iba a subirlo hoy sábado en la mañanita, muy tempranito, pero…me quedé dormida precisamente porque ayer me desvelé y ¿adivinen qué? Pues que me acabo de levantar n_nU sip, son las 2:39 de la tarde y apenas y me bañe jeje es que estaba haciendo frio y yo estaba muy agustito.

Bueno ya no las aburro con mis historia de mi vida aburrida, ustedes ya han de estar gritando algo así como…” ¡Sube el maldito capitulo de una vez y deja de hablar tanto!”

x.x ok, ya lo subo…

haaaaaaaaa!!!!!! Pero primero quiero agradecerles a todas aquellas lindas y hermosas personitas que me regalaron su hermoso comentario, muchas gracias!!!! *hace reverencia*

Fo Nuinelli

shuichi.usagi

gemma

dulce_kokoro

Amethyst Tilly

zeldenciel shuichi

muchas gracias!!!

Y también agradezco a todas esas personitas anónimas que me leen… yo los puedo ver muajajaja naaa xD mentira, pero también les agradezco mucho el que se puedan pasar por mi fic n.n

Haaaaaa bueno ya me callo pues, y mejor subo la continuación. (gravitation no me pertenece, si no a Maki Murakami)

Nos leemos más abajo!!! ^u^

 

Capitulo 3. "No creo"

 

 

Caminó y se detuvo al ver que el otro también se detenía frente a la puerta, el pelinegro lo  miraba sonriendo tontamente, pero no había nadie más que ellos dos. El pelinegro notó la mirada  desconcertada del rubio, y se dio cuenta de que "él" tenía miedo y vergüenza, y no se dejaba ver,  así que dio un paso hacia un lado y un pequeño jovencito quedó a la vista del mayor.

 

—Eiri — le habló —Él es Shu —

 

El rubio bajó un poco la mirada, y se encontró con un par de grandes ojos, cristalinos, y de un  hermoso color amatista.

Frente a él se encontraba un jovencito de unos 18 años, sus cabellos eran extrañamente rosados enmarcando perfectamente ese rostro aniñado, su piel era acanelada, a simple vista se notaba suave y tersa.

Eiri lo miró un segundo, ese niño se le hacía que lo había visto en algún otro lugar, pero nada se le vino a la mente. Notó que llevaba en sus manos una mochila, y al ver a Yuki, hizo una reverencia en modo de saludo.

 

—Mucho gusto, soy Shuichi Shindou — se incorporó y el rubio pudo notar mucho mejor ese rostro, de mejillas rosadas y labios finos, además de esos hermosos ojos que pudo notar algo enrojecidos, como si anteriormente hubiera estado llorando.

 

 

—pero vamos Shu, no seas tímido — Tatsuha lo tomó del brazo y lo adentró al departamento. El pelirosa no habló, simplemente se dejaba hacer, como si estuviera en una clase de trance pues su mirada era baja y mostraba una expresión de tristeza y desolación en ella.

 

—Mira, toma asiento — el pelinegro lo condujo hasta la sala y lo sentó en uno de los sillones. Mientras tanto Yuki los seguía de cerca aún con bastantes interrogantes en la cabeza.

 

 

—Tatsuha —lo llamó mirándolo con advertencia.

 

—Aniki, de ahora en adelante Shu, vivirá aquí—

 

— ¡QUE!— como siempre el idiota del pelinegro tomaba decisiones sin antes consultárselo, y eso era algo que lo sacaba de quicio.

 

—jeje, así como lo oyes, además no creo que haya ningún inconveniente porque...—

 

— ¡¿estás idiota?! — lo interrumpió el rubio — ¡como se te ocurre semejante estupidez! —

 

—¡Ho! vamos Eiri —

 

— ¡definitivamente NO! —

 

— ¡vamos, no seas tan egoísta! —

 

Los dos Uesugi estaban a punto de matarse cuando recapacitaron en que había alguien más ahí con ellos. Pero al parecer el chiquillo peli rosado estaba en su propio mundo, porque seguía en silencio y con la mirada perdida.

 

—Escucha aniki — Tatsuha se puso serio, bajando la voz — Shuichi ha pasado por mucho, no puedo dejarlo solo —

 

—no voy a ser la niñera de un mocoso desconocido  y ni aunque lo conociera, definitivamente NO—

 

—Eiri, el acaba de perderlo todo, en verdad te pido esto como un favor —

 

—no entiendo nada de esto —

 

—te lo explicaré luego — dijo el pelinegro cerrando los puños con fuerza — pero no frente a Shu —

 

—sólo dime una cosa...¿quién es él? —

 

El pelinegro suspiró — es un amigo mío, lo conozco desde hace un año atrás —

 

—...........—

 

—él...él...está esperando un bebé —

 

—… ¿Qué? — no dio mucho crédito a sus oídos.

 

—Pues eso…que él está embarazado — repitió bajando un poco la voz.

 

 

El rubio abrió los ojos sorprendido, ya se imaginaba que su hermano por andar con medio mundo  de cama en cama iba a terminar con esa clase de "error", pero más valía preguntar a sacar conclusiones un tanto arriesgadas —idiota...No me digas que...tú eres el...—

 

—Te equivocas, yo no soy el padre — contestó adivinando lo que estaba pensando el rubio.

 

—entonces que tiene que hacer él aquí — refiriéndose al menor — si se fue y se revolcó en la cama de cualquiera no es mi culpa —

 

— ¡Eiri! —

 

 

El pelirosa pudo escucharlo todo, y rápidamente sus ojos se llenaron de lágrimas.

 

— ¡Eiri, mira lo que hiciste no vez que...!—

 

—Descuida Tatsuha— lo interrumpió —lo sé — dijo con voz apagada — todo esto es mi culpa, y no tengo el derecho de pedirle nada a nadie —

 

—Shu, nada de esto es culpa tuya —

 

—Tatsuha — ahora fue turno del rubio para interrumpir — no trates de excusar a este mocoso — dirigió su mirada hacia el pelirosa y se dirigió ahora a él — yo no me voy a creer tu cuento...no trates de parecer inocente, porque la verdad es que eres alguien que por lo que puedo ver se abre de piernas para cualquiera — el menor abrió los ojos con sorpresa y al instante las lágrimas se agolparon en sus ojos.

 

El rubio le lanzó una mirada de desprecio, dio media vuelta para irse hacia su estudio.

—¡Eiri! — le llamó Tatsuha pero de inmediato giró hacia el menor, viéndolo con el rostro entre sus manos, llorando lastimeramente, y lo único que pudo hacer, fue sentarse a su lado y pasarle un brazo por sobre sus hombros, en un intento de darle apoyo...

 

 

*********************************

 

 

Llegó a su estudio y cerró la puerta, dirigiéndose hacia su escritorio, se sentó frente a su portátil, aunque a decir verdad en esos momentos no deseaba escribir. Se sentía molesto, el que tanto amaba su preciada soledad, y ahora venía el idiota de Tatsuha y le embarraba a un mocoso que tal  vez trabajaba de puta.

 

Este era SU departamento, Tatsuha estaba loco si pensaba que él iba a aceptar que alguien más viviera ahí. Él no era ningún salvador para andar dándole asilo a mocosos perdidos, y mucho menos a mocosos que se hacían pasar por inocentes, cuando lo más seguro era que de eso no tenía ni un pelo. Yendo de cama en cama y dejando que cualquiera se lo folle. Pero él, Yuki Eiri no era ningún idiota, y no se dejaría llevar por ese cuento.

 

Eso pensaba, hasta el momento en que su teléfono celular comenzó a sonar, cortando sus pensamientos y obligándolo a contestar "cortésmente".

 

—¿qué?—

 

Una voz femenina se escucho al otro lado de la línea — hola guapo, ¿me recuerdas? soy Haruka —

 

Y ablando de prostitutas, aquí estaba una de esas mujeres que sólo se le acercaban por dinero, aunque pensándolo bien...¿Haruka? ¿qué Haruka?. La verdad nunca le importaba saber el nombre de las mujeres con las que se acostaba.

 

—.......—

 

—La otra noche la pasamos maravilloso — decía la mujer con tono seductor — que te parece si hoy me invitas a salir y de ahí nos vamos al hotel —

 

Con que al hotel he, de hecho no sonaba tan mal.

 

El rubio se pasó una mano por sus hebras doradas —está bien — usó esa voz que sabía que nadie resistía — nos vemos en 20 minutos en el "Bar Nocturno" —

 

—ok, te estaré esperando —

 

La llamada se finalizó y Eiri pudo mirar el reloj que tenía sobre su escritorio. De hecho ya era tarde, 12:30 de la noche para ser exactos, la hora perfecta para salir y buscar algo de sexo con mujeres fáciles que no se daban a respetar. Y qué mejor que empezar con la tal Haruka, aunque ahora que  lo meditaba, había conocido a esa mujer en uno de los tantos bares que frecuentaba, y se la había follado casi a la media hora de haberla conocido.

 

Pues bien, el plan era el mismo de siempre: salir, beber un rato, y después tener sexo para después dejar a la mujer abandonada, después de todo, no era que le importara, ni mucho menos que le interesara en lo más mínimo.

 

Así que con ese plan, salió de su estudio, con destino a la puerta de salida del departamento, pero no sin antes, pasar por la sala para recoger su saco que había dejado en el sofá, divisando al llegar, la pequeña figura de una persona sentada en éste.

 

—Creí haber dicho que no quería a nadie aquí —le habló con el tono de voz frío y denotando desprecio.

 

—Lo siento — contestó el pequeño pelirosa — Tatsuha salió y me dijo que lo esperara mientras tanto —

 

—Puedes esperarlo en la calle, o mejor dicho, en la esquina en donde trabajas — una sonrisa arrogante se formó en sus labios, y el menor sólo se limitó a mirarlo apretando sus puños —¿o qué?, no me negarás que eres una sucia puta —

 

Aquellos puños se cerraron aún con más fuerza, y el menos se puso de pie, mostrándole al rubio unos ojos húmedos pero desafiantes —usted no tiene derecho a decirme esas cosas —

 

—Sólo digo lo que veo — continuo Yuki sin retroceder — dime ¿a caso te follaron tan duro que quedaste preñado? —

 

Esos ojos amatistas se abrieron pasmados y comenzaron a dejar escapar las lágrimas.

 

—Yo no me he tragado tu mierda de historia, yo no soy tan idiota como Tatsuha, tal vez quieras dinero, o no sé cuáles son tus estúpidas intenciones, pero sólo te digo, que no me metas a mí en tus problemas —

 

El pelirosa sollozaba sin poder contenerse, se sentía más que humillado, más que pisoteado y decidiéndolo de una vez, tomó la mochila que llevaba consigo, y salió del departamento al ser tratado de esa forma tan cruel, como basura.

 

 

 

*************************************************

 

 

 

Abrió la puerta con la copia de las llaves que tenía del departamento.

 

—Estoy de vuelta — anunció mientras se quitaba los zapatos y se dirigía hacia la sala, encontrándola vacía —Shu — lo llamó buscándolo con la mirada 

—Shu donde éstas —

 

—Ese chiquillo ya no está aquí — dijo el rubio saliendo de su habitación y yendo hasta con Tatsuha.

 

—¡¿qué?! Pero, ¿dónde está? — su mirada se tornó preocupada.

 

—Le dije sus verdades y salió de aquí — contestó Yuki sin darle importancia al asunto, tomando las llaves de su auto.

 

—aniki, necesito saber si Shu está bien —

 

—quien sabe —

 

—-es peligroso que ande afuera solo y a estas horas—

 

—enserio no me digas que le crees, eres tan idiota Tatsuha, ese mocoso lo único que está haciendo en verte la cara de estúpido —

 

—Tú ni siquiera has escuchado la historia completa, Eiri dale una oportunidad —

 

— ¿oportunidad de qué?, ¿de qué es un inocente desamparado?, lo único que tengo bien en claro, es que ese mocoso es una puta, y tú estas cayendo es su jueguito, y ablando de putas, tengo que irme a cojer a una —

 

El rubio ni siquiera se quedó a escuchar los reclamos del pelinegro. Tomó su saco y salió sin importarle las veces que lo llamaba.

 

Cuando estuvo fuera del edificio, y ya arriba de su auto, condujo hasta el lugar en el que había quedado de verse con la mujer: un bar de fachada un tanto elegante, en el que había una barra y varias mesitas. El lugar era muy amplio y confortable, y las voces de las personas se escuchaban en el lugar. El rubio llegó y se acomodó en un banquito de la barra, e inmediatamente pidió un whisky mientras esperaba a que la dichosa Haruka hiciera su aparición. Mientras tanto se limitaba a beber y perderse en sus pensamientos, mientras de vez en cuando miraba las curvas de las mujeres hermosas que pasaban junto a él.

 

En la entrada divisó a una curvilínea chica, de largos cabellos castaños, y ojos claros, llevaba una blusa roja muy escotada, dejando ver descaradamente sus muy pronunciados pechos, una falda negra y corta que se pegaba a sus caderas, y una largas botas igualmente negras. El atuendo era  revelador y descarado, lo que decía mucho de la actitud de la mujer, pues con solo mirarla, cualquiera se podría dar cuenta de que era una facilona. 

Busca con la mirada a alguien, y lo encontró sentado en la barra, así que se le acercó caminando provocadoramente, y se sentó en otro banquillo junto a él.

 

—Hola guapo, perdón por hacerte esperar — dijo con voz seductora.

 

—hum — contestó el rubio sin mirarla, mientras le daba otro trago a su segunda copa.

 

—y dime, me has traído flores o algún regalo —

 

—¿por qué debería de haberte comprado algo? — preguntó el rubio aún sin mirarla. La verdad era muy común para él encontrarse con esa clase de mujeres, interesadas sólo en el dinero y en lo que pudieran conseguir con él.

 

—pues porque somos amantes — contestó la curvilínea acercándose más hacia el rubio, tratando de coquetearle.

 

—¿Amantes?, ja, si claro — contestó sarcástico. Como si fuera posible que él anduviera con una mujer como esa, que se acostaba con medio mundo.

 

—ho, pero que malo eres — se pasó una mano por sus largos cabellos, tratando de fingir inocencia, algo que estaba muy lejos de ella.

 

¬—vas a tomar algo o te vas a quedar nada más viendo —

 

—¿me estas invitando una copa? eres todo un conquistador —

 

—Sólo pide el maldito trago — le dijo con voz fría y fastidiada.

 

—está bien, pero sólo si me prometes llevarme a la joyería después de esto —

 

El rubio no dijo nada, pero en su semblante se notaba que estaba bastante irritado, y no ayudó mucho en su humor, el que al establecimiento entraran 

2 jóvenes conversando animadamente en voz alta y se sentarán justo a un lado, en los bancos que le seguían al de donde estaba él.

 

Haruka pidió su copa: un Mint Julep; una bebida preparada a base de la combinación de whisky con hojas de menta, entre otros demás ingredientes — ¿y bien? — Miró al rubio mientras le servían— ¿a qué hotel piensas llevarme? — comentó con descaro y sin pudor alguno. El rubio no respondió, y es que los que se encontraban sentados al lado suyo, no paraban de reír y hablar con sus molestas voces.

 

—Oye — lo llamó la chica ya un tanto ofendida, porque por más que le hubiera coqueteado, él parecía no dar señales de caer ante sus encantos. El rubio se giró para mirarla —no lo sé —

 

Ante tal respuesta tan seca, la mujer se limitó a seguir bebiendo de su copa, ¿a caso ese rubio no se encontraba atraído con sus encantos?

 

Se quedaron en silencio por varios minutos, aunque la chica castaña, hacía todo lo posible por llamar la atención del otro, hasta que al final, decidió que era un caso perdido, y que lo mejor era que se fueran directo a algún hotel, pasar la noche, y tal vez convencerlo de comprarle alguna  que otra joya de esas que cuestan cantidades bastantes grandes.

 

—jajajaja — entre el murmullo de las demás personas que se encontraban en el lugar, se alcanzaba a escuchar la conversación de los de a un lado — no puedo creerlo — decía uno de los dos chicos, mientras el otro sonreía con soberbia.

 

—Sabes— Haruka volvió a captar la atención de Eiri — ayer me pasó algo muy interesante... — y comenzó su larga conversación en la que el rubio ni siquiera se dispuso a escuchar. Bebía de su trago en silencio y con la mirada hacia el frente, mirando cualquier punto, aunque a sus oídos aún podía llegar lo que los dos a su lado estaban hablando.

 

—Si — decía un chico de cabellos negros — esa noche fue lo que tanto estuve esperando jajaja — se mofaba con voz altanera.

 

—jajaja no puedo creer que haya caído en todas tus mentiras — lo apremiaba el otro.

 

—El chico era bastante inocente, o mejor dicho, era tan idiota que el muy ingenuo creyó en mis palabras, y vaya que me costó conquistarlo —

 

—Jajaja me imagino su cara cuando se enteró, pero me lo hubieras prestado un rato, era muy lindo y qué decir de ese cabello tan rosa, era tan exótico, yo también quería follármelo —

 

"Rosa", esa palabra llegó hasta Eiri, y aunque Haruka estuviera hablándole de quien sabe que mierda, prefirió prestar más atención a los de su lado.

 

—Pero entonces por eso desaparecieron tú y él esa noche — pidió otro trago.

 

—así es, él es un chico ingenuo, y nunca se dio cuenta en el momento en el que puse alcohol a su bebida — se mofaba el pelinegro con voz burlesca — dijo que sabía extraño, y es ese momento le dije la verdadera razón de todo, jajaja deberian se haber visto su cara cuando lo detuve de irse y creo que fue demasiado alcohol el que puse porque inmediatamente cayó rendidito a mi jajaja, lo llevé hacia una de las habitaciones que rentaban en ese bar, deberías haberlo visto, iba desmayado completamente, y llegando ahí lo tiré a la cama —

 

—jajaja ya lo imagino —

 

—después de eso, le quité la ropa y me lo folle bien duro —

 

— jajaja y a los pocos días te llama jajaja enserio era tan idiota el pensar que sentías algo por él, si lo único que buscabas era darle por entre las piernas y después dejarlo jajaja—

 

—¿me estas escuchando? — una voz llegó a sus oídos, los cuales habían estado perdidos en la conversación ajena. — Giró su rostro y se encontró con el de Haruka — vamos al hotel a divertirnos todo lo que resta de la noche — se insinuó seductoramente al rubio.

 

— Me aburres — fue lo que contestó a tan candente propuesta.

 

—¿he? —

 

—Eres fastidiosa y aburrida — se levantó de su lugar, y salió por la puerta del bar, dejando unos billetes en la barra, y a la chica sumamente molesta.

 

Se encaminó hasta donde había dejado estacionado su mercedes, y ya arriba, condujo sin rumbo alguno, deambulando por la calles que a esa hora de la noche eran transitadas por uno que otro auto. El silencio era presente dentro del vehículo, y con repentinas ganas de fumar, se dirigió al parque por el que ya se le hacía costumbre dar paseos nocturnos. Pero esta vez no era que necesitara inspiración, esta vez sólo deseaba despejarse un poco, fumar, y respirar un poco de aire limpio. Así que se dirigió con ese rumbo.

 

 

Caminaba ya entre las farolas que iluminaban el parque, había estado recargado en un barandalillo que daba una perfecta vista de la ciudad, fumando y dejando que el viento se llevara el humo que soltaba. Hacía frío pues ya pasaban de las 3 de la madrugada. Se dispuso a caminar sólo un poco más, disfrutando de la soledad y el silencio, que, a excepción del ruido de los insectos, reinaban en el lugar. Tiró la colilla de su cigarrillo, y la pisó con su zapato, siguió caminando y a unos cuantos metros pudo vislumbrar algo.

 

 

 

*****************************************************

 

 

¿Porque le sucedía esto a él? Ahora que se supone que debía hacer, si no tenía a nada ni a nadie. Tal vez se lo merecía, pero ahora que necesitaba ser fuerte, era cuando más débil se sentía.

 

Ahora si lo había perdido todo, y había sido por su culpa, por ser tan ingenuo, por no hacerle caso a las personas cuando se lo decía. Pensando en todo esto, se encontraba sentado en una de las banquitas del parque, y es que ese era el único lugar en el que se le había ocurrido ir, porque su  cabeza ya no daba para más, todo se había vuelto negro en su vida, y él había quedado en una especie de shock en el que no sabía qué hacer ni hacia donde se dirigía, no estaba consciente de sí mismo, parecía que se encontraba en una pesadilla de la que no podía despertarse, todo su mundo, toda su vida se había derrumbado en tan sólo unos días...

 

De pronto sintió la presencia de alguien sentado a su lado, y por instinto más que por otra cosa, giró su rostro percatándose de que cierto rubio estaba a sólo un metro de él. ¿Cuando había llegado?, ni siquiera lo sabía, pero en esos momentos no deseaba hablar con nadie, y es que sentía que por más que lo intentara, las palabras no le saldrían de la boca. Realmente no tenía ganas de nada, simplemente quería desaparecer, esfumarse, tal vez morir sería una buena idea.

 

Mientras tanto, Eiri que en esos momentos tenía su semblante hacía el frente, desvió la mirada hacia el chiquillo con el que se había encontrado, y el cual parecía no haberse percatado de su presencia, pues sus ojos estaban opacos y miraba al frente, hacia la nada, con expresión cansada y  deprimente.

 

Sólo el ruido de la noche era lo que rompía el silencio, las farolas iluminaban el lugar, la luna se erguía a lo alto del cielo estrellado, un paisaje hermoso, pero a la vez triste y melancólico.

 

El rubio quitó su mirada del menor, y se pudo a observar la obscuridad que había sobre ellos, la cual era adornada por brillantes estrellas silenciosas.

 

—...........—

 

—...........—

 

—así que te traicionaron — sus labios pronunciaron esas palabras ,interrumpiendo el  profundo silencio.

 

Nadie le respondió, el pelirosa seguía muerto en vida, su mirada perdida continuaba mirando hacia el frente. Pero de pronto, de esos ojos fluyeron lágrimas, recorriendo sus mejillas se perdieron hasta caer. No dijo nada, no reacciono.

 

—Tantas malas emociones no son buenas para ese bebé que llevas dentro — esas palabras parecieron surtir efecto en el menor, pues con lentitud giró su rostro húmedo, hasta mirar al mayor.

 

—no quiero que nada le pase a mi bebé — lo dijo con voz suave y débil, tan triste que pareció un leve susurro, mientras nuevas lágrimas fluían de sus apagadas amatistas.

 

—Tatsuha aún debe de estar como loco buscándote —

 

— ¿él te contó todo? — desvió su mirada hacia sus manos que reposaban en sus piernas.

 

—Él no me ha dicho nada — respondió — es un idiota, pero se ve que le preocupas — se incorporó de la banquita —debemos avisarle que estás conmigo antes de que cometa alguna burrada — caminó unos cuantos pasos pero se percató de que el menor seguía sentado — ¿no vas a venir? — la cabecita pelirosa negó cabizbaja, a lo que el rubio suspiró — no eres nada de eso — habló, y recibió como respuesta una mirada llena de dudas — lo que dije en el departamento, sobre que te abrías de piernas a cualquiera, sobre lo de que eras una puta...— suspiró nuevamente — no eres ninguna de esas cosas...aunque aún sigo pensando que tú tienes parte de la culpa en todo esto — los ojos del pequeño se humedecieron y nuevas lágrimas surgieron de  ellos — ahora deja de hacerte el idiota y vamos al departamento — continuó su rumbo hacia su auto, escuchando como tras él, unas pisaditas lo seguían un tanto alejadas.

 

*****************************************

 

 

Tatsuha iba y venía de un lado a otro en el departamento, estaba inquieto, y no podía mantenerse en un solo lugar, y es que desde que recibió la llamada de Eiri diciéndole que había encontrado a Shu, no había estado ni un segundo quieto. La verdad es que lo apreciaba mucho, ese chiquillo era  lindo e hiperactivo, de hecho, cuando se enteró de lo que le habían hecho, estuvo a punto de ir y matar a ese maldito que se había atrevido a lastimarlo, de no ser porque él mismo Shuichi lo había detenido, le hubiera partido la cara al infeliz ese.

 

El sonido de la puerta se escuchó, sacándolo de su sopor al ver a su hermano y al pelirosa entrar por ésta.

 

—¡SHU!— gritó y preocupado fue hasta donde el menor que en esos momentos se estaba descalzando, y lo abrazó con fuerza —¡Shu!¡¿Dónde habías estado!?

¡¿He estado como loco buscándote?! — lo metió a la sala aún sin soltarlo.

 

—me estas asfixiando — dijo una vocecilla que sonaba ahogada.

 

—¡ha! jaja lo siento — por fin lo liberó, cambiando a una expresión más seria — ¿a dónde habías ido Shu? —

 

—Lo encontré en el parque — contestó el rubio que también había entrado detrás de ellos.

 

—¿a estas horas?, Shu eso es muy peligroso —

 

—Perdón — contestó con la mirada baja.

 

—escucha Shu, yo sé que todo es culpa de mi aniki, es que mira, el es un amargado y todo eso —

 

—cierra la boca idiota —

 

—Como sea — continuó el pelinegro — Shu, debes de tener sueño...hum...creo que tenemos que preparar algo en lo que puedas dormir —

 

—Tatsuha, no me digas que sigues con la estúpida idea de que se quede a vivir aquí —

 

—ho, vamos Eiri, el es muy tranquilo, bueno...aunque a veces también es algo inquieto —

 

La voz seria del rubio interrumpió —Tatsuha, el mocoso no es ninguna mascota —

 

—pero necesita ayuda —

 

—........—

 

El silenció reinó durante un tiempo, hasta que el rubio decidió hablar.

 

— Se quedará aquí — el pelinegro lo miró con emoción — pero eso no quiere decir que yo lo haya aceptado... — la sonrisa del hermano menor se esfumó — con el simple hecho de que no se cruce en mi vista y que haga como que no existe, entonces estará bien —

 

El pelirosa que se encontraba sentado en el sillón, comenzó a llorar, llevándose las manos al rostro y tratando en vano de detener sus lágrimas.

 

—Maldición Eiri — le reclamó el pelinegro —porque no tienes un poco más de sensibilidad —

 

—dije que se quedaría aquí, eso es lo que querías ¿no? —

 

—pero...—

 

—ahora dale unas mantas y déjalo en el sofá — dicho esto dio media vuelta y fue a encerrarse a su dormitorio.

 

****************************************+

 

 

 

Eran cerca de las 5 de la madrugada, dos ojos ambarinos se abrieron en la obscuridad de la noche, y él dueño de éstos, se incorporó en la cama, tenía sed, y que mejor que una buena cerveza para quitarla. Se levantó y salió en dirección a la cocina. Todo estaba obscuro y en silencio, sólo la luz de la luna iluminaba con los  tenues rayos que se colaban por el ventanal.

 

Caminó, pero de pronto, escucho un ruidito, se detuvo para aguzar el oído, los ruiditos al parecer provenían de la sala, y desviándose del camino, se dirigió hacia esta, encontrando en uno de los sofás a una bolita que temblaba en pequeños espasmos. Pudo observar cristalinas gotas que fluían de aquellos ojos que se encontraban fuerte mente cerrados, al parecer, el menor no se había dado cuenta de su presencia, y lloraba callando sus sollozos con una de sus manos.

 

 

El rubio, tras una pausa observándolo, en silencio regresó a su habitación...

 

 

 

*************************************************

 

 

 

—¡Buenos días Shu! —

 

El mencionado, abrió los ojos asustado y se levantó volando del sillón.

 

—jajajaja ¿por qué pones esa cara? — reía Tatsuha frente a él.

 

—¡mooo! — infló sus cachetitos con vergüenza.

 

—jajaja vamos, vamos, no lo hice a propósito, lo que pasa es que tú eres un pequeño miedoso —

 

—No soy miedoso — se quejó el menor con la carita enojada, mientras se acomodaba su camisa —me tomaste desprevenido —

 

--jeje bueno — le revolvió los rosados cabellos — quieres desayunar algo —

 

—Pero todavía es muy temprano — se talló un ojito.

 

—es mejor así, porque hoy tenemos muchas cosas que hacer Shu —

 

—.......—

 

 

EL pelinegro notó que el pelirosa no contestaba, en cambio se había llevado una mano hasta su frente—¿Shu?, ¿qué pasa? —

 

—no…no es nada, sólo me siento un poco mareado — trató de restarle importancia al asunto con una débil sonrisa—

 

—Mejor siéntate —lo miró con preocupación reflejada en sus obscuros ojos.

 

—yo..... —

 

 

—¡SHUICHI! —

 

 

 

************************************************

 

 

Cierto rubio salía de su habitación, rascándose la cabeza y con cara somnolienta.

 

El departamento se encontraba muy tranquilo, hasta que un fuerte gritó se escuchó, provocando que reaccionara y fuera directo hasta dónde creía que provenía, llegó con pasos rápidos a la sala, en dónde en cuestión de segundos pudo ver cómo el pequeño pelirosa perdía la conciencia, siendo detenido a tiempo antes de que callera al piso, por lo brazos de un asustado Tatsuha.

 

 

 

 

Continuará.........

 

 

Notas finales:

hola de nuevo!!! ¿saben una cosa? ya tengo hambre u_u no he desayunado...o mas bien a estas horas ya es comida, igual no he comido

Bueno espero les haya gustado este capítulo.

Me harían sumamente feliz, si me dejan su preciada opinión.

Nos vemos lueguito, les mando saludos!!!

ya me voy a comer itadakimasu!!!!!!!!! ~♥


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