Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Regret por manimoe

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

jklsdjfklñdasjkflñdsa 

 

Ando inspirada éstos días :D

 

Bueni, creo que le debo la inspiración a una bonita canción que me tiene loca y que es para cortarse las venas si se está depre :C -le ha pasado- 

 

¡El fic va para mi Katty! -se lo había prometido hace mucho-

 

Espero les guste :D

Notas del capitulo:

Quiero que pongan la canción que se llama "Durmiendo con la luna" de Elefante ------> http://www.youtube.com/watch?v=wzl_-FBG4KM para amenizar un poco el ambiente :D

 

Espero les guste a todos, yo adoré escribirlo. 

 

¡A leer~!

¡No quiero seguir con alguien como tú! ¿Qué había de malo en él?

¿No entiendes que no puedo más con esto? ¿Tan difícil era amarlo?

No puedo, no quiero estar más contigo. ¿Y sus sentimientos dónde quedaban?

¿Dónde quedaba el “Para siempre” que todas las noches le decía después de besar su frente? ¿Dónde quedaba el “Te amo” que le susurraba mientras le tomaba la mano tan cálidamente? ¿Dónde estaba aquella sonrisa que le mostraba que no lo dañaría nunca? ¿Acaso todas esas palabras eran simples utopías que se perdían entre los recuerdos de un pasado forjado con sangre, dolor y lágrimas?

Respiró de nuevo, controlando el dolor, mirando la lluvia caer por las puertas del balcón. Estaba en un décimo piso. ¿Por qué no probar el sabor de la muerte? De todos modos, si él había mentido acerca de la eternidad, ¿por qué no podría él elegir donde y cuando pasar la suya? Las abrió poco a poco, sintiendo la lluvia chocar con su rostro. ¿Acaso volvería a sentir en alguna otra vida el abrazo cálido sobre el frío de la lluvia? Se sacó las pantuflas de Mickey Mouse y lentamente caminó hasta el borde de asfalto que le separaba del vacío.

Soltaba risitas contenidas en el estacionamiento de su propia disquera. Se había visto acorralado por el cuerpo de un hombre en cuanto había dado dos pasos fuera del ascensor, que por error había bajado hasta allí. Una mano le tapó la boca cuando tuvo la intención de gritar por ayuda y fue volteado bruscamente. Sonrió debajo de la presión de los dedos delgados de quien le apresaba contra un muro. ¿Quién podría imaginarse que el sonriente baterista de The GazettE fuere realmente una persona sensualmente descarada? “Las apariencias engañan, Yomi-kun” le había dicho la primera vez que habían tenido un encuentro meramente sexual, de eso hacía unos meses.

Se sintió empujado contra la puerta de un auto, dejando salir un pequeño gemido de dolor. Pero al fin de cuentas le encantaba de esa manera. Las manos de Kai dejaron su cintura para posarse sobre su trasero, haciéndole encender con solo un poco.

–Yomi-chan… –Le gimió al oído, apegando sus cuerpos y posicionando una de sus piernas entre las del más bajo. Yomi soltó otro gemido, ésta vez de puro y físico placer, haciendo que el otro levantara levemente la rodilla, rozando conscientemente aquella parte tan sensible en el pequeño. Yomi le mordió el cuello sin piedad, haciendo que el otro le levantara hasta quedar enredado en la cintura del baterista. Sus bocas se buscaron, ávidas de contacto. Kai caminó hasta donde estaba su propio auto y abriendo la puerta, le tiró en el asiento trasero sin piedad alguna. Yomi le miro pícaramente, abriendo sus piernas, incitándolo. ¿Quién era él para negarse a una petición así? Entró al carro lentamente, gatunamente.

– ¿Esperas una invitación, Kai-shii? –Le pregunto el pequeño en cuanto pudo sostenerlo del cuello, a la altura de su boca. Lentamente iba rodeándolo con sus piernas, sintiendo como las manos grandes le acariciaban con deseo. –Fóllame. –Terminó por ordenarle al sentir como los dedos se colaban por su camiseta. Y de nuevo se preguntó ¿Quién era el para negarle esa petición a Yomi?

Levantó un pie, posándolo en la barra del balcón, sosteniéndose de la pared más cercana. ¿Qué más daba todo ahora? Subió el otro pie descalzo al muro y  con miedo miró hacia abajo. Las luces de los pisos inferiores se veían borrosas, tal vez por la lluvia, tal vez por las lágrimas, no sabía. Las personas pasaban con paraguas debajo de él; los autos transitaban por allí con afán. Selló sus sentimientos en un sollozo y abrazó a la muerte, decidiendo el cómo terminar su sufrimiento. ¿Egoísta? Sí, y mucho. ¿Inmaduro? Bastante, a decir verdad. ¿Débil? Más que lo que podía aceptar. ¿Cobarde? Jamás.

Cerró los ojos, esperando que el aire empezara a golpear contra su cuerpo. Sintió como caía y el golpe en su trasero le dolió en lo más profundo de su alma. Abrió los ojos, con una mueca de dolor en su rostro y observó la asustada mirada de su baterista.

–Pero… pero… ¡¿pero qué puta mierda pasa por tu cabeza, estúpido?! –Le gritó en cuanto pudo recuperarse del shock de ver a su vocal a punto de cometer una estupidez. – ¡¿qué pretendías haciendo eso?! ¡CONTESTA, MIERDA! –Terminó por gritarle de desesperación. Le tomó por los hombros y lo zarandeó con fuerza, no había ánimos de delicadeza ante ese pensamiento.

–Yo… yo… -Y las palabras no salieron de la boca del pequeño. Las lágrimas se hicieron más intensas al tomar consciencia de los actos cometidos y se abrazó con fuerza a la camisa del baterista.

–Ya, no pasó nada. Estás bien y eso es lo que importa. –Le dijo resignándose, acariciándole la cabeza mojada por la lluvia. Nao salió al balcón, jadeando de tanto correr por las escaleras del edificio, en una competencia estúpida con Ruka. Se asustó al ver la escena.

– ¿Qué… sucede? –Preguntó sosteniéndose de las rodillas. Debería empezar a hacer más ejercicio. – ¿Yomi-chan? –Le dijo acercándose, acariciando su cabello también. Miró interrogante al más alto y este solo negó con la cabeza, dándole a entender que no mencionara el tema.

Ruka caminó con Yomi hasta la habitación, recostándole en la cama y arropándolo con los edredones. Nao se recostó al lado del pequeño. Sin necesidad de palabras, había entendido cuanto necesitaba de un abrazo al dormir. –Iré a hacer algo de café. –Anunció Ruka, dejando a su pareja y a su compañero de banda solos.

– ¿Qué pasó? –susurró Nao suavemente, mirando como los ojos del pequeño se humedecían y se perdían en la pared del fondo.

–Nao, ¿Piensas que hay algo mal conmigo? –Preguntó con la voz cortada. Nao lo miró interrogante. –Es decir, él me dejó por cómo me comporto en público. Dijo que no podía soportar cómo exhibía mi cuerpo ante todos, de cómo me comportaba con mis compañeros, de todas las cosas que hacemos frente a las cámaras. Creo que es más importante la apariencia que mi amor. Por lo menos para él. –Terminó haciéndose una bolita entre las cobijas. Nao se acomodó a su lado y lo abrazó.

–No creo que haya nada malo contigo. –Sintió como los sollozos de Yomi se hacían más fuertes. –Simplemente sé que muchas veces las personas tienen mucho miedo. Kai es alguien despistado, pero a la vez es muy centrado en sus cosas. Algo rígido en cuanto al trabajo se trata, pero da lo mejor de sí mismo cuando tiene que hacerlo. –Yomi lo miró. – Tiene miedo de cómo te puedas ver afectado y de cómo pueda afectarle a él toda ésta situación. Solamente tiene miedo, es egoísta, pero es así. – ¿De dónde había sacado tanta madurez de un momento a otro? –No creo que realmente sienta todo lo que dijiste, Yomi, y mucho menos cuando se nota por mucho cuanto te ama, cuanto se aman los dos. –Yomi asintió y cerró los ojos, más tranquilo. Nao se quedó unos minutos más, dándole espacio para dormir abrazado a una almohada, con su pijama mojada y su cabello chorreante.

Se levantó al notar cómo la respiración del pequeño se hacía medianamente acompasada. Dirigiéndose a la sala, notó como Ruka estaba sentado en el sillón, sosteniendo su cabeza con sus manos, sobre sus rodillas.

–Cuéntame qué fue lo que pasó. –Dijo sentándose al lado de su pareja, mirándole con curiosidad.

–Cuando llegué, Yomi estaba a punto de tirarse por el mirador. –Susurró sin levantar la cabeza de donde la tenía escondida. Nao ahogó un grito en su mano.

– ¿Cómo… cómo dijiste? –No podía realmente creerlo. ¿Yomi haciendo eso? ¿El hombre que le mostraba su cuerpo al mundo sin ninguna clase de pudor había intentado suicidarse por alguien? –No puede ser posible, Ruka, debes estar mintiendo.

–No tienes ni idea de cuánto quisiera hacerlo. –Le respondió tranquilo. –Creo que es mejor que nos quedemos aquí un tiempo. O por lo menos que tú te quedes con él hasta que podamos hablar con el imbécil de Kai. –Nao asintió, pensando en cómo hablar con él.

–Yo iré a hablar con él, mejor quédate tú aquí. Dale el apoyo que necesita. –Nao se levantó del sillón y besó a Ruka en los labios. –Hablaremos mañana. –Y salió del apartamento, dejando a los dos miembros de Nightmare solos.

 

.--.

 

Miraba el techo en la oscuridad. El reloj de su mesa le marcaba las 11:12 pm y no había podido conciliar el sueño en todo ese tiempo. A decir verdad, no había podido hacerlo en mucho tiempo. ¿Cómo cojones es que puedes tomar una decisión seguido por un impulso y luego arrepentirte hasta la más mínima de tus células? ¿Cómo es que podías llegar a extrañar tanto a una persona que tú mismo alejaste por puro y físico egoísmo? ¿Cómo pueden doler tanto los errores?

No lo sabía; pero si había algo que si sabía, era que se arrepentía hasta la última de su célula el haber tomado una decisión egoísta, y que le dolía a partes iguales el no poder abrazar por las noches al pequeño que no dejaba que durmiera. Y es que cada vez que cerraba sus párpados, únicamente podía ver la cara sonriente de su Yomi transformarse en un mar de dolor en cuanto lo había separado de sí mismo. Y le remordían las lágrimas que dejaron salir los ojos pequeños y soñadores del vocalista de Nightmare. ¿Podría algún día volver a merecer las sonrisas de él?

El timbre sonó antes de que pudiera responderse algo.

Se levantó algo extrañado por la hora, pero no podía ser nada malo, ¿o sí? Calzó sus pantuflas y tomó la bata que había al lado de su cama, cubriéndose a sí mismo con ella, caminando hacía la puerta de entrada. La abrió con cautela, temiendo algo. Miró cómo el baterista de Alice Nine entraba, temblando de pies a cabeza, mojado por la torrencial lluvia que azotaba la ciudad esa misma noche. Le dejó pasar inmediatamente, temiendo que estuviera herido nuevamente.

–Nao, ¿qué haces aquí? –Preguntó cerrando la puerta y mirando cómo el otro baterista se acomodaba en su sillón. –Iré por algo caliente, te puedes resfriar. –Dijo y Nao asintió. Caminó hasta la cocina, sacando una taza y un sobre de té. Echó agua en la taza y la metió al microondas. No había tiempo de estufas ni de teteras. En cuanto el agua hirvió, sacó la taza y, con la bolsita de té adentro, se la entregó a Nao en sus manos. – ¿Qué pasó, Nao? ¿Ruka te hizo algo de nuevo? –Nao negó con la cabeza gacha.

–Mejor dime tú a mi qué fue lo que pasó con Yomi. –Kai bajó la cara, sintiendo de nuevo esa vergüenza de sí mismo. –Kai, sea lo que sea que haya pasado, creo que debes hablar con él. Se nota a kilómetros que aún se aman, los dos. Y me parece ridículo que estén separados el uno del otro. –Dijo después de terminar su té. Kai lo miró a los ojos.

–Lo sé, y no te imaginas cuanto me arrepiento de todo lo que dije. Acababa de ver cómo era acosado por un idiota en un bar, y me cegué, dejé salir lo peor de mí. –Y realmente se sentía apenado por esa situación. –Pero a veces pienso que es mejor así, por lo menos no nos haremos daño el uno al otro. –El otro baterista lo miró un rato, escrutándolo. Al final, solamente suspiró y dejó la taza en la mesita que había al frente.

–Si quieres mi consejo, ¿para ti vale la pena arriesgarte a tener lo que tenías antes? –Y Kai reconoció esas palabras como suyas. Le miró impresionado mientras seguía hablando. – ¿Vale la pena empezar de nuevo? ¿Vale la pena intentar ser feliz a costa de lo que digan los demás? Eres tú quien debe tomar una decisión, no es nadie más. Eres tú quien puede arriesgarlo todo para conseguir aquello que quieres. –Y Nao hizo una pausa, para mirarlo a los ojos y terminar diciéndole –: Sólo, no te arrepientas de lo que decidiste, no temas seguir el camino que escogiste y no te vayas a echar para atrás cuando estés en ahí. No temas luchar por lo que quieres en el momento que puedes. –Terminó de decirle, levantándose del sillón y caminando hacía la puerta. Al momento de abrirla, dudo en decirle la última cosa a Kai. Pero, al fin de cuentas, ¿qué tanto podría perder si él se enteraba? –Por cierto, Yomi intentó atentar contra su vida ésta noche.  –Y cerró la puerta.

Kai llevó su mano a la boca, ahogando un grito de desesperación. ¿Acaso su Yomi podría ser capaz de eso? ¿Acaso él mismo necesitaría que alguno de los dos saliera físicamente dañado para darse cuenta de que se necesitaban mutuamente de una manera inigualable? No tuvo que pensarlo dos veces para levantarse del sillón, tomar algo de ropa y salir del edificio cómo alma que lleva el diablo, solamente para ver a su amado.

 

.--.

 

Nao llegó aún más empapado de lo que había llegado a la casa de Kai. Ruka le abrazó con cariño, dándole calor.

–¿Cómo te fue? –Le preguntó en cuanto Nao le dejó un beso.

–Creo que no será necesario que nos quedemos a cuidar a Yomi, ya vendrán por él. –Dijo muy convencido, sintiendo cómo detrás de él tocaban el timbre. Volteó con delicadeza a abrir la puerta, dejando ver a Kai, quien venía calado hasta los huesos por la lluvia. Entró con desespero, buscando al pequeño por todos lados.

–Está en su habitación, durmiendo. –Le indicó Ruka al saber las intenciones del otro. Kai le miró agradecido, dirigiendo sus pasos a la habitación. – ¿Qué tanto le dijiste, Pooh-chan? –Le preguntó a Nao. Éste solamente sonrió con picardía y lo tomó de la mano.

–Las mismas palabras que me hicieron ir a hablar contigo. –Le confesó con una sonrisa sincera. –Ahora vamos, dejémoslos solos. –Y ambos salieron del apartamento.

 

.--.

 

Dejó todas las prendas caer, una a una, para poder acostarse al lado del pequeño pelinegro que se hacía bolita en la cama, sollozando entre sueños. Lo abrazó con delicadeza, metiéndose entre los edredones que le cubrían el cuerpo mojado al otro. Yomi se removió incómodo por un instante, para después abrir sus hinchadísimos ojos y mirarle con tristeza.

–No, por favor no otra vez. –Solamente susurró, dejándolo de mirar. –No quiero soñar otra vez contigo, no quiero que me dejes otra vez. –Y de nueva cuenta, las lágrimas empezaron a desbordarse por sus mejillas. Kai se dio cuenta de que no estaba realmente despierto. No del todo. –Ya no quiero sufrir más. –Y Kai le abrazó más fuerte, haciendo que su calo se transmitiera al cuerpo del otro.

–No te haré sufrir más, mi pequeño –Dijo besando su frente por sobre el fleco irregular que le tapaba. –Ya no quiero estar separado de ti, cariño. Te amo y no necesito saber más que eso. –Yomi miró con ojos tristes a la cara del otro.

–No, por favor, solamente harás que crea que me quieres y luego te irás otra vez, me dejarás solo, con el dolor haciendo mi alma pedazos. Con mis pensamientos sombríos y mis deseos de autodestrucción. –Kai se aferró a él aún más fuerte, si es que cabía.

–No cariño,  no lo haré. –Y le besó la frente –No te dejaré de nuevo, y mucho menos quiero que vuelvas a hacer lo que pensaste hacer ésta noche. ¿Qué sería de mi si tú no estás? No quiero ni pensar que pasaría conmigo. –Yomi lentamente empezó a corresponder al abrazo.

– ¿Entonces no te irás ésta noche? –Dijo cual niño pequeño preguntando a su padre si no iría a trabajar ese día. – ¿Te quedarás conmigo? –Kai sonrió con tristeza.

–Ésta noche, y para siempre. –Le besó la nariz, sacando risitas del otro, haciéndole dormir. Ya mañana verían cómo podrían forjar ese “para siempre”, cómo lo forjarían juntos.

Por esa noche, durmieron abrazados, sintiendo el calor del otro, soñando por primera vez en semanas, amándose en cada respiro, en cada latido.

 

Yomi fue el primero en abrir los ojos. Y lo que vio le pareció un sueño. Se tocó la cara, para así convencerse a sí mismo que fuera verdad. Lo era. Sonrió con felicidad al ver de nuevo a Kai a su lado, se acostó de nuevo, sabiendo que aquellas palabras que creyó sueños, se hacían realidad en su mente. Tocó los labios de Kai con los suyos, despertándole románticamente. Kai también sonrió.

–Entonces no fue un sueño. –Dijo para ambos. Kai soltó una carcajada, alegre de nuevo.

–No cariño, no fue un sueño, pero podemos hacer de esto una fantasía. –Le susurró al oído, haciéndole sonrojar.

–No vuelvas a separarte de mí. –Le gritó tirándose encima, abrazándolo.

–No vuelvas tú a pensar en lo que pensaste anoche. No sabes cómo me sentí al pensar que por un momento pudiste dejar de existir en mi mismo mundo, fue completamente abrumador. –Le dijo tomando la cara del pequeño entre sus manos. –No volveré a dejarte, pero no quiero que vuelvas a pensar siquiera en eso. –Yomi asintió, apenado.

Y, casi como un mutuo acuerdo, ambos acercaron su boca a la ajena, sintiendo el sabor de la amargura y de la tristeza del otro, sabiendo que los sentimientos que crecían en sus corazones no conocerían la extinción, sabiendo que el “Para siempre” si existía.

Por lo menos para ellos.

Notas finales:

jkfldsñjkflñdsajklñ ¿Les gustó? ¿Merezco algo? 

 

En fin, creo que seguiré escribiendo para poder poner el epílogo pronto y saber que onda con Joel y con Ruka y con Nao -cosas de Akai Ai-

 

¡Besitos!

 

Maka

 

@GomitaAmarilla


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).