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What was Missing por arelii-ierOo

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Notas del capitulo:

Cap #5

no puedo creer que casi nadie lo lea ;-; *snif

Llevaba días sin saber nada de las chicas ni de Gumball. No es que le importase el príncipe, o al menos eso quería pensar, pero lo desconcertaron sus palabras antes de irse. Después de casi una semana decidió volver a la casa del árbol para saber qué había ocurrido con Fiona y si se encontraba mejor, tocar un rato con ella y Cake para salir de su aburrimiento.

 

Era de noche y no tuvo la necesidad de usar sombrero o sombrilla para protegerse, no llevaba ninguna, puesto que pensaba regresar antes de que amaneciera.

 

Al llegar se encontró con Cake quien lo abrazó y lo llevó a la sala. –¡Qué bueno que estás aquí! No tengo nada que hacer.

 

-¿Dónde está Fiona?- Marshall preguntó a la gata, era obvio que la rubia no se encontraba, si fuese así Cake no lo hubiera recibido de esa manera.

 

-Ah ella. –Cake estaba buscando su dulcémele para poder tocar un rato con el vampiro.- Se fue con su novio a dar un paseo.

 

-¿Con Gumball?

 

-¿Qué? ¡No! –Lo encontró debajo de una pila de hojas de aluminio quemadas. –Se fue con el príncipe flama. –Cake se sentó junto a él. –Te perdiste de mucho estos días.- Al ver la cara de confusión de Marshall, Cake le contó toda la historia. –Fui en busca de un nuevo príncipe para Fiona y me encontré con él. Tuvieron algunas complicaciones en el reino de los duendes. El príncipe quemaba cosas aquí y allá. Pero Fiona lo detuvo y se comenzaron a llevar muy bien, por eso ahora Gumball está celoso  e intentó separarlos pero no lo logró.

 

-¿De todo eso me perdí?

 

-No deberías alejarte demasiado. –Cake tocaba su instrumento.

 

-¿Y qué haces aquí sola?

 

-GMO salió a espiar a la reina helada y Lord Monochromicorn está ocupado consolando al dulce príncipe.

 

Marshall se sintió fastidiado y se despidió de Cake. Fue directo al castillo del dulce reino y le preguntó al ama de llaves mentita sobre el paradero del príncipe ya que este no se encontraba en su habitación como siempre. Al parecer estaba encerrado desde hace dos días sin dormir en el sótano donde se hallaba su laboratorio.

 

Azotó la puerta, evitando atravesarla para que el sonido de esta asustara al príncipe. -¿A qué estás jugando Bubba?

 

Gumball ya no se extrañaba ante las intromisiones del vampiro y continuó con el experimento que estaba haciendo. –No es de tu incumbencia.

 

-Sabes a lo que me refiero. ¿Antes no te gustaba y ahora sí?- Gumball levantó la vista para poder verlo. –Ya deja que Fiona sea feliz.

 

-¿Desde cuándo te importa tanto?- El dulce príncipe levantó una ceja y dejo su experimento a un lado. -¿Y por qué vuelves a dirigirme la palabra? La última vez que nos vimos robaste mi camiseta y dijiste que era un imbécil.

 

-No cambies el tema.

 

-No, tú no cambies el tema. Desde que el portero apareció has estado molestándome sin razón. Vienes a mi castillo a regañarme de asuntos que sólo nos incluyen a mí y a Fiona. Si tienes algún problema conmigo hazlo de frente y deja de esconderte tras los problemas que tengo con Fiona. Finges defenderla pero lo único que haces es venir a gritarme.

 

-El que está gritando ahora eres tú.

 

-Tengo derecho a hacerlo. Quiero que me dejes en paz.

 

-No lo haré hasta que dejes de fastidiar a Fiona. Cake ya me dijo lo que hiciste.

 

-Mira, no sé por qué ambas insisten en que estoy celoso por el príncipe flama. No quiero separarlos, sólo quise evitar que se besaran.

 

-¿Qué no es lo mismo?

 

-Si lo hice fue porque él es muy inestable con sus emociones y un acto como aquel podía provocar que su temperatura se elevara lo suficiente como para derretir la corteza terrestre y llegar al núcleo de la Tierra para después destruirnos a todos. Pero hace poco con ayuda de Cake logramos detenerlo y que el príncipe volviera a ser estable. Aún con lo sucedido Cake continúa diciendo que estoy celoso. Que estén juntos no me interesa. Si Fiona quiere hacerse quemaduras de tercer grado en el rostro adelante.

 

-Creí que la considerabas como una hermana.

 

-Sí, pero al parecer sigue enfadada conmigo después de que te hice caso al decirle lo que siento.

 

-¿Me estás echando la culpa?

 

-Tómalo como quieras.

 

-Nunca dejarás de ser un niño mimado.

 

-Y tú nunca dejarás de ser un arrogante.- Se callaron por unos largos minutos. Gumball quería que se fuera pero no se atrevía a echarlo y Marshall pensaba en lo que le había dicho sobre Fiona y el príncipe flama. Ambos se calmaron después de un rato. –Necesito que me expliques algo.

 

Marshall lo miró con desinterés. -¿Qué?

 

-Cuando… cantaste esa canción hace unos días… ¿por qué era para mí?

 

-Porque no dejabas de molestar, lo dije en la letra.

 

-Quiero decir… ¿por qué me odias?

 

-No te odio.

 

-Eso fue lo que entendí.

 

-Creí que eras listo. –Marshall flotó hasta donde estaba el experimento de Gumball y lo examinó.

 

-Lamento no tener tu inteligencia. –Gumball habló con sarcasmo y vigiló que el vampiro no rompiera ninguna de sus cosas.

 

-Eres un imbécil Bubba. –Agitó un tubo de ensaye con un líquido color zafiro pero Gumball se lo arrebató. –Por cierto, sino te molesta lo de Fiona, ¿qué haces aquí encerrado? ¿no tienes sueño después de no dormir por dos días?

 

-¿Cómo sup…?

 

-Mentita me dijo.

 

-Me gusta experimentar ¿ok? Me distrae.

 

-¿De qué? –El vampiro lo examinó.- O más bien ¿de quién?

 

Gumball no contestó y Marshall se acercó a él. –Supongo que estarás interesado en alguna princesa.

 

-No es precisamente una princesa.

 

-Y con eso al parecer lo confirmas.

 

-Es una reina. –Gumball se detuvo a apreciar el rostro de Marshall. –Por lo visto no te sorprende.

 

-En todo el tiempo que te conozco, nunca te ha llamado la atención ninguna chica, pero no debe sorprenderme que ahora te guste una, tarde o temprano pasaría. Espero que no le moleste estar con alguien tan afeminado como tú.- El dulce príncipe mezclo algunas sustancias en el tubo de ensaye que tenía en la mano, ignorando los insultos del otro.

 

-Jamás me hará caso, por eso quiero distraerme.

 

El vampiro nunca había visto tan deprimido al príncipe. Aunque no lo demostrara sabía que estaba triste, sólo cuando se sentía así se escondía mucho tiempo en su laboratorio-¿Cómo se llama?

 

-No quieres saberlo.

 

-Anda dime. No puede ser tan fea. A menos que sea la reina helada.

 

Gumball rió un poco.-¿Sabes? Aquí el único imbécil eres tú. Creo que ya debes irte, ya no debe tardar en amanecer.

 

El príncipe abrió la puerta y se encontró con Lord Monochromicorn quien custodiaba la entrada y con su pata golpeando el suelo en código morse le decía que ya era de día.

 

-¿Qué pasa?

 

-Ya no puedes ir a casa, ya salió el sol.

 

-Diablos, y no traje la sombrilla que me dio Cake.

 

-Puedes quedarte aquí si quieres.

 

-¿Y aburrirme todo el día? Paso.


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