Estaba un guapo peli azul sentado en el sofá de la gran mansión “Vocaloid” comiendo helado mientras los demás miembros charlaban alegremente en el comedor. Durante el transcurso de la conversación uno de ellos comentó lo que ya hacía tiempo estaba sucediendo y todos se habían percatado pero nadie hablaba de ello…
-Últimamente Kaito-kun ha estado muy aislado de nosotros- decía una preocupada peli rosa.
-Y no quiere decirle a nadie lo que le sucede-agregaba una triste rubia.
Mientras los demás seguían preguntándose lo que le pasaba Kaito, cierto rubio lo sabía a la perfección pero, tampoco quería que los otros miembros supiesen, puesto que él sentía que tenía parte de la culpa del estado del peli azul. Ni siquiera se lo había contado a su amada hermana y eso lo hacía sentir aun peor.
Ya entrada la noche todos los Vocaloids dormían, a excepción de un pensativo Len…
*Debo de hacer algo, Kaito no puede seguir así… pero ¿Cómo?, si evita a todos… y en especial a mí* Se repetía Len cada noche y siempre llegaba a nada.
*Mejor duermo, tal vez mañana se me ocurra algo*
A la mañana siguiente ya estaba llena de movimientos la mansión, y gran parte de ellos ya estaban sentados desayunando a excepción de Kaito, quien solo había salido de su habitación para ir a buscar otro pote de helado de vainilla y volver a encerrarse.
Prácticamente ya todas las comidas del peli azul se basaban en helado de vainilla.
Mientras en la mesa se encontraba un triste y pensativo rubio, que estaba sumido en sus pensamientos sobre que podría hacer para ayudar a Kaito pero, alguien interrumpió su conflicto mental…
-¿Ah?...-
-Que, ¿Qué te pasa Len?, últimamente has estado muy distraído- preguntaba la mayor de los gemelos Kagamine.
-Ah… nada solo estoy preocupado por Kaito-
-Y ¿Por qué no intentas hablar tú con él? ustedes son bastante cercanos ¿no?-
-Sí, creo que tienes razón, lo intentare- Decía el pequeño Len forzando una sonrisa para que su hermana no se preocupara por él.
Pero no tuvo mucho éxito pues su hermana se dio cuenta que había algo más que él no le ha contado pero, prefirió preguntarle más tarde y dejarlo tranquilo por ahora.
Cuando ya el desayuno llego a su fin y cada uno se fue por su lado, Kaito aprovecho para ir a la cocina por más helado. Mientras buscaba en el congelador no se percato de que una castaña lo observaba, pues ella se había quedado en la cocina…
-Vas a engordar si sigues dependiendo del helado como único alimento-
-¡Ah!... no me asustes así Meiko-san- decía un exaltado Kaito.
-Jajajaja, veo que no se te ha olvidado de que existe más gente viviendo contigo- Decía Meiko con una sonrisa en el rostro mientras apoyaba su cabeza en su mano izquierda y con la otra sostenía una botella de sake.
-…disculpa, me retiro-
-¡Oye!- haciendo que Kaito parara en seco.
-…-
-Creo que te estás haciendo daño a ti mismo al guardarte las cosas y no desahogarte con nadie…encuentra a ese alguien, y calma tu angustia…-
-…-
Al llegar a su habitación se dio cuenta que las palabras de Meiko habían repercutido en su mente, y se había dado cuenta de que ella tenía razón. En ¿qué se había convertido?, pasaba todo el día solo y comiendo helado sin decir ninguna palabra a nadie.
Tenía que hacer algo al respecto, no podía seguir así pero, en ese momento de reflexión volvió ese “problema” que le estaba dando vueltas en la cabeza hacía días, lo que lo llevo a estar así, confundido hasta el punto de la desesperación…Len. Aunque no culpaba al menor, sabía que el culpable había sido él mismo nadie más que él y que había involucrado a Len.