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That XX. por Simona

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Notas del capitulo:

Inspirado en una canción, pero lejano a parecerse a ésta. Amargo pero dulzón al mismo tiempo, de dos capítulos.
Espero que sea de su agrado.

Una sonrisa bailó en sus labios cuando la chica se contoneó frente a él. Apoyó casi inconscientemente su mejilla sobre la palma de su mano, donde el anillo que Luhan le había regalado para su onceavo aniversario ya no se encontraba. La rodeó con su brazo por la cintura, mientras su conciencia se apagaba entre las risas masculinas, el chocar de copas y el blues que sonaba en el paraje.

El teléfono repicó en la mansión, sacándolo de su ensimismamiento. Se levantó del banquito con finos detalles en el que se encontraba sentado frente a la cómoda, levantó el teléfono. La dulce voz de Sehun le saludó con tintes de angustia. –Luhan, yo... – No sabía por qué, pero algo le susurraba al oído que se trataba de aquello que él no estaba dispuesto a escuchar. –Le vi– Dijo por fin. El lugar, la hora, el reloj de oro negro que descansaba en su muñeca. Todo calzaba perfectamente con la descripción de Kai.


–NO– Respondió, sin más –No, no, no– Repetía a medida que sus ojos se llenaban de lágrimas. ¿Por qué? Todos se unían en su contra para hacerle sentir como un idiota, cuando lo miraban con ese tinte de lástima en los ojos, o las pequeñas indirectas que sus amigos y conocidos soltaban sobre el moreno siempre que la oportunidad se daba. Sin embargo, cada vez que veía el anillo en su mano se sentía seguro, porque, si no lo amaba, ¿para qué entonces pedirle que pasaran juntos el resto de sus vidas? –Te confundiste Sehun, se parecía mucho quizás… Ya basta, ¿quieres?– Soltó con un vacilante hilo de voz. Se maldijo internamente, si afirmaba su amor con tanto ahínco, ¿Por qué no podía escucharse convincente?


El menor soltó un suspiro que vaciló entre su frustración y esa voz interna que le gritaba que se resignara. De entre sus labios escapó una risa quebrada –Sí, tienes razón debo haberme confundido– Mintió. Él lo había visto. Con sus propios ojos. Incluso se había asegurado, acercándose más de la cuenta, con la excusa de ofrecerle un trago. Su sonrisa soberbia le había reventado la paciencia, por lo que terminó yéndose de inmediato del lugar que apestaba a humo, alcohol y mentiras.


Podía ver claramente las mejillas de Luhan, húmedas por las lágrimas. Y aún después de defenderlo con todo lo que tenía, no hacía falta imaginación para ver claramente la inseguridad en sus ojos. Sabía que él estaría mirando el diamante que brillaba fiel en su dedo, sin saber que Jongin sólo lo usaba como excusa para evadir ciertas preguntas en el ámbito más formal de su vida.


Tragó duro, intentando que el amargo sabor de la derrota le pudriera los dientes. –¿Supiste? Un amigo de la universidad va a casarse dentro de poco– Habían estudiado artes juntos en la facultad más prestigiosa del país. Él lo amaba en secreto desde entonces. Baekhyun, un chico que recordaba por su traslúcida tez y afable personalidad, les había enviado invitaciones a sus más cercanos. Era perfecto para distraer por un par de segundos el vacío que se había instalado en el pecho de ambos.


–Ah, ¿sí?– Balbuceó mientras se pasaba la manga del polerón por los ojos,  dejándola luego húmeda por sus lágrimas. No importaba cuánto quisiera cambiar el tema, la imagen de Kai besando, abrazando, tocando a una desconocida, se reproducía sin piedad en su mente. Conocía a Sehun lo suficiente, jamás hablaría así de alguien sin corroborarlo antes, ¿entonces? Ahá, la idea de la equivocación era un analgésico lo suficientemente fuerte como para ahorrarle intensas jaquecas e imparables llantos. –Era un grado mayor que nosotros, ¿verdad? No pude compartir tanto con él, pero me parece una persona agradable. El chico, ¿es el mismo colorín enorme que lo iba a buscar de vez en cuando?–


Recordaba con especial detalle su aspecto, el desordenado cabello pelirrojo, los tatuajes e incontables anillos que decoraban sus largos dedos. Tenía un inconfundible aire a… su novio. Es más, le parecía haber visto una vez que ambos tenían el mismo grabado con forma de mordedura a la altura del cuello.


~

El castaño acarició el tatuaje impreso en el cuello de su prometido. La mordedura de vampiro que siempre le había fascinado, justo abajo de un 'Forever' que ambos compartían detrás de la oreja. El pelirrojo le alzó en brazos y entre cosquillas lo recostó sobre la cama. –Te extrañé anoche– Admitió con una sonrisa tímida. Ahora que le tenía cerca, que podía sentir su perfume embobando cada uno de sus sentidos, podía reír... pero realmente, la noche anterior, en medio del frío y la incertidumbre, había sido una de las peores.


En respuesta, Chanyeol le acarició lentamente el cabello, pasando su tacto por detrás de su oreja hacia sus mejillas, terminando con un tierno beso casto en los labios. Su corazón amenazaba con salir cantando de su garganta y las mariposas en su estómago estaban en una especie de guerra civil. No podía sentirse más completo.

–Ah, mis amigos me llamaron porque estaban en líos, ya sabes, soy yo el que los defiende cuando ya no pueden con su borracha humanidad. Espero no salir con más que un ojo morado a la próxima – Terminó riendo, mientras se apuntaba con un dedo índice la aureola violácea que descansaba en su rostro. Su sonrisa de actor mutó en una real al percibir aceptación en la mirada del joven, le creyó, tal como él esperaba. Remató con un grave susurro –Sabes que no pertenezco a nadie más que a ti–


El golpe de la noche anterior lo pilló totalmente desprevenido, tontamente desprevenido. ¿Cómo lo iba a esperar? Con una copa en la mano, mientras que con la otra acariciaba a la joven sentada sobre sus piernas, se hallaba completamente arrobado. Hasta que el puño se impactó contra su cara, no supo que Tao se había levantado ruidosamente de su puesto, resoplando como una bestia salvaje, hasta él. –¿QUÉ?– Fue lo único que pudo pronunciar al encontrarse tirado en el frío suelo del bar. Por cobarde no fue capaz de decir más, los ojos amedrentadores del chico le dejaron mudo.


Levantó su torso y besó con cuidado el párpado dañado del pelirrojo. –Pobre, siempre tan noble– Le acarició la mejilla y jugó un par de segundos con el pendiente con forma de fénix que rodeaba la oreja de Chanyeol. Cuando sintió sus labios unirse en un beso, vio con tristeza cómo esos ojos negros se encontraban distraídos muy lejos de ese momento, muy lejos de ese lugar, muy lejos de su persona.


'Él piensa en alguien más' recordó con pesar la voz de Tao por el teléfono. Recordó haber soltado una auténtica risa en esa instancia, poniendo sus manos al fuego por el pelirrojo, que no era de ese tipo. Ahora al verlo dormitar a su lado intentó con todas sus fuerzas ignorar el nuevo aroma, uno de esos que variaban cada noche en el cuello de la camisa de su novio. La pesada fragancia femenina le robó el sueño, poniendo en su lugar un agobiante bloque de hierro en su estómago.


Con preocupación miraba Tao el teléfono, le faltaba poco para estar seguro de que él no le había contado a Baekhyun la razón de su lesión, pero quizás sí le habló del agresor, ‘¿Por qué?, no lo sé, simplemente se levantó y me golpeó’, una frase de ese estilo sonaba totalmente a Chanyeol. No le sorprendería, si era capaz de manipular los sentimientos de su novio con tanta facilidad, sin problemas podría con situaciones de ‘importancia menor’.


El corazón casi se le escapa del pecho al escuchar la tenue voz a través del teléfono. Cuánto deseaba encontrarse frente al castaño, rodearlo con sus brazos, gritarle que le quería, gritarle todas las atrocidades que hacía su ‘amado’ mientras no lo veía, gritarle también que él le podría hacer mejor, mucho mejor. –Yo lo golpeé –


–¿Que golpeaste a quién? – Preguntó despertando de su letargo. La voz del chino se escuchaba casi alterada, con un dejo de frustración y rabia contenida. No le pareció una buena señal.


En la oscuridad de la habitación fijó sus ojos nuevamente en el semblante del pelirrojo que dormía plácidamente. El tatuaje que rezaba 'Heaven is the limit' en el lado izquierdo de su pecho lo distrajo por un segundo, tratando de aplazar las palabras del pelinegro en el teléfono.


–Sabes de quién hablo– La pregunta le chocó como una gigante patada contra el pecho. ¿Por qué cada vez que hablaba con Baekhyun decía tan poco y le faltaba tanto aire? Con toda su voluntad refrenaba la imagen de la pareja recostada en la cama, con sus manos y sonrisas entrecruzadas. Por la hora al menos en ello debían estar, faltaba poco para las doce de la noche, Chanyeol se levantaría a toda velocidad de la cama, diría una estúpida excusa, y volvería donde siempre, a su hogar nocturno. ‘Nuestra real vida comienza al caer la Luna’ era el lema por el que se regían, de ahí el tatuaje emulando una colmillada de vampiro.


Una sonrisa dolida se formó en sus labios cuando sus ojos se toparon con el visible moretón en el rostro de su novio. ¿Tan obvio era? ¿Tan obvio era que le estaba mintiendo, que Tao le decía 'sabes de quién hablo'? Sintió un cosquilleo de impotencia correr por su columna vertebral. –¿Por qué le golpeaste? – No sabía qué lo había llevado a hacer esa pregunta, de la cual ya conocía la dolorosa respuesta.


Todos estos meses se había concentrado en evadir aquel tipo de comentarios, aquel tipo de afirmaciones o intuiciones que lo llevaran a desconfiar de su novio. El cargado perfume de otras chicas en sus camisas, sus continuas desapariciones por la noche (ahora más palpables que nunca), la forma en que sus ojos se perdían en sus pensamientos cada vez que estaban juntos. No quería pensar en todo eso. No cuando faltaba tan poco para que él le dijese la verdad. No cuando sólo quedaba un paso hasta que en el altar, él le prometiera amor eterno.


–Porque al verlo siéndote infiel no puedo quedarme con los brazos cruzados– Dudó si continuar al oír el jadeo desde el otro lado de la línea –Porque debería pensar en ti todo el tiempo, extrañarte siempre… tal como lo hago yo. Estoy aquí, a tu alcance, lo estaré siempre, no importa que no me jures el morir como único obstáculo– ‘¿No entiendes que te anhelo más que a nada y por sobre todo?’. El ‘¿Por qué?’ se repetía en su conciencia más notablemente que en otras veces. ¿Por qué no él?


Apretó los dientes con impotencia, intentando con todas sus fuerzas acallar el llanto que se avecinaba a pasos agigantados. Sentía las lágrimas caer por sus mejillas rápidamente, hacia los costados de su cara, terminando por camuflarse entre sus cabellos desordenados en la almohada. Sus manos temblaron sosteniendo el teléfono, mientras escuchaba la respiración jadeante al otro lado de la línea y otra acompasada y placentera justo a su lado.


–No puede ser, Tao– No entendía por qué sus palabras tenían sabor a mentira. –Chanyeol estaba ayudando a sus amigos en problemas– Se aferró a esa idea, aun cuando se sentía como un náufrago asido a una pajita en medio de la tormenta. –Él me ama– Lloraba. Casi no se entendían sus balbuceos por el teléfono. –Él me ama– Repitió una y mil veces, convenciendo a esa pequeña voz en el fondo de su mente que susurraba algo parecido a un 'era tan obvio'.


–Baekhyun, yo… – La impotencia lo cubría con su pesado y oscuro manto, ‘No hables más, no hagas más nada’. No supo por qué fingió una sonrisa aun tras el teléfono, aun cuando una lágrima rodaba por su mejilla –Vi mal… Creo que imaginé cosas…– Llegaba a darle asco la forma en que mentía, ni siquiera podía escucharse real, parecía un intérprete que detestaba su guión.


En eso se activa la alarma del celular de Chanyeol, a la misma habitual hora con que vibraba hacía más de una semana. Sin embargo no la necesitó, ni siquiera el sueño en él se consolidó, despierto estuvo todo el tiempo, escuchando los sollozos de su novio, y el familiar murmullo desde el auricular. Pensó en no salir esta noche, en quedarse junto a él para acallar las sospechas, pero el hecho de imaginarse allí encerrado repitiéndole una y otra vez que ‘no existía otra’ le aterraba.


–Amor, ¿con quién hablas?– Dijo aparentando la voz somnolienta de los recién despertados.


–No es nada, bebé– Intentó recomponer su voz lo más que pudo, mientras le acariciaba el cabello con su mano libre. –¿Debes irte esta noche también...?– Podía predecir el frío en su lado de la cama, y la soledad anidándose cerca del costado izquierdo de su pecho. 'Buenas noches' Le susurró bajito al teléfono, cortando la llamada. –Quédate– Le pidió, aferrándose a su espalda. –Hace frío hoy– Quería pensar que el cachorro se compadecería, que el amor que él sabía que le tenía despertaría en ese momento, que lo abrazaría y le diría algo como que 'no se iría nunca'.


–Cariño– Contestó mientras enlazaba sus manos con las de Baekhyun –Me– ‘desesperaría’ – encantaría quedarme. Es que hoy se celebrará una despedida de soltero– ‘la mía’ –para un amigo cercano, prometí asistir. No te preocupes, no tienes de qué temer– ‘aún’. Luego de dejar las manos del castaño en algún lugar sobre las sábanas se volteó hacia él y le besó la frente. La sensación a putrefacción se apoderó de su persona, como siempre que volvía a su novio luego de una noche de excesos. Quedó desprovisto de toda máscara al mirarlo fijamente e implorarle –No me esperes despierto esta noche–.

Notas finales:

Ellos dicen que el amor es ciego.


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