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Fuegos artificiales por olgap_k

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Notas del fanfic:

Cursi, ridículo, no vale la pena, pero aún así, son mi otp y yo lo disfruté :D



Changmin, un día frío de invierno, decidió que no valía la pena seguir sintiendo eso que le hacía ser un poco estúpido y ridículo y le dejaba en vergüenza frente a Yunho, porque él tenía sentimientos por alguien más, así que en un suspiro que guardó en un frasco, expulso ese cariño ardiente y desesperado que parecía neblina danzante en aquel frasco frágil que escondió en uno de los cajones de su ropa.

Aprendió a vivir sin sentir de nuevo amor, demasiado ocupado en salir adelante, aprender a ser un mejor cantante y bailarín, y a sobrevivir en un mundo donde todos piden algo de ti y no te dan nada a cambio. Esa naturaleza abusiva del ser humano haciéndole agradecer que se hubiera deshecho de su amor por Yunho.

Y aún sentía admiración por él, claro que sí, pero su corazón ya no latía acelerado y sus ojos no brillaban como si guardaran una galaxia en ellos, iluminándose ante la presencia del líder, ya no más. Ahora le miraba y le sonreía, porque estaba agradecido de todo el afecto que el líder vertía sobre él y le respetaba por siempre cuidarle y darle consejos y ser el mejor mentor a la hora de aprender una nueva coreografía, incluso mejor que los expertos coreógrafos.

Al haberse sacudido al amor, anestesiado a su corazón por tiempo indefinido, pudo formar relaciones pasajeras, permitirse irse a la cama con algunos de sus compañeros, sin formar ningún vínculo estrecho que le dejara queriendo más, y era mucho más sencillo así, sin tener que sufrir desamores y decepciones.

Por eso, cuando la demanda tuvo lugar, no sufrió lo mismo que Yunho y pudo ser el soporte que éste necesitaba, le tendió una mano amiga y cuidó de él, como un amigo lo haría, no se desvivió por él, no sufrió cuando lo vio hiperventilar y encerrarse en su habitación para poder llorar a oscuras, escondido del mundo, no le dolió el alma ver como Yunho se desmoronaba, como todos sus castillos de arena se iban derrumbando.

Pero por el respeto que siempre le tendría, lo ayudó a levantarse, el sacudió el polvo, le regaló un poco de su tiempo, de su propia dedicación y fue escarbando en la montaña de emociones de Yunho, hasta que encontró esperanza y le quitó las telarañas, el polvo y la cuidó hasta que poco a poco, la luz que se había apagado, empezó a brillar de nuevo.

Continuaron así, hasta que un día, Yunho, como siempre, despistado y un poco torpe, entró a la habitación de Changmin, buscando un álbum de fotos que había visto al menor guardar en uno de sus cajones, también era bastante olvidadizo por lo que no recordaba en cuál estaba, y eso le llevó a buscar en todos.

Cuando abrió el tercer cajón, su mano rozó un frasco de cristal que sacó, haciendo caso a su curiosidad y lo elevó a la altura de sus ojos para poder observarlo, era un frasco que estaba vacío, pero tenía una etiqueta en la que el menor había escrito con letra clara "amor no correspondido", y había dibujado un corazón junto a los trazos elegantes de su letra.

Yunho sonrió y abrió el frasco, después lo acomodó sobre el buró, con la tapa a un costado y se olvidó del álbum de fotos que estaba buscando, cerró el cajón y abandonó en silencio la habitación, para ir a encerrarse en al suya.

Changmin estaba sentado en la sala, en el suelo, su espalda apoyada en el sofá, mientras veía un programa de televisión bastante aburrido, cuando se sintió raro, como si hubiese aspirado algo extraño, erróneo, prohibido, y empezó a toser, queriendo deshacerse de esa sensación en su garganta, que la hacía picar.

Pero no sucedió, cuando abrió los ojos, que guardaban lágrimas por el esfuerzo que había hecho para toser, el mundo parecía distinto a como ya se había acostumbrado a verlo, en ese momento todo parecía guardar una memoria de algún evento compartido con Yunho, y se levantó de golpe, sintiéndose de repente pesado e incómodo.

Abrió la boca y tosió de nuevo, queriendo así volverse a desprender de eso que estaba de nuevo en su interior, sofocándole, haciéndole sentirse dependiente de alguien, enfermo e incompleto, y al mismo tiempo le hacía sentir bien, lleno de esperanza.

Se dirigió a su habitación y cuando abrió la puerta, un gemido brotó de su garganta, uno de sorpresa ante la escena que se pintaba estoica ante él, un frasco donde había guardado todo su amor y esperanza, ese amor no correspondido con amargo sabor, estaba abierto, burlándose de él en silencio.

En un impulso que no pudo contener, se dirigió a su buró y tomó el frasco, para estrellarlo contra la pared y ver los miles de fragmentos en que éste se convirtió, como una explosión que reflectó la luz que se filtraba por la ventana entreabierta de su habitación, una lluvia de colores brillantes que le hizo sentirse débil.

Se derrumbó en el suelo y sintió como si su sanidad se le fuera de las manos. Yunho, sentía a Yunho en todo lo que veía, podía recordar aquella vez en que el líder había estado enfermo y se había rehusado a dormir en su habitación porque "la tuya es más cálida, Minnie", y todas las veces en que le despertó con una amplia sonrisa y cuando le arropó en aquella ocasión cuando el enfermo fue él.

—¿Estás bien, Changminnie? —escuchó tras él y el sonido de aquella voz melodiosa, como un remedio para su alma en ese momento torturada, le hizo girarse y mirar a Yunho con una adoración que no estaba acostumbrado a sentir, porque un día se la había arrancado del cuerpo.

Una negación, miró al suelo, volvió a negar y cerró los ojos.

—¿Qué hiciste, hyung? —preguntó y su voz estaba cargada de frustración.

Yunho se acercó, le rodeó con sus brazos y acercó sus labios a la oreja de Changmin.

—Te regresé aquello que habías perdido —y se separó lo suficiente para poder inclinarse de nuevo y darle un beso en la mejilla.

Changmin le apartó con un empujón, pero Yunho ni se inmutó, no borró aquella hermosa sonrisa de su rostro y le continuó observando, y Changmin permitió que la mirada de Yunho fuera aquello que sus emociones necesitaban para poder prenderse y empezar a elevarse, para concluir explotando en el cielo como fuegos artificiales.

No se movió cuando Yunho gateó de regreso hasta él y volvió a abrazarle, y tampoco se rehusó a aquel beso con sabor a tiempo perdido y a un futuro prometedor, que Yunho depositó sobre sus labios entreabiertos.

Era hora de empezar de nuevo.

-fin-

 


Notas finales:

Mañana voy a estar muy ocupada en el trabajo, pero intentaré avanzar Paralelos, porque no quiero cerrar el año debiéndoles durante tanto tiempo un capítulo nuevo D=


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