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What was Missing por arelii-ierOo

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Notas del capitulo:

Es un capítulo corto, pero muy importante *-*

Espero que lo disfruten ^^

Los recibieron una horda de esqueletos, ansiosos por las pieles de Fiona y Cake. Mentita caminó hacia el guardia de la entrada de la tierra de los muertos. Todos ahí la conocían, sin importar que tuviese otro cuerpo. En seguida, el guardia los dejó pasar y caminaron en silencio, únicamente observando a su alrededor.

 

Mentita se sentía bien al tener el libro entre sus manos, todo se hallaba a su favor.

 

Después de cruzar un río, llegaron al castillo de luz de la muerte. La construcción era completamente cristalina y brillante. Entraron sin ningún inconveniente, ya que sólo alguien que quisiese terminar con su existencia se atrevería a entrar ahí.

 

La muerte se hallaba relajada sobre un amplio sofá carmesí, practicando con algunos instrumentos. Detrás, se encontraba Marshall, colgado boca abajo por las piernas y ahora con su forma normal.

 

-Mentita, qué agradable sorpresa.- La muerte dejó a un lado sus instrumentos, saludando a Mentita sin darle importancia a su apariencia.- ¿Qué te trae por aquí?

 

-Sólo quería darte las buenas nuevas.- Levanto el libro, mostrando completamente su portada y sobre todo el título.

 

La muerte se sorprendió y se acercó para admirarlo mejor.- ¿Cómo lo obtuviste?

 

Mentita señaló con un dedo a Gumball.- Lo cambié por un favor. Tienes que liberar a tu prisionero.- Miró hacia donde estaba Marshall.

 

-¿Y qué hay para mí?- Protestó la muerte.

 

-¡Ya di mi parte!- Gumball contestó desesperadamente, no tenía nada más que ofrecer por Marshall.

 

Mientras tanto, el vampiro parecía estar en algún tipo de transe. Sus ojos continuaban abiertos, pero no miraban a algún lugar en específico. No se podía mover, las cadenas que lo sostenían estaban selladas por un hechizo, cualquier intento sería inútil.

 

-No haz cumplido con tu parte del trato.- La muerte observó su reloj de pulsera.- Te quedan 10 minutos y dudo que puedas traer a la reina helada como acordamos.- Gumball se sentía atrapado, todo había terminado, al no tener a la reina helada debería ofrecer su vida.- A menos…

 

-¿A menos?- Tal vez habría alguna esperanza.

 

-Quiero lo último que te queda.

 

El príncipe analizó sus posesiones, ya no tenía absolutamente nada más. Había perdido su reino, sus súbditos, sus experimentos, su riqueza, sus amigas si es que no les permitía salir de ahí, a Marshall… Luego de unos segundos lo supo, sí tenía una última posesión, una que tal vez no fuese muy importante, pero que si la muerte la tomaba era una vida de tortura garantizada.- No puedes.

 

-Puedo y lo haré si aún quieres salvarlo.- La muerte había ganado.

 

Gumball suspiró, no había otra salida.- Acepto.

 

La muerte sonrió y liberó a Marshall de sus cadenas. Aparentemente no había ocurrido nada, pero Gumball sabía que ya no era el mismo. El vampiro levito para no caer y miro el rostro decaído del dulce príncipe.- ¿Qué es lo que te quitó?- Preguntó casi en susurros, no quería conocer la respuesta, pero debía.

 

-Su inmortalidad.- Se apresuró en responder la muerte.

 

-¡¿Qué?!- Exclamaron al unísono Fiona y Cake.

 

Marshall tampoco lo podía creer, pero se limitó a no pronunciar alguna palabra.

 

Gumball miró al vampiro.- No tengo mil años como tú, -Giró para encontrarse con la rubia.- pero tampoco tengo 19 años como creías.

 

Marshall finalmente se acercó al príncipe.- ¿Por qué nunca me lo dijiste?

 

-No era importante.- Gumball miraba hacia el suelo.

 

-¿No lo era?- El vampiro quería abofetearlo, abrazarlo y llorar al mismo tiempo, pero no hizo ninguna de esas opciones. Gumball había renunciado a una larga vida junto a él, o incluso una vida vida próspera que sabría que el príncipe tendría.

 

La muerte pudo haber terminado con su sufrimiento con sólo pedírselo, pero no estaba en sus manos, Gumball era el que debía pagar y no él, por más que le suplicara, sabía que nunca le hubiese permitido hacerlo.

 

Hacía tanto tiempo que Marshall deseaba dejar de existir en el limbo, ni en la vida ni en la muerte. Había visto a tantas personas queridas morir, había sufrido la inmensa soledad que es vivir por siempre; y ahora que sabía que hubiera podido terminar con eso o vivir plenamente con su amado, lo destrozaba.

 

El dulce príncipe se encontraba deprimido, no quería responderle al vampiro, ya nada importaba, sólo el que ya estuviera a salvo.

 

Marshall lo abrazó con fuerza, no había nada más que hacer. Fiona y Cake los miraban, no creían oportuno interrumpirlos después de todo lo que habían pasado.

 

-¿Mencioné que ahora la Nocheósfera es mía?- Informo Mentita a la muerte, la cual esta muy emocionada.

 

-Quisiera escuchar más, pero aún tenemos unos cuantos invitados.- La muerte insinuó para que desaparecieran.

 

-Yo me encargo.- Con otro chasquido, Mentita los esfumó, devolviéndolos a Aaa.


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