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Infidelidad...¿Traera algo bueno? por FlamerGirl

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Notas del fanfic:

Esta vez no es 2min, lo sé, pero tambien me gusta el Minkey >.

bueno.. espero que les guste la primera parte >.

Notas del capitulo:

Espero que les guste :)

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Sus ojos, marrones y sin vida, estaban puestos sobre la pantalla del ordenador.

 

Se negaba a creer lo que realmente acababa de ver. ¿Cómo… se había atrevido a hacer aquello? Aunque la verdadera pregunta que acechaba su mente era: ¿Por qué Jjong… le había puesto los cuernos?

 

Estaban en el coche y le pidió que abriera la guantera para pasarle las gafas de sol. La luz del atardecer era más fuerte que otros días, y estaba conduciendo con los ojos entrecerrados.

 

El joven apartó un mechón de pelo que caía rebelde por su cara, y abrió la guantera con una sonrisa. Sonrisa que desapareció en el momento en que vio, al lado de la funda de las gafas de sol, una caja de condones.

 

-¿Qué hace esto aquí?- le preguntó al piloto, y el joven miró fugazmente dirigiendo sus ojos castaños, para volver a posarlos sobre la carretera.

 

-Los compré el otro día.

 

-Ya hemos hablado de eso, Jjong. Todavía… no estoy preparado.- su tono era molesto, mientras miraba otra vez la caja azul y naranja de Durex. El precinto estaba roto

 

-¿Me vas a pasar las gafas o no?- Key se las tiró, y abrió la caja, contándolos. Faltaban dos. Lo miró, inquisidor.

 

-¿Por qué faltan dos condones?- él sonrió de medio lado. Acababa de aparcar el auto.

 

-Vamos a ver la película.

 

-Kim Jonghyun, ¿por qué faltan dos condones si la compraste hace poco?- el joven apretó los puños. ¿No confiaba en él?

 

-Me acosté con un chico. ¿Contento? Como tú me estabas haciendo pasar hambre…- vio cómo abría la puerta del coche, cogía su bolso y empezaba a irse. Llamó a un taxi, y él empezó a darse cuenta de lo que había hecho. Corrió hacia Key.- Kibum, ¿qué cojones estás haciendo?

 

-Que te jodan.- nunca le había dicho un groseria. Ni siquiera pensaba que entraban dentro de su distinguido vocabulario, pero ahí estaba, acababa de mandarlo a la mierda.

 

-Key, joder… ¡Que era una broma, maldicion!

 

-Una broma, ya.- el calor estaba subiendo a sus mejillas con rabia, y las ganas de llorar aumentaban.- Pues… ¿Sabes qué? Que me da igual. Me dan completamente igual tus bromas. Estoy harto, Jjong. No te vale que me haya enfrentado a mi padre para irme a vivir contigo, no te vale que haya arriesgado mi trabajo en la empresa para estar junto a ti, no te vale que me hayan renegado de mi puesto y se lo hayan dado a otro simplemente porque, desde que me mudé contigo, mi padre me está haciendo la vida imposible en la empresa para que recapacite.

 

-No te vale que te esté aguantando todas las noches el que me digas que lo hagamos, aun cuando sabes, que yo necesito tiempo para "eso". Y dices ahora, tan tranquilo, que te has gastado dos condones porque yo no te daba lo suficiente. Y luego, que es una broma.- unas lágrimas se escaparon de sus mejillas.- Estoy harto de tus bromas, estoy harto de que siempre te tomes todo a modo de juego, estoy harto de que no tomes en cuenta mis sentimientos, que me presiones…

 

-Kibum, no quería decir eso…- lo abrazó, y el lo apartó de un empujón.

 

-Déjame solo, Jjong. Ya no tengo ganas de ver una película.- se dio la vuelta, abriendo la puerta de un taxi que acababa de estacionar.- Te veo luego en casa.

 

Aquella escena volvió a su mente, a cámara lenta. Habían pasado dos meses desde aquello.

 

Cuando había vuelto su novio, unas horas después que el, le había pedido perdón, y Key no había podido negarse. Se había refugiado en sus brazos y se habían dormido en el sofá, aunque luego se despertó en la cama, con una nota en la mesilla, al lado del despertador que sonaba.

 

Sí, había estado bien durante un tiempo, pero… Había encontrado unos vídeos en su ordenador portátil común. Unos vídeos… que solamente le daban arcadas.

 

Un nudo empezó a formarse en su garganta, haciendo que el joven se atragantara. Intentó hacerlo pasar, carraspeando, pero ni con esas. Las lágrimas ya caían libres por sus mejillas, mientras negaba una y otra vez en silencio, sollozando, y abriendo la boca y cerrándola repetidas veces.

 

Con un doble click en el ratón del portátil, el reproductor de vídeos se activó, y vio con horror, las imágenes que ya había visto cuatro veces.

 

Kim Jonghyun, su novio. Revolcándose con un tipo encima de una mesa.

 

No hacía falta que todavía fuera virgen como para no saber qué era aquello. Había intimado con Jjong, pero nunca habían llegado a hacer el amor. Ahora, más que nunca, se alegró de ello.

 

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El joven castaño entró por la puerta de la casa desanudándose la corbata del traje. Odiaba llevar traje, pero en su trabajo, era imprescindible. Más cuando tenía alguna reunión del bufete de abogados.

 

-Key, ya estoy en casa!- había sido un día agotador, pero el llegar a casa siempre le reconfortaba. No importaba lo cansado que llegara, su novio siempre lo recibía con un abrazo y con la mesa puesta.

 

Esta vez, no hubo respuesta.

 

Se quitó los zapatos en la entrada, suponiendo que estaría en la ducha. Empezó a andar hacia el baño, dejando el maletín en un rincón, pero nada. Todas las luces de la casa estaban apagadas.

 

Fue a su habitación. Una cosa es que hubiera llegado tarde, pero solo eran las diez de la noche, era raro que se hubiera echado ya a dormir. Siempre le esperaba

 

Encendió la luz, viendo la cama hecha. Sus ojos se abrieron con sorpresa, y un escalofrío recorrió su cuerpo.

 

Los armarios estaban abiertos, y había ropas tiradas por el suelo.

 

La fotografía en la que estaban los dos juntos, sonrientes, estaba en el suelo, con el cristal roto. Empezó a asustarse, empezando a ir a todas las habitaciones.

 

La última puerta que abrió fue la del despacho que tenían en común, donde trabajaban a veces cuando se llevaban las tareas a casa. Sus ojos se abrieron más de lo normal, y se pasó la mano por el rostro. Se había olvidado de "aquello"

 

-Mierda…- se acercó hasta la pantalla, todavía iluminada, del portátil para ver una carpeta en el centro, con distintos vídeos de él, follando con un chico de cabello largo y marrones. No sabía por qué le había excitado tanto la idea de grabar aquello, pero ahora estaba viendo las consecuencias.- ¡Joder! ¡Joder, joder, joder!- gritó.

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A la una de la madrugada, un chico de cabello negro empezaba a encender las luces mientras se pasaba la mano por el pelo y miraba con ceño fruncido la puerta. ¿Quién osaba despertarle a esas horas de la madrugada?

 

Abrió la puerta, quedándose impactado por lo que vio. Kim Kibum, el novio de su mejor amigo, estaba en la puerta con los ojos completamente rojos e hinchados por llorar. Ya no estaban húmedos, pero vio cómo se mordía el labio inferior con fuerza para retener las lágrimas que volvían a amenazar con salir.

 

Se apartó de la puerta para dejarle paso, sin decir una sola palabra.

 

El rubio entró, dejando su maleta al lado de la puerta y sentándose en el sofá de piel negro. Vio aparecer al joven al momento, con dos tazas de café, humeantes.

 

-Yo… Minho, lo siento… No… no sabía donde ir.

 

-¿Qué ha hecho esta vez el Dino?- aunque lo llamaba así cariñosamente, ver cómo el joven se estremeció hizo que él cerrara los puños con fuerza. Un par de meses antes, él, Choi Minho, le había dicho en una borrachera a Key que le gustaba. Desde entonces, Kibum le había estado evitando… Y que ahora fuera a su casa… supo que no habría pasado nada bueno. Al verlo sollozar, apretó los puños con más fuerza, conteniendo rabia sin saber lo que estaba pasando. Había jurado matar a su mejor amigo si volvía a hacerla llorar…

 

Estaban sentados en un bar mientras degustaban unas copas de whisky seco. Sin hielo, como a ellos les gustaba. Estaban hablando sin parar de fútbol, y la diva que estaba con los siete hombres mas se sentía fuera de lugar.

 

De vez en cuando, el moreno de ojos negros le lanzaba un rápido vistazo, viendo cómo Key se removía incómodo por no poder participar en la conversación. Sin embargo, aunque habían intentado varias veces cambiar de tema para que no se sintiera desplazado, su amigo volvía una y otra vez a lo mismo, excluyéndolo del grupo.

 

Cuando volvían hacia casa, Minho, que vivía a pocos metros de la pareja, iba a su lado. El rubio tenía el ceño fruncido, pero su pareja no parecía darse cuenta.

 

El mayor vio cómo su mejor amigo miraba a su novio un momento, y sonreía

 

-¿Por qué tienes el ceño así, cariño?- el moreno enarcó una ceja. ¿Era estúpido o solo lo aparentaba?- ¿Por qué te has enfadado esta vez?

 

-Oh, vamos… Esos morritos no se te ponen así de normal.- dijo.- ¿Verdad, Minho?

 

-No metas a Minho en esto, Jjong. Ya hablaremos cuando lleguemos a casa.

 

-¿Hablar de qué? Por la rana no te preocupes, él es como si fuera yo. Venga, dime

 

-No quiero hablar de… eso delante de Minho.- dijo Key, soltando la mano con la que su novio le sujetaba la barbilla.

 

-Key, ¿qué cojones te pasa ahora?- el moreno apretó los puños. ¿Cómo podía no darse cuenta?-

 

-Eres un imbécil.- le espetó el moreno en un susurro para que Key no le escuchara.

 

-¿Tú también? Joder, ni que te gustara mi novio.

 

Minho sabía que le había lanzado una mirada tan directa que hasta su amigo había entendido que a él le gustaba el rubio. Sobre todo, porque los siguientes días no lo llamó ni nada por el estilo. Es más, le estuvo evitando.

 

Miró al joven de mirada felina que estaba sentado a su lado, luchando por no temblar y romper a llorar. Se sentía impotente por no poder hacer nada, por ver cómo Key había ido hasta él y él… no era capaz de calmarlo.

 

Choi Minho nunca había estado atado a una chica, menos con un chico, nunca se había parado a pensar en los sentimientos de ellos, pero con Key… con Key había sido todo

 

El salía con su mejor amigo, y solo tenía ojos para él. Aquel hecho le había causado cierta gracia e intriga. ¿Qué es lo que veía en el bajito? La curiosidad hizo que se fijara en Key no como un cuerpo, sino como persona. Después de todo… era la única persona que conocía que no había caído rendido a sus pies.

 

Poco a poco lo había ido conociendo, quedándose asombrado de su buen carácter, porque a pesar de que tenga ese aire de diva, tambien es muy dulce, no solo con Jjong, sino con él también, aún cuando estaba de mal humor

 

Y sin darse cuenta… un día se quedó congelado cuando, en mitad de un polvo, había gemido su nombre. En ese momento, se dio cuenta de que se había enamorado de Kibum

 

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Notas finales:

No odio el Jongkey...! Pero ... creo que se acomodaba a este fic...

Actualizare lo mas pronto :)

Dejen un rw >.<!


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