Castigo
"Hypnosis" habia resultado ser un antro de los peores, pero a Billie pareció no importarle. Incluso les había planteado a Lern y Pearl, la posibilidad de regresar a ese lugar, otra noche. Cosa que, por supuesto, ambos rechazaron.
Al llegar a su casa, sus padres habían estado esperandole despiertos y con el sermón que le darían ensayado y listo.
_ ¿Dónde has estado, William? _ preguntó Alexander Smart, su padre.
_ He salido con mis amigos _ respondió Billie tratanto de disimular, lo más que pudo, el deplorable estado en el que se encontraba.
_ Y ¿con el permiso de quién, jovencito? _ dijo levantando la voz Angélica, su madre.
_ Con el mio _dijo, a pesar del sabido reproche que recibiría por esa respuesta, tan impertinente.
_ ¿Escuchaste como me respondió, Alexander?... No te atrevas a faltarme el respeto_.
La chillona voz de la mujer, ocasionaba que la poderosa jaqueca que padecía Billie, empeorase aún más, de lo que había creido posible.
_ Calmate por favor, Angélica _ pidió Alexander quien la mayoría de veces, era más indulgente con su hijo de lo que lo era ella. _ ¿Tienes algo para decir, William ? _
_ Sabes que no, papá _ le miró como suplicando, que acabase con aquella situación de una vez.
_ Bien... con tu madre, hemos decidido que te irás de la casa _
_ ¡¿Qué?! _ eso si que había tomado por sorpresa a Billie, quien aún no podía comprender del todo, el significado de lo que su padre, acababa de decirle.
_Vivirás en el departamento de tu madre, asi no tendrás gastos de alquiler, pero deberas valerte por ti mismo. Si tienes edad suficiente como para tomar tus propias decisiones, creémos que también la tienes, como para asumir la responsabilidad completa de tus actos _
_ Ustedes no pueden hacerme esto, soy menor de edad _ dijo, tratando de defenderse de ese castigo tan grande.
_ Sí que podemos y tu lo sabes _ respondió Angélica.
Ya que se trataban de una familia bastante acaudalada, podían arreglarlo todo con dinero y su madre no sentía ni el más minimo cargo de consciencia, por tener que usar metodos tan sucios para salirse con la suya. De igual forma, Billie no podía comprender como era posible que su padre hubiese podido tomar parte de tan terrible aberración.
_ Papá dí algo, por favor _ suplicó
_ Te hará bien hijo...Hacerte responsable de tí mismo _
_ Ahora entiendo todo... Buscaban cualquier excusa para deshacerse de mi y esta es perfecta _ dijo dolido
_ Billie, por favor _
_ Sabes que es cierto papá... Es así... Pero esta bien, les demostraré que yo puedo valerme por mi mismo _ dijo con orgullo, a pesar de estar profundamente afligido.
Intetó subir las escaleras, para ir a su habitación a buscar sus cosas
_ ¡William! _ le detuvo su madre _ Como estamos a fin de mes, comprenderas que el siguiente, la cuota de tu escuela ya no sera pagada por nosotros, asi que te sugiero que te busques una pública... quiero que me traígas buenas calificaciones, como alquiler del departamento _ dijo sonriente.
Billie se enfureció por completo. Era la situacion más humillante, en la que se había visto envuelto. Quiso gritarle a su madre miles de cosas, entre ellas, que era consciente de que jamás había sentido aprecio por él y que lo único que le importaba, era mantener las apariencias frente a las zorras a las que llamaba amigas. Sin embargo, se dió la vuelta para continuar con su camino, aceptando aquella burla en silencio.
Al llegar a su habitación, se encontró con que todas sus cosas ya estaban empacadas y listas para que se marchase. Sobre la mesita de luz, estaba la llave de su nuevo hogar.
Bajó cargando algunas de sus maletas -otro día regresaría por las demás- Y se topó con su padre en el hall de entrada. .
_ Ya me voy _ dijo con reproche.
Alexander le miró en silencio, como si no se atreviese a hablarle, pero al final termino por hacerlo.
_ Aqui tienes las llaves del volkswagen _ dijo y le sonrió timidamente, antes de entregarselas. Sabía el aprecio que su hijo sentía por el primer auto que habia podido comprar, antes de convertirse en el dueño de una famosisima cadena de supermercados.
Billie le miró emocionado, de pronto, toda la pena que había experimentado hacia unos momentos, se había disipado al saberse dueño de ese volkswagen escarabajo´convertible modelo '58 con asientos de cuero originales. Aúnque la verdad, Billie entendía tanto de autos, como de fusión nuclear, es decir, que su conocimiento de la materia, era nulo. Solo sabía que amaba ese vehiculo, porque el modelo era muy bonito, pero por sobre todas las cosas, por el esfuerzo que le había resultado a su padre, el obtenerlo.
En ese momento comprendió, porque Alexander había estado tan pacible, mientras le imponían ese cruel castigo. Estaba tratando de enseñarle, la importancia de las cosas y el valor de conseguirlas por uno mismo. Estaba impidiendo que se convirtiese en el típico niño mimado, que lo tiene todo servido en bandeja de plata.
_ Muchas gracias, papá _ dijo emocionado, al instante en el que le abrazaba.
_ Pero te lo llevas mañana, ahora vete a dormir a tu habitación. Se en que tipo de estado estas, a pesar de que puedas fingirlo bien _ dijo de modo reprobatorio.
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El barrio en el que estaba ubicado su nuevo hogar, parecía ser bastante tranquilo. De edificios bajos, calles asfaltadas y bien iluminadas. Ese aparentaba ser un buen lugar para vivir.
Dejó el auto en el estacionamiento de un edificio bastante austero,- como para que uno de los departamentos fuese de su madre- y pensó que era mejor asi, ya que tendría que acostumbrarse a dejar los lujos de lado.
Al ingresar en el ascensor, y luego de marcar el piso en el que viviría a partir de ahora, se encontró con una grata sorpresa - Aunque no supo decir bien, hasta que punto era buena-.
La foto del muchacho pelirrojo, estaba pegada en el espejo de ese cubiculo de metal. Era un cartel de "se busca".
Sintiendo su corazón latir fuerte y un poco de culpa incandole de manera acusante el pecho la arrancó y se la guardó en el bolsillo.
De seguro no volveria a presentarsele la oportunidad de tener una fotografia suya, así que mejor no desaprovechar el momento.
Al ingresar al departamento, masculló miles de improperios, porque el lugar carecía por completo de muebles. Solo era una habitacion, que tenía una cocina separada por un desayunador en uno de sus extremos y en el otro una ventana que daba a la calle y un pequeño baño.
Desparramó sus bolsos, por cualquier lugar, después de tender una sabana en el piso y colocar una almohada sobre la misma y se recostó.
Sacándo el cartel de su bolsillo, se dedicó a leerlo.
"Nombre : Jack Sleiter"
"Desaparecido el dia: 27/08/2012"
"Eso fué solo hace un mes" pensó Billie, un poco preocupado por él.
"Edad:17 años... Edad en la fotografia: 16 años
"Si se tiene alguna informacion sobre él, por favor comuniquese al número 54-6732462 o dé parte en la comisaría más cercana."
Billie suspiró angustiado.
No sabía que hacer. Por un lado se planteaba la posibilidad de decir a la policia, que le había visto la noche anterior en ese barrio horrible, pero por el otro, le surgía la incognita de bajo que circunstancias había desaparecido. A lo mejor sus padres le maltrataban y por eso se escapó de ellos. O, tal vez, le habían secuestrado y le obligaban a mendigar bajo la amenaza de que matarían a toda su familia. O, peor aún, quizas no pedía limosnas, sino que le hacían prostituirse.
_ Debo dejar de ver tantas peliculas _ se dijo tratando de disipar esos pensamientos, tan estresantes y se permitió observar detenidamente su imagen. Tenía la suerte de que la fotografía fuese a color.
Sus cabellos no eran el desastre de esa noche, ahora permitían ver bien lo hermosos que eran, color rojo con matices anaranjados, caían ondulados sobre sus hombros y algunas mechas tambien, sobre su rostro como queriendo cubriselo sin lograrlo del todo. Su ceño fruncido le daba una expresión adorable a su cara de facciones delicadas; sus ojos verdes, aún muy tristes, tenían un brillo que no había podido observarle, cuando le tuvo en frente, sus labios tan jugosos y apetitosos, le llevaron a besar una y otra vez aquella imagen.
A los ojos de Billie, Jack era dueño de una belleza inigualable, y eso le traía embobado; tanto que nunca se detenía a apreciar, ese detalle que a su poseedor parecía hacerle creerse una criatura horripilante: las cicatrices que surcaban sus mejillas. Aquellas a las que en vano, intentaba ocultar con su cabello.
"Hypnosis" habia resultado ser un antro de los peores, pero a Billie pareció no importarle, incluso les había planteado a Lern y Pearl, la posibilidad de regresar a ese lugar, otra noche. Cosa que por supuesto ambos rechazaron.
Al llegar a su casa, sus padres habían estado esperandole despiertos y con el sermon que le darían ensayado y listo.
_ ¿donde has estado William? _ preguntó Alexander Smart, su padre.
_ he salido con mis amigos _ respondió Billie, tratanto de disimular lo más que pudo, el deplorable estado en el que se encontraba.
_ ¿ y con el permiso de quien jovencito? _ dijo levantando la voz Angelica, su madre.
_ con el mio _dijo, a pesar del sabido reproche que recibiría por esa respuesta, tan impertinente.
_ ¿escuchaste como me respondió, Alexander?... no te atrevas a faltarme el respeto_.
La chillona voz de la mujer, ocacionaba que la poderosa jaqueca que padecía Billie, empeorase aún más, de lo que había creido posible.
_ calmate por favor Angelica _ pidió Alexander quien la mayoría de veces, era más indulgente con su hijo de lo que lo era ella. _ ¿tienes algo para decir William ? _
_ sabes que no papá _ le miró como suplicando, que acabase con aquella situacion de una vez.
_ bien... con tu madre, hemos decidido que te iras de la casa _
_ ¡¿que?! _ eso si que había tomado por sorpresa a Billie, quien aún no podía comprender del todo, el significado de lo que su padre, acababa de decirle.
_vivirás en el departamento de tu madre, asi no tendrás gastos de alquiler, pero deberas valerte por ti mismo, si tienes edad suficiente como para tomar tus propias decisiones, creemos que tambien la tienes, como para asumir la responsabilidad completa de tus actos _
_ ustedes no pueden hacerme esto, soy menor de edad _ dijo, tratando de defenderse de ese castigo tan grande.
_ si que podemos y tu lo sabes _ dijo Angelica.
Ya que se trataban de una familia bastante acaudalada, podían arreglarlo todo con dinero y su madre no sentía ni el más minimo cargo de consciencia, por tener que usar metodos tan sucios, para salirse con la suya. Igual Billie, no podía comprender como era posible que su padre, hubiese podido tomar parte, de tan terrible aberracion.
_ papá dí algo por favor _
_ te hará bien hijo, hacerte responsable de tí mismo _
_ ahora entiendo todo... buscaban cualquier excusa para deshacerse de mi y esta es perfecta _ dijo dolido
_ Billie por favor _
_ sabes que es cierto papá... es así... pero esta bien, les demostraré que yo puedo valerme por mi mismo _ dijo con orgullo, a pesar de estar profundamente dolido.
Intetó subir las escaleras, para ir a su habitacion a buscar sus cosas
_ ¡William! _ le detuvo su madre _ como estamos a fin de mes, comprenderas que el siguiente, la cuota de tu escuela ya no sera pagada por nosotros, asi que te sugiero que te busques una pública... quiero que me traigas buenas calificaciones, como alquiler del departamento _ dijo sonriente.
Billie se enfureció por completo, era la situacion más humillante, en la que se había visto envuelto. Quiso gritarle a su madre miles de cosas, entre ellas que era consciente de que jamás había sentido aprecio por él y que lo único que le importaba, era mantener las apariencias frente a las zorras a las que llamaba amigas. Sin embargo, se dió la vuelta para continuar con su camino, aceptando aquella burla en silencio.
Al llegar a su habitación, se encontró con que todas sus cosas ya estaban empacadas y listas para que se marchase. Sobre la mesita de luz, estaba la llave de su nuevo hogar.
Bajó cargando algunas de sus maletas, otro día regresaría por las demás.
Se topó con su padre en el recibidor.
_ ya me voy _
Alexander le miró en silencio, como si no se atreviese a hablarle, pero al final termino por hacerlo.
_ aqui tienes las llaves del volkswagen _ dijo y le sonrió timidamente, antes de entregarselas, sabía el aprecio que su hijo sentía, por el primer auto que habia podido comprar, antes de convertirse en el dueño de una famosisima cadena de supermercados.
Billie le miró emocionado, de pronto toda la pena que había experimentado hacia unos momentos, se habían disipado al saberse dueño, de ese volkswagen escarabajo´convertible modelo '58 con asientos de cuero originales. Aúnque la verdad, Billie entendía tanto de autos, como de fusion nuclear, es decir que su conocimiento acerca de la materia, era nulo, solo sabía que amaba ese vehiculo, porque el modelo era muy bonito, pero por sobre todas las cosas, por el esfuerzo que le había resultado a su padre, el obtenerlo. En ese momento comprendió, porque Alexander había estado tan pacible, mientras le imponían ese cruel castigo. Estaba tratando de enseñarle, la importancia de las cosas y el valor de conseguirlas por uno mismo, estaba impidiendo que se convirtiese en el típico niño mimado, que lo tiene todo servido en bandeja de plata.
_ muchas gracias papá _ dijo emocionado, al instante en el que le abrazaba.
_ pero te lo llevas mañana, ahora vete a dormir a tu habitacion, se en que tipo de estado estas, a pesar de que sepas fingirlo bien _ dijo de modo reprobatorio su padre.
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El barrio en el que estaba ubicado el departamento, parecía ser bastante tranquilo. De edificios bajos, calles asfaltadas y bien iluminadas, ese aparentaba ser un buen lugar para vivir. Dejó el auto en el estacionamiento de un edificio, bastante austero, como para que uno de los departamentos fuese de su madre, pero le pareció mejor asi, ya que tendría que acostumbrarse a dejar los lujos de lado.
Al ingresar en el ascensor y luego de marcar el piso en el que viviría a partir de ahora, se encontró con una grata sorpresa, aunque no supo decidir bien, hasta que punto era bueno eso.
La foto del muchacho pelirrojo, estaba pegada en el espejo de ese cubiculo de metal. Era un cartel de "se busca".
Se sintió un poco culpable al arrancarla y guardarsela en el bolsillo, pero de seguro que no volveria a tener la oportunidad de tener una fotografia suya.
Al ingresar al departamento, mascullo miles de improperios, ya que el lugar carecía por completo de muebles. Solo era una habitacion, que tenía una cocina separada por un desayunador en uno de sus extremos y en el otro una ventana que daba a la calle y un pequeño baño.
Desparramó sus bolsos, por cualquier lugar después de tender una sabana en el piso y colocar una almohada sobre la misma. Se recostó y sacando el cartel de su bolsillo, se dedicó a leerlo.
Nombre : Jack Sleiter
Desaparecido el dia: 27/08/2012
"eso fué solo hace un mes" pensó Billie un poco preocupado por él.
Edad:17 años... Edad en la fotografia: 16 años
Si se tiene alguna informacion sobre él por favor comuniquese al número 54-6732462 o de parte en la comisaría más cercana.
No sabía que hacer, por un lado se planteaba la posibilidad de decir a la policia, que le había visto la noche anterior en ese barrio horrible, pero por otro lado, le surgía la incognita de bajo que circunstancias había desaparecido, a lo mejor sus padres le maltrataban y por eso se escapó de ellos o tal vez le habían secuestrado y le obligaban a mendigar, bajo la amenaza de que matarían a toda su familia... o peor aún, quizas no pedía limosnas, sino que le hacían prostituirse.
_ debo dejar de ver tantas peliculas _ se dijo tratando de disipar esos pensamientos, tan estresantes.
Observó unos instantes más su imagen, tenía la suerte de que la fotografía fuese a color.
Sus cabellos no eran el desastre de esa noche, ahora permitían ver bien lo hermosos que eran, color rojo con matices anaranjados, caían ondulados sobre sus hombros y algunas mechas tambien, sobre su rostro como queriendo cubriselo sin lograrlo del todo. Su ceño fruncido le daba una expresion adorable, a su cara de facciones tan delicadas, sus ojos verdes, aún muy tristes, tenían un brillo que no había podido observarle, cuando le tuvo en frente, sus labios tan jugosos y apetitosos, le llevaron a besar una y otra vez aquella imagen.
A los ojos de Billie, Jack era dueño de una belleza inigualable, y eso le traía embobado, tanto, que nunca se detenía a apreciar, ese detalle que a su poseedor parecía hacerle creerse una criatura horripilante: las cicatrices que surcaban sus mejillas, aquellas a las que en vano, intentaba ocultar con su cabello.