Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Genjutsu por SinnaeGrell

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, sino a Masashi Kishimoto, creador de Naruto.

Notas del capitulo:

Nyan! 
Tenia tiempo queriendo escribir un One-Shot asi ^^ 

Pero en fin!

Espero que les guste ^^

El silencio se prolongó, convirtiéndose en algo incómodo e, inclusive, doloroso.
–¿Qué? ¿De qué están hablando? –ironizó el rubio. No tenía sentido que fuese verdad. Después de todo, era uno de los tres sannin, uno de los más poderosos hombres que había conocido.
–Sé que puede ser muy repentino, pero es la verdad. El chico Jiraiya había encontrado el escondite de Akatsuki y fue por su cuenta…  –afirmó Fukasaku, con el dolor emergiendo de sus palabras.
–No… ¡No puede ser cierto! –gritó el rubio, con las manos hechas puños.
–Es cierto –afirmó la Hokage, sentada en su silla, detrás de ese escritorio repleto de papeles.
–No… –insistió.
–¡Afróntalo! Jiraiya ha muerto. –Dijo con firmeza. Sus ojos no parecían tener alguna muestra de sentimientos.
–¿Tú lo dejaste ir, verdad? –preguntó con su alterada voz a la mujer.
–Sí, así es. –respondió con sencillez, haciendo que su casi indiferencia irritara de sobremanera al joven.
–¡Si él hubiera sido Hokage no te hubiera permitido correr tal riesgo! –gritó, lastimando su garganta.
   La mujer sólo calló, mirando al ojiazul con dolor y firmeza.
–Naruto… –susurró Sakura, a su lado.
–¡¿Por qué lo dejaste ir?! –vociferó lo más moderado que pudo, pero aun así no pudo evitar tensar más el ambiente.
   Todos los presentes callaron, comprendiendo el dolor de Naruto. Su maestro había muerto. El hombre que había considerado su propio padre y amigo. El hombre con el que había vivido tantas cosas, del que aprendió tanto y el hombre que creía plenamente en él.
–N-Na… –susurró la pelirrosa, pero el rubio, con el dolor en su rostro intentando salir en forma de lágrimas, lo forzó a huir de la oficina de la Hokage.
   ¿Cómo ella se había podido permitirse el lujo de aceptar que su maestro fuese a una misión tan peligrosa… y solo? Si hubieran tenido los papeles invertidos, él jamás habría permitido que la abuela se afrontara con algo así. Algo de esa magnitud… Con Akatsuki…  Sus pasos eran lentos y pesados. Sólo quería algo de aire fresco, sólo quería silencio y tranquilidad. Sólo quería que todo eso fuera mentira y que el sabio pervertido apareciese con una sonrisa y una paleta  de hielo partida a la mitad para compartirla con él.
   Quizá tardó unos veinte o quince minutos en percatarse de estar en un claro, después de haber atravesado un pequeño paraje rodeado de árboles verdes y húmedos. Estaba completamente alejado de todo y todos. Sus piernas perdían fuerzas, por lo que decidió sentarse y respirar el aire puro del exterior.
 
                                                                                         “Te enseñaré el jutsu de invocación”
 
  
Él era tan fuerte… incluso decidió ser maestro de un chiquillo ruidoso como él. Ese jutsu le había salvado la vida en el entrenamiento. Su no fuese por él, no sería capaz de utilizarlo… Su voz aún resonaba dentro de él, diciendo tantas cosas una y otra vez.

                                         “Hace tiempo fui maestro del cuarto Hokage… Extrañamente tienes cierto parecido con él”

   Esas palabas siempre retumbaron en su cabeza durante tanto tiempo. Él tenía fe en que se convertiría en Hokage algún día… Pero ya no estaría para verlo. Ya no tendría la oportunidad de demostrarle que su alumno pudo cumplir su más grande y ansiado sueño. ¿De qué servía esforzarse?  Cuando menos se dio cuenta, sus mejillas se humedecieron por las lágrimas que las recorrían.
–¿Eh? –murmuró, para sí mismo –¿Por qué estoy…? –su voz se ahogó.
   Ahora lo comprendía. Era verdad, después de todo. Jiraiya; su maestro, uno de los tres sannin, su tutor, su amigo, su compañero… Ya no estaba. Su pecho dolía y ardía. Su cabeza daba vueltas y las lágrimas no dejaban de brotar. Tardó quizá unos minutos para que su cuerpo comenzara a temblar. Logró distinguir un casi imperceptible brillo rojizo de entre los árboles. En ese momento, las lágrimas dejaron de salir, por alguna razón que no comprendía. Algo se movió de entre los árboles. Alzó la guardia de nuevo, poniéndose de pie para enfrentar a un posible enemigo.
–¡¿Quién está ahí?! –gritó furioso. Ni siquiera fuera de la aldea podía tener algo de paz, estando en una situación tan dolorosa…
   En ese momento, un chico con ropa al estilo japonés apareció de entre las ramas verdosas frente a él. Además de la blancura de la parte superior de su atuendo, un gran cinturón de tela con forma de cuerda, de color morado y las típicas sandalias ninja.
–T-Tú… –tartamudeó el rubio, abriendo los ojos en demasía.
   El silencio se prolongó, mientras, de un momento a otro, las ramas de un árbol cercano acorralaron los brazos del rubio.
–¡T-Tsk…!
   El recién llegado se plantó frente a él, viéndolo con frialdad. Esos ojos tan afilados que siempre lo habían estremecido e intrigado.
–¿Qué haces aquí? –le gruñó, al ver que no hacía ni decía nada. Silencio de nuevo. Esa mirada seguía clavada en los ojos azules. –¡Responde! –De nuevo silencio. Sus lágrimas se desbordaron por lo que le ocurría. –¡Mierda, Sasuke, mierda! ¿Qué carajo haces aquí? ¡Libérame! ¡Suéltame! ¿Tienes miedo acaso de que te mate? –comenzó a sentir que el oxígeno le faltaba. –O es que… ¿quieres matarme? –susurró, con su voz quebrada. La mirada de Sasuke no se apartaba –¡Vamos, mátame! ¡Adelante! 
–Naruto –dijo su voz suave y firme. Avanzó lentamente hacia él, con un kunai empuñado por su mano derecha.
   Así que era hora, ¿no? Naruto ni siquiera tenía fuerzas para intentar liberarse de las ramas que lo acorralaban. Cerró los ojos, recordando a su maestro, a sus compañeros. No los volvería a ver, ¿no? No podía siquiera moverse… Tenía miedo. Había luchado tanto para hacerse fuerte para poder alcanzar a Sasuke y regresarlo a la aldea… ¿y todo eso iba a terminar así? En una patética muerte. Apretaba sus puños con la poca fuerza que tenía. Sasuke siempre había sido tan fuerte, tan decido… Siempre opacándolo, ridiculizándolo frente a todos. Quería fuerza para demostrarle que no era un chiquillo; que podía ser más fuerte que él o que, por lo menos, podía ser un rival digno para el único sobreviviente del clan Uchiha. Pero ya veía su muerte aproximándose. Sentía a la parca tras de sí… Su infancia no había sido tan mala, ahora que lo pensaba, sobre todo si la contrastaba con la de Sasuke. El chico de cabello negro que siempre fue tan serio y superior a él. Lo recordaba perfectamente; era el único chico que se había percatado de su dolor, porque ambos conocían perfectamente esa palabra. Dolor. Tristeza… Soledad. Sus ojos transmitían a la perfección esas palabras, tanto, que podían saber lo que pensaba el otro. Pero ya se había acabado esa relación de camaradas. Sería un verdugo digno… Pero sintió algo extraño en sus labios. Una sensación que ya antes había vivido… pero era diferente. Era frío y suave. Abrió sus ojos, sin comprender nada. Sasuke… estaba besándolo. Se apartó bruscamente lo más que pudo, aunque las ramas no lo dejaran que fuera una tarea fácil. Tenía lágrimas de desesperación, tristeza y odio recorriendo sus mejillas.
–¡¿Qué crees que estás haciendo, imbécil?! –le gritó, con su garganta ya desgarrada. Los ojos negros que tenía frente a él ya no eran de superioridad ni de burla… sino de dolor. Dolor puro y sincero. –Qué… crees que… haces… –susurraba cada vez con menos fuerza. Su cuerpo sólo se mantenía de pie gracias a las ramas que lo sostenían… Su soporte volvió al árbol, liberándolo y dejándolo caer al piso.
   El silencio dolía. No comprendía por qué había hecho eso. No lo entendía. ¡Dolía, joder, dolía mucho!
–¿Qué haces aquí? ¡Responde! –intentó recobrar la compostura y de nuevo se puso de pie. Sus ojos azules estaban vacíos.
–Vine a matarte –fue lo que su seria y melodiosa voz emitió.
–Já… –rio crudamente por lo frío que era.
–Pero no puedo –se dijo a sí mismo, aunque el rubio alcanzó a escucharlo. –Naruto. –lo vio seriamente. –Deja de seguirme.
–¿Qué? –susurró, incrédulo. –¡¿Cómo demonios quieres que… te deje ir así de fácil?! –gritó. Comenzaba a quedarse afónico.
–Destruiré la aldea de Konoha. Únete a mí… o te mataré. – dijo con algo de dolor en su voz. Aunque intentaba odiarlo, no podía borrar tantos recuerdos que tuvo con ese idiota frente a él.
   Naruto rio. ¿De verdad lo decía en serio?
–Tendrás que matarme, entonces… –sonrió crudamente. –Porque no dejaré de intentar recuperarte…
   En menos de un segundo, Sasuke se encontraba frente a él, a menos de diez centímetros de su cuerpo… El aire del rubio se esfumó, paralizando su cuerpo. Los brazos del azabache frente a él lo rodearon, con lentitud.
–Idiota…
   Y, entonces, todo se volvió negro, para volver a la realidad. Sasuke no estaba en ninguna parte y no parecía lastimado por las ramas que lo habían estrujado hacía rato.
–¿Sasuke…? –susurró al aire.
   Aún seguía en el piso, recostado… ¿Había soñado todo eso? Sus lágrimas habían dejado de brotar, pero el dolor seguía ahí. ¿Por qué tenía que soñar algo así justo en un momento tan jodido? Su cuerpo dolía, su cabeza palpitaba y su corazón se quemaba por el dolor. Se puso de pie. No quería estar solo. Después de todo, eso había sido sólo un sueño… Jiraiya no hubiese querido verlo así. Él era un hombre fuerte y su alumno debía ser como él. Caminó de regreso a la aldea. Debía disculparse con la Hokage… Había sido muy hostil con ella, siendo que también debía de estar pasándola mal, después de todo, tenían la misma relación que Sakura y Naruto, pero con muchos años encima.


  * * *

–¿Se puede saber qué fue eso? –preguntó una pelirroja.
–Cállate, Karin. –bufó y avanzó hacia la dirección contraria.
–¿No iríamos a Konoha...? –preguntó el peliblanco, tomando agua de una botella.
–Lo pospondremos –susurró y los demás asintieron. –Aún no es hora… para destruir Konoha.
   Volteó de nuevo hacia atrás. Apenas lograba distinguir ese color anaranjado atravesando el claro. Suspiró para sí mismo. No quería hacerlo… no a él. No a Naruto.
–Fue un genjustu… ¿cierto? –le cuestionó Suigetsu, sin que los demás escuchasen. Sasuke asintió con disimulación.
   Siguió su camino. Debía hacerse fuerte para superar a Naruto. Si lo lograba… al terminar con su vida y con Konoha… él también terminaría con la suya. Vivir sin nada por lo cual vivir; no tenía sentido.

   De nuevo, la soledad lo rodeaba y la oscuridad había terminado de consumirlo… A excepción de ese pequeño rayo de luz color naranja que intentaba eliminar tanta penumbra de su interior. No estaba seguro de si se arrepentiría de su decisión… Pero el odio y la venganza guiaban su camino. No había espacio para otro sentimiento. Para ninguno… y tampoco para Naruto había espacio en su ya consumido corazón.

                                                                                                                       Soledad.

Notas finales:

Bueno, se que es algo cortito, pero asi me gusto como quedo ^^

Tengo otro dic llamado De letras a palabras, tambien SasuNaru, solo que tiene 50 capitulos y acabo de terminarlo ^^ Por si gustan pasar a leer :,D

Espero que les haya gustado!

Si les gusto, denle like, ah no verdad? :p Mendenme un review :,D!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).