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Sueño y realidad por ookami

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Mi nombre no creo que les importe, mi edad es de 22 y vivo, bueno creo que tampoco les importe, mi altura es de 1.85 cm y soy mujer, una mujer que odia vestirse femeninamente, me gusta más vestirme de una forma más ruda, pero eso no significa que no me vista, simplemente en ocasiones importantes como una fiesta o que mi pareja me quiera vestida así, mi color favorito es el negro y me gustan las mujeres

El día 8 de junio del 2010 conocí al amor de mi vida fue martes y pasaban poco de las 12 cuando la vi, me la presento mi amigo y tarde un mes en declararme, por desgracias solo duramos tres meses y cortamos, eso fue en septiembre, paso un año y dos meses sin saber de ella.

El 6 de febrero volvimos a intentarlo pero volvió a fallar, en esta ocasión solo duro un mes, han pasado nueve meses desde entonces, hay días en los cuales no pienso en ella ya que me distraigo de muchas formas, pero hay otros días que no pasa ni un segundo sin pensar en ella.

Mis preguntas más comunes son ¿ella estará bien?, ¿Qué estará haciendo?, ¿pensara en mi?, ¿me extrañara?, mientras más lo pienso más me doy cuenta que tal vez no.

Fue hace unos días, para mas especifica el 29 de este mes, desperté feliz para que toda esa felicidad se volviera vacio, tristeza y dolor, mucho dolor en solo unos segundos.

Todo por la culpa de mi sueño, no recuerdo casi todo, pero lo más importante si, estaba yo a mitad de la calle, frente a mí un mercado y mucha gente alrededor, vestida un pantalón de mezclilla negro con mis típicos tenis negros, una playera tipo de licra negra y encima de esta una camisa de cuadros abierta café casi transparente, mi cabello negro largo.

No reconocía el lugar así que empecé a ver a todas partes hasta dar mi vista en un chico vestía pantalón de mezclilla azul marino, tenis blancos y una playera de color rojo, era un poco más bajo que yo, su cabello café hasta los hombros, era delgado, por una extraña razón sabia que se llamaba Saúl, y que era mi amigo.

En la vida real yo no conozco a este chico, pero al ver al otro lado de él, se encontraba mi amigo y a quien llamo hermano, daisuke el es más alto que yo por muy poco, él fue quien me presento a la chica de quien aun estoy enamorada, el vestía pantalón de vestir negro  playera de cuadros rojo y sus zapatos negros y claro no podían faltar sus lentes

Al notar que estábamos juntos y que ninguno sabía como es que estábamos ahí, comenzamos a caminar bastante pegados por temor a perdernos, seguimos derecho hasta que decidimos dar vuelta en una calle próxima, en cuanto doblamos la calle nos asustamos.

Ya no estábamos en una calle, las casas se habían ido, lo que veíamos era ahora nos encontrábamos dentro de un vagón del metro, al voltearnos para retroceder vimos que efectivamente  la calle no estaba y nosotros estábamos a la mitad del vagón.

Lo más extraño para mí era que no tenía miedo, era como si siempre hubiera estado hay parada esperando la siguiente estación y no caminando por un mercado, al ver a mis amigos comprobé que a ellos les pasaba lo mismo, con un movimiento de cabeza de daisuke hacia el frente, decidimos seguir caminando, ya que por una extraña razón en el vagón solo nos encontrábamos nosotros tres.

Al pasar al siguiente vagón, un dolor tremendo se apodero de mi cuerpo, note que me costaba caminar y respirar, aun así no me detuve hasta estar a mitad del vagón, lo raro no solo era que estaba vacío igual sino que en la siguiente puerta arriba se encontraba una televisión prendida en algún noticiero

El sujeto hablaba sobre el robo de un metro, que los causantes habían sido tres ancianos, que habían engañado al conductor y se habían subido poniéndolo en marcha, me izo gracioso que tres viejitos pudieran hacer tal cosa, al voltearme para bromear del asunto con mis amigos el horror inundo mi rostro.

Mis amigos, no sabía que pasaba, aquellos jóvenes habían desaparecido para dejar en su lugar a dos viejitos de posiblemente unos 85 años en su lugar, eso significaba que yo, por dios, ya no sabía que me daba más miedo, comprobar que era una anciana o el hecho de deducir que los viejitos que robaron el metro éramos nosotros tres.

No tarde nada en captar que la velocidad del metro disminuía eso solo significaba que   se pararía en la siguiente estación, ¿pero quien estaba manejando el metro?, de milagro no me estaba dando un paro cardiaco, no sabía qué era lo que haríamos si la policía nos esperaba en la estación

La resignación podía verse en la cara de los tres, al llegar a la estación vimos como se detenía fuera, en la calle, no había policías, solo gente común,  con rapidez o lo más rápido que podía me dirijo a la ventana más próxima donde pude apreciar mi aspecto. Estaba tan avanzada de edad, parecía una viejita, al notar que las puertas no se abrían, logro abrir una ventana y en ese momento nada me dolía.

Al volver a verme en el espejo pude notar que ya no era más una anciana, pero tampoco tenía mi edad, era unos años más joven, por mucho debía tener 17 años de nuevo, al voltear a ver a mis amigos ellos igual que yo eran de nuevo jóvenes, con rapidez salimos por la ventana y vimos a la gente la cual ni la mas mínima atención nos ponía.

Al girarnos a ver el metro este ya no estaba, ni las vías por donde debía pasara, ¿Qué estaba pasando?, algo llamo mi atención a pocos metros de mi, un joven delgado, piel pálida, alto casi de m i vuelo, vestía un pantalón pegado de mezclilla azul y camisa blanca, era mi mejor amigo, su nombre Alan, corro hacia él y me lanzo a sus brazos, el rápidamente me aparta, se veía sorprendido y asustado.

De sus labios salió la pregunta que menos me esperaba ¿Quién eres tú?, eso me destrozo pero comprendí que la gente que conocía no me reconocería, recordé que a él no lo conocí a los 17 años sino un poco más tarde. Con dolor me alejo de él y me disculpo alardeando que lo había confundido con alguien más.

Al volver con mis amigos daisuke me abraza para hacerme sentir mejor, al notar que Saúl no se encontraba a nuestro lado, lo busco  con la mirada rápido, lo veo a unos metros más lejos, abrazando a una chica mas bajita que él, piel morena, vestía un vestido lila y zapatillas de piso del mismo color. No tardo en salir corriendo de su lado.

Pobre Saúl, lo seguimos antes de que lo perdiéramos de vista, al subir por unas escaleras el miedo volvió a mí, las escaleras nos llevarían de nuevo alguna estación del metro, por más raro que pareciera, subimos, bajamos varias escaleras, eso era lo más raro no recordaba ninguna estación así.

Al final del camino logre ver a pocos pasos de mi las vías del metro, nos encontrábamos en un dilema, que haríamos, subiríamos a algún metro o regresaríamos por donde vinimos, para mí los más lógico era volver, si envejecíamos cada vez que subiéramos a un metro eso no era nada bueno, Saúl ya más calmado junto a daisuke me pidieron volver.

Estaba a punto de volver cuando note a una chica del otro lado de las vías, estatura promedio, pantalón negro de mezclilla, botas negras y una chamarra tipo cuero cerrada, su piel blanca, cabello negro largo, sus facciones delicadas, pero que se ocultaban bien ante la forma ruda de vestir, era ella.

Quería gritar, llorar no sabía qué hacer al otro lado se encontraba la chica que me había enamorado en cuanto la conocí hace ya dos años y medio atrás, tal vez al verse observada ella me miro, me sonrió y yo le devolví la sonrisa, aun que el miedo empezaba apoderarse de mí, a ella la conocí cuando iba a cumplir 20 años era imposible que me conociera.

Aun así no dejamos de vernos, aun que eso no fue mucho tiempo, una chica me bloqueo la vista, desesperada me hago a un lado para seguir viendo a quien me robo el corazón, para mi sorpresa ella también se había movido para seguir viéndome, pero parecía que la chica no quería eso, ya que se volvió a colocar frente.

Frustrada la empujo a un lado y veo como se marcha enojada mientras mi ex novia se ríe ante mi acto, la veo girar la cabeza a ambos lados, asegurando que no viniera alguno de  los metros y se lanzo a las vías, corrió con precaución hasta llegar de mi lado, donde rápidamente la ayude a subir.

Al tenerla de enfrente me sonríe y yo ya no sé qué decir, con calma me abraza y me susurra cuanto tiempo sin verte, ¿Qué estaba pasando?, ella me recordaba pero ¿Por qué?, al ver mi desconcierto sonríe burlonamente y me dice ¿Qué te pasa?, parece que no creyeras que soy yo o acaso te olvidaste de mi, soy Liz.

Estaba feliz, aun que no sabía como explicarle lo que había pasado con Alan hace unos minutos atrás. Ella no espero ninguna respuesta departe, al separarse del abrazo lo único que pudo decirme fue que debía irse a su casa ya, pero que esperaba que fue mañana a visitarla y que invitara a Saúl y daisuke ya que ella estaría con dos amigas.

Yo solo pude asentir con la cabeza y ella se fue sonriendo, al voltearme a ver a mis amigos la estación del metro había desaparecido para quedar de enfrente a una puerta de madera, a mi lado a cada costado se encontraban mis amigos.

Antes de poder preguntar algo la puerta se abre dejando a Liz frente a mí, tenía un pequeño short gris junto con una playera de tirantes que solo le tapaba hasta la mitad del abdomen, sentí tanto calor por dentro, juraría que un jitomate a mi lado estaría opaco. De seguro estaba haciendo ejercicio, en que mal momento llegamos.

No logre pedir disculpas a Liz cuando sus dos amigas se habían asomado por la puerta, ambas vestían igual que Liz, solo el color de la ropa cambiaba, una era roja y la otra morada, el color de la piel de ambas era algo más fuerte, se notaba que a ellas si les daba el sol.

No tardamos al entrar en cuanto Liz comenzó a pedir que pasáramos, al entrar todos nos sentamos en los sillones y comenzamos a platicar de todo y de nada, mientras la anfitriona había colocado música para darle algo de ritmo al ambiente.

No sé en qué momento de la plática comenzamos a mandar indirectas y retos, las amigas de Liz se subían la playera hasta la boca del estomago sonrojando a mis amigos, a mi no me importaba, no digo que las chicas fueran feas o estuvieran mal, simplemente no eran mi tipo, para mi desgracia Liz comenzó a meterse en nuestro juego y apenas si subía dos centímetros la playera y yo ya me encontraba toda roja y con la cara mirando a otro lado.

Sobra decir que fui la burla por varios minutos, cansada de burlas me disculpo con todo y finjo ir al baño, al estar cerca me desvió y me meto en el cuarto de mi ex, al enfocar la cama me siento y poso mi cabeza en mis mano, ¿Qué estaba haciendo yo allí?

Al oír la puerta abrirse, me levanto rápido quedándome en mi lugar y ver a quien había entrado, era nada más y nada menos que la dueña de la habitación, al verme se acerco hasta mí y me volvió abrazar algo muy raro en ella.

Te extrañe susurraron sus labios

 No sabes cuánto yo te extrañe fue mi única contestación que pude decirle a su oído

Te amo fue su última palabra que salió de sus labios antes de posarlos junto a los míos, fue un beso tranquilo, largo, un momento mágico. Con calma volví a sentarme en la cama esperando ella hiciera lo mismo.

Pero para mi sorpresa ella izo que me recostara y ella estuviera acostada encima de mí, la abrase, le susurre tantas palabras guardadas, le dije te amo, le recite cada poema que le eh escrito en este tiempo, le cante cada canción que le eh compuesto para terminar pronunciando todos mis pensamientos que le dedique. Delineo mi rostro mientras yo hablaba y al terminar lo único que me pidió fue que no me volviera a ir de su lado otra vez

Note como comenzaba a dormirse y antes de que Morfeo se la llevara al mundo de los sueños volvió a susurrarme te amo.

Como todo comenzó, todo debe terminar, desperté a las 6 am a pesar que me había dormido pasada la una, en la obscuridad de mi cuarto sonreí ante mi sueño, al recordar cada palabra de ella, para caer en la cruel realidad, mi felicidad desapareció para dar paso a mi tristeza y ganas de llorar.

Solo una lagrima salió de mis ojos, aun la amaba tanto como ese día que la conocí, como me arrepiento de nunca a verle dicho te amo en todo el tiempo que estuvimos juntas, aun cuando se lo decía por mensajes, por cartas, nunca selo dije en persona.

Mi pregunta ahora es, ¿tanto anhelaba que ella me digiera te amo que soñé esto? Acaso me estoy volviendo loca o realmente será cierto lo que dicen, que cuando sueñas con una persona, es porque esa persona está soñando contigo.

No lo sé, Tal vez es mi anhelo de volverla a ver, de ser correspondida o tener la posibilidad de nuevo de poder decirle aquellas palabras que siempre calle.

Los sueños son más raros  que el mismo destino, pero hay algo que nunca podremos negar, en ellos somos felices, a veces solo a veces me gustaría dormir para siempre, donde mi sueño sea mi única realidad


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