Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te extrañé por CrawlingFiction

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El final de este breve Yewook. Espero les haya gustado. Y, aunque vi que nadie me dejó una review*se deprime de sólo recordar* Se las dejo ya culminada♥

Gracias a las que leyeron♥

Te extrañé.

Capítulo II: Construirlo a pulso de palabras y hechos. Sin importar el momento.

—Yesungie, te veo muy desanimado.-Musitó Leeteuk ya harto de sólo escuchar el ruido de los cubiertos raspando los platos y los vasos contra la mesa. Ellos dos comían. La casa se sentía solitaria. —Si quieres les llamamos para que al llegar al Hotel hagamos video llamada con la cámara web…-Sugirió llevándose otro pedazo de sushi sachimi a la boca con sus palillos. Mismo sushi que Ryeowook había dejado preparado antes de irse. Siempre tan considerado y protector con los chicos.

—No te preocupes más onma. Está bien. No quiero molestarte más.-Decía el pelinegro mirando con melancolía las sobras de su cena. Lo que Wook había preparado para el grupo que se quedaría en Corea durante esos tres meses. Y, secretamente para él.

—Pero, Yesung…

—Estoy bien. Sólo algo cansado.-Dijo poniéndose de pie junto al líder tomando los platos dejándolos apilados en el fregadero. Ambos estaban muy agotados como para querer mojarse las manos en los quehaceres. Lo dejarían para mañana. —Ya iré a dormir.-Anunció tomando la chamarra puesta sobre el sofá negro de la sala de estar.

— ¿Quieres que vaya a darte las buenas noches?-Preguntó con una sonrisa amable. Yesung riendo asintió. El dúo caminó hacía la recamara del chico que compartía con Sungmin. Esa noche dormiría solo. Entraron. De paredes color crema, un pequeño escritorio caoba donde reposaba una lamparita, la laptop de Yesung, unas libretas de Sungmin y un par de portarretratos con fotos familiares de los dos. Las dos camas. Reconocibles a leguas. Una tendida, con las sabanas dobladas al pie de la colcha y las almohadas, un peluche de perro que fue regalado por una fan y quisieron conservar. Esa era la cama del rey del aegyo. Pegada a la otra pared una cama vuelta un desastre. Con las sabanas revueltas como si un tornado pasara encima y dejando a su paso ropa por doquier. A un lado de esa misma pared, en el suelo estaba una pecera cuadrada y grande que hacía del terrario de las dos tortugas del joven. Yesung, sonriente se acercó a ellas para observarlas, una perezosa dormitando con la cabeza dentro su caparazón verde oscuro y la otra, más joven y traviesa caminaba de allá para acá cavando huecos sobre el follaje.

Yesung recogió algunas ropas del suelo y un animal de felpa. Precisamente una jirafa. La puso en la cama de Sungmin, junto al otro peluche. Esa jirafa era de Ryeowook, una de la veintena de jirafas de peluche que le obsequiaron sus admiradoras durante un concierto años atrás. La mayoría de esos obsequios los guardaban en un armario y otros los regalaban a sus familiares o conservaban. El animal favorito de él era la jirafa. Por lo que recibir algo relacionado a ese animal no era de esperar. Pero esa Yesung se la había quitado y la estrujaba al dormir.

El pelinegro se acostó en la cama, Leeteuk riendo le arropó asegurándose que los dedos de sus pies no sobresalieran de la manta y le besó la frente. Sin embargo al percatarse del desánimo de Yesung que se forzaba en sonreír se sentó en una esquina de la cama mirándole fijamente.

—No te sientas mal…-Musitó acongojado. —Mañana nos pondremos en contacto con él, quieras o no. Él también ha de estar lamentando no haberse despedido de ti.-Yesung asintió. Leeteuk se acercó a la cama de Sungmin cogiendo a la jirafa de peluche acostándola al lado del pelinegro. —La mejor amiga de Wookie se asegurará de que duermas bien.-Dijo sonriente, como una madre queriendo apaciguar a su hijo. Yesung empezó a reír divertido. —Descansa cabezón.-Deseó el mayor apagando la luz y cerrando la puerta. Yesung se acostó de lado mirando a la pared frente suyo y a la jirafa peluda.

—Buenas noches jirafa.-Dijo con una sonrisa triste cerrando los ojos.

El pelinegro dormía. O eso se hacía creer, pues durante esas dos horas no dejaba de girar y girar en la cama queriendo atajar una sola pizca de sueño. El cansancio le invitaba a dormir eternamente más algo le impedía estar tranquilo. Giraba y giraba desesperado. Se acercó a la mesita de noche y miró la hora en su teléfono celular. Las once de la noche. Bufó fastidiado. Meditó en levantarse y dejar de rodar a sabiendas que no podría dormir y hacer algo productivo como escribir u observar aburrido a sus tortugas hacer algo interesante. Distrayéndose por unos minutos revisaba la lista de contactos deteniendo su vista al número celular de Ryeowook. Salió del listado e ingresó a su álbum de fotografías. Entre las muchas fotos que él mismo se tomaba encontró una suya con el moreno. La observó con cariño y algo de tristeza por sentirse tan incapaz de confesar cosas tan simples. Un te amo, un te quiero, o almeno un Yo también.

 Los deseos de llamar eran cada vez más altos. Más, descartó esa idea de su cabeza. Puede que todavía estuviesen a bordo. Cerró los ojos. Imaginó tenerlo a su lado. Con su voz bajita y sus ademanes graciosos. Pero, en esta ocasión mirándole fijamente escuchando lo que él tenía para decir. Imaginó la nerviosa sonrisa que se formaba en sus labios mediante el lápiz de su imaginación. Su risita a causa de los nervios. Sus mejillas teñidas de un suave carmín. Sus manos temblando y sus ojos clamando victoria. Dibujó con el pincel de sus deseos al eternal maknae abrazándole con fuerza murmurando palabras que acelerarían los latidos de su corazón. Una inmediata tranquilidad. Cinco kilos menos encima. Unos brazos y una risa sobre él. Ambos satisfechos de lo que habían escuchado. Este era Kim Jong Woon imaginando que por fin se le declaraba a Kim Ryeo Wook. Anteponiendo lo que surgía desde su corazón que a su seco cerebro. Sin importar el lugar y el momento. Decir Te amo no necesita de un lugar y momento. Ellos mismos. Uno mismo lo construye a pulso de palabras y actos. Puso el teléfono en la mesita de noche y con las mantas a la nariz se obligó por enésima vez a dormir. Al fin pudo dejarse hacer en los brazos de Morfeo, al menos una hora.

 Despertó por la sed que de repente le despabiló. La garganta le picaba y un nudo en la boca de su estómago, hecho desde hacía horas, se ajustaba más. Tenía ganas de llorar, ¿Por qué? Obstinado de girar como un idiota en la cama se levantó, yendo a la cocina a tomar un poco de agua. Al cruzar el pasillo notó que la casa estaba absolutamente a oscuras. Ni siquiera Leeteuk que solía a esas horas estar en la sala de estar navegando en Internet o enviándole mensajes de texto a Kang In estaba. Con pasos lentos llegó frente al dispensador de agua sirviéndose un vaso de agua fresca. Mientras la bebía distraídamente miraba al sofá. Y algo llamó su atención. De la impresión casi dejaba caer el vaso de vidrio. Una silueta acostada en el sofá.

Impresionado y asustado Yesung se acercó al bulto que estaba cubierto hasta la coronilla del cabello con una sábana. ¿Sería Leeteuk quedándose dormido en el sofá después de chatear por mensajes por horas con Kang In de nuevo? El pelinegro extrañado tomó la manta halándola dejando infraganti al dormilón. Sus ojos no daban crédito a lo que veía. Kim Ryeowook en posición fetal durmiendo de lo más tranquilo.

— ¡¿Ryeowook!?-Cuchicheó impactado el pelinegro. — ¡¿Qué haces aquí!?-Preguntó pestañeando. El chico con pesadez abrió los ojos y se sentó en el sofá tallándose los orbes con los nudillos, pasando después sus palmas contra su rostro frotándolo con vigor para despabilarse.

—Ah…Hola Jongwoonie.-Musitó el castaño al mirarle de pie a su lado impactado.

— ¿Q-qué haces aquí? ¿No estarían ahora en Beijing?-Preguntó bajando la voz. Ryewook le fulminó con la mirada molesto, se sentía como si él deseara que ni estuviese allí.

—Pues, tuve problemas con mi pasaporte y el equipaje. Intentamos abordar el avión pero no dejaron a Donghae, Eunhyuk y a mi subir. Así que la pareja pescado, para no molestarles en regresar, se pagaron una noche en un hotel cercano al aeropuerto y yo me devolví.-Contó con voz cansada y molesta. (N.A: La pareja pescado haciendo pescaditos 1313. Eunhae Detected)

—Estás aquí.-Musitó con una sonrisa de oreja a oreja feliz de saber que tener enfrente a Ryeo no era un reflejo de sus deseos sino la realidad.

—Sí.

—Ni siquiera pudimos despedirnos.-Comentó el pelinegro empezando a ordenar las frases dentro su cabeza. Ya estaba nervioso y aterrado. Pero decidido.

—No hubiese sido gran cosa. No te preocupes Jongwoonie.-Musitó con una sonrisa amable, y cargada de tristeza.

—Ryeowook.-Llamó con voz firme. Decidido. No importaba el lugar ni el momento.

— ¿Qué pasó?-Preguntó cansado frotándose la cara para despabilarse.

—Yo…-Inició. —Lo siento.-Dijo. Ryeowook alzó las cejas levemente sorprendido.

—No te preocupes.-Dijo con frialdad. —Ahora, si me dejas…Estoy muy cansado. Quiero dormir. Mañana hablamos ¿Si?-Ofertó. El pelinegro dolido asintió. —Bien, descansa… no camines descalzo que te resfriarás con este frío.-Advirtió entregándole unas pantuflas que estaban en su bolso. El pelinegro asintió otra vez y se agachó para cogerlas de las manos del otro. Sin embargo las soltó y le tomó del rostro mirándole fijamente. A pesar de la oscuridad Ryeowook se percató de esa mirada oscura, como piscinas de petróleo brillando como nunca antes. Sin mediar palabra Yesung le besó. El moreno fue tomado por sorpresa y permaneció inmóvil, apenas y respirando. No creía lo que sucedía. Pero el bajón repentino de su estómago, la aceleración de sus latidos y la suave presión de algo delicado contra sus labios le corroboraron lo que sus ojos entrecerrados veían.

—Te amo.-Musitó con necesidad al cortar el enlace. Se irguió. —Descansa.-Despidió despeinándole el cabello y caminando hacia su habitación. Aunque unos pasos contrapuestos a los suyos propios le detuvieron a mitad del pasillo que le conducía a su habitación. Sintió unos brazos rodeando su cintura entrelazándose las manos sobre su estómago y un cuerpo menudo apoyándose contra su amplia espalda. El pelinegro no dijo nada esos instantes. Sólo disfrutó del calor que ese cuerpo le proporcionaba. Escuchaba el respirar acelerado de esos pulmones y sentía ese corazón bombeando lleno de vida contra su espalda media.

— ¿Ryeowook?-Preguntó con una sonrisa.

—Yo también te amo.-Dijo con esa misma necesidad abrazándose más a su espalda. —Mucho, mucho.

—Me hiciste mucha falta.-Musitó acariciando las manos sobre su estómago. —Lamento haber echado a perder todo antes. Hasta el punto que pudieses creer que no sentía nada por ti y todo era un juego bobo…-Confesaba el pelinegro con voz calmada. Cuando destapaba la olla de presión el resto salía fluidamente, Como dijo Shindong, lo que saliera de su corazón al verle y como aconsejó Leeteuk Sin importar el lugar y el momento. Porque no eran necesarios. —Te amo, muchísimo más de lo que puedo normalmente demostrar. Y quiero mejorar eso…-Contaba. Esperó unos minutos a una respuesta por parte del menor. —Ryeo… ¿Te quedaste dormido en mi espalda?-Preguntó divertido.

—No hyung…te estoy escuchando.-Musitó soltando un pequeño bostezo.

—Entonces suéltame que pesas.-Ordenó.

— ¡Hyung! ¿Qué demonios?-Protestó molesto Ryeowook.

—No, no ¡Era bromeando!-Exclamó riendo tomándole las manos y acariciándolas. —Ven, ese sofá apestoso al trasero de Shindong no es cómodo.-Susurró inclinándose frente al eternal maknae agarrando sus muslos y montándolo en su espalda. —No es cómodo.

—A mí me gusta…Puedo saltar allí cuando le gano a Kyu en los videojuegos.-Musitó con voz adormecida el moreno frotándose los ojos y abrazándose a su cuello.

— ¿Tu? ¿Ganarle al evil maknae en videojuegos?-Preguntó incrédulo caminando con el chico a cuestas.

—Bueno, bueno. El asunto es que es cómodo…-Musitó vencido ante su mentirita cerrando los ojos. — ¿Conoces otro sitio que sea cómodo?-Preguntó besando con mesura sus hombros.

—Si…-Dijo abriendo la puerta de su recamara y acostando sobre la colcha al menor. —Mi cama. También mi espalda y mi pecho.-Dijo con una sonrisa. Se devolvió y cerró la puerta tras de sí.

 Acostándose con quien le recibía con brazos abiertos. Se acomodaron en la pequeña cama, abrazados y con las mantas a la cabeza por el frío del aire acondicionado. El más joven de la pareja acariciaba con torpeza a causa del sueño los hombros del otro.

—Si…es cómodo.-Dijo. Hundió la cara en su pecho y cerró los ojos concentrándose en el palpitar suave que le arrullaba. El pelinegro tomó del mentó al otro aproximándolo a sus labios besándole con afecto.

—Ryeowook…-Llamó Yesung acariciando los suaves cabellos cafés del mencionado.

—Dime…

—Te extrañé.-Susurró besando su frente.

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).