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Da igual. por NENI

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Notas del fanfic:

Opinen. Es muuuuy corto.

Notas del capitulo:

Algo que daba vueltas en mi cabeza.

Y siguió maldiciendo cada cosa que odió de él, las veces que se sintió rechazado por él, las humillaciones y la maldita forma en que lo miraba cuando quería algo.

Nunca le escuchó decir que lo quería o que lo necesitaba, Marco nunca lo hizo, pero tampoco le pidió nada y si él decidió acercarse fue su culpa, fue su culpa porque disfrutaba cada noche del contacto frío del bastardo sobre él, oh sí, porque de algunas cosas no se quejaba.

El cuerpo de Marco le quitó el frío alguna mañana mientras dormía, aunque cuando despertaba, en unas horas todo volvía a la normalidad; él trabajaría en la cafetería de enfrente del trabajo de Marco y Marco compraría el café latte de siempre. Nunca cambió el menú, nunca cambió con él y así fue hasta ese día.

 

A veces se aburría y contaba los sobrecitos de azúcar en el mostrador, entre el olor a café que le provocaba náuseas y el mareo por falta de alimento, se sentaba a mirar el lujoso edificio que estaba a sólo cruzar la calle.

Su jefe era un tipo tan blando que sentía pena por él; para nadie era un secreto que su esposa lo maltrataba y sus hijos lo odiaban o al menos eso parecía. Los empleados se aprovechaban del pobre hombre y él no era la excepción.

—A veces me pregunto qué pasa por tu cabeza cuando te quedas viendo el techo de esa forma.

—No creo que te importe y si lo dices es porque no tienes otra cosa que hacer —No quitó su vista del techo; se inclinó más sobre la silla de madera—. ¿Qué pasa?

—Nada, creo que tendremos el día libre —contestó tranquilo su compañero de trabajo.

— ¿Y eso? —preguntó dejándose caer al frente para mirar por la ventanilla del café.

—Creo que el edificio de enfrente se esta incendiando —dijo tranquilo el hombre regordete mientras tomaba una aspirina de la mesa.

Él no era de las personas que entran en pánico, nunca le importó nada, ni nadie a su alrededor, era tan bueno demostrándolo que estaba consciente de que nadie lo apreciaba; ¿y quién lo haría? No era más que un parasito que robaba en cuando veía oportunidad y se aprovechaba de la buena fe de las personas que no lo conocían bien.

No es que no sintiera ni curiosidad por saber si Marcos había perecido en el incendio o lo llamaría para que lo «ayudara» esa noche, pero, y si sí había muerto; no, no quería ni saberlo, tal vez lo vería en las noticias junto a las otras victimas del incendio o se daría cuenta cuando no llegara al café.

Se fue con el rostro más pálido de lo común, serio, como era su costumbre, nadie lo sabía pero él sentía y lo que sentía no era bueno. Nunca sintió tan frío su propio apartamento. Ni siquiera se molestó cuando vio al gato de su vecina en la cocina hurgando en el basurero, aunque odiaba al animalejo.

Se acostó en el suelo siempre mirando el techo, no tenía ganas de llorar porque lo que tenía con Marcos no era nada serio y no se querían o más bien el hijo de puta no lo quería a él. ¿Pero él quería a Marco? A su manera lo hacía.

Y esperó, y la noticia llegó y no fue buena. Lloró, lo hizo, pero no se lamentó porque no lo lamentaba para nada, no le haría falta la presencia de Marcos, lo quería, pero no de la forma habitual; cuando quieres algo te aferras a ello, pero él no se aferró porque sabía que algún día Marco se iría, no esperaba que de esa forma, pero daba igual.

Notas finales:

Opinen. ¿Qué pasa por sus cabezas?


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