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What was Missing por arelii-ierOo

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo *-* Espero que lo disfruten

Aparecieron cerca de los restos del dulce reino, sobre el césped. Marshall no dejaba de abrazar a Gumball, quien continuaba llorando.


-Creo que es mejor que los dejemos a solas.- Susurró Cake a la ojiazul.


-Pero debemos hacer algo.- Contestó Fiona.


-Ayudaremos más si vamos al reino desayuno.- La minina haló a su hermana para irse.


-Supongo que sí.- Pensó la rubia. Podrían apoyar a los príncipes desayuno para que la dulce gente se recuperara más pronto, también a reparar las partes dañadas del reino y ella debía estar al lado del príncipe flama.


Se escabulleron en silencio. Fiona era la más preocupada, no sabía acerca de la condición de Gumball.


-Bubba…- Marshall intentaba mirar el rostro del dulce príncipe, pero él se mantenía enterrado en el pecho del vampiro, mojando así su camisa a cuadros rojos y negros.-Bubba, estaremos bien… no quiero verte llorar.


Gumball negaba con su cabeza sin separar su rostro de su pecho.-No… nada estará bien.


-Vamos… seguimos vivos ¿no es así? Y podremos reconstruir tu reino, todo será como antes.- Marshall intentaba animarlo un poco.


-¡Nada será como antes!- Gumball por fin levantó su rostro, sus mejillas se encontraban húmedas.- ¿Qué voy a hacer? ¡No me queda nada!


Al ver sus lágrimas, Marshall no pudo evitar derramar algunas también y lo abrazó con tanta fuerza como nunca lo había hecho antes.-Me tienes a mí, ¿lo olvidas?- Ambos quedaron abrazados, sin pronunciar ni una palabra, hasta que su respirar se coordinó y pararon de llorar. Marshall se separó un poco del príncipe y acomodó su cabello rosado que se había desordenado al estar en aquella posición. Acarició su mejilla izquierda y con ambas manos tomó su rostro.- Todo estará bien, te lo prometo.


Gumball no notó un aire de mentira en su voz y suspiró con pesadez. Miró hacia las orbes escarlata del vampiro y se mantuvo ahí, analizando cada forma y su color. Se acomodó nuevamente sobre su pecho, pero espaldas hacia él y colocó su cuerpo entre las piernas del azabache. Marshall se hallaba sentado, rodeando a Gumball por su cintura, el cual se encontraba casi recostado sobre el vampiro.-Te creo.- Dijo casi en un susurro, pero lo bastante fuerte como para oírlo.


Después de un momento Marshall se atrevió a hablar.- ¿Puedo preguntarte una cosa?- Al no hallar respuesta por parte del pelirosa prosiguió.- ¿Por qué no me dijiste que eras inmortal?- Gumball continuó sin hablar.- Si no quieres responder está bien…


-No teníamos mucho tiempo de ser una pareja.- El dulce príncipe finalmente contestó.- Y francamente antes de eso tú me odiabas.


-Yo no te odiaba Bubba.- Marshall miró hacia el rostro del príncipe que había levantado la mirada hacia él.- Yo… te envidiaba.


-¿Me envidiabas?- Preguntó Gumball con sorpresa.


El vampiro miró hacia otro lado. -Tú siempre has sido perfecto, todos te amaban y yo quería ser como tú.


Gumball rio un poco y esto le extrañó a Marshall.- ¿Yo? ¿Perfecto? Tú eras el chico malo y genial, el que tenía una banda y conciertos a los que todos querían ir, por el que todas suspiraban y matarían por estar a tu lado. Yo era el nerd del que te burlabas.


Marshall lo abrazó con más fuerza para acercarlo a sí.- Y yo sé que estuvo mal, me equivoqué, te hice sentir mal. Pero yo no te odiaba, me odiaba a mí porque me gustabas y no sabía cómo demostrarlo.


Gumball sonrió.- Pudiste haberlo dicho y ya.


-No quería arriesgarme a ser rechazado.


-Sí, te hubiera rechazado.


Marshall se quejó.- ¡Hey!


-Jamás me habría fijado en alguien que me humillaba, mucho menos te hubiera creído.


El vampiro besó la cien de Gumball.- Y aun así aquí estamos.


El príncipe se recargó más sobre Marshall.- Nunca lo hubiese imaginado.


Marshall volvió a preguntar.- Y… ¿Por qué eres… eras inmortal?


Gumball mostró su molestia ante la pregunta y frunció el ceño.- Es una larga historia.


-Tengo bastante tiempo.


-No te gustará oírla ni a mí recordarla.


-Está bien, todavía no me he ganado toda tu confianza.- Se rindió Marshall.


-No es eso…- Gumball volvió a suspirar.- Yo… no tengo mil años como tú, pero casi.- Marshall no entendía nada.- Estuve presente tiempo después que conociste a Betty. Lo supe después de que me contaste su historia, pero no quise decírtelo porque no ibas a creerme. Conocí a Betty un día que te habías enfermado, tenías fiebre y tos. Ambos huían de unos mutantes afectados por la radioactividad. Yo había hallado una lata con sopa de pollo que podría ayudarte a mejorar y se la di.


-¿Pero cómo? Eso fue hace mucho tiempo.- Marshall se apartó para que Gumball se girase y pudieran conversar.


-Mi madre era una científica, cuando ocurrió la guerra ella notó los altos niveles de radioactividad. En una de sus investigaciones notó que la masa molecular de la goma de mascar era resistente, casi indestructible y que sus átomos difícilmente podrían modificarse.- El príncipe notó que Marshall no comprendía.- Inyectó una sustancia en mis venas que me cambiaría por completo. Intentó todo lo posible para que continuara con vida, pero su suero sólo bastaba para mí. Ella y mi padre murieron poco después.- Marshall posó una de sus manos sobre el hombro de Gumball y él la acarició.- Yo tenía una piel blanca, mi cabello era castaño y mis ojos tenían un color gris. Es lo que recuerdo, tenía alrededor de 4 o 5 cinco años. Estaba asustado, sólo. Mi piel comenzó a tornarse rosa y perdía la forma de mis brazos y piernas, como si me estuviera derritiendo. Así pasó un tiempo hasta que vi a Betty buscando algo para ayudarte. Tenía su tiara colgando de su cintura, no la recordaba hasta ahora.


-Ella era una buena mujer, hasta que el hechizo de la tiara la volvió loca.- Terminó Marshall.


-Ahora lo sé.- Gumball miró a los ojos al vampiro.- Te vi aquel día, dentro de un auto que ya no funcionaba, no sabía que mucho después volvería a encontrarte.- Sonrió y Marshall lo hizo también.- Pasaron muchos años para que mi cuerpo volviera a formarse, no me di cuenta de que era inmortal hasta que pasaron décadas para que mi aspecto pareciera que sólo tenía un año más. No quería estar solo y encontré esto.- Gumball le mostró la joya color azul de su pecho, la cual estaba prendida a su ropa como un amuleto.- Creo que un zafiro fue afectado por los químicos y se hizo capaz de conceder la vida.- Marshall se sorprendió al escuchar eso, pero Gumball dedujo sus pensamientos y se apresuró a aclarar la situación.- No puede revivir a personas fallecidas, sólo anima a objetos. Si así fuera no me hubiera preocupado por el trato, simplemente habría revivido a la reina helada y a tu madre si la muerte les hubiera hecho algo. Pero no es tan sencillo y por eso no se la ofrecí. La muerte puede dar y quitar la vida a voluntad, no necesita de una tonta piedra.


-Por eso tus súbditos son de dulce.


Gumball asintió.- Construí a cada uno con dulce, les di la vida y me ayudaron a crear el primer reino formal, después se levantaron otros con los supervivientes de la guerra.


-Mientras eso ocurría yo vivía en la Nocheósfera.- Marshall recordó esa parte de su niñez.- Mi madre volvió por mí, me apartó de Betty abandonándola aquí, dejando que se volviera loca  y me mordió para convertirme en vampiro.


Ahora Gumball era el sorprendido.- ¿No siempre fuiste un vampiro?


Marshall negó con la cabeza.- Nací mitad demonio, pero eso no garantizaba que fuese inmortal. Yo vivía con mi padre y murió durante la guerra intentando protegerme. Viví solo por unos días, no tenía oportunidad de seguir adelante, pero Betty me encontró y me cuidó como a un hijo.


Gumball no sabía que decir, ambos habían sufrido mucho por causa de la guerra.- Pero… ahora todo está bien, ¿cierto?


Marshall sonrió, acarició la mejilla de Gumball y se acercó para besarlo con ternura.- Ahora todo está bien.


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