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El Café Atómico - Versión Español por braniyo

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Notas del fanfic:

Esta es la traducción al español de la historia El Café Atómico por la maravillosa, genial, linda y tan sexshiiiiii_feel_electric (Sam) ^^ de nuevo, como en el anterior fic que traduje, espero que lo disfruten tanto como lo hago yo, por que lo leo una vez a la semana. Sé que lo harán. 

 

No habiéndose levantado más temprano que la 1PM desde que termino la universidad, a Jiyong se le hizo pesado preocuparse por que probablemente llegaría tarde en su primer día de trabajo. Las mañanas no eran sus mejores amigas. En realidad, llegaría a llamarlas 'extrañas' para él. Tras apretar el botón para apagar su alarma, lo que sentía que era como la 15ava vez que lo hacía,  decidió que la necesidad de dinero era más fuerte que la necesidad de dormir, así que arrastró su cuerpo afuera de su capullo, que era su cama. 

 

 

Robóticamente Jiyong siguió con su rutina de todos los días, 20 minutos en la ducha, la cual hacía muy poco daño a la gruesa capa de niebla que abundaba en su cerebro. Él de verdad esperaba que no fuera así cada maldita mañana, que su cuerpo escogiera el camino de la benevolencia y se ajustara a una nueva forma de vida que envuelva estar despierto antes de que el sol salga. Con su suerte, serían muchos meses de aterrorizar clientes con su aspecto de zombie y sus ojos de panda. Suspiró y consumió su caliente taza de café negro, lo que le pareció gracioso, considerando a donde era que estaba llendo. No había necesidad de decir que un título en Literatura no garantizaba un brillante futuro en el campo de trabajo de hoy. Así que decidió mudarse a la modesta cuidad a la que llamaba hogar y encontró un trabajo como barista en la cafetería cruzando la cuidad. Era suficiente, por ahora. Jiyong no era muy entusiasta en evaluar las metas que tenía para su vida, perfectamente bien con el existir de la manera más simple posible hasta que el deseo de querer algo más lo golpeára en las entrañas. Bueno si "simple"  significa sufrir para pagar la renta y comer ramen todas las noches. Sus padres vivían como a media hora del centro de la ciudad, pero estaría maldito si se mudara otra vez con ellos. Sería como si clavará el ultimo clavo a si ataúd.  Había una cantidad definida de sacrificios que estaba dispuesto a hacer, y su sanidad era muy importante para él, así que la pobreza tendría que ser sobrellevada. 

 

 

Agarrando su mochila, salió de su apartamento para encarar la luz del día y desencadenó su bicicleta de detrás del edificio donde vivía. Jiyong respiró hondo, liberando el movimiento de sus piernas mientras que pedaleaba por las vacías ciudades y los igualmente vacíos puentes. La primavera estaba en marcha, pintando las calles de la ciudad en un color de cacofonía. Era como si la madre naturaleza hubiera vomitado un arco iris y derrepente había flores por todos lados. Miró como la luz se filtraba a través de las hojas de las calles mientras que aceleraba su camino al costado de aún, vecinos  soñolientos, deseando estar de nuevo en su cama, enterrado bajo las sábanas. 

 

 

Jiyong llegó a la cafetería en tiempo récord, las manos en su reloj, indicándole que solo estaba 1minuto tarde. Asegurando su bicicleta a un poste, se deslizó para pararse en frente de la puerta principal. La persona que lo contrató le dijo que estaría trabajando con otro ayudande, llamado Seunghyun o algo así. Supuso que el chico también era coreano, a menos que sus padres tuvieran un particular sentido del humor. Unos segundos después. la puerta se abrió, y a través de su abertura pudo ver una greña de cabello negro. Jiyong casi olvidó como respirar tras sentir la mirada de esos intensos ojos negros, casi caoba, que eran parcialmente oscurecidos por esa franja de desordenados flequillos. Por un largo momento, su mundo se redujo a su estrecha mirada, en la cual percibía nada más que piscinas marrones sin fondo; y peleó con sus dedos que querían arreglar el cabello en la frente del otro chico. El sutíl movimiento de una ceja que se levantaba para hacer una pregunta fue suficiente para que Jiyong finalmente reaccionara. 

 

 

"Uh, soy el, uh, el nuevo empleado," Él dijo, fijamente mirando a sus pies. "Tú debes ser Seunghyun."

 

 

El otro chico asintió y abrió la puerta para dejarlo pasar. El brazo de Jiyong accidentalmente rozó el pecho del otro chico mientras pasaba, y una onda de calor fue mandada a través de su camiseta. Jadeó y deliberadamente sobó por un poco más de contacto. Girando para cerrar la puerta, Seunghyun se posición tras el mostrador como si nada hubiera pasado, golpeando la madera con sus dedos. Los ojos de Jiyong estaban pegados a sus caderas mientras caminaban, a sus largas piernas mientras se movían. Se encontró aceptando la idea de levantarse temprano todos los días si eso significaba tener un festín mirando el trasero del otro chico todos los días de la semana. 

 

 

No enteramente seguro de lo que haría, se paró en medio de la tienda y miró a su alrededor. Era pequeña pero acogedora y afortunadamente, en ella no había una austeridad esqueletal que la mayoría de cafeterías independientes pensaba que estaba bien. A Jiyong le gustaba este lugar, tenía un carácter caprichoso de alguna manera, como escénica de entre el año 1950 y el presente. Una crisis de identidad que él apoyaba. Sus ojos se pedieron en la mezcolanza de arte colgada en las paredes pintadas de colores vivos.

 

 

"Tienes experiencia, verdad?" la voz del chico del cabello oscuro lo sorprendió, mandó escalofrío a través de su espina.

 

 

"Experiencia?"

 

 

Seunghyun giró sus ojos y señaló a la gran maquina enfrente de él.

 

 

"Oh, sí. Bebí expressos todo el tiempo cuando estaba en la universidad. "

 

 

"Genial, entonces no necesito entrenarte." Seunghyun suspiró, con la cara enterrada en su libro. "Abrimos en una hora. Puedes poner tus cosas en el cuarto de atrás" 

 

 

Jiyong se preguntó si el Señor Alto, oscuro y guapo, siempre era así, o si simplemente este no era uno de sus días. Jiyong se dirigió hacia el fondo, miró su teléfono por si había mensajes y tiró su mochila en una de las esquinas antes de regresar al frente con el otro chico que estaba en el mostrador. Él aún estaba embelesado con cualquier cosas que estaba leyendo, su cabello caía en su rostro obstruyendo la vista de sus alarmantes llamativas características. Había la posibilidad de que el chico no jugaba para el equipo de Jiyong, incluso ni el más remoto interés, pero eso no significaba que no podía disfrutar de la vista.

 

 

"Hay algún trabajo de campo que necesita ser completado?" Jiyong preguntó, dudando.

 

 

"Ya lo hice esta mañana" El otro chico continuó concentrado en su libro.

 

 

"De veras?" dijo con la boca y los ojos abiertos

 

 

Seunghyun suspiró de nuevo y le dirigió a Jiyong una pequeña mirada.

 

 

"Vivo arriba, y dormir es para tontos"

 

 

Jiyong se permitió sonreír un poco, deleitado e intrigado por el pensamiento de, la indiferente persona que este chico estaba tratando de mostrar. Obviamente, era un poco temprano para hacer suposiciones, pero tenía dinero apostado, a que Seunghyun era un gran memo bajo esa fachada. Jiyong trató muy fuerte en no concentrarse en la presencia del chico que estaba trás él. La tentación de solo sentarse y mirar al otro chico era una gran distracción. Pero siempre podía sentir su presencia, sin importar donde estuviera en la cafetería.  Para el momento en que Seunghyun abrió la puerta y prendió todas las luces, Jiyong era un fajo de energía pura. Entre la necesidad de forzase a si mismo a no perderse tras ese extraño, bello y enigmático chico y mantenerse sano para trabajar, sintió como si fuera a explotar. Ambos se apoyaron atrás del mostrador y esperaron a que la mañana pase rápidamente, Seunghyun con los brazos cruzados sobre su pecho, luciendo como si quisiera estar en cualquier otro sitio. 

 

 

Su primer cliente entró unos minutos después. Con un leve movimiento de su cabeza, el chico de cabello oscuro le hizo señas a Jiyong para que atendiera al cliente. Jiyong estaba seguro de que esta era la manera de que el otro chico lo probaría, así que estaba más nervioso que emocionado. La orden era bastante simple, un latte doble con leche. Los ojos de Seunghyun estaba sobre él el tiempo entero, observando cada movimiento que hacía. Sus manos temblaron un poco cuando estaba echando la leche y su corazón latía fuerte en su pecho. Por qué demonios estaba tan nervioso? Había hecho esto un millón de veces. Mientras Jiyong echaba la leche en la taza, el otro chico se asomó por su hombro para mirar. Jamás en su vida, había sentido tanta presión para preparar un latte, que en este momento. Tomó una gran bocanada de aire y cuidadosamente elaboró en el liquido, la forma de hoja que había sido enseñado hace años, esparciendo la espuma para crear delicadas curvas y lineas. Sin esperar a una aprobación, llevó la taza al cliente, y con una sonrisa volvió al mostrador para limpiarse.

 

 

Seunghyun aclaró su garganta, atrayendo la atención de Jiyong. Le dio una mirada de costado, limpiando el mostrador, lo que en realidad no era necesario pero tenía que mantener sus manos ocupadas.

 

 

"Eres bueno," dijo, mirando a Jiyong. El suave eco de la voz del chico, lleno el pequeño espacio de la cafetería.

 

 

"Gracias…" Jiyong murmuró, perdiéndose a si mismo en los ojos del otro chico.

 

 

Se sintió como una eternidad antes de que otro cliente entrara, efectivamente destruyendo la rara atmósfera, que contenía momentos de ninguna palabras entre ellos. El resto de la mañana apenas se hablaron. Una vez que el flujo de clientes paró, Seunghyun retornó a su lectura, dejando a Jiyong para que atendiera él solo. Lo que estaba bien. Pero aún con las pocas personas quienes se sentaba en los muebles o en la mesas, no fue suficiente para ahogar la rara tensión que de alguna manera se había creado tras el mostrador. Cuando la temprana tarde llegó, la tienda estaba prácticamente desierta, y se encontró a si mismo encorvado sobre la maquina registradora, mirando al espacio. Los ojos de Jiyong vagaron sin rumbo hasta que aterrizaron en el chico sentado al costado del lavadero, a unos cuantos metros de él. Ni siquiera estaba haciendo algo particularmente interesante pero aún así, era condenadamente sexy. El dobladillo de la raída camisa de Seunghyun estaba escalando su espalda, revelando su tentadora piel plateada. Ahí fue cuando su mente se tomó un momento para ser lasciva. Se mordió los labios imaginando a sus dedos deslizándose por el borde de el pantalón vaquero del otro chico, bajo el dobladillo de su camiseta, sobre su suave piel y sus impertinentes pezones, provocando suspiros y silenciosos gemidos entrecortados. 

 

 

La puerta de al frente golpeó el vació mientras que alguien salía de la tienda y Jiyong saltó, chasqueando sus ojos hacia arriba para encontrar a Seunghyun mirándolo fijamente con una pequeña sonrisa y jugando con el borde su boca. Mortificando, pues había sido atrapado en el acto, giró su espalda para esconder el ridículo rubor que, de por seguro, se había creado en su rostro y cuello. Su piel se erizó con el calor de la vergüenza por el resto de su turno. Era demasiado cobarde para reconocer el gato encerrado, se decidió a evitar todo contacto con el otro chico. Cuando el siguiente turno de empleados llegó para relevarlos, Jiyong le dirigió a Seunghyun una sonrisa rápida mientras apresuraba su camino hacia afuera para desencadenar su bicicleta, ignorando las confundidas expresiones de los otros empleados a los cuales no se había molestado en introducirse. 

 

 

 

"Hey Jiyong," el chico lo llamó, habiéndolo seguido a la puerta.

 

"Si?" Jiyong respondió, con la boca seca y las palmas de sus manos sudando mientras agarraban los manubrios de la bicicleta.

 

"Um, si quieres la próxima vez, puedes poner tu bicicleta atrás del edificio, junto con la mía." Seunghyun manipuló el libro que estaba cargando, poniendo sus dedos firmemente alrededor de el.

 

"Genial," Jiyong dijo, esquivando la fuerte luz de los rayos del sol y haciendo un tremendo esfuerzo por no fijar su mirada en las manos del chico.

 

Otro silencio raro cayó sobre ellos mientras que estaban parados en la vereda. Sus ojos mirando a todos lados menos el uno al otro. Jiyong solo quería llegar a su casa y enterrar su cara en las almohadas de su cama. Esconderse bajo las sábanas y olvidar que este día había pasado.

 

"Entonces nos vemos mañana," El otro chico se despidió agitando sus manos en un saludo medio frío antes de girar y desaparecer en el callejón al lado de la cafetería.

 

Liberando el suspiro que estaba sosteniendo, Jiyong montó su bicicleta y recorrió las calles. El viento en su rostro lo calmaba. Cada milla que dejaba atrás, disminuía la tensión en sus hombros, aún cuando su mente nadaba con pensamientos e imágenes de un par de ojos oscuros y labios llenos. La idea de enamorarse del chico con quien ibas a trabajar todos los días, y tal vez meses, no era exactamente las más brillante y no importaba si esa atracción, como la de un jovencito, no era mutua, pues los resultados iban a ser catastróficos de todas maneras. Solo el cielo sabía que Jiyong no era extraño a relaciones donde solo uno era quien caía.

 

Jiyong pausó cuando la luz verde cambió a roja y corrió su mano por su cabello. Hasta el momento, todo lo que sabía era que Seunghyun era precioso, le gustaba leer, y basado en su dolorosa experiencia en las afueras del hotel, era un Marshmallow totalmente secreto.

El chico tenía la palabra "dulzura" escrito por todo su cuerpo, a pesar de su extraña necesidad de parecer aburrido y como si no le importara nada. Jiyong era un completo estúpido por eso también, y sin importar cuanto trataba de resistir, tenía el sentimiento de que había perdido una batalla que ni siquiera había empezado. En conclusión, él estaba completa y absolutamente, jodido.
 

 

"Maravilloso," susurró a si mismo y pedaléo el resto del camino hacia su apartamento con un ceño permanente en su rostro.


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