Se dejó llevar por aquellos labios tan fríos como el helado y cerró sus ojos disfrutando de cada sensación. Las manos del vampiro lo tomaron por la cintura y sintió como su lengua entraba en su boca, saboreando cada rincón. Gumball estaba muy sonrojado y no pudo evitar dejar salir un leve gemido.
Marshall sonrió y susurró en su oído. –Ahora si estás pensando.- El vampiro siempre había estado enamorado del príncipe, desde el instante en que lo conoció, al igual que Fiona. Al parecer nadie en la tierra de Aaa se podía resistir al príncipe, incluso Marshall. Si lo molestaba era para poder eliminar ese sentimiento que hacía que su corazón muerto intentara volver a latir, pero muy por el contrario terminó haciéndolo solo para llamar su atención.
Gumball evitó mirarlo a los ojos y creyó que únicamente estaba jugando para poder alimentarse de él, pero olvidó eso en cuanto sintió que Marshall lo acercaba y recargaba su frente con la suya. –No quiero que te fijes en otra persona que no sea yo y en cuando encuentre a esa reina tuya la voy a…
-No era una reina, estaba hablando de ti.
Marshall rió sonoramente y apretó más al príncipe.-Estas volviendo a ser un imbécil Bubba.-Lo besó con ternura.
-¿Te irás esta noche?- Gumball lo miraba con ojos suplicantes.
-¿Bromeas? Debo vigilar que no arruines mi camiseta.
-Pero creí que era mía.
-Cambié de opinión y tú también eres ahora de mi propiedad.
-¿Qué? ¡Yo nunca accedía nada!
-¿Entonces me voy?
-No…-Gumball lo abrazó como si su vida dependiera de ello, haciendo que Marshall sonriera y no se soltasen toda la noche.
*****
A la mañana siguiente Gumball despertó con un frío impresionante. No podía enfocar bien lo que veía, sólo alcanzó a distinguir un fuerte brillo de color azul. Tampoco podía moverse y a pesar de querer abrir por completo sus ojos, estos le pesaban y volvían a cerrarse.
-¡Suéltalo malvada Bruja!
-¿No puedes conseguirte un príncipe en lugar de robar uno?
Esas eran las voces de Cake y Fiona, pero no podía verlas. El cuerpo le dolía cómo si le hubiesen dado una golpiza. Con mucho esfuerzo y con una horrible jaqueca, después de unos minutos logró abrir sus ojos.
-¡Largo de aquí malditas roba novios!
La reina helada lo había capturado de nuevo, nada difícil para sus heroínas pero ¿dónde estaba Marshall? Lo último que recordaba fue que se quedaron profundamente dormidos y ¿abrazados? Gumball se sonrojó y recordó de inmediato cada acción de la noche anterior, ¿ya eran novios? Bueno, la verdad era que sólo se habían dado un beso, pero no era como si hubiese firmado un contrato.
Después de una pelea donde Fiona cortaba con su espada cada bloque de hielo que la reina helada le lanzaba y de que Cake arañara a lo que la reina llamaba su “bello rostro”; liberaron al príncipe de sus ataduras con cuerdas mágicas de hielo.
-¿Estás bien?-Fiona estaba preocupada y le pidió a Cake que se alargara para poder hacer una bufanda con ella y colocarla en el cuello del príncipe.
-Sí, pero ¿no vieron a Marshall?
-Él nos avisó de tu captura.- Cake ronroneaba alrededor de su cuello.
-Oh bueno, menos mal que llegaron antes de que la reina helada me convirtiera en su esposo.- Fiona de una patada hizo una salida de entre el hielo de las paredes y salieron dejando a la reina tirada sobre el suelo.
Sus continuos raptos ya eran algo normal y Gumball no se sorprendió de haber despertado de esa manera, aun así sabía que el vampiro pudo haberla alejado si se lo hubiera propuesto, a menos de que lo hubiesen amenazado con algo. -Fiona debemos volver.
-Pero estamos a medio camino al dulce reino.- La rubia se detuvo y miró extrañada al príncipe.
-El frío le dañó la cabeza.- Cake se desenrolló y volvió a su estado normal, dando pequeños golpes a la frente del príncipe para poder “arreglarlo”.
-Creo que Marshall está en peligro.