Mi mente hizo conexión con mi cuerpo cuando abrí los ojos, la luz de la calle me molestaba demasiado y aunque hubiese querido seguir durmiendo, algo me decía que me iba a ser imposible.
Chasqueé la lengua notando mi boca seca y pastosa, necesitaba beber agua y tal vez tomarme una pastilla para el dolor de cabeza.
-Hey…- Miré hacia la procedencia de esa voz.
Jonghyun me miraba con una mueca de preocupación en el rostro, llevaba una botella de agua en una mano y una toalla húmeda en la otra. Con algo de fuerza levante mi mano y acaricie mi frente, tenía el pelo mojado por esa zona y me notaba algo caliente, deje caer mi brazo.
Los recuerdos de la noche anterior se agolparon en mi cabeza como un caballo entrando al galope. Me sobresalté. Taemin, Chohee, Kibum, el manager. Todo aquello que suponía un problema me estaba empezando a rasgar por dentro.
Jonghyun trepó por la cama y se sentó a mi lado lo más cerca posible de mi cuerpo, y me tendió la botella, ante mi nulo movimiento, él me ayudó a incorporarme y beber un poco.
-Me dijiste que estabas bien… y después te desplomaste en el baño, no sé si lo recuerdas- Negué con la cabeza- Pues como me vuelvas a hacer eso me encargare yo mismo de matarte.
-Perdón…- El rostro indignado de Jonghyun lo decía todo, sin necesidad de palabras.
Dejo caer su mano en mi pierna y comenzó a acariciarla lentamente, de arriba abajo, mientras yo recomponía mis pensamientos y dejaba la taciturnidad a un lado. Me deshice de las sabanas, pero no me levanté, porque Jonghyun seguía mirándome. Las tareas se me agolpaban en la cabeza y mi cerebro me decía que debía levantarme y cumplir con mi cometido, pensar que iba a hacer con lo de Chohee, ir a ver a Key y terminar la charla con Taemin. Pero en cambio, mi corazón me decía que debía quedarme y escuchar lo que Jonghyun tenía que reprocharme.
-¿Por qué pasaste la noche en el hospital? ¿Te paso algo?- Se acercó más a mí, esperando la respuesta que se había atascado en mi garganta.
-Operaron a Kibum de urgencia- Su labio tembló- El me necesitaba ahí, y ahí estuve, toda la noche…
-¿Por qué no me llamaste?- Su voz sonaba ansiosa, sedienta de respuestas que tardaban en procesarse.
-Yo, estaba con Minho… - Empecé a hablar y el se cruzo de brazos- Taemin no podía aparecer por ese lugar, porque no pensarías en dejarle solo ¿Verdad?
Jonghyun bufó y se levantó de la cama balanceando sus brazos de lado a lado.
-¿Y como esta?- Busqué mi móvil con la mirada, en teoría si Key despertaba deberían haberme llamado.
Pero no estaba en mi habitación.
-Me dijeron que la operación había salido…- Mire debajo de la cama-…bien.
-¿Qué estas buscando?
-Mi móvil…
Y me lo tendió, lo agarraba con delicadeza, con miedo a romper la pantalla o dañar alguno de los detalles. Lo cogí con ambas manos.
Como esperaba, dos llamadas perdidas de ella.
-¿Es Chohee?-Le mire sobresaltado, con la sorpresa dibujada a líneas firmes sobre mi rostro- Te recuerdo que tengo una vista excelente y prácticamente me lo estas enseñando.
Mi primer impuso fue esconder el móvil de su mirada, pero después me percate de que era demasiado tarde y daba igual si lo veía o no.
-¿Que tal con ella?- La pregunta no iba dirigida con la intención de ser amable, sin interesarse por mi vida, si no, por los más puros celos.
-B-bien- Me reí intentando introducir un aroma fresco en el ambiente podrido –Es muy amable…
-¿Hablasteis de trabajo?
Tal vez fue porque se atascaron las palabras en mi garganta, o porque literalmente me tembló todo el cuerpo, pero Jonghyun arrugo la nariz y echo la cabeza hacia atrás.
“-Te doy hasta mañana Jinki, si no, toda la prensa se enterara de las relaciones que tenéis entre vosotros y eso es muy problemático, probablemente, tanto como para arruinar vuestra carrera.”
Acabe por tragarme las palabras. No, no, no, no pensaba contarle a Jonghyun sobre mi problemón con Chohee, entraría en cólera e iría a “pedir explicaciones” con ambos puños.
-¿Onew?- Le mire sobresaltado
-Sí, sí, hablamos de trabajo, yo pagué la cena…
Decidí que por el momento me mantendría callado, y el secreto de la supuesta amenaza de la mujer fantasma se quedaría encerrado en mi cabeza de momento. Al menos hasta que encontrara la forma adecuada de planteárselo a los miembros sin que hubiese suicidios.
-Que caballero- Jonghyun ironizó, a decir verdad, llevaba todo el rato haciéndolo y eso, me molestaba un poco.
-Mi madre me educó bien- El moreno emitió una risa baja.
En eso, vi como Taemin abría la puerta nos miraba a ambos y después entraba cauteloso con un vaso lleno de té en la mano, el problema era que su mano temblaba demasiado y a la infusión le empezaban a salir burbujas por tanto meneo. Jonghyun fue rápido y salvó el vaso de las manos de Taemin antes de que cayera.
Después me lo entregó a mí. Lo recibí gustoso. Observé como Taemin se iba igual de silencioso a como había entrado, sin dirigirme ni una palabra. Mi mente supuso que Taemin se sentiría avergonzado por la conversación que tuvimos la noche pasada. Le había costado abrirse, y mostrarse tan débil y desprotegido ante alguien, por mucha confianza que le tengas, siempre es algo duro, para cualquier persona.
Le di un trago a la bebida caliente, me sentí bien, pero aun necesitaba algo para la cabeza. Miré mi teléfono levantándome de la cama por fin, observé detenidamente el nombre en la pantalla y mi dedo impulsado a seleccionar la opción de re-llamada.
Me pase una mano por el pelo, antes de mirar a mi acompañante.
-Tengo que hacer una llamada- Jonghyun me miro extrañado, pero fui demasiado obvio y no necesitó una palabra más para molestarse.
-¿Qué?- Dijo señalando la puerta - ¿Quieres que me vaya?- Cerré los ojos dejando escapar el aire lentamente por mi boca.
-Solo es una llamada, saldré después- Él levantó sus manos y se dio la vuelta, saliendo por la puerta con la que dio un portazo.
No desaproveche el tiempo y en seguida marque el número, que comenzó a dar tono.
Al tercero una voz femenina y alegre me contesto.
-Vaya, Jinki, estaba a punto de enviar la foto a la prensa
-Lo haré, pero en cuanto recibas la atención que quieres me dejarás en paz, a mí y a todo SHINee
-¡Qué bien Jinki!- Gritó de alegría- ¡Me alegra saber que puedo contar contigo!- Puse mala cara, en realidad no me quedaba otra opción más que caer ante su chantaje, porque contárselo a Jonghyun era una idea que en esos momentos no me parecía correcta- Nos lo pasaremos bien, ya verás.
-Disculpa que lo dude- Se escuchó su risa en el fondo.
-¿Qué tal si pasamos el día juntos?- El hastío empezó a palpitar en mi cabeza, sabía que mi tortura acababa de empezar, pero el hecho de que fuera lo mejor para SHINee me daba las energías necesarias para afrontar mi castigo.
Me vestí con lo primero que vi, ni siquiera me preocupe en combinar las prendas, me daba igual mi aspecto en ese momento. Cogí de mi cajoncito las gafas de sol más grandes que tenia y comprobé que tal vez no se me viera la cara allá afuera, o tal vez pedía demasiado.
Salí de mi habitación con paso lento, no me importaba si llegaba tarde, una parte de mi deseaba no llegar. Como era de esperarse Jonghyun me cazó a mitad del salón.
-¿A dónde vas?- Me pregunto desde el sofá, se levantó lentamente, agradecí su lentitud y cuando llego a ponerse a mi altura (un poquito más bajo) quise agarrarle y sujetarme a él como si me llevara una fuerte corriente.
-A visitar a Kibum- Le mentí, y me supo muy mal.
-Voy contigo- Pero antes de que se girase le llame la atención con una sacudida en su hombro.
-No, Taemin no puede quedarse solo
-¿Desde cuándo soy su niñera?
-Desde que estoy ocupado
-¿Ocupado?... Onew…
-Jonghyun- Me adelante- Minho está allí y Taemin no va a quedarse solo…Cuando yo vuelva, podrás ir tu.
-Pero quiero ir contigo- Y de nuevo esa mirada, esa dulce y aniñada mirada de cachorro perdido bajo la lluvia.
Cerré los ojos, manteniendo la compostura para no derrumbarme, negué con la cabeza y escuché un suspiro procedente de sus labios.
-Lo siento Jong…
Las calles estaban abarrotadas a esa hora de la mañana. Tanta gente apelotonada facilitaba mi misión de pasar desapercibido, porque ni yo podía verme los zapatos. Entre tanta gente llegué al sitio acordado diez minutos más tarde y ella ya me estaba esperando. Su vestuario llamaba demasiado la atención, pues ella era claramente más mayor de lo que quería aparentar con esa vestimenta tan inocente.
Me paré frente a ella y se digno a darse cuenta de mi presencia, se quito las gafas de sol, se sacudió el vestido y me tendió la mano.
-Vamos cariño, no seas vergonzoso…- Recé mentalmente para que me atropellara algún coche y librarme de esa.
Se porto amablemente conmigo, quitando el hecho de que se apegaba demasiado a mí y algunos de sus movimientos o gestos eran algo descarados. Hablaba por los codos, y yo no podía hacer más que asentir, incluso llego un momento del día en el que me compro un helado.
-En realidad no dejo de pensar en que eres una buena persona.
-¿A si?- Ella le dio otro lametón a su helado mientras yo dejaba derretirse el mío.
-Es bonito que estés haciendo esto por tus compañeros- No supe leer el cartel de sarcasmo- ¿Qué le dirás a Jonghyun?- E hice de nuevo un voto de silencio- Porque tendrás que decirle algo cuando vea las fotos
Y me quede clavado en el sitio, una vez más mi lado estúpido había aparecido, había olvidado completamente que era el estar envuelto en un escándalo y supuse que de esa salida matutina quedarían secuelas en forma de fotografías y videos.
-¿Qué pasa Jinki? ¿No te sientes bien?
Notaba como la nata del helado se escurría hasta legar a mis dedos, derritiéndose al mismo tiempo que mis neuronas.
-No, no había pensado…- La vi sonreír y esa sonrisa me molestó, porque estaba cargada de maldad.
-¿Quieres sentarte un rato?- Miré sus ojos afilados buscando una pequeña pizca de compasión.
-No gracias, cuanto antes terminemos mejor- Tiró el helado que nos sobraba a la basura y siguió caminando a mi lado, como si los pensamientos furiosos no existieran.
Me decía que no arrugase el entrecejo, que le sonriera, pero no accedí a cogerle de la mano. La hora de comer se iba acercando y la gente despejaba las calles, temía quedarme solo con ella, sin nadie a nuestro alrededor que me escondiera de las lentes de las cámaras. Las gafas de sol empezaban a pesarme.
-Oh, mira una joyería… -No entendí el entusiasmo repentino hasta que se acerco al escaparate.
Sabía lo que estaba viendo, y no me gustaba un pelo, intente negarme poniendo la escusa de que no llevaba dinero suficiente encima, pero entonces pago ella. Sin importar cuánto costaran, tan solo por su interés, compró dos anillos exactamente iguales, uno pequeño para ella y otro más grande para mí.
-¿No estás llevando esto demasiado lejos?
-Lo suficiente- Me tendió el pequeño aro de plata- Póntelo.
Sin poder huir de su mirada no tuve más opción que ponérmelo, porque sentía que no iba a irme de allí si no me ponía el estúpido anillo.
Me sonrió una vez quedó satisfecha. Por un lado, una parte de mi se podría a acostumbrar a regalos caros y mucha atención de una chica guapa, pero la otra parte de Onew, la que estaba tan perdida en el corazón de Jonghyun, me bloqueaba, y hacia de ese anillo el objeto mas moralmente pesado del mundo.
Mire a esa chica, que observaba fascinada el anillo de su dedo, como si hubiese sido el regalo más inesperado de su vida,
-Aun nos queda tiempo ¿Vamos al cine?
-No por favor- Le corté, incluso mi voz sonó con algo de asco, como si fuera la idea más horrorosa y sin sentido que me habían planteado.
-No me contestes así- Y empezó un pequeño duelo de miradas, sabía que ella pretendía que me disculpara por mi actitud.
Gané cuando ella cerró los ojos para dedicarme una sonrisa ladina.
-Entiendo que tengas otras cosas mejores que hacer- Seguía sonriendo, y me daba miedo- Puedes irte, pero déjame que te castigue por semejante actitud
Se acercó a mi rápida como un ave en caza y me plantó un beso en la mejilla, largo y mojado de brillo de labios. Aparte ligeramente a cara cuando me di cuenta de lo que aquello significaba y ella bajó de sus puntillas.
-Llámame- Me susurró al oído antes de irse medio corriendo, medio saltando a coger un taxi, antes de subirse a uno, levantó su mano en mi dirección y se despidió alegremente.
Básicamente me quedé allí plantado con cara de estúpido y esperando a que nadie hubiera visto eso, aunque si ella lo había hecho era porque había alguien mirándonos específicamente a nosotros.
Maldije por lo bajo mi mala suerte.
En el pasillo del hospital, los médicos acababan sus rondas de revisión y andaban apurados a su fin de turno.
Me sorprendí encontrarme cara a cara con el hombre que recientemente había entrado en mi lista negra.
-Hola Jinki…- Fue un saludo normal, incluso rutinario.
-¿Cuántas vidas ha puesto en peligro hoy?- Pero lo mío fue un corte limpio, un golpe bajo.
Pasé a su lado con mi fina indiferencia y me dirigí a la habitación donde Key estaría descansando, llamé dos veces a la puerta, y fue Minho quien me contestó.
Entré despacio y al primero que vi fue a un Key despierto, recostado en la cama intentando domar un pelo rebelde, después vi a Minho sentado en el sofá de atrás.
-Hola- Llame la atención
Key tardó un poco en mirarme, pero cuando lo hizo una sonrisa empezó a ensancharse en su rostro, sus mejillas se colorearon y sus ojos felinos se achicaron.
-¿Cómo estás?- Me senté frente a él, en su cama.
-Mucho mejor, aun estoy despertándome…- Se le notaba un poco en la lentitud de sus movimientos.
-Veo que tienes buena compañía- Dije mirando a Minho, este me sacó la lengua.
-¿Este? No te creas, si no me hace ni puto caso
-¿Perdón?- Devolvió Minho- Llevo todo este tiempo siendo tu mayordomo…
Y siguieron discutiendo, me reía al verles tan vivos por unos momentos, todo aquello me había faltado en casa, en el trabajo, con mis hermanos, y en ese momento era como un soplo de aire fresco.
-Onew… -Hasta ese instante en el que Key me observaba sin vergüenza- Veras… ¿Por qué tienes brillo de labios en la cara?