Capítulo 1:
- Taeminnie, apúrate. Llegarás tarde y el profesor te cerrará la puerta.
- Ya voy. Es que no sé donde dejé mi mandil, no está en mi bolso –decía mientras rebuscaba en el bolso de cuero marrón con desesperación.
- ¿No lo pusiste en el perchero de la entrada anoche?
- ¿Qué? ¿En en el perchero?
Fue corriendo a la sala, pasando en frente del mayor, quien lo miraba divertido apoyado en el marco de la puerta de la habitación. Bajó los escalones de dos en dos, llegando a la entrada y rebuscando en medio de los abrigos del perchero.
- ¡Jonghyun lo encontré! ¡Vámonos!
- Ya voy, ya voy. Tengo hambre.
Metió el mandil en su bolso y se lo cruzó sobre el pecho mientras abría la puerta de entrada.
- Hyung, vámonos. Llegaré tarde.
Salió de la casa y abrió la puerta del copiloto del auto para subirse y ponerse rápidamente el cinturón de seguridad. Tamborileaba suavemente sus dedos sobre su pierna mientras que en la otra apoyó su bolso. Sí, era tarde, y si llegaba atrasado a esa clase el profesor le daría otro sermón de cómo un artista debía entregar la vida y el alma a su trabajo y nunca llegar tarde, pero lo que más lo asustaba es que no lo dejaría entrar a la clase. Inclinándose sobre el asiento del piloto tocó la bocina dos veces instando su novio a que saliera pronto.
Justo en ese momento Jonghyun salió de la casa, echando llave y corriendo para rodear el auto y entrar. Le entregó al menor una bolsa de papel con una sonrisa de lo más inocente.
- ¿Y esto?
- Ni siquiera desayunaste. Si sigues así te desmayarás sobre el caballete y te llenarás la cara de pintura.
Sonrió ampliamente mientras sacaba el sándwich de jamón de la bolsa, inclinándose otra vez sobre el asiento del piloto pero esta vez para dejar un beso, con sabor a agradecimiento y embutido, en la mejilla de su novio.
- Gracias –dijo con la boca llena.
Le despeinó el cabello con una mano sin quitar la vista de la carretera. Mientras que el menor se quejaba por haber arruinado su peinado, pero dejando que Jonghyun lo quiera y lo acaricie. Así que se relajó sobre su asiento durante el tiempo que tardaran en llegar a la escuela de arte.
- Ya está Minnie. Que te vaya bien amor –dijo mientras se estacionaba.
- Gracias. Nos vemos más tarde –le dio un beso en los labios. –Que te vaya bien en tu nuevo trabajo, no coquetees con las chicas y piensa en mí mientras posas ante la cámara –dijo con una sonrisa y dedicándole otro beso lleno de amor antes de abrir la puerta del auto y salir.
- ¡Siempre pienso en ti amor! –casi gritó sobre la ventana del copiloto, lo suficientemente alto para que Taemin, que ya había avanzado un par de metros, lo escuchara. Pero su declaración también alcanzó a unas alumnas de escultura que entraban a la escuela y que se rieron entre ellas, mientras el menor se volteaba y le sonreía a lo lejos despidiéndolo con su mano.
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Key se despertó con los primeros rayos del sol. Odiaba que en primavera los días empezaran más temprano y que la luz se colara por sus cortinas a una hora tan indecente. Pero, también amaba cómo, en esta época del año, el aire se llenaba de la fragancia de flores que nacían y los colores eran tan brillantes. Eso lo compensaba todo.
Bueno, eso y poder ver a su novio durmiendo a su lado, con un brazo sobre su cintura, haciendo que se sienta querido.
Esa era la combinación perfecta para un día lleno de inspiración y diseños revolucionarios.
Él trabajaba en la empresa de la familia Choi. Sí, la empresa de la familia de su novio. Y era el diseñador de modas más joven y con uno de los futuros más prometedores.
Cada día iba al trabajo con una sonrisa, tratando de inspirarse para dejar que su imaginación se alimente, es por eso que siempre mantenía una actitud positiva. Simplemente porque molestarse o estresarse era feo e impedía que las ideas fluyan en su mente. Y también porque producía horribles arrugas.
Salió con cuidado de la cama, dando un último beso en los labios semi abiertos de Minho antes de levantarse por completo y luego mirarlo sobre su hombro con una sonrisa, sólo un segundo antes de salir del cuarto. Llegó a la cocina y fue directamente al refrigerador para servirse un jugo de naranja, mientras se fijaba en el reloj en forma de margarita de la pared que estaba diez minutos tarde para llegar al trabajo.
Terminó rápido su jugo y fue a tomar una ducha rápida. Acabó y se puso una toalla alrededor de la cintura, y al salir del baño se dio cuenta que Minho seguía dormido, con el ceño fruncido en una expresión concentrada, como si en sueños estuviera decidiendo una nueva estrategia de mercado.
Pero se veía encantador.
Recostado boca abajo en la cama, con la cabeza a un costado haciendo que, por la presión con la almohada, su boca se entreabriera un poco. La sábana sólo lo cubría hasta la cintura dejando su sexy espalda desnuda, con uno que otro lunar encima, descubierta y siendo bañada por los rayos del sol. Sus piernas enredadas con las sábanas y sus brazos estirados sobre el colchón.
Dudó un momento, parado en la mitad de la habitación, sobre despertarlo o dejarlo dormir. Probablemente tendría que ir a la oficina, pero le parecía injusto negarle una pocas horas más de descanso, así que decidió dejarlo durmiendo mientras se terminaba de cambiar.
Al momento de salir, le escribió una nota con un simple “Nos vemos en la fiesta, cariño. Te quiero”, y se la dejó en la almohada, dándole un sonoro beso en la frente dejando marcas de brillo labial en ella. Cogió las llaves de su auto y su bolso, y salió rumbo al trabajo.
Mientras manejaba le llegó una llamada. Contestó para escuchar a la encargada del departamento de diseño decirle que tenía que apresurarse, porque hoy habría un cambio en el grupo de modelos con los que trabajaría.
Llegó justo a la hora, incluso con tres minutos de anticipación, y fue con paso calmado hacia la oficina, es que él no corría. Vio a su amiga, la que lo había llamado, quien estaba conversando con un chico. Alguien que nunca había visto, sino recordaría esos hombros tan anchos. Y ahora que se había volteado, estaba seguro que recordaría esa sonrisa tan bonita.
- ¡Ah! Kibum, que bueno que llegaste. Te presento a Kim Jonghyun, tu nuevo modelo de campaña.