Sentado bajo un árbol se encontraba un joven pelirosa de hermosos ojos azules y piel rosa pálido. Ese joven leía tranquilamente hasta que su travieso amigo aparece .
-Hola Gumball –Saludo un chico pelinegro con ojos carmesí mientras flotaba a su alrededor.
-Hola Marshal – Contesto mientras dejaba escapar un pequeño suspiro y se trataba de concentar de nuevo en su lectura.
-¿Qué es esto? – Le dijo el pelinegro mientras le arrebataba el libro y lo hojeaba – ¿De nuevo leyendo sobre química? honestamente no veo lo interesante en esto – Tiro el libro sin importarle y tomo la corona del rosado principe poniendose a jugar con ella.
-¡Ey dame eso! ¡No quiero jugar contigo!– Se levanto tratando de atrapar a Marshall, pero este floto a una altura a la que no pudiera llegar el principe - Vamos Marshall ya damela, porfavor - Lo mira suplicante.
-Te la doy con una con una condición – Lo miro pícaramente después de haberlo pensado rapidamente
-¿Cuál? - Enojado por el juego de su travieso amigo vampiro.
-Que me des un beso – Se acerco al pelirosa tomándolo del mentón.
-¡N-No! ¡por supuesto que no! – Un sonrojo inundo las mejillas del pelirosa mientras se apartaba del pervertido vampiro que tenia enfrente - Vamos Marshall, tengo cosas que hacer, yo me ocupo del reino.
-Solo lees libros, y te estresas mucho con los problemas deverias relajarte, pero... ¿sabes que ? como quieras – Se alejo flotando
-¡E-Espera! – Grito el pelirrosa sintiéndose nervioso por las palabras que estaba a punto de decirle – Esta bien, te daré el beso.
-Ya no gracias – Sentado en el pasto se pone a jugar con la corona.
Sigiloso el principe se acerca al vampiro y le quita la corona.
-¡Mía! – Grita victoriosamente mientras se acomodaba la corona, hasta que se da cuenta que Marshall lo mira con ojos tenebrosos, ¿Le habria arruinado la diversión? - ¿Q-Que pasa? – Lo mira confundido y sintiéndose incomodo por la mirada de su compañero.
El pelinegro se acerca al chicloso príncipe.
-¿Q-Que haces? – tartamudea sintiéndose incomodo por el repentino acercamiento de este.
-Estoy arrepentido - Lo miro seductoramente
-¿De qué? – Confundido por las palabras que acababa de decir el pelinegro.
-De no haber aceptado tu beso – En un abrir y cerrar de ojos nuestro rosado amigo tenía una mano de Marshall en su cintura y la otra mano en su mentón mientras que el espacio entre los dos rostros se reducía lentamente, aun que cabe aclarar que para este no era tan lento.
-¡Suéltame! ¡Marshall! ¿Que tratas de hacer? – Con el rostro más rojo que rosa lo empujo pero quedando con la mano tomada.
-Lo siento – Dijo el pelinegro con un tono arrepentido mientras bajaba la cabeza y soltaba al principe – No me pude controlar, creo que he llegado a mi limite - Lo miró fijamente mientras el chicloso quedaba en un especie de Shock.